Por Andres Pascual
El mejor lanzamiento en el beisbol puede ser la recta si se coloca bien y “se mueve”; pero si este lanzamiento es un disparo de Magnun en zona no salvajamente descontrolada, quiero decir, alrededor del marco imaginario de strike ¿Cómo se puede catalogar en cuanto a efecto mortal?
Pedro Ramos, el serpentinero de Pinar del Rio que gano fama para Cuba en Grandes Ligas y en el Caribe, tenia buena recta en el orden de las 92-94 millas y se dice que no logro imponerse plenamente porque no lanzaba el cambio, lo que es rigurosamente cierto; pero, cuando a uno le viene hacia arriba una píldora mas pequena que una aspirina infantil por efecto de la velocidad a que se envio en orden superior a 100 millas por hora, cualquier lanzamiento entre 92-95 es practicamente un cambio. Si no preguntele a Tony Gwynn jr. que recibio este viernes pasado la recta mas rapida jamas homolaga por radar alguno en Grandes Ligas: ¡105 millas! Tan rapido paso que el hijo de su Padre cuenta que se percato de la bola después que habia cruzado ante el…entonces temio, miro a todos lados menos al refejo del radar en la pizarra, por lo que se entero cuando regreso ponchado al banco que habia hecho historia como victima del mas rapido lanzamiento nunca antes hecho en el Beisbol Mayor. La cosa es tan difícil contra el zurdo cubano que el jardinero de los Padres de San Diego considero un éxito haber obligado al pitcher a efectuar 7 lanzamientos contra el. Eso es bueno porque hace trabajar al lanzador, pero demasiado poco convincente para lo que se espera de un bateador en entradas finales y con el juego cerrado. Sencillamente, aun en el nivel de juego en que se encuentra, cuando un serpentinero tiene esa velocidad, algunos jugadores desean que no llegue su turno o abandonar el plato lo mas rapido posible. Al viejo estilo del beisbol de placer; o al de Vinagre Mitzell en la Liga Cubana a mediados de los 50’, que no tenia 100 millas por hora en sus lanzamientos; pero tiraba duro.
El zurdo cubano metio un relevo contra el San Diego sin anotaciones, sin hits y con todos sus lanzamientos de 100 o mas millas.
Aunque en algun momento un ex jugador me dijo que lo principal para un pitcher no es el calibre del fusil, sino como se administra en el montículo y, sobre todo, su control, que incluso los entrenadores lo ven asi, nadie puede dudar que la velocidad de Chapman es un privilegio que, si mantiene la conducta receptiva en relacion con un buen comportamiento, va a hacer historia en este beisbol. Para comenzar, cuando le recordaron su actuacion contra Japon en ese propio estadio durante el mal llamado Clasico Mundial, riposto con: “De alla a aquí he aprendido mucho, cuidado con eso…” Con lo que, acertadamente, coloco su estancia en esta pelota en el lugar justo con respecto al beisbol de baja clase que jugaba en Cuba.
Hoy, si Chapman le lanzara a Japon, podria no concluir nunca el juego porque el 90 % de esos jugadores le tirarian a sus rectas y sliders manana por la noche.
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