BEISBOL 007: ignacio Serrano

Buscar este blog


AVISO Debido a problemas con la pagina seras redirigido a EL NOTICIARIO. Cuando corrijamos la falla volveremos amigo. Gracias por tu comprencion...
Mostrando entradas con la etiqueta ignacio Serrano. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ignacio Serrano. Mostrar todas las entradas

viernes, 3 de agosto de 2018

Aquella rueda de prensa de Omar Vizquel

El emergente
Ignacio Serrano

Ocurrió a finales de 1996. Omar Vizquel llegó a Caracas y Empresas Polar le organizó la tradicional rueda de prensa que daban nuestras pocas estrellas en las Grandes Ligas, incluido él. La sala se llenó, como siempre. En ese tiempo, había periodistas que hasta aplaudían y agradecían a los peloteros, porque allí entraba todo el mundo.

Vizquel habló de su temporada con los Indios, de la dura derrota en la Serie Mundial y la lesión en el hombro, que le molestó durante toda la campaña. Ese año cometió 20 errores, la mayor cantidad de su carrera. Solamente en ese torneo sumó más de 10 por ciento de los pecados que acumularía en 24 zafras.

Acababa de someterse a una cirugía para reparar el daño, que soportó calladamente durante todo el torneo, fallando con frecuencia inusitada sus disparos, debido al dolor.

En aquel encuentro con los medios, alguien le preguntó si jugaría con los Leones en la LVBP. Él, que lo había hecho por última vez en el torneo 1994-1995, llevando a los melenudos a la corona, respondió que no.

“Es que los grandeligas ya no juegan en el Caribe, el nivel ha bajado; cuando eso cambie, sí jugaré”, razonó.

Esa respuesta, y las palabras que siguieron, se convirtieron en una leyenda negra que todavía algunos usan en su contra.

Este columnista pidió entonces su derecho de palabra y la preguntó a Vizquel algo más o menos así: “En Puerto Rico acaban de armar un Dream Team y el liderato de bateo se lo están disputando Iván Rodríguez y Roberto Alomar. En Dominicana están estructurando ahora su propio Equipo de Ensueño. Pero si hablamos específicamente de Venezuela, y es verdad que ustedes ya no juegan aquí, te pregunto ¿cómo hacer que la serpiente deje de morderse la cola? Si tú y los demás astros no juegan aquí porque las estrellas ya no juegan y el nivel ha bajado, ¿cómo se puede subir el nivel, si para que suba hace falta que ustedes jueguen?”.

Sí, es casi un trabalenguas, pero todavía tiene sentido para este cronista.

Vizquel respondió sin aclarar la duda, y para exasperación de algunos aplaudidores habituales, este periodista volvió a pedir el micrófono: “¿No es más fácil explicarle a la gente que te acaban de operar y que es imposible que juegues con el Caracas?”. Después de todo, debía cumplir rehabilitación hasta febrero.

Fue una situación completamente inesperada para él y para todos, incluyendo al autor de estas líneas. Un par de horas después, la conversación siguió en RCR, donde teníamos un programa por las tardes. Él quería dejar claro su punto, subrayando que no menospreciaba la pelota criolla, y por eso llamó a la estación y pidió salir al aire.

Luego de aquel episodio, Vizquel se cuidó de dar una opinión contraria a la LVBP. Organizó actos benéficos, como aquel cuando la tragedia de Vargas, y hasta hizo una gira de despedida en cada estadio local. Para muchos, sin embargo, quedó la idea de que había menospreciado la liga. Y la leyenda negra creció.

Es absurdo que prevalezca ese único episodio en la brillante carrera de uno de los más grandes de nuestro beisbol. Por eso lo revivimos: para testificar en primera persona que mienten quienes reducen la estatura del torpedero, achacándole palabras que él no dio. Especialmente ahora, que celebramos su entrada al Salón de la Fama de Valencia y esperamos su ingreso a Cooperstown.

Columna publicada en El Nacional, el viernes 3 de agosto de 2018

jueves, 2 de agosto de 2018

El sábado será la inmortalización de Johan Santana, anunciada en enero

El zurdo merideño, que todavía no anuncia su retiro, estará en Minnesota para el acto de exaltación al Salón de la Fama de los Mellizos, tras ser protagonista con ese uniforme de uno de los períodos de mayor dominio en la historia de la MLB

Por Ignacio Serrano
ElEmergente.com

Johan Santana, el lanzador más dominante de las Grandes Ligas entre mediados de 2003 y 2008, cuando atrapó dos premios Cy Young y una Triple Corona del pitcheo, estará este sábado en Minnesota para concretar su exaltación al Salón de la Fama de los Mellizos, que fuera anunciada en enero.

El Gocho será el sexto venezolano en entrar a algún salón de la fama de la MLB.

Luis Aparicio, el único nativo con una placa en el Salón de la Fama de Cooperstown, también fue exaltado por los Medias Blancas de Chicago y los Orioles de Baltimore.

Andrés Galarraga es parte del templo de los Rockies de Colorado y Melvin Mora fue inmortalizado por los oropéndolas, por lo que acompaña a Aparicio en ese pabellón.

