BEISBOL 007: Pascual

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viernes, 5 de agosto de 2011

ANTONIO, LO PRIMERO ES “LA FAMIGLIA”


Por Andrés Pascual

     A nadie le interesan los nombres que componen la dirigencia de la IBAF; a nadie menos a los cubanos…
     Antonio Castro, hijo del dictador, dueño del beisbol nacional como derecho que tienen todos los familiares y allegados del sátrapa de apropiarse del renglón nacional que quieran, (hasta ahora se salva la Dalia Negra, Alfredo Guevara, porque ninguno ha mostrado inclinación por el cine); o Alicia Alonso, porque a Mariela le gusta más jugar a las hembras “machitos”; entonces le regalaron los homosexuales y las lesbianas…bueno, a Antonio lo eligieron hace varios meses vicepresidente de la desprestigiada Federación Internacional de Beisbol, que no supo representar dignamente al beisbol internacional amateur ante el enemigo del deporte aficionado, la transnacional del consumo, por lo que sucumbió ante la contaminación del Olimpismo de tal forma que ni este existe ni el postulado del Barón Pierre de Coubertein es válido ya.
    Resulta que Antonio era el vice de la Federación de Castro y fue elegido al supuesto alto mando internacional sin tomarse en cuenta para nada al presidente de la instancia en Cuba. Tal vez sea porque ese cargo requiere “mucho avión” y lo que se llama confiar, el hermano prefiere al sobrino para no levantarse un día con una sorpresa desagradable de deserción, que bastante han tenido…
      Ricardo Fraccari, presidente de la Federación Italiana, fue elegido presidente de la FIB, con lo que se rememora la “era Notari” en el beisbol amateur.
      ¿Qué hace Antonio Castro ahí? ¿Qué tan ducho puede ser un “un don nadie” en asuntos del beisbol internacional como para aceptar un cargo que tiene aptitudes diplomáticas incluidas? ¿De cuánto dinero robado del erario por la familia Castro fue necesario disponer para “comprar” el puesto del hijo y sobrino? Ahora, ¿Quería Antonio ese puesto? Tal vez.
      El boricua Israel Jordán vota por cualquier cosa a favor de Castro, ni lee; puede ser capaz de firmar su sentencia de muerte sin saberlo, siempre que sea propuesto desde La Habana…uno a favor.
      Lo demás era cosa de convencer al resto, con poder de voto, de lo necesario de complacer al tirano con su presencia en el foro a través de su hijo. Castro, a fin de cuentas, no es un voto, son todos los de sus aliados que superan con creces a cualquier otro grupo y no solo en el beisbol. Lo otro, puede disponer de un diezmo anual para salvar de la asfixia lo mismo a la Federación que a un torneo…lo hizo antes.
       Ahora, todo debe verse de acuerdo a las circunstancias: sin voluntad para componer un deporte que ya se cayó a pedazos en Cuba, hay que calmar al único público del mundo al cual no se le puede llamar respetable con, quizás, arreglos con la Federación por torneos convocados bajo prohibición de profesionales de ninguna categoría, lo que no podría ocurrir en un evento como el nocivo Clásico, único que quedaría en manos del profesionalismo; si, a fin de cuentas, como que ya el beisbol no es olímpico, pues tienen las manos libres como federación para regresar a los tiempos en que Castro exigía lo que le daba la gana y pagaba árbitros que decidieran a su favor si era necesario, con los estrategas del calendario haciendo estos de tal forma que siempre le beneficiaban.
      Esta es la era de total injerencia y control de la FIB por el tirano, ¿Qué Antonio no está capacitado para la puja política en niveles estelares? ¿Y qué? Ese individuo solo será presencia visible ahí, el cerebro de la gestión estará encima de él, moviéndolo a través de los cordeles del polichinela.
       Las palabras de Ricardo Fraccari después que se le eligió fueron: “La Nostra Deve Essere la Casa di Tute la Federacione”, apuesto a que cualquiera se imagina a Vito Corleone en el discurso ante todos los Capos, condonando deudas por el asesinato de Santino…
      A fin de cuentas, un ex yerno de Raúl es un descendiente creo que de Joe Bonano, uno de los cinco grandes…ya saben cómo moverse en Italia y manejar a cierto tipo de italiano.
     

