El emergente
Esta historia comenzó con Carlos Pérez en 2015. Su ascenso fue noticia fresca para el beisbol venezolano, pero más fresco fue su estreno, en el que conectó un cuadrangular, para engrosar así la pequeña lista de criollos que han dado jonrones en su primer encuentro en las Grandes Ligas.
Ignacio Serrano
Francisco Arcia |
Pérez llegaba como suplente a Anaheim, pero haciendo ruido. Antes y después de él, únicamente otro nativo, Miguel Cabrera, ha debutado en la MLB con un cuadrangular que ha dejado a sus rivales en el terreno.
Comenzó 2016 y se adueñó de la posición. Bateó lo suficiente, pero por sobre todo enseñó una defensiva tan sólida que terminó siendo uno de los tres finalistas del Guante de Oro, en noviembre de ese año.
Vino entonces el segundo giro inesperado. Un inicio lento con el madero llevo a los Ángeles a devolverlo a Triple A. Habían adquirido en el receso entre temporadas al habilidoso puertorriqueño Martín Maldonado, a quien entregaron la titularidad, y pensaron en darle un tiempo para retomar el paso en Salt Lake City, por lo que llamaron a Juan Graterol de las Menores.
Graterol había llegado vía waivers, pero no permitió el regreso de su compatriota, a pesar de que este último aprovecho la Liga de la Costa del Pacífico para batear a placer. En su mejor momento en las Mayores, el aragüeño se consolidó como guardaespaldas de Maldonado y no hubo manera de sacarlo del roster.
Así llegaron las cosas al último Spring Training, con una lucha entre dos criollos y otros dos esperando en las granjas. Ya José Briceño y Francisco Arcia se habían incorporado a la novena, con un recorrido que no les había permitido saborear el ansiado café grandeliga.
Pérez fue el primero en pagar el precio de tanta abundancia. Al no tener lugar arriba ni quedarle opciones en su contrato, terminó en waivers y fue tomado por los Bravos, que luego lo perdieron a manos de los Rangers. El antiguo aspirante al Guante de Oro quedó finalmente postergado y hoy sigue en Texas, en Triple A, luego de defender a Atlanta y a los texanos por un rato.
Un bajón con el madero le costó su puesto a Graterol, que fue a encontrarse en Salt Lake con sus dos coterráneos restantes. Allí se lesionó, y en qué mal momento, justo dos días antes de que los serafines necesitaran ayuda. Estando en la lista de incapacitados, vio cómo Briceño era llamado en su lugar, para hacer su estreno.
Arcia había estado lastimado por aquellos días, pero pronto se adueñó de la receptoría en esa categoría. Graterol entonces fue a parar a waivers y finalmente quedó en libertad. Hoy está con los Mellizos, en Triple A.
Briceño aprovechó el chance, entretanto, y llegó con tanto ruido como Pérez, largando, él también, un cuadrangular en su primer juego. Semanas después, al ser cambiado Maldonado a los Astros, la gerencia volteó a sus sucursales y decidió que era la hora de Arcia, el cuarto grandeliga nativo en ponerse los aperos en Los Ángeles.
El varguense celebró la noticia con gran estilo, y en una coincidencia asombrosa también sacó la pelota el día de su debut.
Ahora dos venezolanos comparten la posición arriba y ardemos en deseos de ver qué sucederá después, cuál será el próximo capítulo en esta historia sorprendente que protagonizan los catchers venezolanos en Anaheim.
Columna publicada en El Nacional, el sábado 28 de julio de 2018.
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