BEISBOL 007: Cuba

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miércoles, 18 de abril de 2012

RICKEY, LOS DODGERS, ROBINSON Y LOS “LATINOS EN LAS MAYORES”


Por Andrés Pascual

Antes quiero decir algo que sucede tan frecuentemente entre los hispanos que escriben sobre pelota que cansa (tal vez debería decir que apena): ¿Qué regla del juego dice que un bateador que conecte un batazo con hombres en posición anotadora debe atar con una soga a los embasados, colocarse delante y tirar de ellos para que anoten después que él? Ninguna verdad, pues eso es lo que se sugiere cuando se escribe: “remolcó a…”, o “tuvo 80 remolques…”) porque remolcar significa halar, tirar de… esas carreras se impulsan, se empujan y se producen…Recuerda que escribes para un público amplio, muchas veces conocedor de la semántica.
A finales de 1945, Branch Rickey sostuvo un encuentro con Jackie Robinson en un aeropuerto del Este de Estados Unidos, el objetivo del contacto fue ultimar detalles para la firma del entonces shortstop de los Monarcas de Kansas City por los Dodgers del Brooklin.
Robinson formaba parte de un grupo de jugadores del circuito sepia, convocados bajo el nombre de Estrellas de Gene Benson, que se dirigía a Venezuela a jugar partidos de exhibición.
Cuando el Gran Innovador se fue, Jackie tuvo que soportar un feroz interrogatorio de parte de Benson y de casi todos los otros jugadores, a los que se vio obligado a mentirles con “está tratando de hacer una tercera liga mayor…” Por supuesto, nadie ha considerado jamás esa falta de respeto por aquellos inquisidores, al exigirle detalles de lo que conversó privadamente el infielder, como “políticamente destestable por incorrecta”, porque, a no dudarlo, “lo correcto” aparenta ser “no meter las manos en esa gaveta por lo de las cucarachas”.
Cuando Jackie Robinson firmó, porque el Brooklin lo decidió, no porque él se los ordenara, la Organización seleccionó a Montreal, que tenía un club en la Internacional, como la ciudad más indicada para que comenzara a jugar entre los blancos, porque, por la influencia francesa, mantenía cierto espíritu de tolerancia racial. Es famosa la expresión de Robinson sobre la aceptación del público en Canadá “figúrate, un negro asediado por una multitud blanca para pedirle un autógrafo”.
A principios de los 40’s, Wendell Smith le pidió personalmente a Roosevelt que decretara muerta la segregción racial en el beisbol, pero el presidente le dijo que el país no estaba preparado para tamaña decisión. Eran los difíciles días de la Segunda Guerra Mundial, pero lo que frenó al mandatario fue el miedo por la trascendencia del acontecimiento.
Como fue el valor personal de Branch Rickey lo que le condujo a observar a más de 10 jugadores negros desde 1940, hasta seleccionar el que utilizaría como proyectil contra el muro en 1945. Desde su etapa con los Cardenales manejaba esa idea.
Rickey quería un buen jugador que fuera mejor persona; Robinson, que no estuvo inmerso en el beisbol entre 1940-44 a tiempo completo, cuyo juego no era estelar antes de llegar al Kansas City, sin embargo, era un individuo preparado, decente, caballeroso, de hablar parco y pausado que había realizado estudios superiores y, para colmo, patriota veterano de la guerra, el hombre ideal para desempeñar el papel para el que fue seleccionado por los “blancos que rompieron la barrera del color”.
Lo demás se sabe, sin embargo, hay dos cosas que se comentan poco: los insultos y amenazas que tuvieron que soportar Branch Rickey y los dueños del Brooklin por firmar al jugador y los insultos y amenazas que sufrió Robinson por acceder a convertirse en un nuevo “Tío Tom” por sus hermanos de raza, iguales o superiores a los que le infrigieron los blancos inconformes por su presencia en los estadios de las Grandes Ligas.
Por lo general se habla mucho de los jugadores del club que fueron invitados a abandonarlo por el propio Rickey por no aceptar la integración, entre los que estuvo el entonces tercer catcher de los Esquivadores, Bobby Bragan, que dirigió al Almendares en la Liga Cubana o Pete Reiser, pero poco de la solidaridad que le dispensó un miembro de otra minoría, la judía, en todo momento: Hank Geenberg ni de la forma como lo protegía abrazándolo Pee Wee Reese.
Pero el primer negro en jugar en Grandes Ligas fue Mooses Walker con el Toledo de la Internacional en 1885, ese año también trabajaron para el club su hermano Weldy y el pitcher canadiense George Stovey, eje de la explosión contra los negros al negarse Cap Anson a batear contra él.
A la hora de hablar de Robinson, es obligado decir que fue “el jugador oficialmente reconocido como primer negro en actuar en las Grandes Ligas modernas”, porque los cubanos Roberto Estalella (madre negra) y Tomas de la Cruz (abuelos negros), lograron llegar antes que él, pero los consideraron de raza blanca o hispana.
Incluso Jimmy Claxton, un pitcher negro, estuvo un par de meses en el Oakland Oaks de la Costa del Pacífico en 1918.
Chet Brewer, otro lanzador que dicen que debería estar en Cooperstown, fue firmado por un club de liga menor para el Beisbol Organizado en 1931, pero el Presidente del circuito anuló la firma.
En 1908, el pitcher-infielder-outfielder cubano Luis “Mulo” Padrón, fue invitado al campo de entrenamiento de los Medias Blancas de Chicago del mismísimo Charles Comiskey, practicó durante todo el tiempo con uniforme del club, pero, una semana antes de iniciar la temporada, lo protestaron y no pudo formar parte de la plantilla oficial.
A la hora de revisar influencias, importancias…nadie debe dudar que Jackie Robinson cumplió su rol para todos los jugadores negros, tanto americanos como hispanos o de origen inglés, francés o portugués del área del Caribe; sin embargo, nadie puede utilizar a libre albedrío el gentilicio hispano, porque los cubanos blancos lo son y, para el beisbol, el lugar de Jackie Robinson lo ocupó, más de 70 años antes, Estebán Bellán; incluso el colombiano Luis Castro y Armando Marsans o Rafael Almeida, cuentan para algo. Es una bofetada a la justicia histórica intentar retirar el nombre de los verdaderos pioneros hispanos para colgárselo a Robinson.
Si bien a Jackie le agradecen haber jugado en el Beisbol Organizado moderno Willie Mays, Frank Robinson, Aaron, Ernie Banks, Bob Gibson o Miñoso, Clemente, Amórós o Rafael Noble, no es menos cierto que ni Luque ni Cueto ni Ricardo Torres ni Comellas ni Melo Almada ni el Patón ni Hirán Bithorn ni Regino Otero o Sal Hernández están obligados.
Es exactamente igual que solicitar el retiro del # de Clemente como se hizo con el de Jackie Robinson, ¿Cuál es la razón de importancia política que tuvo Clemente para que se produzca semejante gesto? Con uno que rompiera la barrera basta, a fin de cuentas, el primer negro hispano que jugó en Grandes Ligas, oficialmente reconocido, fue Miñoso y parece que a la gente se le olvida.
En realidad, por protestar contra los americanos por todo no se puede retirar un número, por lo otro, por premiar su juego de superdotado, de superestrella genuina del pasatiempo, ya está en Cooperstown y crearon hasta un premio en su honor ¿Qué más quieren?



