BEISBOL 007: jose altuve

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martes, 24 de julio de 2018

José Altuve entre los latinos con récords al alcance en la segunda mitad


Zimbio.com
Por Ignacio Serrano / LasMayores.com

José Altuve cerró con 129 hits en esta primera mitad de temporada. Es líder de la MLB, incluyendo ambas ligas, aunque siente el acoso de Jean Segura. Tiene delante de sí una tarea ciclópea, que ningún latinoamericano ha conseguido. De hecho, sólo un pelotero ha tocado el récord que ahora persigue: ser el bateador con más imparables en su circuito durante cinco campañas consecutivas.

El venezolano ha reinado en la Americana desde 2014, ininterrumpidamente. Es dueño de la seguidilla más notable del beisbol después de la lograda por Ichiro Suzuki entre 2006 y 2010. Nadie ha hilvanado otra hilera con más de tres torneos, ni siquiera Ty Cobb, Rogers Hornsby o Tony Oliva.

Altuve empieza esta segunda parte del campeonato con la posibilidad de hacer historia, si mantiene el paso y resiste el acoso del dominicano Segura y demás contendores. Ha sido una máquina de dar incogibles, desde que en 2011 dio el salto a las Mayores. Nadie ha acumulado más cohetes a partir de esa fecha, un período en el que, además, ha conquistado tres títulos de bateo y pelea con Mookie Betts por el derecho a sumar un cuarto.

El camarero de los Astros de Houston necesita 96 indiscutibles para igualar su tope personal de 225. Lleva muy buen paso. No es una cifra imposible para quien una vez largó 102 imparables después de la pausa del Juego de Estrellas.

Esa cantidad de batazos a tierra de nadie que golpeó Altuve en la segunda mitad de 2015 no es el récord para un jugador nacido en América Latina. La marca pertenece al mexicano Mel Almada, que en 1938 largó 116, y al quisqueyano Miguel Diloné, que lo igualó en 1980.

Almada también llegó a ser una máquina, un rematador que en 1937 ya había largado 111 hits en la segunda parte del calendario. Es una cantidad tan significativa, que antes de Diloné, el gran Roberto Clemente fue quien más se le acercó, gracias a los 109 imparables que el Cometa de Carolina dio en el verano de 1964.

Terminado el descanso del Clásico de Julio, llega el momento de pisar el acelerador para equipos y jugadores. Arrecia la batalla en las seis divisiones y en los lideratos individuales. No sólo Altuve y Segura tienen cuentas pendientes.

Luis Severino, en medio de una cosecha de ensueño, empieza este lapso con 14 victorias y 2.31 de efectividad en 20 aperturas. Si pudiera igualar el máximo registro para un pitcher latinoamericano en el período que empieza, haría historia entre sus pares.

Es posible que no le alcance el tiempo, sin embargo. Con rotaciones de cinco hombres, a Severino le quedan unas 14 salidas, quizás 13. Tendría que anotarse triunfos en todas, porque el latino con más lauros en la segunda parte de una campaña, el cubano Adolfo Luque, ganó 14 veces.

Mike Cuéllar fue otro conspicuo rematador. También nativo de Cuba, en 1969 salió victorioso 13 veces después del Clásico de Julio, una menos que Luque, y de nuevo logró 13 en 1970, anticipándose a lo que después alcanzarían Ed Figueroa, de Puerto Rico, en 1978, y Johan Santana, de Venezuela, en 2004.

Pedro Martínez también fue una fuerza desde mediados de julio y hasta el final de cada temporada regular. Ningún otro pitcher del área iguala los 151 ponches que repartió en 1997 durante ese lapso, o los 144 que propinó en 2000.

Su compatriota Severino logró precisamente 144 en la primera parte de este torneo, que es más larga que la segunda. Martínez labró su camino al Salón de la Fama con su avasallante capacidad para abrumar a los toleteros contrarios, al punto de que eclipsó por completo los viejos topes del puertorriqueño Juan Pizarro, que fusiló a 139 en la recta final de 1961, y del dominicano Juan Marichal, que contabilizó 134 en 1963.

Edwin Díaz empieza este período como líder de la Liga Americana con 28 salvados y una proyección que le da 60, si se mantiene. Para llegar a los 62 que totalizó Francisco Rodríguez en 2008, un hito en el beisbol, necesita acercarse a la máxima cifra que alguien nacido por debajo del Río Grande ha logrado después del Juego de Estrellas.

Esa marca entre mediados de julio y principios de octubre está en poder del propio K-Rod, pero también de Danys Báez. Ambos rescataron 28 encuentros en 2005, coincidencialmente, aunque el venezolano también tuvo un cierre notable en 2006, cuando obtuvo 26 salvamentos.

En el medio de ambas cosechas está la de Aroldis Chapman en 2012, cuando se agenció 27.