David Concepción, con los Rojos de Cincinnati, y Omar Vizquel, con los Indios de Cleveland, completan el sexteto.

Santana llegó a Minnesota tras cinco años en el sistema de Ligas Menores de los Astros de Houston. Tomado en el Draft de la Regla 5 por los Marlins de Miami, fue enviado de inmediato a los Mellizos, a cambio del pitcher Pared Camp.

Natural de Tovar, donde nació hace 38 años, pasó ocho de sus 12 torneos arriba con los gemelos. Los últimos cuatro fue parte de los Mets de Nueva York.

“Muchísimas gracias”, exclamó el Gocho en enero a través de su cuenta personal en Twitter, al conocer la novedad. “Para mí, es un honor inmenso”.

Santana dejó 3.22 de efectividad en 1.308 innings y dos tercios con su primera escuadra en la gran carpa. Tuvo marca de 93-44, con 1.381 ponches y 141 de efectividad ajustada.

Fue tres veces líder en ponches de la Liga Americana con la organización que hoy le consagra, además de cargar dos títulos de efectividad y uno de victorias.

Ganó la Triple Corona del pitcheo en 2006, al dominar los departamentos de triunfos, abanicados y promedio de carreras limpias, y en 2004 tuvo marca de 20-6. Esa ha sido la única vez, hasta ahora, que un venezolano ha cosechado un campeonato de 20 lauros.

Perteneció a los Mellizos entre 2000 y 2007. Pasó a los metropolitanos antes de la justa de 2008.

miércoles, 1 de agosto de 2018

¿El mejor catcher de las Grandes Ligas?


El emergente
Ignacio Serrano

Dos detalles nada azarosos sugieren que Wilson Ramos está en el tope de su carrera. A pesar de la popularidad de Gary Sánchez, de todos los jonrones del dominicano y la enorme legión de seguidores de los Yanquis, ganó la votación para abrir en la receptoría del Juego de Estrellas, siendo representante del equipo más modesto de las Mayores, los Rays. Y ahora, es adquirido por los Filis, a pesar de encontrarse en la lista de incapacitados.

¿Cuántas veces hemos visto a un jugador lesionado ser traspasado a otra divisa? Saquen la cuenta y calculen el valor que tiene un pelotero así.

La dolencia en la corva que le impidió jugar en el Clásico de Julio no frustró la negociación. Hasta surgieron nuevos compradores, más agresivos. Terminó recalando en Filadelfia, uno de los dos equipos (el otro es Atlanta) que derrotó las apuestas para postergar a Washington y llegar a la recta final con la posibilidad de quitarles el banderín en el Este de la Liga Nacional.

¿Es Ramos el mejor catcher de las Grandes Ligas? ¿Son estas señales la inequívoca prueba de que llegó a lo más alto?

Su ofensiva es de lo más granado, sin duda. Al escribir estas líneas, pese a estar inactivo por más de dos semanas, compartía la cima entre los caretas con más impulsadas, con 53, y sus 14 jonrones únicamente se ubicaban por detrás de los 18 de Salvador Pérez y los 17 de Yasmani Grandal.

Hay más datos. Entre todos los mascoteadores con al menores 300 apariciones legales en el home, menos del mínimo requerido para pelear lideratos en promedios, el carabobeño es segundo con .297 de average, tercero con .488 de slugging, tercero con .834 de OPS y quinto con .346 de OBP.

El OPS ajustado es revelador. Nos permite comparar la suma del slugging y el promedio de embasado de cada quien, ajustándolo al estadio donde ha jugado cada quien. Ramos tiene 132 puntos y únicamente es superado por J.T. Realmuto, con 147. Vean lo que esto significa: el venezolano es 32 por ciento mejor que la media de todos los bateadores de la MLB, sin importar que sean infielders, jardineros o receptores. Notable.

Ramos ha sido consistente, luego de unas tres semanas flojas al inicio de la zafra. Terminó aquel slump con una seguidilla de 18 juegos con inatrapables, la segunda cadena más larga en la historia de Tampa Bay, y ha rondado los .300 con el madero desde entonces.

Baseball Reference le otorga números positivos en el WAR defensivo, con 0.6, mejor que Realmuto y Grandal, aunque sólo ha retirado a 22 por ciento de los corredores que han salido al robo, un departamento en el que Realmuto muestra 42 por ciento y el valenciano Pérez 45 por ciento.

Su capacidad para convertir bolas en strikes y evitar que los strikes sean considerados bolas es regular, de acuerdo con StatCorner. No está entre los mejores ni entre los peores. Hace el trabajo sin descollar para bien ni para mal.

En St. Petersburg, sin embargo, ganó fama por su conducción del pitcheo. Y puede que tuviera responsabilidad en el récord de .500 de los Rays, a pesar de tener un staff con sólo tres abridores y muchos nombres discretos.

Ese es el catcher que Filadelfia considera su nuevo bastión. Vive uno de sus mejores momentos en el diamante, y ahora tendrá la oportunidad de buscar por primera vez un lugar en la Serie Mundial.