 
Estebán Bellán fue el primer hispano que jugó en las Mayores

domingo, 30 de octubre de 2011

NO ES POSIBLE JUGAR CON ESOS FANTASMAS ALREDEDOR



Por Andrés Pascual

Cuando no se permitían profesionales en los campeonatos de aficionados de pelota y el equipo cubano lucia “fuera de grupo”, también perdieron algunos campeonatos como Edmonton-81, Copa del Mundo y Habana-82, Juegos Centroamericanos.
En cada competencia, los castristas enfrentaban a colegiales americanos, con algunos de ellos en niveles de selecciones del draft y con desarrollo posterior en Grandes Ligas, donde muy pocos alcanzaron el rango de estrellas, como Fred Lynn, Steve Kemp, Joe Carter, Robin Ventura, Mark McGwire, o un rango intermedio como Greg Olson, Joe Sluzarski, Ben MacDonald, Mickey Morandini, Jim Abbott o Tino Martínez.
Fueron equipos cubanos que pasaron sin perder nivel de juego de Armando Capiró, Félix Isasi, Fermín Laffita o Lázaro Pérez, a Omar Linares, Muñoz, Casanova, Germán Mesa o Juan Castro; de Navajas González, Vinent, Changa Mederos y Gaspar Legón u Oscar Romero, a Rogelio García, Julio Romero, Juan C. Oliva, Dalcourt o Alemán…Sin dudas, la mejor etapa de la pelota de Castro: el período 1969-1989.
Jugaban contra amateurs verdaderos de otros países; pero, Nicaragua y Estados Unidos, como después Panamá y la Republica Dominicana, dejaban la piel en el terreno contra Castro…
El problema es que aquellos equipos, tan recordados en esta etapa de decadencia y ausencia absoluta de clase y cantera de la pelota cubana, perdieron muchos juegos en el período y ganaron muchas veces, porque el club que les venció caía después contra cualquiera.
Ocurrió casi todos los años hasta 1988. En esa época, la opinión generalizada era que muchas de las novenas que vencían a Cuba se conformaban solo con eso; a fin de cuentas, nada material resultaba del desempeño exitoso en el amateurismo para el jugador no cubano.
En la Serie Mundial de 1969, ganaron porque un catcher colegial americano inexperto, de solo 18 años, no supo o no pudo retener el tercer strike tirándole ¡Tres veces! Contra un bateador que dio hit de rolling sobre segunda para empatar, después que el pitcher zurdo Larry Osborne los había dominado como ni Sandy Koufax hubiera podido hacer.
En 1970, el pitcher derecho Burt Hooton les tiró 18 innings separados (dos juegos) sin hits ni carreras; pero Cuba ganó el segundo en 10 episodios, porque Hooton corrió mucho para extender a triple un batazo y dejó la energía en el esfuerzo; lográndose un juego final de desempate entre Cuba y Estados Unidos que no conocían los norteamericanos de su existencia. Fue en el que Huelga relevó a Changa Mederos (lo bombardearon) y, entre la bebida y el terreno mojado, derrotaron al zurdo Richard Troedson 5-3.
En 1971, en los Panamericanos de Cali, Estados Unidos le bateó 3 jonrones con bases limpias a José A Huelga (uno de ellos de Fred Lynn con 17 años y otro de Allan Bannister con 19) y los antillanos vencieron 4-3, con el agua al cuello hasta el noveno…
En 1972, en Nicaragua, durante la Serie Mundial Amateur, Cuba perdió contra el derecho local Julio Juárez 0-2; pero le ganó a Estados Unidos por un jonrón de Marquetti con la primera desocupada y hombre en segunda 3-2. Un relevo espectacular de Navajas González, que dominó con dos en base a 5to. y 6to. bates el 7mo, fue realmente la clave de la defensa cubana, mucho más que el posterior de Vinent.
En 1973, el pitcher zurdo Antonio Herradora caminó 7 innings sin hits ni carreras contra Cuba, pero un jonrón de emergente de Elpidio Mancebo, liquidó las aspiraciones de Nicaragua: Cuba una carrera, un hit, un error; Nicaragua cero carreras, 3 hits, cero errores…(en estos datos numéricos apelo a la memoria)
En 1975 vinieron de abajo y le ganaron 4-3 a Estados Unidos con relevo de Julio Romero y triple de Urquiola, fue en los Panamericanos México-75.
En la Serie Mundial en Colombia en 1976, Porfirio Altamirano los blanqueó 5-0 y ganaron el evento. En 1978 ganaron 3-2 contra Estados Unidos y también la serie
Pero, en la La Habana en 1979, le ganaron a Estados Unidos por jonrón de Cheíto Rodríguez al zurdo Ken Daley.
En 1980 le ganaron 5-4 a Estados Unidos y 1-0 a Japón por un jonrón de Antonio Muñoz en la Serie Mundial.
En 1981 perdieron la primera Copa Mundial en Edmonton, Canada, contra Estados Unidos; pero los anfitriones y Dominicana los mataron a palos 8-1 y 15-11.
En 1982 perdieron contra Dominicana los Juegos Cenroamericanos en La Habana, además, en total, como el año anterior, perdieron 3 juegos.
Así, con el agua al cuello, fue que ese equipo, tan recordado por los frustrados fanáticos por la derrota consuetudinaria de hoy, ganaba antes; o por la ayuda de un árbitro en una descarada decisión en primera en la Serie Mundial de Parma-88 a favor del corredor Luis Giraldo Casanova, a quien Tino Martínez casi le saca el mondongo con el mascotín en tiro abierto de Robin Ventura sobre el corredor, a dos metros de primera y el magistrado vendido decreto quieto en contra de Jim Abott.
En el interín, varios juegos perdidos o muy apretados en cada serie contra Puerto Rico, Colombia…como la victoria 3-2 del dentista Carlos Lowell, padre de Mike y cubano naturalizado americano, en la Serie Mundial celebrada en Cuba en 1971. Nunca se mostraron como un fuera de grupo extraordinario; sino como equipos que tenían mucha veteranía, que jugaban como profesionales de estado contra verdaderos aficionados y por el team work producto de hasta 10 temporadas juntos en un béisbol de poco nivel de juego.
Eso y las propias series nacionales estancaron al jugador cubano, mas la injusticia ante la conformación del plantel del tirano a eventos internacionales por circunstancias políticas, acabó alejando al ni~no y al joven de los terrenos de juego, sobre todo en La Habana, Las Villas y Matanzas, provincias símbolos en el desarrollo del béisbol cubano a través de la historia.
Siempre bregaron los equipos de Castro con la preocupación ajena al terreno de juego por las posibles represalias ante derrotas, preferentemente contra Estados Unidos; porque el dictador sí entendía perfectamente que el único equipo preparado para esos eventos, camuflados en un nivel al cual no pertenecían, era el suyo y por eso, porque Castro hacía la inversión monstruosa en una actividad inocua, sin trascendencia práctica, aunque si ideológica, no les aceptaba perder…
Hoy, que la cantera desapareció y los jugadores no son de la clase histórica profesional cubana en su mayoría, tal vez desapareció la presión ideológico-partidista en cuanto a la victoria y la derrota, porque el gobierno reconoce que ni hay cantera, ni amateurs enfrente y lo reconocen porque no hay más alternativa.
Sin embargo, el infeliz jugador cubano de hoy tiene otro dilema al frente que no lo tuvieron ni Muñoz, ni Casanova, ni Kindelán, que no batearon contra Steve Carlton ni contra Nolan Ryan o Joaquín Andujar, ni sus pitchers enfrentaron a George Brett ni a Mike Schmidt ni a Cheo Cruz o Rod Carew.
El jugador de hoy tiene un problema grave, porque, ante cada derrota, su público histórico funciona un fiero e intolerante fiscal de reclamo tardío, actitud que ya no asume el Partido en la Isla muy relacionada con lo poco que conocen la historia sociopolítica del juego en Cuba.
De tal forma es incómoda la situación para estos peloteros que, como si fuera poco el hambre y la necesidad que tienen, deben jugar con una serie de fantasmas danzando a su alrededor que, injustamente, les señalan cómo se jugaba a la pelota en Cuba cuando ellos, en realidad, ante individuos que de peloteros solo tenían el traje, no lo hicieron como para posar de acusadores en una causa que se sabe muy bien quien debe ser condenado y, hacia ese culpable, deben voltear el dedo.


jueves, 30 de junio de 2011

Yunel Escobar conectó un doble clave en triunfo vs. Piratas


TORONTO -- El cubano Yunel Escobar conectó un doble que remolcó la carrera del desempate en el séptimo episodio, Brandon Morrow ponchó a 10 carabineros, y los Azulejos de Toronto superaron el miércoles 2-1 a los Piratas de Pittsburgh.
El jardinero novato Eric Thames empalmó su primer jonrón de por vida por Toronto, un garrotazo en solitario en el sexto capítulo.
Morrow (4-4) toleró una carrera y cuatro imparables en siete entradas, con tres pasaportes. Es la cuarta vez en su carrera que abanica por lo menos a 10 contrincantes, y la segunda ocasión que lo logra en esta campaña.
El mayor número de ponches en su carrera es de 17, conseguido el 8 de agosto del 2010 contra Tampa Bay.
Jason Frasor laboró la octava entrada y el dominicano Frank Francisco finalizó la novena para su noveno rescate en 12 intentos.
Paul Maholm (4-9) cayó a una foja de 0-7 en 11 aperturas de por vida en parques de la Liga Americana.
Por los Piratas, el venezolano Ronny Cedeño de 3-2.
Por los Azulejos, el cubano Yunel Escobar de 4-2 con una empujada. Los dominicanos José Bautista de 2-1, Edwin Encarnación de 4-0. El venezolano Juan Rivera de 3-1. El puertorriqueño José Molina de 3-0