¿Con cuántos dobletes terminará Eduardo Escobar? El antesalista de los Mellizos de Minnesota perdió impulso al llegar este mes y su proyección le pone por detrás del máximo registro histórico de 67, en poder de Earl Webb desde 1931. Pero todavía amenaza claramente la marca para bateadores nacidos en Venezuela, que tiene Magglio Ordóñez con 54.

Ningún latino ha dado más de 30 tubeyes en la segunda mitad. El puertorriqueño Carlos Delgado llegó exactamente a las tres decenas en 2000, aunque por poco perdió ese tope a manos de Albert Pujols, que reunió 29 en 2001 y de nuevo en 2012, y del también dominicano José Ramírez, que justificó su candidatura al Jugador Más Valioso de 2017 con 29 batazos de dos almohadillas después del Clásico de Julio.

Son los registros conseguidos en la Era de los Esteroides los que posiblemente resulten más difíciles de alcanzar hoy. Entre mediados de la década de los 90 y comienzos de este siglo, Sammy Sosa golpeó tres veces más de 30 cuadrangulares después de la pausa del choque estelar, con un tope de 35.

La triple explosión de Sosa da mayores méritos a quienes son sus escoltas en la marca para latinoamericanos. Ambos se mantienen activos, y son el quisqueyano José Bautista, con 30 en 2010, y el venezolano Carlos González, con 27 en 2015.

Los principales topes de impulsadas conseguidos por paleadores nacidos en la región en el lapso que ahora empieza datan también de los años de Slammin’ Sammy: él mismo se adjudicó 77 en 1998 y nuevamente en 2001, mientras que Andrés Galarraga, Manny Ramírez y Miguel Tejada llegaron a 75 en 1996, 2000 y 2004, respectivamente.

No pasa exactamente así entre los anotadores del área, aunque Sosa de nuevo aparezca con 74 en 2001 y 67 en 1998. Después de él, está el cubano Zoilo Versalles con 67 en 1965, y el quisqueyano Felipe Alou, con 66 en 1966.

Altuve necesita un remate como esos para asegurar su lugar en la historia, en caso de sumar los imparables que pretende para lograr un quinto liderato consecutivo en hits. No importa que no iguale la marca para latinos después del Juego de Estrellas, que posee el mexicano Almada, con 116, siempre y cuando sean los suficientes para poder alcanzar a Ichiro.

Esa carrera en busca del libro de récords, comienza, precisamente, este fin de semana.

lunes, 11 de junio de 2018

José Altuve “en camino” a .400 de promedio

De por vida, el camarero batea .324 en la carretera, el 19° mejor de la historia


MLB.com / TEXAS.-  José Altuve persigue un promedio de bateo de .400. En la carretera. Ciertamente eso no es tan sagrado y reverenciado como un promedio de .400 en general. Cosa que no se ha hecho desde 1941, cuando el miembro del Salón de la Fama Ted Williams -quizá el mejor bateador de la historia del béisbol- bateó .406.
Altuve, sin embargo, podría hacer una carrera de .400 de una manera diferente. Después de irse de 4-2 con un jonrón el viernes por la noche en Texas, el segunda base de los Astros y el ganador del Premio Jugador Más Valioso de la Liga Americana entró al fin de semana con un .415 (135-59) lejos del Minute Maid Park, casa de los Astros. Esa es la marca más alta (con mínimo 100 apariciones en el plato) en las Grandes Ligas este año, y la única sobre .400, la siguiente mejor es la del jardinero resurgido de los Dodgers Matt Kemp a .398 (aunque en más de 40 viajes menos al plato que Altuve). Ningún otro jugador está al norte de .370.
Puede que sea poco probable, pero el piloto de 28 años ha demostrado una habilidad sobrenatural por alejarse de casa.
Su promedio de bateo de por vida de .324 en la carretera es el 19º mejor de todos los tiempos (mínimo 1.000 VB en viajes), y el Nº 1 entre los jugadores activos, justo por delante del .323 de Joey Votto.
Aunque queda “camino” por recorrer, y nadie puede predecir que Altuve mantendrá este nivel lejos de su hogar. Pero será divertido seguirle durante el verano, comenzando ahora, con los Astros al comenzando un viaje de 10 series durante toda la temporada que podría tener a Altuve al rojo vivo en camino a .400.

José Altuve sube a .342 y sigue acercándose a Mookie Betts

José Altuve sube a .342 y sigue acercándose a Mookie Betts

El  camarero venezolano José Altuve disparó otros dos hits, llegó a ocho juegos seguidos bateando a tierra de nadie y volvió a avanzar en la lucha por el liderato de bateo de la Liga Americana, al amanecer este lunes con .342 su average, su punto más alto en esta temporada desde el pasado 2 de mayo.