Columna publicada en El Nacional, el miércoles 1° de agosto de 2018. 

martes, 31 de julio de 2018

Al Museo del Beisbol en Venezuela


El emergente
Ignacio Serrano

Andrés Reiner
Son días decisivos para el templo de nuestro pasatiempo nacional, el Museo y Salón de la Fama del Beisbol en Venezuela. Por eso, esta columna dedicada a quienes hacen posible la continuidad de ese maravilloso proyecto, nacido hace casi dos décadas de la ilusión de Carlos Daniel Cárdenas Lares y el empeño de sus padres, que cedieron su custodia luego a la LVBP.

Es esa inminencia lo que nos lleva a escribir estas líneas, con un puñado de sugerencias.

Hay que ampliar la base de votación del Comité Contemporáneo. No hemos visto a un solo elector que considere suficientes los seis votos que tenemos en la planilla. De los 23 candidatos de esta oportunidad, al menos 15 tienen méritos para sentar un debate que permita su entronización en el templo de Valencia. No planteamos que se abra indiscriminadamente el número de casillas que cada quien pueda marcar, pero es necesario subir el límite a 10, como ocurre con Cooperstown. De lo contrario, seguirán repitiéndose las injusticias y veremos a más figuras legendarias esperar durante años, a veces décadas, una consagración que se ganaron en el terreno.

Los hechos están allí: con solamente seis escogencias hemos venido proclamando uno, a veces dos nuevos miembros anualmente. Por eso, se ha creado un embudo donde están atoradas viejas glorias de la LVBP, como Leonardo Hernández y Jesús Alfaro, retirados hace más de un cuarto de siglo, y donde empiezan a quedar atrapados Edwin Hurtado, Richard Garcés, Luis Raven, Juan Carlos Pulido, Omar Daal y otras figuras que siguen apareciendo en la papeleta.

Aquí hemos planteado también la necesidad de rendir tributo a Robert Marcano a través del Comité Histórico. Fue una estrella en el beisbol japonés, precursor entre sus compatriotas, y tiene un lugar en los anales de nuestra pelota que debe ser refrendado por los encargados de cuidar la memoria de nuestros diamantes. Pero aprovecharemos para plantear otros casos.

Andrés Reiner murió sin lograr su merecida consagración. Su trayectoria como scout, gerente y visionario le coloca como uno de los ejecutivos venezolanos más trascendentes en la historia de este deporte. A él se debe el auge que comenzó en la década de los 90, el surgimiento de las academias, el nacimiento de la Venezuelan Summer League y la graduación de muchos bigleaguers, sin contar el impacto que causó en el rumbo y éxito del Magallanes en los tiempos de Alfredo Guadarrama y Juan José Ávila.

Hay que reconocer a Marcano, a Reiner y también a Pablo Ruggieri. Nadie habla de este último, pero es tiempo de pagar esa deuda. La última expansión se debió al esfuerzo de muchas personas, pero Ruggieri, quien fue presidente de Caribes durante la mayor parte de su existencia como franquicia, se convirtió en el motor, pulmón y sostén principal de la divisa en sus peores tiempos, comiéndose los frutos verdes, a costa de su patrimonio personal y familiar.

También es tiempo de rendir tributo a esos que nos han relatado el juego y se mantienen aún en los medios. Luego de la consagración de Rubén Mijares y el Musiú Lacavalerie, es hora de voltear hacia la generación que encabezan Humberto Acosta y Alfonso Saer.

El Salón de la Fama es el entrañable depósito de nuestras alegrías y recuerdos en el beisbol. Todos ellos merecen un lugar allí.

Columna publicada en El Nacional, el martes 31 de julio de 2018. 

lunes, 30 de julio de 2018

Cooperstown recibe a sus nuevos inmortales incluyendo Vladimir Guerrero


La promoción 2018 del Salón de la Fama vive este fin de semana su momento de apoteosis, con la colocación de las placas que exaltan a los cuatro elegidos por la Asociación de Cronistas de Beisbol y los dos salidos del comité de veteranos. Vladimir Guerrero amplía la huella latinoamericana en el templo del beisbol

Por Ignacio Serrano
ElEmergente.com

Los seis nuevos integrantes del Salón de la Fama de Cooperstown tienen, desde este domingo, una placa que testifica su grandeza deportiva en el templo de los inmortales, incluyendo al décimo tercer latinoamericano que ingresa al pabellón, el dominicano y recordado slugger Vladimir Guerrero.

Cuatro leyendas fueron consagradas gracias al voto de los integrantes de la Asociación de Cronistas de Beisbol: el antesalista Chipper Jones, con 97,2 por ciento de los votos; Guerrero, con 92,9 por ciento; el inicialista Jim Thome, con 89,8 por ciento; y el cerrador Trevor Hoffman, con 79,9 por ciento.
Junto a ese cuarteto están el pitcher Jack Morris y el campocorto Alan Trammell, consagrados a través del Comité de Veteranos.

Dos miembros de los medios de comunicación también ingresan al Salón de la Fama: el locutor Bob Costas y el reportero y columnista Sheldon Ocker, lo que hizo que fueran nada menos que ocho nuevos exaltados en total.