martes, 28 de junio de 2011

ESE DINERO NO ES DE TRIPLE-A


Por Andrés Pascual

       Apreciaciones fanáticas al margen, con respecto a Aroldis Chapman, todavía no he leído una sola opinión de gente de prensa en cuanto a las razones que tuvo el Cinci para subir de Triple-A, el viernes pasado, al prometedor zurdo cubano; maniobra que sugiere un nervioso apuro de oficina, tomando en cuenta el desastroso promedio de limpias que tuvo en las Menores y el evidente problema de mecánica que afecta su control.
        La prensa americana, que le presta poco interés a Chapman de un tiempo a esta parte y la de Miami, que reproduce cables, solo se han dedicado a informar sin mucho comentario y, yo diría, que ninguno.
       Aroldis Chapman tiene condiciones para triunfar en Grandes Ligas, yo no sé hasta dónde y no es verdad que tenga tantos cambios y curvas que repleten un baúl como leí hace poco; tiene el recurso de una gran recta y un par de lanzamientos que todavía no domina, porque no los puede controlar y esto no es la serie nacional, aquí se necesitan tres lanzamientos o no triunfa. Y, si con esa velocidad no se tira un cambio perfecto o casi, no hay forma humana de que pueda lucir, incluso mantenerse, en el nivel de Grandes Ligas, que Hendrickson la envía a 100, 102 y salió más rápido que su recta de los Marlins, aun sin pitcheo profundo ni bullpen de confianza.
       El éxito impresionante, rápido y demoledor de Stephen Strasburg silenció a la crónica el año pasado con respecto al cubano, que la está obligando a asumir un compás de espera resignado (ahora sucede igual con el americano de los Nacionales por la intervención en su brazo) por un futuro que, como tal, nadie sabe cómo pintará.
       La vida es como es y todo el mundo es diferente en su personalidad. Pero Chapman no salió del beisbol colegial, sino de la rotación del equipo castrista como uno de sus tres primeros lanzadores abridores; eso ratifica la diferencia entre un beisbol y otro que, por el triunfalismo prefabricado que hoy se pisotea, muchos cubanos de estos tiempos creyeron superior al de Triple A, incluso que a las Grandes Ligas, lo que no deberían decir donde lo escuchen; a pesar de  Alexei Ramírez con lo de que “no veo ninguna diferencia entre un beisbol y el otro”, colmo de la insensatez militante de la Cuba de hoy.
      Chapman fue reclamado otra vez porque, si  no da la talla, lo bajan otra vez hasta que cuaje o reviente y le cambien el cartel a descarte; porque gana mucho dinero y la Triple A es un nivel de salario decoroso, nunca millonario.
      Esos 30 millones los tiene que justificar como política de trabajo capitalista; aunque tenga que lavar a mano todos los autos que parquean en la ciudad de Cincinnatti diariamente, comenzando por los del estadio. Por eso el club se esta moviendo rápido con el criollo en una sola dirección, por descabellada que parezca: trabajas en el nivel por el que ganas el dinero, o vamos a ver qué hacemos.



Demasiados millones por lanzar en Triple A

jueves, 23 de junio de 2011

Genio y figura : Gonzalo Lopez Silvero


Por Andrés Pascual

       A la circunstancia política creada en Cuba de mantener como representantes únicos de la gloria nacional a sus “soldados de ideas”, se le responsabiliza con que muchísimos compatriotas, representantes trascendentales del verdadero mérito profesional de la mayor de las Antillas, pasen hoy como perfectos desconocidos para las generaciones de cubanos nacidos o criados durante estos 50 años de censura absoluta en la información. Es el desconocimiento del nombre glorioso y legendario por efectos del “tabú” en Cuba; o por la apatía y el desgano convertidos en olvido imperdonable de los que por aquí andan: peloteros, boxeadores, managers, entrenadores… ¡Qué se yo!
       También sucede con el periodismo y la narración deportiva. La gran prensa del sector que ha dejado huella más allá de los límites de Cuba, hoy solo es destacada por algunos cubanos cuando deberían venerarse como lo que fueron o, aún, son: verdaderos maestros del difícil arte de emborronar cuartillas o de describir, a través del micrófono, la acción desarrollada que se enriquece con el comentario agudo, justo e inigualable sobre el gladiador de la moderna Feria del Músculo.
      Si algún compatriota es una verdadera leyenda del deporte cubano es Gonzalo López Silvero; sin embargo, a su alrededor se imprime una ambivalencia notoria e injusta que, lamentablemente, nace en los cubiles del aparato político castrocomunista; pero no es capaz de sobreponerse por los cubanos libres como debería, con el resultado de que  una de las más grandes y trascendentales glorias nuestras a través del micrófono y la oficina de clubes de beisbol o del boxeo mundial, en Miami, en Puerto Rico, en Venezuela y en Cuba, sea tan desconocido u olvidado hoy como el que nació ayer a las 8 p.m en Luyanó o en Zaire.
       López Silvero ha sido, por su clase, por su ética y por sus condiciones ciudadanas, a mi modo de ver, la personalidad cubana que más lejos llegó en ascenso en el sector y en alcance internacional: narrador de primera, con el premio a Narrador del Año en la Cuba de ayer, repitió en Puerto Rico y en Venezuela el éxito por su impecable trabajo; administrador de los Elefantes del Cienfuegos en la Liga Cubana y de varios clubes en el beisbol invernal de Borinquen y de la patria de Rómulo Betancourt, también fue gerente en Triple-A y, junto a Felo Ramírez, narrador de los Cubans Sugar Kings para una emisora comercial; pero Gonzalo fue, durante más de 15 años, una alta personalidad de la Asociación Mundial de Boxeo en tareas que incluyeron la supervisión de este deporte en niveles de campeonato mundial o regional y fue vice-presidente de Productora de Programación Televisiva, una de las empresas sólidas y competitivas en el negocio en español, que vende su programación a Mund-2 y a  HBO entre otras. Desde el 2008 se acogió a un merecido retiro y reside en esta ciudad.
       Por su humildad y por la estabilidad que manifiesta, acorde con su personalidad de leyenda genuina, no permite que un ego desbordado lo aplaste: Gonzalo es grande en su faena, para muchos que lo hemos tratado personalmente, es un verdadero y trascendental valor de la historia nacional cubana en el sector deportivo.
       En esa legión de ilustres olvidados o desconocidos por imposición o por apatía y desgano, acompañan a Gonzalo otros guerreros de la crónica cubana del sector que, sin chovinismos, no son solo lo mejor de la historia de la prensa deportiva en Cuba; sino que, por su clase profesional, contribuyeron a hacer mejores las paginas deportivas; o la labor ante el micrófono de otros países.
      Verdaderos maestros del diarismo cubano de competencia: Cesar Temes, Sergio Varona, Rai García, René Molina, Pedro Galiana, Yiyo Jiménez, Eladio Secades, Rafael Rubí, Orlando Sánchez Diago, Fausto Lavilla, Jess Losada, Cuco Conde… de “vacas sagradas” a rehenes de una circunstancia que afecta todo el firmamento nacional e, injustamente, se han convertido en víctimas del veneno que eliminó sus  presencias del pasado glorioso de la patria.
       La inteligencia, el profesionalismo y la capacidad de respuesta ante “el colegial” ávido de conocer el difícil mundo del deporte, convirtió al amigo y compatriota López Silvero en un evangelio vivo, humilde y modesto de lo que es un gran cubano, en alguien del que no se podrá prescindir a la hora de enumerar personalidades de inigualables condiciones en el gran libro de la historia patria.
Una Leyenda Cubana frente al microfono