jueves, 21 de julio de 2011

ORIGEN Y FRUSTRACION DE “LA DIPLOMACIA BEISBOLERA”


Por Andrés Pascual

      En 1969, el cubano Pedro “Preston” Gómez fue nombrado manager de la franquicia de expansión de la Liga Nacional Padres de San Diego, el primero en funciones designado “a tiempo completo”, no solo de Cuba, sino de América Latina; incluso, el primero del tan llevado y traído sector “de las minorías” en este país.
      Una vez convertido el piloto cubano en una personalidad de las Grandes Ligas, el tirano no perdió ocasión y comenzó a establecer contactos con el debutante; ni por simpatía personal ni porque dirigió a los Cubans cuando el triunfo de 1959 en la Pequeña Serie Mundial ni, mucho menos, por algo que resultara en beneficio para Cuba; sencillamente, quería tener cerca al nuevo triunfador criollo en Estados Unidos, dándole cumplimiento a su política de “por si mañana me hace falta”.
      Con Preston Gómez tenía un problema o varios: no era un delincuente ni un individuo al que pudiera ofrecerle el plato de decadencia a “lo romano en tiempos de orgía” con mujeres, bebida, homosexuales, mariguana… donde se originan las fotos y películas peligrosas para las víctimas, útiles para el chantaje posterior; en el caso del manager, estaba ante una personalidad real del beisbol americano: decente, pulcro, caballeroso, por lo tanto, respetable.
      Pero Castro tenía en su poder algo preciado para un hombre que, hecho en los moldes de la tradición cubana, consideraba el concepto familiar en el justo nivel de reconocimiento cristiano: su hermano llevaba varios años injustamente preso por circunstancias políticas con una sanción de 20, en las mazmorras criminales del régimen. Luego, como ha hecho durante los 52 tenebrosos años que tiraniza a la población, consideró que Preston Gómez clasificaba como uno de sus rehenes de nuevo tipo con base en Estados Unidos.
      A finales de 1969, vía México, llegó el recién estrenado director de los Padres de San Diego a Cuba…como cubanos que se resistieron a aceptar la maldad manipuladora de Castro, Preston Gómez creyó que lograría la liberación del hermano, sin tener en cuenta que el dictador nunca lo haría, para tenerlo a él, durante el mayor tiempo posible, en sus manos. Además, el oriental podría ser de utilidad en tiempos futuros, una vez que Nixon planteó abiertamente, ese año, el proyecto de pragmatismo político realista, en el que expresaba que “Estados Unidos no utilizaría nunca la fuerza ni la influencia bajo su mandato para deponer un sistema ideológico diferente, aceptado por un país latinoamericano que apoyara el pueblo”, semejante criterio era dirigido a Cuba y Chile fue un ejemplo demoledor, Castro podía dormir tranquilo…”
      A través de Preston Gómez estableció relaciones con el Ingeniero Alejo Peralta, dueño de los Tigres de Méjico de la Liga Mejicana, quien se mantuvo más de 10 anos engañado, creyéndole al dictador la promesa de que sería el único autorizado a firmar jugadores cubanos como profesionales para su club.
      Peralta fue utilizado para otras relaciones necesarias, a la vez que algunos jóvenes, con poder político sobre el beisbol cubano de la época, pasaban 42 días de vacaciones anualmente en Méjico, abasteciéndose de útiles como ropas y electrodomésticos necesarios en una Cuba que, desde 1961, nadie, como no fuera la nomenclatura o ese tipo de elemento protegido, podía disfrutar: Servio Borges, Jorge Fuentes, Martín, Menéndez Miñoso…viajaban rotativamente desde 1971 a la Academia de los Tigres en Pastejé para hacer como que se adiestraban en la doble matanza entre un segunda base y un campocorto, para luego transmitirle “la experiencia laboral” a Félix Isasi y a Rodolfo Puente; o para enseñar a pitchear a Manuel Hurtado, a Julio Rojo o a Roberto Valdés…
      De no haberse constituido en la célula originaria de la decadencia del beisbol nacional, era argumento del mejor sainete posible: hombres que nunca habían jugado pelota, enseñando  los mejores jugadores del momento en la Isla a jugarla.