La ceremonia tiene su culminación este domingo, pero como es tradición ha sido una fiesta que se ha extendido durante todo el fin de semana.

El Dato
El venezolano Omar Vizquel, aunque no aseguró su lugar en el templo beisbolero en su primer intento, sorprendió con 37,0 por ciento de apoyo, mucho mejor que su compatriota Luis Aparicio cuando éste apareció en la planilla por primera vez. Aparicio sumó 27,8 por ciento de las preferencias en 1979 y finalmente consiguió la ansiada placa de bronce en 1984. Los otros criollos postulados en esta ocasión no tuvieron mayor suerte. Johan Santana quedó fuera de futuras consideraciones, al lograr apenas 10 planillas, equivalentes a 2,4 por ciento, y Carlos Zambrano no sacó ni un voto.


Latinoamericanos en Cooperstown
La cuenta de la región en el Salón de la Fama comenzó con el gran Roberto Clemente, fallecido el 1° de enero de 1973 en un accidente aéreo, mientras intentaba llevar alimentos y ayuda a la atribulada Nicaragua, devastada por un poderoso terremoto. Los electores le dieron su placa exactamente 12 meses después de la tragedia, sin esperar que transcurrieran los cinco años que ordena el reglamento para entrar a la votación.

Desde entonces, han sido consagrados cuatro puertorriqueños en total, además de cuatro cubanos, tres dominicanos, un venezolano y un panameño.

Puerto Rico:
Roberto Clemente
Orlando Cepeda
Roberto Alomar
Iván Rodríguez

Cuba:
Tany Pérez
Martín Dihigo (Ligas Negras)
José Méndez (Ligas Negras)
Cristóbal Torrientes (Ligas Negras)

República Dominicana:
Juan Marichal
Pedro Martínez
Vladimir Guerrero

Venezuela:
Luis Aparicio

Panamá:
Rod Carew

domingo, 29 de julio de 2018

Asdrúbal Cabrera vs Eduardo Escobar

Asdrúbal Cabrera vs Eduardo Escobar

El emergente
Ignacio Serrano

¡Vaya coincidencia que nos ofreció el mercado de cambios en las Grandes Ligas! Durante semanas corrieron los rumores sobre la posible salida de Asdrúbal Cabrera y Eduardo Escobar de sus equipos, y cuando por fin pasó, fueron cambiados con diferencia de horas, casi minutos.

No fue casualidad. Los potenciales compradores del uno eran los mismos del otro. De hecho, la salida de ambos desencadenó de inmediato la cesión de un tercero, el ex cardenalero Mike Moustakas, cuyo destino dependía de los dos primeros, debido a las ventajas comparativas que ofrecían los venezolanos, especialmente en cuando a la capacidad para defender más posiciones, con más habilidad para embasarse.

Cabrera y Escobar nacieron campocortos, pero migraron. El anzoatiguense pasó a tercera en 2017 y finalmente recaló en segunda este año. El aragüeño mutaba a diario, por su rol de utility, hasta que el bajón del dominicano Miguel Sanó y una incontenible ofensiva le ganaron la posesión de la antesala.

El curso de los acontecimientos reveló el nivel de aprecio que las novenas de la MLB tienen por ellos.

Escobar era el más apetecible, por el botín que entregaron los Diamondbacks, nada menos que tres peloteros, y porque fue el primero en salir. Fíjense cómo suceden las cosas en las Mayores cuando el reloj corre en cuenta regresiva: ante la pérdida del premio mayor, las divisas necesitadas de un bate con guante de infielder se movieron a toda velocidad, lo que llevó a los Filis a entregar a uno de sus prospectos del montículo para hacerse de Cabrera. Y los Cerveceros, tras el doble palmo de narices, aceptaron el precio exigido por los Reales para ceder a Moustakas, incluso si sus limitaciones para mudarse de la esquina caliente significan el riesgo de probar en la intermedia al antesalista Travis Shaw.

Las estadísticas de la dupla criolla justifican la ansiedad de sus potenciales arrendadores, un término que es especialmente válido en los tres casos, por ser jugadores que pueden declararse agentes libres al finalizar la Serie Mundial.

Escobar tiene promedios de .274/.338/.514, con 15 jonrones y 37 tubeyes. Cabrera muestra .277/.329/.488, con 18 vuelacercas. La consistencia del primero para dar biangulares, una habilidad que se remonta al pasado y que le tenía al frente de la Liga Americana en esta zafra, así como la constancia rematadora del segundo, que por tradición pone sus mejores números después del Juego de Estrellas, hacen pensar en ellos como peloteros que podrán ayudar con el madero en la recta final, no solamente con la defensiva.

¿Era el central, realmente, el más apetecible, como mostraron los hechos?

El oriental tiene muchos simpatizantes en Venezuela, por sus notables reflejos en el short, que le llevaron a completar jugadas impensables sobre todo en sus tiempos con los Indios. Es cierto que la edad resta movilidad, pero también es cierto que él era el torpedero de menos alcance en esa brillante generación de relevo en la que formó parte junto a Elvis Andrus, Freddy Galvis y Alcides Escobar. Parece mejor dotado para las posiciones que terminaron dándole en Nueva York.