domingo, 29 de mayo de 2011

ELADIO SECADES SE REVUELVE EN SU TUMBA


Por Andrés Pascual

       Al panteón de las verdaderas glorias del diarismo cubano pertenece uno de los mejores cronistas deportivos de la Mayor de las Antillas, que ganara notoriedad internacional y un premio nacional de literatura a mediados de los 40’s, por la publicación de Estampas de la Época, retazos magistrales de la conducta y el modo de pensar del cubano tradicional, descritos a través de la prosa más brillantemente humorista, burlona y costumbrista que profundizara en algo tan simple y complejo a la vez como la personalidad del cubano.
      Eladio abandonó Cuba en 1962, porque se sintió traicionado por el castrocomunismo, que se impuso a la fuerza sobre el peligroso proceso revolucionario con el que simpatizó en 1959 y, todavía en 1960, le otorgaba el beneficio de la duda ante el rumor “de malas lenguas” de que el comunismo, con todo su lastre de crimen, represión y esclavismo social se imponía. Por tal motivo, cuando los Orioles de Baltimore, bajo una campaña de apoyo efectuada por el receptor Gus Triandos, que había jugado en Cuba, se negaron a realizar el entrenamiento primaveral de 1960 en La Habana, escribió en su leído editorial deportivo “Tres Verdades”, de Bohemia, un artículo que, poco después, los acontecimientos negaron de arriba abajo: “Campaña de injusto descrédito”; todavía, a principios de junio, cuando el Departamento de Estado, por intermedio de su Secretario Cristian Herter; de Frank Schaugnessy, Presidente de la Liga Internacional y de George Trautman, Presidente de los Circuitos Menores del Beisbol Organizado determinaron el traslado de los Cubans hacia Nueva Jersey, el Maestro Secades volvió a la carga por el lado equivocado y escribió, también en “Tres Verdades”, “Un atropello la expulsión de los Cubans”; en septiembre se ordenó que ningún jugador americano reforzara a clubes de la Liga Invernal y, en 1960-61, se jugó solo con criollos un gran campeonato; pero, si algo estaba claro, era que los americanos consideraron el asunto por el lado real: los lazos de amistad se habían roto; la imposición del odio hacia el vecino del Norte cobró matices alarmantes de aceptación por un pueblo al que se le desconocía semejante caudal de bajas pasiones.
     Entonces, como hombre inteligente, Secades entendió que, quien estuviera acostumbrado al libre ejercicio del pensamiento, no podía esperar algo más de aquello y se exilió vía México…
      Ya había trabajado en el sector periodístico en el país azteca  entre 1929-1934, donde cubrió boxeo, beisbol y su pasión incontrolable, como apostador que también fue, el Jai-Alai, del cual era un fenomenal cronista y al que Fausto LaVilla, otro maestro del diarismo deportivo cubano, bisabuelo del ex jardinero zurdo Luis González, bautizó como “El hombre que endiosó a Pistón”, por las crónicas que le dedicó al extraordinario delantero de la pelota vasca, héroe de las jornadas sabatinas habaneras de ese deporte.
      Secades nació en 1908, en 1926 casó con Carmen Torres, ese año debutó en periódicos de la época como reportero.  Fue Horacio Roqueta, uno de los pioneros del diarismo deportivo, quien descubrió el genio tremendísimo del cronista y escritor; quien lo puso en plantillas y al que Eladio se refería como “su Maestro”.
     Cuando regresó de México, tras un breve tiempo como redactor, se hizo cargo de la jefatura de las páginas deportivas de Alerta, sería hacia 1937 y, en 1940, comenzó a escribir las Estampas de la Época, insertas en la literatura cubana como joya de valor singular por su valor costumbrista. Al recibir igual responsabilidad en el Diario de la Marina, las Estampas continuaron escribiéndose en ese periódico. Por esa época, era el jefe de la sección deportiva de Bohemia, hacia donde llevó a un muy joven René Molina, su discípulo absoluto en la faena.
     La capacidad y la originalidad para utilizar la imagen y la metáfora en el deporte, única, le hacía describir elementos del juego de pelota, del boxeo o del que fuera con frases como “caballero del peto, la escafandra y la escobilla” para referirse a los umpires del beisbol; o “jugadores de juego y sin alma”, para el pelotero que no metía el cuerpo en el exigente beisbol invernal cubano.
     El título que le puso a un artículo sobre el boxeador cubano Florentino Fernández, también en Bohemia, hizo historia: “Ningún boxeador cubano ha pegado así” y, cuando Pascual Pérez se metió en problemas de cierta seriedad legal, que se iniciaron en el seno de su matrimonio, lo que el cronista magistral escribió lo tituló, “Sube la guardia, Pascual”
     Banquete para los novicios y especie de droga una vez que alguien lo conocía, confieso que leí todo lo que escribió en Bohemia y muchísimo del Diario de la Marina y que, todavía hoy, busco y leo con avidez de los archivos de Esto, de México, sus crónicas en ese periódico. Soy fanático de Secades como nunca he sido de otro periodista ni de ningún atleta y ni me arrepiento ni me averguenzo.
      Con todas las Series del Caribe de la primera etapa a su haber en esencia y presencia; con un caudal envidiable de asistencia a peleas de boxeo, tanto nacionales como internacionales en Cuba, en México o en Estados Unidos; con casi todos los juegos de la liga cubana y de la Liga Nacional Amateur por más de 30 años; con gran cantidad de asistencia a juegos de Grandes Ligas y como uno de los delegados de Cuba por la Liga Invernal que asistieron en Miami a la constitución de la Confederación de Países del Beisbol Profesional del Caribe y a la creación de la Serie del Organismo en 1948; sin dudas, fue una de las personalidades más respetadas en el circuito caribeño procedente de la Isla.
      A finales de 1959, ante los rumores de que Bobby Maduro tenía intencion de venderle al Cincinnati, para 1960, a Leonardo Cárdenas, a Borrego Álvarez y al  Haitiano González, que habían sido baluartes del triunfo del club en la Pequeña Serie Mundial, escribió un ácido material ante el rumor, que era cierto, contra el que ripostó la franquicia de los Azucareros desautorizando al cronista a participar en la reunión de invierno y en cualquier otra de las oficiales durante la próxima temporada, lo que Eladio tomo con filosófica resignación y, en otro artóculo, luego de reflejar el incidente, concluyo que, “ si lo que dije se refleja en la administración del equipo en algo positivo, si los Cubans no resultan afectados en el terreno de juego, me dolería mucho no asistir a esas reuniones; ahora, si la novena es lesionada por esos cambios de jugadores, hechos solo para llenar los bolsillos de alguien, entonces bienvenida sea esa prohibición que, a no dudarlo, yo sobraría ahí”
       Eladio Secades estuvo 4 años en México en su segunda etapa en ese país y, en 1966, se trasladó a Nueva York, donde trabajó en varios medios junto a sus amigos y colegas Pedro Galiana y Fausto Miranda. En 1974 lo agredió el cáncer óseo, que lo colocó en tan precaria y deplorable apariencia, que no admitía visitas.
       Bajo la administración de poderosos calmantes para aplacar el dolor, falleció, al lado de su compañera inseparable por medio siglo, Carmen, en 1976, el más grande cronista deportivo cubano de todos los tiempos; el hombre que describió como nadie la idiosincrasia del pueblo de José Martí: Eladio Secades.
      Todavía hay detalles, noticias de mal gusto, procedentes de Cuba sobre  Secades: la tiranía, a través del falso rescate de valores importantes que han sido objeto de prohibición, ha publicado una selección de las Estampas y no hay un periodista o estudiante que no haya tenido que escribir algo sobre su grandeza como regulador de un descubrimiento demasiado tardío, que tiene como objetivo único el oportunismo comercial.
     Como afrenta a su personalidad, pretenden robarse no solo su obra como usureros que son, sino su imagen y su trascendencia, que les posibilite mañana acercarlo, de alguna forma, a la repugnante y reaccionaria obra de Fidel y del Ché; como son esos elementos ¿Quién lo duda?
     


Eladio Secades

jueves, 19 de mayo de 2011

El Duque se retira del béisbol


MIAMI -- El lanzador cubano Orlando "El Duque" Hernandez acaba de anunciar su retiro definitivo del béisbol.




El pintoresco serpentinero, que se echó a Nueva York en el bolsillo con sus fluidos movimientos y sus envíos enmarañados a finales de los 90 decidió poner fin a una carrera que comenzó en 1986 con los Industriales de la capital cubana.
El Duque, que tomó el sobrenombre de su padre, también lanzador en las décadas de los 60 y 70, ascendió rápido en el béisbol de la isla, pero tras diez campañas exitosas, fue suspendido de por vida, luego de que las autoridades político-deportivas lo acusaran de intentar desertar hacia las Grandes Ligas.
Un año antes, en 1995, su medio hermano Liván, actual serpentinero de los Nacionales de Washington, había abnadonado la selección nacional en un entrenamiento en México y los jerarcas del béisbol cubano no se lo perdonaron, ensañándose en El Duque.
La Nochebuena de 1997, apenas dos meses después de que Liván fuera proclamado el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial con los Marlins de la Florida, El Duque se hizo a la mar en una precaria embarcación, rumbo a la libertad.
El 3 de junio de 1998 hizo su debut con los Yankees y fue figura fundamental en las conquistas de las Series Mundiales de ese año y los dos siguientes.
El cubano es el único latino en ganar anillos de campeón en sus tres primeros años en las Mayores, privilegio reservado a muy pocos jugadores, entre ellos los legendarios Joe DiMaggio y Mickey Mantle.
En el 2005 ganó su cuarto anillo con los Medias Blancas de Chicago, donde aún se recuerda su memorable relevo ante Boston en el playoff divisional, cuando entró a lanzar con bases llenas sin outs y cortó de golpe la rebelión de los Medias Rojas.
El Duque se marcha con balance de 90 victorias y 65 derrotas, pero sobre todo, con la reputación reservada a muy pocos, de ser grande en la postemporada, donde los hombres se separan de los niños.


jueves, 12 de mayo de 2011

NO SOLO ESTEBAN BELLAN.........