      En 1975, bajo la Administración Ford, Preston Gómez inició lo que se conoció como “la diplomacia del beisbol”, que consistió en la proposición de tres juegos en La Habana entre los Yanquis y los Dodgers en spring trainning, ya en ese momento, el cubano trabajaba para la Organización de los O’Malley; además, los Yanquis celebrarían un juego contra el equipo de Castro. Sin embargo, Bowie Khun, Comisionado de Grandes Ligas en esa época, no aceptó que se enfrentaran a los Yanquis, sino que propuso un Todos Estrellas, lo que no fue aceptado por La Habana, porque el dictador quería pisotear a los Mulos en plena fase de entrenamiento, luego con todos los jugadores fuera de forma. La serie sería en la primavera de 1976.
      La documentación de la intervención mercenaria de Castro en Angola y su posterior aceptación públicamente, llevó a Jimmy Carter, nuevo presidente elegido el año anterior, archiliberal y pusilánime, a suspender los encuentros que muchos creyeron que abrirían una puerta de distensión bilateral y que posibilitaría encuentros capaces de desembocar en el restablecimiento de unas relaciones que al dictador nunca le han interesado; porque ha sido y es la beligerancia contra Estados Unidos no solo la justificación de la incapacidad, de la ineficiencia y de la represión política del régimen, sino la razón de su existencia: no pueden dirigir en paz porque no son administradores competentes, de respeto; entonces lo hacen como el general, desde una cabaña en el teatro de una guerra imaginaria permanente que es contra el pueblo, aunque se justifique con “la amenaza imperialista”
     Hasta finales de los 90, no se produjo otro ensayo de “diplomacia beisbolera”, cuando un cabildero y gran aportador de fondos del partido demócrata, millonario el tipo, Pete Angelos, llevó a La Habana al Baltimore. A muchos de esta gentuza americana no les interesa el pueblo cubano; sino la ideología autoritaria criminal sobre la República, que es vista como incapaz de nada positivo por lo económico, pero excelente para que se comporte como el mayoral de la finca que pretenden; es decir, ellos piensan engullirse a Cuba en inversiones de todo tipo, no para cambiar a Castro y su régimen explotador, sino para solidificar su dictadura: nadie mejor pudiera cuidar de sus propiedades que, además, usaría al ciudadano nacional en total mano de obra esclava sin ningún tipo de reclamación. Aquel viaje fue consentido y apoyado por la administración Clinton y por el desprestigiado gangster del beisbol, Bud Selig.
      Después de ese ensayo diplomático, Castro fusiló tres ciudadanos de raza negra que pretendían escapar del infierno antillano; condenó a sanciones increíbles a casi un centenar de otros por solo opinar diferente; ha enfrentado a la oposición al estilo progromista; le ha pedido más austeridad a una población que, desde hace 50 años, desconoce no la palabra consumo, sino mínimo esencial de vida; reforzó con leyes criminales el código penal contra la oposición pacífica, entre la que se encuentra la traición a la patria bajo aplicación de la ley mordaza y, así…
       Pete Angelos piensa volver con sus Orioles a La Habana para continuar dándole cumplimiento a aquel aborto que inició Preston Gómez hace 40 y según rumores, los Cubs de Chicago también comentaron sobre el particular, sin embargo, nada se ha concretado.
      El hermano del ex manager de los Cubans fue puesto en libertad junto a otros 3,000, bajo condiciones de indulto, después de 19 años preso, en 1979; es decir, Castro no le devolvió el gesto a Preston Gómez.
      El 26 de marzo del 2008, una camioneta golpeó a un anciano en una gasolinera de California mientras abastecía de gasolina a su auto; el 13 de enero del 2009, el beisbol cubano amanecía de luto por la noticia infausta de la muerte del legendario manager cubano Preston Gómez, que nunca se repuso de las graves lesiones del accidente. Su hermano Rafael regresó a vivir a Cuba porque “este país es más injusto que el gobierno de la Isla”.
      Y todavía Castro les mantiene cerrados “los libros diplomáticos” a esta caterva de interesados y oportunistas americanos de ambos partidos, que ven al país como una fruta, sin tener en cuenta que, además de no estar “on sale”, lo que está es envenenada.