Escobar sigue siendo un paracorto eficaz, con registros de bateo ligeramente superiores. Eso explica que, al final, resultara el más cotizado en esta coincidencia que les tocó vivir.

Columna publicada en El Nacional, el domingo 29 de julio de 2018. 

sábado, 28 de julio de 2018

La sorprendente historia de nuestros catchers en Anaheim

El emergente
Ignacio Serrano

Francisco Arcia
Esta historia comenzó con Carlos Pérez en 2015. Su ascenso fue noticia fresca para el beisbol venezolano, pero más fresco fue su estreno, en el que conectó un cuadrangular, para engrosar así la pequeña lista de criollos que han dado jonrones en su primer encuentro en las Grandes Ligas.

Pérez llegaba como suplente a Anaheim, pero haciendo ruido. Antes y después de él, únicamente otro nativo, Miguel Cabrera, ha debutado en la MLB con un cuadrangular que ha dejado a sus rivales en el terreno.

Comenzó 2016 y se adueñó de la posición. Bateó lo suficiente, pero por sobre todo enseñó una defensiva tan sólida que terminó siendo uno de los tres finalistas del Guante de Oro, en noviembre de ese año.

Vino entonces el segundo giro inesperado. Un inicio lento con el madero llevo a los Ángeles a devolverlo a Triple A. Habían adquirido en el receso entre temporadas al habilidoso puertorriqueño Martín Maldonado, a quien entregaron la titularidad, y pensaron en darle un tiempo para retomar el paso en Salt Lake City, por lo que llamaron a Juan Graterol de las Menores.

Graterol había llegado vía waivers, pero no permitió el regreso de su compatriota, a pesar de que este último aprovecho la Liga de la Costa del Pacífico para batear a placer. En su mejor momento en las Mayores, el aragüeño se consolidó como guardaespaldas de Maldonado y no hubo manera de sacarlo del roster.

Así llegaron las cosas al último Spring Training, con una lucha entre dos criollos y otros dos esperando en las granjas. Ya José Briceño y Francisco Arcia se habían incorporado a la novena, con un recorrido que no les había permitido saborear el ansiado café grandeliga.

Pérez fue el primero en pagar el precio de tanta abundancia. Al no tener lugar arriba ni quedarle opciones en su contrato, terminó en waivers y fue tomado por los Bravos, que luego lo perdieron a manos de los Rangers. El antiguo aspirante al Guante de Oro quedó finalmente postergado y hoy sigue en Texas, en Triple A, luego de defender a Atlanta y a los texanos por un rato.

Un bajón con el madero le costó su puesto a Graterol, que fue a encontrarse en Salt Lake con sus dos coterráneos restantes. Allí se lesionó, y en qué mal momento, justo dos días antes de que los serafines necesitaran ayuda. Estando en la lista de incapacitados, vio cómo Briceño era llamado en su lugar, para hacer su estreno.

Arcia había estado lastimado por aquellos días, pero pronto se adueñó de la receptoría en esa categoría. Graterol entonces fue a parar a waivers y finalmente quedó en libertad. Hoy está con los Mellizos, en Triple A.

Briceño aprovechó el chance, entretanto, y llegó con tanto ruido como Pérez, largando, él también, un cuadrangular en su primer juego. Semanas después, al ser cambiado Maldonado a los Astros, la gerencia volteó a sus sucursales y decidió que era la hora de Arcia, el cuarto grandeliga nativo en ponerse los aperos en Los Ángeles.

El varguense celebró la noticia con gran estilo, y en una coincidencia asombrosa también sacó la pelota el día de su debut.

Ahora dos venezolanos comparten la posición arriba y ardemos en deseos de ver qué sucederá después, cuál será el próximo capítulo en esta historia sorprendente que protagonizan los catchers venezolanos en Anaheim.

Columna publicada en El Nacional, el sábado 28 de julio de 2018. 

jueves, 26 de julio de 2018

Gleyber Torres en la recta final

Gleyber Torres en la recta final

El emergente
Ignacio Serrano

Zimbio.com
Gleyber Torres salió de la lista de incapacitados de los Yanquis y desde este miércoles ha vuelto a ser parte del día a día en su divisa. Comenzó así una recta final que quizás sea histórica para la legión venezolana.

La ausencia del camarero coincidió con el resbalón de Nueva York, que sigue en la segunda casilla en el Este de la Liga Americana, pero lejos de Boston, ahora líder indiscutible.

Posiblemente haya sido coincidencia, porque los problemas de los Bombarderos pudieran tener más que ver con su staff de pitcheo que con lo sucedido en la intermedia, aunque la llegada del caraqueño es un impulso y una bocanada de aire fresco, visto cuánto aportó en la primera mitad de la temporada.

Torres todavía carece del mínimo necesario de apariciones legales en el plato para aspirar a los lideratos en average y demás promedios. A pesar de eso, sigue siendo el gran candidato al premio Novato de Año en el joven circuito, especialmente después de que su gran contendor, el japonés Shohei Ohtani, tuviera que bajarse de la lomita por problemas en el codo derecho, limitándose desde entonces al rol de designado.