Por Andrés Pascual
      Porque la controversia sobre quién fue el primer hispano en jugar en una liga mayor en Estados Unidos siempre se centró en si el colombo-americano LuisCastro o el cubano Estebán Bellán, pocos saben que Rafael de la Rúa, también de la Mayor de las Antillas, cuenta como acompañante de Bellán como “los primeros en hacerlo”.      A los reconocidos historiadores del beisbol americano, Peter Morris y John Thorn, se agradece la adición del pitcher Rafael de la Rúa como otro “primer hispano en el beisbol americano”, porque, según sus investigaciones, jugó aquí en 1868.      A continuación, una nota que traduje, de César González, al respecto:            Cuando Esteban Bellán dejó el Colegio San Juan en 1868 para jugar beisbol (con los Unions de Morrisania), no era el único cubano en hacerlo.      Rafael de la Rúa, matancero, actuó en 12 juegos para los Unions de Lansingburgh de la Asociación Nacional en el propio año1868. De la Rúa fue un pitcher que tiraba un buen screwball o bola de tornillo (¡ya en aquella época!); pero con problemas de control.      De la Rúa se unió a Bellán como “el primer latino” en una liga organizada y altamente competitiva. La Asociación no sería considerada como Liga Mayor hasta convertirse en profesional, en 1871; pero, lo que si queda claro, es que son los primeros peloteros hispanos en competir en un nivel elevado de beisbol en Estados Unidos.      El descubrimiento fue hecho por Morris y Thorn, y yo he estado ayudando, durante varios días, para enriquecer las biografías de ambos jugadores, sobre Rafael de la Rúa, esto es lo que tenemos hasta el momento:     “Nació el 28 de enero de 1848 en Matanzas, Cuba. En 1860, a la edad de 12, aparece en un censo oficial de Estados Unidos como que vive en Newton, Massachussets. Estudió en una escuela pequeña dirigida por R.B. Blaisdell, en esa localidad. También aparece en el censo un Filomeno de la Rúa, de 18 años, aparentemente hermano de Rafael.     En junio de 1864, era uno de los pasajeros del vapor Havana que arribó a Nueva York desde la capital cubana, de acuerdo a una nota de The New York Times.    Rafael inició sus estudios preparatorios en el Colegio San Juan (Fordham), en Septiembre de 1864 y se mantuvo hasta 1867.  Estudió allí a la vez que Bellán. En el catálogo estudiantil del colegio consta como Julián R. Rúa, de Matanzas, Cuba.     El  año académico 1868-69, está matriculado en Rensselaer Polytechnic Institute en Troy, Massachusett, Nueva York. Allí estuvo 1 año y no se graduó.     Era en la misma ciudad Troy donde los Unions, miembros de la Asociación Nacional, estaban basados.    De la Rúa jugó 12 juegos con el club, mayormente como pitcher. A la vez, la Asociación todavía tenía clasificación amateur.   En una fotografía que aparece en el libro Smoke, de Peter Bjarkman y Mark Rucker, de los Unions de Lansingburgh de 1868,  se señala erróneamente a Bellán, que jugó para el equipo en 1869. Sin embargo, no se identifica a la Rúa, que sí está.   En documentos oficiales encontrados, de la Rúa aplicó para la ciudadanía estadounidense en 1874  declarándose “comerciante”.   Cuando aprobaron su ciudadanía y aplicó para su pasaporte, lo hizo como Rafael de la Rúa, con domicilio en 15th y la 32 en Nueva York, nacido el 28 de enero de 1848 en Matanzas, Cuba. Su peso, según el documento, era de 160 libras y medía 5’9.   Según las investigaciones de los periodistas cubanos Jorge Figueredo y Severo Nieto, Rafael de la Rúa nunca jugó en la Liga Cubana.   Sin dudas, una pieza muy importante de la historia del beisbol latinoamericano.”
     Unions de Lansingburgh (un pueblo adyacente a Troy), es el mismo club que más tarde se convirtió en los Troy Haymakers, miembros de la Asociación Nacional, circuito profesional, en 1871 y 1872.      Marshall Wright, en su libro Los Jugadores de la Asociación Nacional, 1857-1870, identifica al cubano solo como Rúa, róster de 1868. Mientras, Bellan aparece como miembro en 1969.










Esteban Bellán tiene competencia y cubana.

martes, 26 de abril de 2011

Entrevista a Conrado Marrero


MARTES 26 DE ABRIL DE 2011

Una entrevista a Conrado Marrero: Un siglo de puro béisbol


¿Usted hubiera podido vivir sin Cuba?


"Si hubiese querido vivir fuera, incluso en Estados Unidos, hace rato que lo hubiera hecho. En estos días han venido muchos periodistas a entrevistarme, algunos extranjeros, porque dicen que soy el único jugador de Grandes Ligas vivo con 100 años y siempre le digo lo mismo: Nunca pensé dejar a Cuba y voy a morir donde nací. Adoro mi patria y adoro a todos los cubanos".

Conrado Marrero: un siglo de puro béisbol

Por Joel García


Sumario: Este 25 de abril Conrado Marrero cumplió 100 años en La Habana, rodeado de sus familiares, amigos y todo el que ama el béisbol en la Isla. Días antes había revelado historias exclusivas sobre su vida dentro y fuera de un terreno de pelota.
Si alguien busca una persona con buena memoria a los 100 años, el ejemplo más fiel es Conrado Marrero. Sentado en su sillón, con una pelota en la mano derecha todo el tiempo y un tabaco en la izquierda, el conocido Guajiro del Laberinto (por la finca donde nació, en Sagua la Grande) accedió a lanzar "strikes" con la broma genial de que no habría ponches, pues la conversación era parte de su 100 cumpleaños.
Más allá de la edición periodística, el hilo conductor de las respuestas la preservamos tal y como las contestó, incluso con esas palabras y frases de quien, por momentos, parecía estar contándonos una historia de la mejor novela deportiva no escrita.

¿Cómo era el niño Conrado, de qué manera llegó al béisbol?

"Fui un muchacho de campo, hijo de campesinos  que empezó poco a poco a conocer el juego de pelota. Entonces se "mentaba" mucho a Adolfo Luque, Miguel Ángel González y algunos más.
"Como no tenía pelota, me ponía a tirar naranjitas, limones o pelotas de trapo y a batear piedrecitas. Mi papá no jugaba, pero mi hermano mayor, Benito, sí. Jugábamos en cualquier lado, pero no como ahora, sino con dos bases y pelota de goma de camión, de esas que se cortaba un pedazo de goma, se metía en la candela y se daba vuelta para que estuviera lo más redonda posible.
"Una vez estaba "catcheando", y con una pelota de esas me dieron un "tri foul", que me raspó la cara y me "quitó" hasta la piel. Fue como un bautismo de fuego. Cuando era un poquito más grande, Benito me llevaba a ver juegos que se hacían entre campesinos. Vine a ver un cuadro de pelota por primera vez con 10 años".

¿Cuál es la historia de su primer traje de béisbol?


"Donde me hice pelotero fue en El Laberinto. Jugaba los domingos con muchachos chiquitos de mi edad, pero hicieron una "novena" de guajiros grandes y cuando practicaban iba con una mascotica de lona que tenia y me tiraba con ellos, porque no había dinero para comprar guantes. Al final, quitaron la tercera base porque era mal fildeador y me dieron la oportunidad.
"Después, uno que le decían Cucho Polaina (Delfin López) hizo otra "novena" para jugar en un lugar que se llamaba Los Cuatro Caminos. Para comprar el traje, los guantes y la pelota, nos fuimos como cuatro o cinco a guataquear el platanal de Erminio, que era más malo que el "carajo". Así ganamos unos kilos y compré un pulover de manga larga y un saco de harina. Mamá me hizo el traje de pelotero y le pusieron aquí: (señala al pecho) Los Piratas".