 Castro puso en ridículo y hasta en duda moral el nombre glorioso de Preston Gómez.








domingo, 17 de julio de 2011

Y,¿Hasta cuando van a dejar la historia sin desempolvar?

Por Andrés Pascual

       Periodismo es problema, el que no lo quiera entender, tiene que dejar la profesión, o meditar sobre su decisión a “entrar” a ese mundo…
       Hay normas clásicas inviolables como “lo objetivo” y hay imposiciones de los dueños, sean The Miami Herald, el Nuevo Herald, The New York Times o el Granma para menos de 100,000 lectores de la Cuba castrocomunista.
        El periodismo liberal americano maneja a su favor la condescendencia, que no es más que contentar, con posiciones de factura comprometida y cobarde, muy ajenas a su verdadera esencia, a un importante sector de “iguales”.
       Muchos  fanáticos cubanos de boxeo de factura castrista no simpatizarán con usted nunca si no les dice, abierta o sugeridamente, que Gamboa es mejor que Manny Pacquiao (o que a los grandes estrellas del pasado pugílistico nacional, a las que ni conoce ni le interesa conocer); o que los trainers de hoy son superiores a los que hicieron a aquellas maravillas de antaño, reconocidas y respetadas en todos los países de Occidente. Son gente que les arrancaron involuntariamente su pasado; pero no tienen como compromiso personal rescatarlo como parte de la recuperación de su propia identidad.
      Lo que les interesa es que “el boxeo cubano de hoy es superior al de ayer” y, allá va, como patada de ahogado, la cantaleta de las medallas que, a los ojos del profesionalismo, no tienen valor; porque, por ejemplo, un venezolano, un mejicano, un dominicano, un argentino…no sabe quién fue Samuel Belford, pero le podrá dar una cátedra sobre Jose Legrá.
      El amateurismo, en el mundo libre y democrático, solo tiene valor como vitrina de sus facultades para un circuito de mucha más clase, de mucha más responsabilidad personal y dedicación y de verdadera fuente de vida con ingresos que solo se pueden calcular en la manera como se aplique el peleador.
     Entonces, a muchos cubanos de estos tiempos hay que convencerlos de que son “paisanos” del cubano de ayer; pero hay que lograr que conozcan esa historia, que tengan una respuesta más realista cada vez que alguien, de otra nacionalidad, exprese que “lo de ustedes es en lo amateur”, dicho con desprecio y para lo que las medallas olímpicas no son suficientes como alternativa.
       No, hay que saber, para poder ripostar, que Mantequilla Nápoles, de la misma provincia de Stevenson, no logró ser el primer triple campeón de la historia latinoamericana, porque un campeón boricua, Carlos Ortiz, y otro italiano, Sandro Lopopolo, no le dieron oportunidad por miedo al cubanomexicano; pero, a pesar de eso, nadie puede quitarle el # 3 en el escalafón de los welters del siglo pasado, según The Ring, ni de haber sido la primera cara hispana en ese magazine. Ni a los paisanos de Adolfo Horta, que Kid Gavilán y Luis Manuel Rodríguez estén bien posicionados en el histórico escalafón de las 147 1/2.
       Muchos cubanos quieren que se escriba que Horta es superior a tres verdaderas maravillas del boxeo moderno a porque sí…Y eso no puede ser, porque no es verdad: Horta no fue como aquellos por muchas razones que no vale la pena comentar aquí.
        ¿Cuántos medios de información de Miami le brindan tiempo y espacio a la obligatoria reseña permanente de la gloriosa historia del beisbol y el boxeo cubano? En honor a la verdad, La Voz de Miami Beach, con Antonio Purriños y Melchor García; Libre, por mediación de Roberto Luque Escalona; Pepe “Chamby” Campos, en La Poderosa y el Diario las Américas, conmigo.        
         El empeño es en vano si no se lee o escucha con afán de conocer en vez de confrontar, que es el dilema que diferencia a muchos cubanos que se afectaron de un triunfalismo malsano, impropio e inaceptable, cuando de asuntos de Cuba se trate, de allá para acá.
        El peor bochorno deportivo de la historia moderna americana, rezago del concepto esclavista que aplicaron los países del Pacto de Varsovia en su órbita, es la sostenida “barrera política” contra el atleta cubano del boxeo y el beisbol, que les impide ser dueños de la capacidad de “ser humano”, al impedirles jugar o actuar profesionalmente; es decir, de pensar y actuar con soberanía, por tal razón, es más criminal e injusta que la barrera racial contra jugadores negros del siglo pasado.
       Los negros de ninguna nacionalidad podían jugar en Grandes Ligas, pero nadie les impedía asistir a cualquier país en donde les pagaran por su juego; de hecho, Satchel Paige ganaba más de 40,000 anuales y tenía su propio avión, tampoco se les privó de fundar el circuito sepia, organizado en 1920.
      Muchos equipos de Ligas Negras utilizaban los estadios de Grandes Ligas, como el Homestead Gray el de los Senadores de Washington; los New York Cubans a Polo Grounds; o los Black Yanquis al Yanqui Estadio…vamos, que nadie puede comparar lo que se hace contra el pelotero cubano en Cuba con lo que ocurrió durante la barrera racial: ningún jugador negro americano fue preso porque se dirigió a Cuba a jugar con el Almendares o al revés ni se le declaraba “no persona” si se conocía el intento… Ni en sueños es la barrera racial del nivel de apartheid de la política que aplica la tiranía hasta con amenazas de no permitirles regresar nunca a Cuba por la decisión de ser libres y soberanos
        A través de trasnochados e intragables editoriales de decisión de gobierno conocidas como “Reflexiones”, se plantea la vieja política segregacionista del comunismo, que aún sobrevive gracias al apoyo de medio mundo por circunstancias de compatibilidad ideológica; o, del otro medio, por intereses puramente oportunistas de índole antiamericana.
        Yo he hecho campaña contra esa barrera en prensa, en radio…yo solicito que se escriba, que se le dirija una queja permanente a todos los organismos de prensa, radio y televisión de Miami y de fuera;  a los conciertos políticos de los comelones del festín sostenido que tienen como plato de primera, de valor incalculable, a la República de Cuba.
        Si el mundo apoya a Castro y vira la cabeza hacia el otro lado cada vez que escucha la frase, “libertad para Cuba”, que incluye al beisbol y al boxeo, que la demanda popular no les permita dormir como socios en ese asqueroso contubernio criminal. A ninguno.