El recluta nacido hace 21 años se mantiene al frente entre los novicios de la Americana, con 15 jonrones y 42 empujadas. Su compañero Miguel Andújar le escolta con 12 vuelacercas y 41 remolques, a pesar de haber sumado 120 turnos más que el criollo.

Andújar ha tenido una zafra más que decorosa, con una línea ofensiva de .294/.328/.500 que mucho se parece a la de Torres, aunque la de este último, con .290/.348/.548, tiene el doble mérito de estar acompañada por un OPS superior (.896 contra .828) y provenir de alguien que defiende la segunda base, una posición en la que la agilidad para poder usar el guante resta potencial e impacto con el madero (el dominicano, en cambio, es antesalista).

Ningún criollo ha ganado el premio Novato del Año desde que Oswaldo Guillén emuló en 1985 a Luis Aparicio. Ha pasado tanto tiempo, y han sido tan pocos los galardones de este tipo, que los aficionados y analistas tenemos fresca la respuesta a la trivia que refiere al legendario par.

Torres inició, al dejar la lista de incapacitados, el camino que le conducirá a ese parnaso que no pudieron visitar Freddy García, Miguel Cabrera, Félix Hernández ni Elvis Andrus, reclutas de postín que fallaron en su anhelo de cosechar los votos suficientes.

La ausencia del infielder de los Mulos (larga, si se le suman los juegos que no disputó en abril, por estar en Triple A) no impide que esté muy cerca de ser el número uno entre todos los novicios de las Mayores en los departamentos que primero ven los votantes: vuelacercas e impulsadas.

El mexicano Christian Villanueva, de los Padres, amaneció el miércoles con 19 bambinazos en más de 300 apariciones legales. Brian Anderson, de los Marlins, había llevado 49 rayitas al home, después de sobrepasar las 400 apariciones.

Si Torres, en apenas 241 idas al plato, estaba tan cerca de sus pares de la Liga Nacional, hay razones para esperar una emocionante recta final, en la que pueda cerrar con los mejores números entre todos los prospectos llegados a la MLB en 2018. Como ningún pitcher ha descollado como él, es posible que estemos presenciando el remate de uno de los novatos más sobresalientes que haya dado Venezuela. Veremos.

Columna publicada en El Nacional, el jueves 26 de julio de 2018. 

miércoles, 25 de julio de 2018

El lado malo de votar para el Salón de la Fama

El lado malo de votar para el Salón de la Fama

El emergente
Ignacio Serrano

El domingo publicamos una columna revelando nuestro voto por Omar Vizquel, Leonardo Hernández, Melvin Mora, Richard Hidalgo, Edwin Hurtado y Richard Garcés para el Salón de la Fama del beisbol venezolano. Ahora tomaremos posición sobre las 17 figuras que dejamos fuera, al sólo poder marcar seis casillas. Excluir a quienes también tienen méritos es el lado malo de ser uno de los votantes.

Omar Daal y Juan Carlos Pulido son referencias de nuestro beisbol en la década de los 90 y comienzos de este siglo. Pulido se mantuvo activo en nuestra pelota durante dos décadas y terminó como el zurdo con más victorias en la historia de la LVBP. Ambos tienen la trayectoria para tener una estatuilla en Valencia, especialmente el segundo. Son candidaturas sobre las que regresaremos, cuando la planilla se despeje.

Lo mismo ocurre con Luis Raven. Afuera no dejó huella, pero no hay manera de desmentir que durante al menos tres lustros fue uno de los bates más peligrosos y temidos de la pelota invernal. Llegó a ser uno de los tres más notables jonroneros en la historia de nuestro circuito y por eso merece consideración.

Alex Delgado no dejó grandes números. Pasó por las Grandes Ligas fugazmente y no tuvo el brillo de un Teolindo Acosta en México o un Robert Marcano en Japón. Nadie, sin embargo, ha ganado más anillos de campeón que él en la LVBP, y lo logró gracias a una inteligencia y defensiva que los pitchers de su tiempo recuerdan como la mejor de la liga. Sabemos de admirados colegas que le incluyeron en la papeleta, y esperamos hacerlo algún día.

Por Magglio Ordóñez ya votamos en 2017 y hasta publicamos una columna en la que lamentábamos la escasa cosecha que recibió el ex jardinero. Sus méritos deportivos son incontestables, suficientes para haber sido exaltado en la primera oportunidad. Luego de eso, tuvo declaraciones lamentables, en las que acusó sin veracidad ni pruebas a los umpires de la final de estar decidiendo a favor de Cardenales. Los estatutos nos obligan a considerar la conducta ciudadana y deportividad de los candidatos, y dijimos entonces que mientras no se retractara de aquellas falsas afirmaciones estábamos obligados a dejarle fuera de la planilla. Es lo que hicimos, pues el actual presidente de Caribes no se ha disculpado con los árbitros ni con la liga de la que forma parte, a la que debe defender y cuidar como el que más.