Pero usted jugaba en el cuadro, tercera o torpedero. ¿Perdimos un defensor o ganamos un lanzador?

"Cuando estaba en El Laberinto venían unas "novenas" de Sagua la Grande y aunque era más chiquito, me fijaba siempre en los pitchers y luego tiraba como ellos. Cucho y Ángel, los dos pitchers de nosotros, no aguantaban en el box. Jugamos dos domingos con Los Panaderos y nos entraron a palos, pero al tercero, perdiendo, me pusieron.  Ahí empecé seriamente a lanzar. Ese día ganamos porque di un batazo que metí la pelota en una cerca de piña (jonrón) con dos en base".

¿Cómo llega al equipo Cienfuegos y qué recuerda de su primera visita a La Habana?

"Todos los domingos pitcheaba y ganaba en Isabela de Sagua. Un día le dijeron al director del Cienfuegos que si necesitaban lanzadores fuera a Isabela, donde había un guajiro que no perdía.
"Para probarme el equipo jugó allá, pero el terreno era muy corto por el right field y ellos llevaron tres zurdos. A la hora de discutir las reglas, le propusieron dos bases (es decir doble) si se iba por ahí, pero la gente de Cienfuegos decían que a riesgo los batazos. Y le dije al manager: "A riesgo, chico, no te preocupes".
Jugamos siete inning y los tres zurdos se poncharon siempre que fueron al bate. Di 14 "ponchaos". Por primera vez hablaron de una posible integración al equipo, que no ocurrió hasta días más tarde, cuando avisaron mientras cargaba una carreta de caña. "Fui corriendo para la casa, me bañé y cogí el tren hasta Santo Domingo. La "novena" de Cienfuegos, que iba a jugar con la selección Cuba en La Habana, venía en un ómnibus que estaba  lleno. Buscaron una silla de tijera y la pusieron en el pasillo para sentarme.
Entramos de madrugada a La Habana y nos hospedamos en el hotel Boston, cerca de la terminal de Ferrocarriles. Vi tanta gente levantada de madrugada que dije: "coño, pero aquí la gente no duerme, hay más personas que un día de fiesta en mi pueblo".

¿Qué ejercicios hacía para mantener la forma deportiva por tantos años?


"Correr y correr. Fíjate que pitcheaba en La Habana, me quedaba en Santo Domingo, cogía el tren para Sagua y me iba ese mismo día para El Laberinto a trabajar. Siempre lo hice como carretero de cañas y ahí uno camina mucho. Tenía buenas piernas.
Entre semana, que llegaba a la casa por la tarde, mis hermanos me recibían con una mascota y les tiraba unas pelotas. Cuando ellos no estaban, Olimpia, otra hermana, se ponía en el patio de la casa a "catchear", le daba la mascota y me tiraba con ella".

¿Curvas o sliders? ¿Por qué nunca mejoró su recta?

"Tiraba una curva pequeña. Recortaba la pelota y la botaba más para acá (señala el movimiento hacia dentro) para que el movimiento fuera más corto. Pero vino un americano a jugar a Cuba, que estuvo con el equipo de Tampa, y cuando vio que lo dominaba fácilmente con ese lanzamiento me dijo que era slider y desde entonces todos lo llamaron así. Tenía mejor control con esa slider que con la recta, la cual tampoco era mi fuerte".

Hay una anécdota muy famosa de usted con Adolfo Luque en un juego vespertino. Hablemos de ella.


"Era un doble juego con Marianao, un domingo. Cuando salimos a la práctica Luque me dijo, no te muevas mucho porque quizás "pitchees" en el segundo ya que Tomás de la Cruz, que le tocaba, no había venido. Puso a Comella a tirar el primer juego y perdimos 3-2.
"En el segundo abrí yo contra Consuegra y Roberto Ortiz con uno en base le dio jonrón. Ya en los últimos innings se me embasaron dos hombres con un out. Y cuando viene a batear el mexicano Beto Ávila, que despuntaba como una estrella, Luque vino al box y me dijo: Coño,como un pitcher (porque había dado dos bases por bolas con un out) de tanto control como tú vas a perder el control.
"Le contesté: sí, es verdad, pero hábleme sin mover tanto las manos, porque usted tiene fama de que le pelea a los pitchers. Ahí mismo respondió: que se vaya para el carajo el público. Le saqué out a Avila, pero después venia el cuarto bate, y volvió a salir Luque.
"Ese hombre viene a darte un jonrón porque nosotros estábamos ganando", me adivirtió. Y le dije coja la pelota y désela a otra pitcher que no le vayan a dar jonrón. Me contestó:
No es eso, solo te alerto que él viene con esa idea. ¿Y para dónde batea él?, le pregunté. Para el left field. Y le dije, conmigo va a batear para el rigt field. Y lo dominé con fly a ese jardín".

¿Cuán importante para un lanzador es tener un buen receptor?

 "Un "catcher" que reciba bien te ayuda mucho porque puedes pasar la bola por dentro y por fuera con facilidad. Hay quienes lo hacen con las piernas más cerradas y otros se abren más a la hora de ponerse en el home. Cuando ocurre esto último uno ve la zona más grande. Me acostumbré mucho a Julio Trujillo, le tenía mucha confianza, al igual que a Andrés Fleitas".

¿Por qué a Conrado no le gustaba dirigir?


"Al triunfo de la Revolución fui a enseñar a los muchachos jóvenes e hicieron una "novena" de la que salieron después buenos jugadores para las series nacionales. Fui manager del Almendares porque no había nadie, pero no me gustaba dirigir por los dolores de cabeza que trae con el público y hasta con los jugadores. Prefiero ser entrenador de bateo, en especial de fongueo, que lo aprendí en Washington. Antes de retirarme trabajé con el béisbol en Santiago de Cuba, Granma y los resultados se han visto en estos años".

Por vez primera en nuestras series nacionales, Cienfuegos estuvo discutiendo hasta el último momento pasar a la final. ¿Qué siente un pelotero que entregó tanto por ese nombre, aunque en épocas distintas?


"Donde me inicié como lanzador, desde donde salí a jugar profesional fue en el Cienfuegos.  Hace tiempo le dije a mi nieto que ese "club" podía ser campeón de estas series porque sus peloteros juegan con disciplina y sus pítcheres son bastante buenos. Ya no puedo ver la televisión, pero escucho todos sus juegos por radio. Me simpatiza mucho el receptor Arias, la primera base Abreu y el "siol" Arruebarruena.
"Aunque mi último trabajo como entrenador fue en Granma, la confianza mía estaba en que Cienfuegos ganara este año. Te doy un dato más, desde 1941 cuando gané con ellos en una serie distinta a la de ahora, nunca más han podido ser campeón en ningún torneo. Hubiera sido no solo un regalo de cumpleaños, sino para todo ese pueblo".

¿Usted hubiera podido vivir sin Cuba?

"Si hubiese querido vivir fuera, incluso en Estados Unidos, hace rato que lo hubiera hecho. En estos días han venido muchos periodistas a entrevistarme, algunos extranjeros, porque dicen que soy el único jugador de Grandes Ligas vivo con 100 años y siempre le digo lo mismo: Nunca pensé dejar a Cuba y voy a morir donde nací. Adoro mi patria y adoro a todos los cubanos"