Dihigo jugó donde le dio la gana y apoyo la abolición del profesionalismo.

lunes, 27 de junio de 2011

HABLA “CONSTANCIA” FLEITAS SOBRE COCAÍNA Y EL PREMIER


Por Andrés Pascual

      Lo voy a repetir ¿Cómo fue posible que, formando parte del homenaje a Conrado Marrero por su centenario, nadie tuviera en cuenta a la única voz autorizada sobre el Guajiro en existencia? Porque en ninguna emisora radial, en ningún programa televisivo y solo en el Diario las Américas, referencia mía, se mencionó algo del rico anecdotario de la leyenda del Hershey y del Almendares, el catcher tan inmortal para Cuba como el pitcher del control milimétrico y el lanzamiento que rompía hacia arriba, Andrés Fleitas?
       Fleitas es una enciclopedia, nadie puede investigar sobre el beisbol cubano y dejarlo fuera como fuente de primerísima mano, igual que hasta principios de los 90’s con Rodolfo Fernández y, durante toda esa década, con Agapito Mayor, Jorge Comellas y varios más, lamentablemente fallecidos.
       Sin embargo, la diferencia entre Andrés y el resto acerca de Marrero, sobre sus inicios como pitcher, sobre sus lanzamientos embrujados es que nadie puede disertar igual que el hombre que le recibió “desde que se bajó de aquella mulita en Sagua la Grande, caminó hacia el box y dejó un juego empatado a cero contra la “Casa Stany”, la novenita que después se convirtió en el temido club Cienfuegos del circuito unionista. A partir de ese domingo, el club de la Perla del Sur contrató por 25 pesos por función (como regalía), al pitcher, cantidad que creció a 50.
       Si con 25 “me compro una vaquita”, como le decía Marrero a Fleitas, pues con 50 se compraba dos y, a mediados de los 40’s, cuando decidió saltar, ni se moría de hambre ni podía considerársele pobre en ninguna categoría: era un guajiro que comenzaba a “potentarse”.
       Según Titi Fleitas, al principio y hasta que no triunfó en los profesionales, Marrero fue un pitcher con poca seguridad en sí mismo, que no se consideraba capaz “de sacar un out” en el circuito rentado y que, en una oportunidad, le preguntó su opinión al catcher sobre su desempeño; después que le dijo “que era inteligente”, el Premier le contestó “bueno, eso es verdad…”; pero su recta, con poco extra, rompía hacia arriba y el slider incómodo y lanzado con el control más exacto que jamás tuvo algún pitcher en Cuba, era veneno.
       Entre las cosas interesantes que me ha contado Fleitas sobre Conrado Marrero, que casi nadie conoce, está la de que al Premier le recibía bolas como calentamiento del brazo una hermana, en su casa y a diario.
       Nadie puede escribir sobre Marrero, mucho menos los que nunca le vimos jugar, y dejar fuera la única opinión autorizada sobre el tema, la de Andrés Fleitas, su catcher en tantas contiendas memorables desde Series Mundiales Amateurs hasta el Champion Cubano de Invierno.
        Fleitas, el hombre que considera a Cocaína García como el mejor zurdo cubano de todos los tiempos, porque ganó más de 250 juegos en su carrera profesional, que debutó en Venezuela con un no hit no run y bateo perfecto de 6-6; el mismo que, cuando no pitcheaba con el Santa Clara de Emilio de Armas, ocupaba un jardín y bateaba cuarto por encima de Dihigo y de todos los estrellas sepias americanas que importaba el club.
        Sí, Manuel “Cocaína” García, que endrogaba a los bateadores en 1928-46, según Andrés, con “la bola empalmada”; esa que, para los cronistas que no tienen en cuenta a Fleitas, dicen que es “de los 70’s o los 80’s.


