El país suramericano llegó a tres centenas de grandeligas, pero ¿cuándo pasó?
Por fin se cumplió la meta tan esperada por aficionados y periodistas en Venezuela: la tierra del gran Luis Aparicio ya tiene 300 grandeligas.
El problema es que nadie se pone de acuerdo para precisar cuándo sucedió y tampoco está claro quién es el verdadero número 300.
Pudiera ser Bruce Rondón, que justo después de Medina hizo su estreno en la gran carpa, con los Tigres de Detroit.
Pudiera ser Mauricio Robles, que debutó como relevista de los Filis de Filadelfia, hace una semana.
Pudiera ser Ehire Adrianza, que vio acción por primera vez el domingo, con los Gigantes de San Francisco.
O puede que ninguno de ellos haya sido el número 300. El portal Baseball-Reference.com ubica la cifra en 299, lo que deja a Miguel González como el próximo candidato a completar la meta, una vez que sea incluido en el lineup de los Medias Blancas de Chicago.
El diario El Nacional y varios medios regionales proclamaron a Robles como el merecedor de la distinción, una mera curiosidad estadística, ciertamente, pero que para muchos aficionados en este país beisbolero tiene importancia capital.
"Me gusta ser el 300, es un número redondo", señaló el zurdo, que en 2011 pasó cerca de dos meses en el roster grande, pero en la lista de incapacitados.
Meridiano, líder en deportes y otros medios proclamaron, en cambio, a Adrianza. El infielder entregó palabras similares a las de Robles, al ser entrevistado.
¿Quién arregla esta diferencia?
OBJETIVIDAD VS SUBJETIVIDAD
308 peloteros con nacionalidad venezolana han pasado por la gran carpa. Eso incluye a varios que se quedaron en la banca, sin jugar, y otros que sólo estuvieron en la lista de incapacitados.
Rondón fue el número 300 en lograr su graduación, pero no el 300 en alinear. Son cosas distintas.
La cuenta siguió creciendo después de Rondón, hasta llegar a 308, de los cuales 301 han actuado en las mayores. Pero sólo 299 son nacidos en Venezuela, pues Aurelio Monteagudo vio la luz en Cuba y Felipe Paulino en República Dominicana.
Es mucho más confuso de lo que parece en un principio, ¿verdad?
Baseball-Reference.com lleva su cuenta bajo un estricto criterio objetivo: adjudica a cada nación sólo los nacidos en cada país. Monteagudo está listado como cubano y Paulino como dominicano. Josh Barfield, en cambio, sí es incluido entre los sucesores de Aparicio, pues fue alumbrado en Barquisimeto.
"Barfield es venezolano, eso es un hecho", señaló Alfonso Saer, que ya era la voz oficial de los Cardenales de Lara cuando uno de los importados de esa divisa, Jesse Barfield, decidió que su primogénito Josh naciera en una clínica larense, no en Estados Unidos, nada menos que el 17 de diciembre de 1982, aniversario de la muerte del Libertador Simón Bolívar.
El ex prospecto de los Padres de San Diego representó a Estados Unidos en el Juego de Estrellas de Futuro. Es el argumento de algunos para dejarlo fuera de la lista, a pesar de que la Constitución Nacional establece taxativamente que toda persona nacida en el territorio nacional es venezolano por nacimiento, a menos que renuncie a ese derecho a través de un procedimiento legal.
Guillermo Yáber Llanos, conductor de programa Tridente deportivo, que transmite Radio Caracas Radio, es el único periodista que ha hecho su trabajo y ha interpelado al propio jugador.
Barfield fue claro al declarar para Yáber: le gusta ser considerado uno más en esa lista, sea de 308, 301, 300 o 299 venezolanos, según el criterio que se establezca.
"A Barfield no le podemos quitar la nacionalidad", coincidió Iván Medina, director de la empresa de numeritos Quality Sports Production. "Por ley, es venezolano".
"El punto de referencia es lo que diga la Constitución, que es el documento que define quién es venezolano", agregó Arturo Marcano, abogado especializado en el área deportiva y columnista de ESPNdeportes.com. "Barfield es venezolano por nacimiento. Aunque él diga que es estadounidense, la realidad es que también es venezolano".
Entonces, ¿quién es el grandeliga número 300 en la expedición suramericana?
Es posible jugar a ser dios o diputado constituyente. O se puede apelar a hechos comprobables, despojándose de toda subjetividad.
Monteagudo obtuvo la nacionalización antes de iniciar su última etapa en las grandes ligas, como determinó una investigación del veterano reportero Rubén Mijares. Legalmente, cuenta para Cuba y también para Venezuela.
Barfield no ha introducido ningún documento para iniciar el proceso de renuncia a su nacionalidad de origen. Sigue siendo venezolano, de acuerdo con la Constitución Nacional, y su única declaración respalda ese hecho.
Daniel Farquhar y Héctor Martínez, que jugaron como nativos en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, no cumplen, en cambio, con los extremos.
Farquhar es hijo de venezolana, pero no ha realizado el procedimiento estipulado en la carta magna para obtener su nacionalidad. Martínez sí se naturalizó, pero no volvió a la gran carpa después de conseguir la nueva documentación. Son curiosidades, como Jake Arrieta, lanzador estadounidense de padre venezolano.
"Debería existir una lista aceptada por todos, pero no sé cómo lograr eso", lamentó Marcano.
Algo sí está claro, sin embargo: todo lo que esté fuera de la Constitución Nacional es, cuando menos, un capricho, interpretación subjetiva.
Todavía parece confuso: a la espera de Miguel González, sólo 299 peloteros nacidos en el país han jugado en las mayores, aunque 308 venezolanos han acumulado antigüedad allí.
Es menos confuso si se enfoca desde los hechos: 301 venezolanos que aparecen en esas listas han jugado arriba, incluyendo a Monteagudo, Paulino, Barfield y Adrianza.
Pero el número 300 es Robles. Lo dice el artículo 32 de la Constitución Nacional de Venezuela.
IGNACIO SERRANO