CURIOSIDADES DEL BEISBOL PROFESIONAL CUBANO


Por Andrés Pascual

       Jorge Figueredo, autor de tres soberbios libros sobre el beisbol profesional cubano, dos de ellos en inglés, que contaron con la colaboración de su hermano Mario q.e.p.d, de Pepe Tuya y de Charles Monfort como archivista, editó a principios de la década de los 80’s, con Monfort como “ayudante”, la útil e interesante revista “Pelota Cubana: Momentos Estelares”, que ha sido el 75 % de la fuente de datos para este trabajo.
        Durante la visita del Cincinnatti a Cuba en 1909, acompañó al club escarlata un umpire de apellido Betley, a quien enseguida apodaron los fanaticos cubanos “Mr. Escobilla”, por la cantidad de veces que limpiaba el home con el instrumento de aseo. La notoriedad histórica del “caballero del peto, la escafandra y la escobilla”, como llamó alguna vez a los umpires Eladio Secades; sin embargo, la merecio porque fue el que introdujo la modalidad de cantar los strikes levantando el brazo derecho y las bolas el izquierdo.
         El primer jugador cubano en vestir uniforme de un club de Grandes Ligas fue Luis “Mulo” Padrón, cuando los Medias Blancas de Chicago le invitaron al campo de entrenamiento en 1908. Sin embargo, por una denuncia racial, fue dejado en libertad a dos días de iniciarse la campaña.
        El día de Nochebuena de 1908, José de la Caridad Méndez perdió su segundo juego del año, al caer ante los Leones del Habana 0-1. El juego lo ganó el Chino González.
       Cuando el Almendares viajó a Key West a efectuar una serie de juegos, el acontecimiento se convirtió en histórico porque era la primera vez que jugadores blancos y negros se mezclaron en el Sur de Estados Unidos. Sin incidentes los dos primeros partidos, durante el tercero, la agresividad tomó niveles preocupantes, lo que ocasionó que los criollos perdieran la serenidad y el nerviosismo se apoderara del club provocando su derrota en un juego que debieron ganar; amenazados hasta con revólveres, se necesitó la presencia del cónsul Carrasco en el terreno para calmar a los extremistas. La cosa había llegado tan lejos, que el alcalde de la ciudad entró al terreno a ofender al pitcher Joseíto Muñoz y a Regino García lo amenazaron  con lincharlo después de batear un triple.
      El único jugador del Almendares que no vio acción en Key West fue Armando Cabañas; porque el médico de la Sanidad lo consideró “chino de nacionalidad”.
      Ty Cobb, quien ganó la Triple Corona en 1908, no acompañó al Detroit a su serie en Cuba ese año; tampoco asistió Sam Crawford y su torpedero regular, Owen Bush, solo jugó dos encuentros, sustituyéndolo Bob Hopke, que había jugado dos semanas antes con el Indiannapolis.
      En esa serie, que fue un éxito en todos los órdenes, el Detroit perdió contra el Habana y contra el Almendares 4 juegos por dos, con Joseíto Muñoz domando dos veces a los felinos por los Alacranes; mientras, Chicho González participaba en tres encuentros por los Leones, ganando dos como abridor y uno de relevo. Méndez ganó un juego y cayó en dos por el club añil.
      Después de concluir la serie del Detroit, llegó a La Habana un All Stars de las Mayores que incluyó a Fred Merckle, de los Gigantes, el de la famosa marfilada contra los Cubs al no pisar una base; Addie Joss, pitcher del Cleveland, muerto prematuramente y miembro de Cooperstown y Mordecai “Tres Dedos” Brown, maestro de la curva y también en el Salón de la Fama. Chicho González les dio la bienvenida ganàndoles 2-1 con la ayuda de un jonrón del Mulo Padrón en el 5to.
      El segundo Almendares Park se construyó en 1919 y la pelota se jugaba por la mañana; a las doce y media, había que dejar el terreno en condiciones para el balompié, aunque se suspendiera un juego. La tarde era el horario preferente. En 1923, se produjo un motín por exceso de público que no cupo en las gradas al cubrir la pelota el turno de la tarde, un tercio del graderío fue destruido. Ese interés por el beisbol, decidió a la administración del parque a alternar el turno entre ambos deportes.


Pie de fotografía: Méndez lució regular en las series internacionales de 1908 y 1909




lunes, 25 de abril de 2011

Cumplió 100 años de edad Conrado Marrero


El 20 de junio de 1954, Conrado Marrero lanzó un juego completo de cinco hits por los Senadores de Washington en su victoria sobre los Orioles, 7-1. El cubano tenía 43 años en ese momento.
Pero Marrero aparentemente hizo todo tarde en su vida. El derecho no hizo su debut en Grandes Ligas hasta el 21 de abril de 1950-unos pocos días antes de cumplir los 39 años.
El lunes Marrero-el ex ligamayorista viviente de más edad-- celebró su 100 cumpleaños, convirtiéndose en el 16to ex grandeliga en llegar a ese número redondo.
Conrado Eugenio "Connie" Marrero también es el último ex ligamayorista cubano viviente de la época antes de la revolución cubana, cuando era mucho más fácil para los peloteros saltar de esa isla al béisbol de Estados Unidos.
El segundo ex ligamayorista de más edad se trata de Clarence Parker, mejor conocido con el "As" Parker, quien bateó .198 en 94 partidos con los Atléticos de Filadelfia de 1937 y 1938. Parker cumplirá los 99 años el 17 de mayo.
Antes de Marrero, el último ex grandeliga en cumplir los 100 años había sido Tony Malinosky, un infielder con los Dodgers de Brooklyn en la década de los 1930. Malinosky falleció el pasado 8 de febrero, a los 101 años.
El ex ligamayorista que vivió hasta la edad más avanzada fue Chester Hoff, quien cumplió los 100 el 8 de mayo de 1991 y murió en septiembre de 1998 a los 107. Hoff había sido pitcher en 23 juegos con los Yankees y Carmelitas de San Luis de 1911 a 1915.

lunes, 18 de abril de 2011

LOS QUE NO SALIAN AL TERRENO DE JUEGO…


Por Andrés Pascual

       Aun en medio de la prohibición impuesta de la historia del beisbol profesional previo a 1962, todavía algunos cubanos de generaciones recientes son capaces de nombrar ex jugadores como Méndez, Marrero, Dihigo y un par más.
       El hecho de haberse perdido completamente el conocimiento sobre las formas de comportamiento del profesionalismo, sobre sus intereses y proyecciones, hace que el cubano atribuya la fuerza de aquella pelota al hombre que brilló en el terreno; incluso, fuera de Cuba, pocos tienen en cuenta que, lo que se logró antes de 1962, no es responsabilidad del jugador…
       La grandeza de nuestro beisbol, su patriarcado absoluto, su clase sin cuentos ni exageraciones está asentada en las bases en que se constituyeron “las oficinas” de aquella pelota: presidentes de ligas, dueños de clubes, j’ de relaciones publicas, promotores, tesoreros, vocales…hasta la prensa nacional.
      Todo el mundo habla de Méndez, pero casi nadie de Abel Linares y la historia del juego en que Torriente dio 3 jonrones por el Almendares y Ruth solo dos como refuerzo de los Gigantes de Nueva York, se recrea constantemente como joya de la tradición oral cubana, pero del nombre del dueño de los Alacranes, que le pagaba a los jugadores cubanos y que hizo lo mismo con el Bambino, nadie se acuerda.
      Es norma que se utilice al Santa Clara como ejemplo de la fuerza del beisbol nacional durante los 20’s, un equipo repleto de estrellas negras como Oms o Paige; pero, ¿Quién conoce a alguien considerado entre los grandes promotores de la historia del espectáculo cubano, uno de los hombres más conocedores del juego en Cuba, propietario de los Leopardos, que respondía al nombre de Emilio de Armas?
      La famosa serie corta que decidió el campeonato 1946-47 quedó incrustada en la memoria del pasatiempo nacional con la frase del pitcher zurdo del Almendares, Max Lanier, al también zurdo cubano Agapito Mayor y aquello de “Sal y gana hoy, que yo me encargo mañana”; sin embargo, detrás de la franquicia añil estaban los 10 millonarios que constituían la directiva del Vedado Tennis Club de la capital.
     ¿Cuántos recuerdan o saben que el Almendares, por el valor inversionista, hubo un momento en que valía más que los Carmelitas del San Luis de la Liga Americana? Eso fue posible por el nivel económico de sus propietarios, por su amor al juego y porque fueron capaces de poner su talento de hombres exitosos en el negocio ajeno al estadio, en función del deporte nacional.
      Algo para refrescar: el Almendares y el Habana pertenecían al hombre considerado el responsable del empuje definitivo del beisbol cubano, por haber derrotado en la competencia por el público habanero al balompié, Abel Linares.  Después que murió, su viuda se mantuvo operando con asesores las dos franquicias; sin embargo, en la transición de los 30’s a los 40’s, decidió venderlas y, al primero que se las ofreció, fue al legendario Miguel Angel González, que solo compró a los Leones del Habana, pero le propuso a Adolfo Luque la compra de los Alacranes, lo que Papá Montero rehusó. Entonces se la propuso al Dr. Julio Sanguily, uno de los miembros de la Junta Directiva del Vedado Tennis a que me referí antes.
      La viuda Linares pedía 10.000 dólares por cada equipo, que le fueron dados por el Dr. Sanguily quien, en la próxima junta de la institución Vedado, le dijo a los 9 miembros restantes: “Acabo de comprar el Almendares a nombre de todos por la cantidad expuesta, denme cada uno los 1,000 dólares de vuelto que es un gran negocio...
      Ciso Camejo, Alfredo Pequeño, Arturo Bengochea, Mike González, Bobby Maduro, el grupo del Vedado… eran millonarios al servicio del beisbol cubano. Fueron los verdaderos responsables de colocar a Cuba, a través de más de 70 años, en niveles de privilegio para el Caribe y solo en segundo lugar después de Estados Unidos.
       Fueron capitalistas triunfadores que jugaban al ganador, costara lo que costara, para quienes el beisbol era realmente una pasión como fanáticos que, para hacer lo que lograron, se rodeaban de asesores altamente competitivos y tenían al Beisbol Organizado como primera referencia; por su éxito con las Grandes Ligas, este nivel los tomó como ejemplo y le sugirió al resto de países de desarrollo relativo del área la creación de la Confederación de Países del Beisbol Profesional de Invierno en 1948.
      Sin ellos no hubiera sido posible hacer la leyenda del beisbol nacional: ni Dihigo, ni Bellán, ni Mayarí Montalvo, ni Champion Mesa, ni Torriente, ni Miñoso, ni Camilo, ni Oliva, incluso ni Kendry Morales ni Alexis Ramírez hubieran podido hacer lo que hicieron o hacen…
      Fueron los verdaderos artífices del beisbol nacional; por supuesto, son una clase mucho más difícil de encontrar, cada uno por separado, que un club de beisbol competitivo en todos sus departamentos.
     Únicamente son posibles en sociedades capitalistas abiertas sin miedo ni al trabajo ni a la competencia y sin imposiciones o participaciones políticas de tiranías. Para conseguirlos donde les erradicaron o no existan, se necesitan varias generaciones de curtido social.
    En la Cuba de hoy pueden enviar a los peloteros adonde sea; pero el lugar que alcanzó el pasatiempo, con su legendario champion a la cabeza, nunca más se podrá reeditar; porque ya no existen en la Isla hombres como aquellos.