Fleitas, una autoridad insoslayable.

lunes, 18 de abril de 2011

EL BOSTON Y LOS AGOREROS DEL DIA FINAL


Por Andrés Pascual

      El grito en el cielo por seis derrotas consecutivas debería producirse de acuerdo al momento en que se encuentre la campaña: en agosto o septiembre, deben horrorizar; al principio, durante los primeros seis miserables encuentros, son una exageración (aparentemente).
     Los primeros 6 perdidos pueden ser decisivos si, al concluir la temporada, se cede la titularidad en la división por, precisamente, 6 ó menos juegos, parece que no, pero sí…
     Los Medias Rojas de Boston tienen a la gerencia y al público al borde del pánico generalizado y hay razones especiales.
     El club que dirige Terry Francona es favorito en el Este de la Liga Americana por un par de ajustes que hicieron, entre estos, la adquisición de Carl Crawford, uno de los mejores y más veloces corriendo las bases de las Mayores, jugador con etiqueta de 5 herramientas en uso y la del artillero mexicano Adrián González, un slugger reconocido que suplirá el inicio evidente del descenso de David Ortiz.
     Y es gracias a la adquisición de jugadores de gran inversión que cualquier desliz, convertido en racha de derrotas, alarma y pone en titulares al equipo como al borde de un fracaso mayúsculo.
     La pelota de hoy se llama dinero; a veces, clase profesional; alguna que otra, inmoralidad e indecencia y, siempre, fanático en las gradas que espera festejar en octubre. En Boston no acostumbran desproteger al público tradicional, por cierto, de los mejores y más fieles de franquicias veteranas de ambos circuitos.
     Pero, la conciencia sobre el dinero que se invierte, hace que los sustos abunden ante cualquier eventualidad, porque, “el respetable” también está consciente del dinero que paga para disfrutar del espectáculo.
     El fanatismo abundante de clubes como el Boston genera alegría de juego en los peloteros y entusiasmo en las taquillas, pero, el frenesí rutinario de ganarle a los Yanquis, más odiados en la ciudad que Bin Laden, no permite ni coquetear con la idea de que “un segundo lugar también es bueno”.
     De cierta forma, se han visto arrastrados por la marea de la franela a rayas en cuanto a que “el mundo se puede acabar, pero mi club no puede perder” y, realmente, Boston no es Nueva York, en nada.
     Todavía no hay críticas ácidas contra el manager o contra los jugadores, pero, si a mediados de mayo tienen un record perdedor preocupante, los gritos y las acusaciones se van a oír en la luna.
      A fin de cuentas, la plantilla esta hinchada en dólares por pagar y eso no se resarce con otra posición que no sea la primera.


