El lado malo de votar para el Salón de la Fama
El emergente
Columna publicada en El Nacional, el miércoles 25 de julio de 2018.
Ignacio Serrano
El domingo publicamos una columna revelando nuestro voto por Omar Vizquel, Leonardo Hernández, Melvin Mora, Richard Hidalgo, Edwin Hurtado y Richard Garcés para el Salón de la Fama del beisbol venezolano. Ahora tomaremos posición sobre las 17 figuras que dejamos fuera, al sólo poder marcar seis casillas. Excluir a quienes también tienen méritos es el lado malo de ser uno de los votantes.
Omar Daal y Juan Carlos Pulido son referencias de nuestro beisbol en la década de los 90 y comienzos de este siglo. Pulido se mantuvo activo en nuestra pelota durante dos décadas y terminó como el zurdo con más victorias en la historia de la LVBP. Ambos tienen la trayectoria para tener una estatuilla en Valencia, especialmente el segundo. Son candidaturas sobre las que regresaremos, cuando la planilla se despeje.
Lo mismo ocurre con Luis Raven. Afuera no dejó huella, pero no hay manera de desmentir que durante al menos tres lustros fue uno de los bates más peligrosos y temidos de la pelota invernal. Llegó a ser uno de los tres más notables jonroneros en la historia de nuestro circuito y por eso merece consideración.
Alex Delgado no dejó grandes números. Pasó por las Grandes Ligas fugazmente y no tuvo el brillo de un Teolindo Acosta en México o un Robert Marcano en Japón. Nadie, sin embargo, ha ganado más anillos de campeón que él en la LVBP, y lo logró gracias a una inteligencia y defensiva que los pitchers de su tiempo recuerdan como la mejor de la liga. Sabemos de admirados colegas que le incluyeron en la papeleta, y esperamos hacerlo algún día.
Por Magglio Ordóñez ya votamos en 2017 y hasta publicamos una columna en la que lamentábamos la escasa cosecha que recibió el ex jardinero. Sus méritos deportivos son incontestables, suficientes para haber sido exaltado en la primera oportunidad. Luego de eso, tuvo declaraciones lamentables, en las que acusó sin veracidad ni pruebas a los umpires de la final de estar decidiendo a favor de Cardenales. Los estatutos nos obligan a considerar la conducta ciudadana y deportividad de los candidatos, y dijimos entonces que mientras no se retractara de aquellas falsas afirmaciones estábamos obligados a dejarle fuera de la planilla. Es lo que hicimos, pues el actual presidente de Caribes no se ha disculpado con los árbitros ni con la liga de la que forma parte, a la que debe defender y cuidar como el que más.
Jorge Julio Tapia, Carlos Guillén, Jesús Alfaro, Roberto Zambrano y Felipe Lira tienen currículos brillantes, con casos en la frontera. Alfaro, en particular, tiene una legión de seguidores. No estamos seguros de que merezcan la inmortalidad, pero seguiremos contrastando sus legados en la próxima lista de elegibles.
Tom Evans es el importado con más jonrones en la pelota profesional local. Dentro de sus estándares, como extranjero de élite, con más de un lustro de servicio aquí, es injusto que no forme parte del pabellón. Pero no podemos apoyarlo cuando son tantas las figuras consagradas por las que tampoco pudimos votar, y no está por encima de Vizquel, Leonardo, Mora, Hidalgo, Hurtado y Garcés.
Jay Gibbons, el otro forastero en la papeleta, no tiene cómo igualar a Evans. Y Oscar Azócar, Géremi González, Eduardo Pérez, Luis Rivas y Cristóbal Colón tuvieron carreras memorables. Pero no todos los grandes peloteros merecen estar en el templo.
Así fue como razonamos nuestro voto.
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