Pie de grabado: Bobby Maduro es la referencia obligada a la hora de analizar la clase administrativa que hizo al beisbol cubano

martes, 8 de marzo de 2011

Juan Vené en la Pelota

08 marzo 2011

Juan Vené en la Pelota

Por qué Cuba tiene que estar fuera

Flushing, Nueva York (VIP-WIRE)

"El sexo de hoy día es como ser el catcher del equipo... Se necesita mucha protección"...

Pacomio

Hoy es Día del Correo, y mañana miércoles también lo será.

Samuel Clemente, de Santa Teresa del Tuy, pregunta...: "¿Por qué afirmas que Cuba no puede formar parte de la Serie del Caribe?"

Amigo Sammo...: Me encantaría que Cuba fuera parte de la pelota profesional del Caribe y el Pacífico, pero no tienen beisbol profesional, no cobran por entrar a los juegos, no venden publicidad para sus transmisiones de radio y televisión, y no tienen dólares procedentes de ninguna otra fuente. Entonces, te pregunto, ¿con qué pagarían las visitas de los otros equipos y los premios correspondientes?.

David J. Cruz M. de Caracas, opina...: "Se ha degradado la mentalidad, acerca de este hermoso juego que es el beisbol. Me refiero al comentario del martes primero en su columna, sobre Roberto Alomar. ¿Cómo juzgar a un extraordinario pelotero por un error cometido en situación cuando la adrenalina fluye y hace estallar la pasión por el juego? Todo el que ha jugado beisbol sabe a qué me refiero?.

Maiker Gutiérrez, de Caracas, envió amplio recuento de la brillante carrera del Of Robert Pérez en la pelota venezolana, y pregunta...: "¿Por qué no permaneció más tiempo en Grandes Ligas, y cuáles fueron sus números en ese nivel?"

Amigo Mako...: Interesante y bastante conocido lo que cuentas de Robert, uno de los mejores en la historia de la pelota de Venezuela. Pero hay peloteros que no son bigleaguers. Robert, quien es mi amigo personal hace décadas, bateó para 254 en sus seis temporadas con Blue Jays, Marineros, Expos Yankees y Cerveceros, hasta 2001. En sus 221 juegos sacó ocho jonrones y remolcó 44 carreras, con tres robos en cuatro intentos. Bajos números para un outfielder. Puede alegarse que no tuvo todas las oportunidades que necesitaba. Y los managers alegarán que no las tuvo porque no se las ganó. Acusaciones y defensa que hacen un círculo vicioso.

Jeysson Varela, de San Cristóbal, pregunta...: "¿Qué opina del veto que impide a Pete Rose llegar al Hall de la Fama de Cooperstown?. Para mí que debió ser elegido en su primera oportunidad (a los cinco años de retirado)".

Amigo Sheshón...: Desde el primer día he expresado públicamente mi rechazo a tal pena. Pero eso ha sido la confabulación entre los comisionados A. Bartlett Giamatti, Francis Vincent y Bud Selig. Giamatti quiso inmortalizarse él mismo sancionando a Pete, y los otros, simplemente, lo han imitado. Como comprenderás, entre ellos y yo, el poder de decisión es muy desigual, aún cuando no tengan la razón.

Néstor López, de Maracaibo, pregunta...: "¿Que sentenciaría un umpire si un 1B roba una seña de squeeze play y corre hacia home cuando el pitcher lanza, atrapa el lanzamiento y toca al corredor antes de pisar el home.

Amigo Necho...: ¡Interferencia y la carrera es válida!.

Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso un lector como tú...



jbeisbol5@aol.com,

domingo, 6 de marzo de 2011

BENDITO AROLDIS ¡105 M/H!


Por Andres Pascual

       El mejor lanzamiento en el beisbol puede ser la recta si se coloca bien y “se mueve”; pero si este lanzamiento es un disparo de Magnun en zona no salvajamente descontrolada, quiero decir, alrededor del marco imaginario de strike ¿Cómo se puede catalogar en cuanto a efecto mortal?
       Pedro Ramos, el serpentinero de Pinar del Rio que gano fama para Cuba en Grandes Ligas y en el Caribe, tenia buena recta en el orden de las 92-94 millas y se dice que no logro imponerse plenamente porque no lanzaba el cambio, lo que es rigurosamente cierto; pero, cuando a uno le viene hacia arriba una píldora mas pequena que una aspirina infantil por efecto de la velocidad a que se envio en orden superior a 100 millas por hora, cualquier lanzamiento entre 92-95 es practicamente un cambio. Si no preguntele a Tony Gwynn jr. que recibio este viernes pasado la recta mas rapida jamas homolaga por radar alguno en Grandes Ligas: ¡105 millas! Tan rapido paso que el hijo de su Padre cuenta que se percato de la bola después que habia cruzado ante el…entonces temio, miro a todos lados menos al refejo del radar en la pizarra, por lo que se entero cuando regreso ponchado al banco que habia hecho historia como victima del mas rapido lanzamiento nunca antes hecho en el Beisbol Mayor. La cosa es tan difícil contra el zurdo cubano que el jardinero de los Padres de San Diego considero un éxito haber obligado al pitcher a efectuar 7 lanzamientos contra el. Eso es bueno porque hace trabajar al lanzador, pero demasiado poco convincente para lo que se espera de un bateador en entradas finales y con el juego cerrado. Sencillamente, aun en el nivel de juego en que se encuentra, cuando un serpentinero tiene esa velocidad, algunos jugadores desean que no llegue su turno o abandonar el plato lo mas rapido posible. Al viejo estilo del beisbol de placer; o al de Vinagre Mitzell en la Liga Cubana a mediados de los 50’, que no tenia 100 millas por hora en sus lanzamientos; pero tiraba duro.
      El zurdo cubano metio un relevo contra el San Diego sin anotaciones, sin hits y con todos sus lanzamientos de 100 o mas millas.
      Aunque en algun momento un ex jugador me dijo que lo principal para un pitcher no es el calibre del fusil, sino como se administra en el montículo y, sobre todo, su control, que incluso los entrenadores lo ven asi, nadie puede dudar que la velocidad de Chapman es un privilegio que, si mantiene la conducta receptiva en relacion con un buen comportamiento, va a hacer historia en este beisbol. Para comenzar, cuando le recordaron su actuacion contra Japon en ese propio estadio durante el mal llamado Clasico Mundial, riposto con: “De alla a aquí he aprendido mucho, cuidado con eso…” Con lo que, acertadamente, coloco su estancia en esta pelota en el lugar justo con respecto al beisbol de baja clase que jugaba en Cuba.
     Hoy, si Chapman le lanzara a Japon, podria no concluir nunca el juego porque el 90 % de esos jugadores le tirarian a sus rectas y sliders manana por la noche.