Jorge Julio Tapia, Carlos Guillén, Jesús Alfaro, Roberto Zambrano y Felipe Lira tienen currículos brillantes, con casos en la frontera. Alfaro, en particular, tiene una legión de seguidores. No estamos seguros de que merezcan la inmortalidad, pero seguiremos contrastando sus legados en la próxima lista de elegibles.

Tom Evans es el importado con más jonrones en la pelota profesional local. Dentro de sus estándares, como extranjero de élite, con más de un lustro de servicio aquí, es injusto que no forme parte del pabellón. Pero no podemos apoyarlo cuando son tantas las figuras consagradas por las que tampoco pudimos votar, y no está por encima de Vizquel, Leonardo, Mora, Hidalgo, Hurtado y Garcés.

Jay Gibbons, el otro forastero en la papeleta, no tiene cómo igualar a Evans. Y Oscar Azócar, Géremi González, Eduardo Pérez, Luis Rivas y Cristóbal Colón tuvieron carreras memorables. Pero no todos los grandes peloteros merecen estar en el templo.

Así fue como razonamos nuestro voto.

Columna publicada en El Nacional, el miércoles 25 de julio de 2018. 

martes, 24 de julio de 2018

José Altuve entre los latinos con récords al alcance en la segunda mitad


Zimbio.com
Por Ignacio Serrano / LasMayores.com

José Altuve cerró con 129 hits en esta primera mitad de temporada. Es líder de la MLB, incluyendo ambas ligas, aunque siente el acoso de Jean Segura. Tiene delante de sí una tarea ciclópea, que ningún latinoamericano ha conseguido. De hecho, sólo un pelotero ha tocado el récord que ahora persigue: ser el bateador con más imparables en su circuito durante cinco campañas consecutivas.

El venezolano ha reinado en la Americana desde 2014, ininterrumpidamente. Es dueño de la seguidilla más notable del beisbol después de la lograda por Ichiro Suzuki entre 2006 y 2010. Nadie ha hilvanado otra hilera con más de tres torneos, ni siquiera Ty Cobb, Rogers Hornsby o Tony Oliva.

Altuve empieza esta segunda parte del campeonato con la posibilidad de hacer historia, si mantiene el paso y resiste el acoso del dominicano Segura y demás contendores. Ha sido una máquina de dar incogibles, desde que en 2011 dio el salto a las Mayores. Nadie ha acumulado más cohetes a partir de esa fecha, un período en el que, además, ha conquistado tres títulos de bateo y pelea con Mookie Betts por el derecho a sumar un cuarto.

El camarero de los Astros de Houston necesita 96 indiscutibles para igualar su tope personal de 225. Lleva muy buen paso. No es una cifra imposible para quien una vez largó 102 imparables después de la pausa del Juego de Estrellas.

Esa cantidad de batazos a tierra de nadie que golpeó Altuve en la segunda mitad de 2015 no es el récord para un jugador nacido en América Latina. La marca pertenece al mexicano Mel Almada, que en 1938 largó 116, y al quisqueyano Miguel Diloné, que lo igualó en 1980.

Almada también llegó a ser una máquina, un rematador que en 1937 ya había largado 111 hits en la segunda parte del calendario. Es una cantidad tan significativa, que antes de Diloné, el gran Roberto Clemente fue quien más se le acercó, gracias a los 109 imparables que el Cometa de Carolina dio en el verano de 1964.

Terminado el descanso del Clásico de Julio, llega el momento de pisar el acelerador para equipos y jugadores. Arrecia la batalla en las seis divisiones y en los lideratos individuales. No sólo Altuve y Segura tienen cuentas pendientes.

Luis Severino, en medio de una cosecha de ensueño, empieza este lapso con 14 victorias y 2.31 de efectividad en 20 aperturas. Si pudiera igualar el máximo registro para un pitcher latinoamericano en el período que empieza, haría historia entre sus pares.

Es posible que no le alcance el tiempo, sin embargo. Con rotaciones de cinco hombres, a Severino le quedan unas 14 salidas, quizás 13. Tendría que anotarse triunfos en todas, porque el latino con más lauros en la segunda parte de una campaña, el cubano Adolfo Luque, ganó 14 veces.

Mike Cuéllar fue otro conspicuo rematador. También nativo de Cuba, en 1969 salió victorioso 13 veces después del Clásico de Julio, una menos que Luque, y de nuevo logró 13 en 1970, anticipándose a lo que después alcanzarían Ed Figueroa, de Puerto Rico, en 1978, y Johan Santana, de Venezuela, en 2004.

Pedro Martínez también fue una fuerza desde mediados de julio y hasta el final de cada temporada regular. Ningún otro pitcher del área iguala los 151 ponches que repartió en 1997 durante ese lapso, o los 144 que propinó en 2000.

Su compatriota Severino logró precisamente 144 en la primera parte de este torneo, que es más larga que la segunda. Martínez labró su camino al Salón de la Fama con su avasallante capacidad para abrumar a los toleteros contrarios, al punto de que eclipsó por completo los viejos topes del puertorriqueño Juan Pizarro, que fusiló a 139 en la recta final de 1961, y del dominicano Juan Marichal, que contabilizó 134 en 1963.