Altuve ha dado 13 incogibles desde el 2 de junio se fue de 4-2 y se mantiene en la cima de los hiteadores de la Americana con 93 cohetes, en ruta a una quinta cosecha consecutiva sobre 200 hits, algo impensable para los criollos antes de su llegada a las Mayores.

El carabobeño criado en Maracay está cada vez más cerca de lastimado Mookie Betts (.359), quien está fuera por lesión. Jean Segura tiene .337 y ahora es tercero.

Eduardo Escobar está en el vigésimo peldaño con .288, mientras que Wilson Ramos, ahora con .287, está en la vigésimo primera casilla. Son los criollos mejor ubicados en el joven circuito después de Altuve.

En la Nacional, José Alberto Martínez sigue indetenible, largó de 4-2 y saltó al sexto puesto, al ponerse en .320 de average.

Eugenio Suárez es el décimo cuarto con .301, mientras que Odúbel Herrera cayó a .288 y es décimo noveno.

Matt Kemp ya no tiene la cima, pues bajó a .338 y cedió la punta a Scooter Gennett y Freddie Freeman, que la comparten con .340.

sábado, 9 de junio de 2018

Los lentos comienzos de José Altuve

Los lentos comienzos de José Altuve

El emergente
Ignacio Serrano

Zimbio.com
Este lento comienzo qué Jose Altuve ha tenido en 2018 es casi una réplica de lo vivido en 2017, cuando el camarero de los Astros vivió su mejor temporada en las Grandes Ligas.

Fue tan brillante la segunda mitad del Pequeño Gigante, y fue tan notable lo que luego hizo en la postemporada, que a menudo olvidamos lo que sufrió entre abril y mayo para convertirse en el émbolo principal que movió la maquinaria de los texanos hasta el último juego de la Serie Mundial.

La verdadera cosecha de Altuve comenzó el 15 de mayo, cuando bateo de 4-2, con un vuelacercas y tres empujadas. Allí empezó a producir con un ritmo febril, que terminó por darle prácticamente todos los premios, incluyendo el Bate de Plata, el Hank Aaron Award y el Jugador Más Valioso.

Antes de ese día, el infielder presentaba una relativamente discreta línea con promedios de .286/.373/.458, muy diferente al registro de .346/.410/.547 con que cerro.

Únicamente había largado cinco cuadrangulares para esa fecha y parecía improbable que repetiría los 24 que en 2016 le llevaron a convertirse en la rareza que tanto admiran en la MLB: toletero de alto average, capaz también de sumar extrabases y empujar carreras.

Lo que siguió en los últimos cuatro meses y medio fue esplendoroso. Es la parte que más recordamos sus compatriotas, cuando hacemos memoria y revivimos la brillante cosecha de Altuve, que finalmente logró su cuarta zafra sobre 200 hits y su tercer título de bateo en la Liga Americana.

Entre el 15 de mayo y el 1° de octubre, cuando terminó la ronda regular, bateó para .364/.427/.582. Su OPS de 1.009 en esos cuatro meses y medio aplastó el de .792 que mostraba tímidamente antes de prenderse.

Hay algo curioso aquí. Porque Altuve no es precisamente un toletero de lento inicio. En su carrera batea sobre .300 en todos los meses, con promedios casi exactos entre lo que ha hecho en las primeras mitades y lo que ha puesto después de eso. Sin embargo, para mediados de mayo del año pasado andaba en .286 y el 14 de mayo de este año andaba en .305, que ha sido su punto más bajo de 2018 después del Día Inaugural.

¿Explica eso que su balance actual no muestre todavía al productor de los últimos tiempos en todas sus capacidades? ¿Estamos presenciando otro punto de quiebre, semejante al que experimentó en la justa anterior, a partir de ese encuentro en el que dio dos indiscutibles ante los Marlins?

Altuve ha vuelto a encenderse y llegó al viernes con una línea de .469/.500/.653 en sus últimos 12 cotejos.

En general, todavía está por debajo de sus números recientes, con una proyección que sugiere apenas 10 bambinazos, 78 impulsadas y 23 bases robadas. Es una lástima en todo sentido, incluyendo la amenaza de no llegar a 30 estafas, pues ningún venezolano exhibe siete cosechas sobre la treintena (la séptima, que tendría el mérito adicional de ser consecutiva, le ayudaría a dejar atrás las seis del gran Luis Aparicio).

El lineup de Houston no ha dado lo que dio en 2017. El nativo no es el único en mora, aunque su deuda particular está referida específicamente al poder y los robos, pues ya pelea por el liderato de bateo con .338 de average.

¿Estaremos ante otro remate de Altuve? Será emocionante constatarlo en los próximos cuatro meses.  
Columna publicada en El Nacional, el sábado 9 de junio de 2018.