Edwin Díaz empieza este período como líder de la Liga Americana con 28 salvados y una proyección que le da 60, si se mantiene. Para llegar a los 62 que totalizó Francisco Rodríguez en 2008, un hito en el beisbol, necesita acercarse a la máxima cifra que alguien nacido por debajo del Río Grande ha logrado después del Juego de Estrellas.

Esa marca entre mediados de julio y principios de octubre está en poder del propio K-Rod, pero también de Danys Báez. Ambos rescataron 28 encuentros en 2005, coincidencialmente, aunque el venezolano también tuvo un cierre notable en 2006, cuando obtuvo 26 salvamentos.

En el medio de ambas cosechas está la de Aroldis Chapman en 2012, cuando se agenció 27.

¿Con cuántos dobletes terminará Eduardo Escobar? El antesalista de los Mellizos de Minnesota perdió impulso al llegar este mes y su proyección le pone por detrás del máximo registro histórico de 67, en poder de Earl Webb desde 1931. Pero todavía amenaza claramente la marca para bateadores nacidos en Venezuela, que tiene Magglio Ordóñez con 54.

Ningún latino ha dado más de 30 tubeyes en la segunda mitad. El puertorriqueño Carlos Delgado llegó exactamente a las tres decenas en 2000, aunque por poco perdió ese tope a manos de Albert Pujols, que reunió 29 en 2001 y de nuevo en 2012, y del también dominicano José Ramírez, que justificó su candidatura al Jugador Más Valioso de 2017 con 29 batazos de dos almohadillas después del Clásico de Julio.

Son los registros conseguidos en la Era de los Esteroides los que posiblemente resulten más difíciles de alcanzar hoy. Entre mediados de la década de los 90 y comienzos de este siglo, Sammy Sosa golpeó tres veces más de 30 cuadrangulares después de la pausa del choque estelar, con un tope de 35.

La triple explosión de Sosa da mayores méritos a quienes son sus escoltas en la marca para latinoamericanos. Ambos se mantienen activos, y son el quisqueyano José Bautista, con 30 en 2010, y el venezolano Carlos González, con 27 en 2015.

Los principales topes de impulsadas conseguidos por paleadores nacidos en la región en el lapso que ahora empieza datan también de los años de Slammin’ Sammy: él mismo se adjudicó 77 en 1998 y nuevamente en 2001, mientras que Andrés Galarraga, Manny Ramírez y Miguel Tejada llegaron a 75 en 1996, 2000 y 2004, respectivamente.

No pasa exactamente así entre los anotadores del área, aunque Sosa de nuevo aparezca con 74 en 2001 y 67 en 1998. Después de él, está el cubano Zoilo Versalles con 67 en 1965, y el quisqueyano Felipe Alou, con 66 en 1966.

Altuve necesita un remate como esos para asegurar su lugar en la historia, en caso de sumar los imparables que pretende para lograr un quinto liderato consecutivo en hits. No importa que no iguale la marca para latinos después del Juego de Estrellas, que posee el mexicano Almada, con 116, siempre y cuando sean los suficientes para poder alcanzar a Ichiro.

Esa carrera en busca del libro de récords, comienza, precisamente, este fin de semana.

domingo, 22 de julio de 2018

BREVES. Seattle se interesa en adquirir a Asdrúbal Cabrera

BREVES. Seattle se interesa en adquirir a Asdrúbal Cabrera

Notas de las
Grandes Ligas

Asdrúbal Cabrera interesa a los Marineros, de acuerdo con un reporte del sitio The Record. Se espera que el camarero sea negociado por los Mets antes del 31 de julio a las 4:00 de la tarde, y Seattle es el más reciente club que ha preguntado por él.

Jesús Aguilar no apareció este domingo en el lineup abridor de los Cerveceros de Milwauke, luego de que su nombre fuera tachado de la alineación la jornada previa, por presentar calambres en ambas corvas, reportó el diario Milwaukee Journal-Sentinel.

Carlos Carrasco se convirtió en el primer pitcher venezolano que llega a 12 victorias esta temporada. Durante seis entradas y dos tercios, dejó en cinco hits y dos carreras a los Rangers de Texas. Dio un boleto, ponchó a ocho y mejoró a 4.03 su efectividad.

Eduardo Rodríguez y Carrasco llegaron a 11 triunfos antes del Juego de Estrellas, igualando el récord para criollos en las Mayores, pero Rodríguez ahora está en la lista de incapacitados, sin fecha de regreso por ahora.

Omar Narváez llegó al fin de semana con una cadena de seis juegos bateando hits y una sólida producción en sus últimos 19 encuentros, con .452 de average (gracias a 28 imparables en 62 turnos), incluyendo tres jonrones y 14 empujadas. Para seguir la fiesta se fue de 3-2, con doble, boleto y dos anotadas.

Eduardo Paredes ha sido bajado nueve veces en lo que va de temporada. Ningún otro criollo ha sido devuelto más veces que él a Triple A en 2018.

José Alberto Martínez quedó en la banca durante los dos encuentros de la doble cartelera sabatina, para llegar a cinco juegos seguidos sin alinear como titular con los Cardenales.