Pie de grabado: En Boston hay que “patearles el trasero a los Yanquis

viernes, 1 de abril de 2011

CATCHERS QUE NO ESTAN EN LA JUGADA


Por Andrés Pascual
      En las series de pelota castristas, Modesto Larduet, receptor de equipos del Este del país, se cruzaba solo, ¿Qué significa esto? Que pedía una recta y se preparaba para recibir un slider; o, al revés. El tipo jugaba bruto, con cara de bruto y era bruto. Nadie sabe cuántos bolazos le metió en el pecho Braudilio Vinent.      Lázaro Martínez, un catcher del Industriales, le tenía tanto miedo al impacto en home con un corredor que empezaba a recular y, si hubiera podido, hasta el backstop no paraba.      Juan Castro, considerado el dios de la posición en los últimos 49 años en la Isla, tenía un problema a la hora de intentar poner out a un corredor y era que no manejaba ni el momento, ni el tiempo del intento; menos aún los de aquellos que tenían luz verde en los senderos, pero que intentaban la estafa con detalles como el tipo de pitcheo calculado, el número en el orden y si el serpentinero era o no derecho. Castro sacaba por su buen brazo, pero no por la maestría obligada de un primer receptor. En su caso, puede decirse sin exageraciones, que los corredores lo sorprendían, pero le recibía a lanzadores de gran velocidad que, sumada a la de su disparo, le permitía sacar el out.     En Cuba, bien; pero no hay peor espectáculo que observar una ridiculez defensiva en las Grandes Ligas: en el juego de apertura de temporada de hoy entre los Tigres de Detroit y los Yanquis, bateando Mark Texeira a la zurda y con Justin Verlander en el balk por los felinos, un corredor que permanecía en segunda, en aparente acción suicida, se lanzó al robo de la esquina caliente y llegó primero que el disparo del receptor Alex Avila…     En cualquier pelota del mundo, con un pitcher de la velocidad de Verlander, que no lanzó un cambio, sino una rectaza y porque la tercera le queda más cerca de los ojos que su nariz al catcher, con el área limpia de cualquier obstáculo que dificulte la visibilidad por lo del bateador zurdo, tiene que ser un out más grande que el Empire State.     Estos detallitos son los que yo disfruto para criticar la pelota de hoy, pero me disgusta aceptar la realidad conmigo mismo de que esta pelota ya no es ni la chancleta de la que se jugaba hace solo 30 años.



viernes, 4 de febrero de 2011

EL CAMBIO DE CLUB QUE LE CONSIGUIO UN INQUILINO A COOPERSTOWN: VIZQUEL

Por Andrés Pascual

       En medio de un beisbol ajeno a la tradición, contra la que ha colaborado mucho la prensa, que se deja llevar por el apetito insaciable de intereses involucrados que solo persiguen objetivos monetarios y, con el menor grado posible de amor por el pasatiempo nacional, de vez en cuando aluden a jugadores que, sin pertenecer a la falsa estirpe moderna de “superjugadores” solo por los batazos que conectaban en frecuencia y distancia bajo efectos de esteroides, y hago énfasis en “conectaban”; así como en “falsos dioses del juego”, porque se aprecia un descenso preocupante en las cantidades y las dimensiones de esos batazos, de vez en cuando aluden, repito, a verdaderos estrellas del juego “estilo antiguo”, que son para quienes la habilidad tenía como ingredientes la inteligencia, la picardía, la pimienta y la entrega absoluta en el terreno.
       Ha ocurrido en estos días, cuando el increíble Omar Vizquel igualó al Maestro de Maestros, su compatriota Luis Aparicio, en el segundo lugar en hits conectados entre campocortos. 
      Aparicio fue tan bueno que el Salón de la Fama creció en importancia al tenerlo allí; porque, con su juego, le devolvió al beisbol, junto a Nellie Fox y Orestes Miñoso, la capacidad de ganar con la aplicación del juego veloz, de pie en el acelerador. Es decir, trajo de vuelta al juego de pelota la velocidad en el corrido de las bases, verdadero sentido de la ofensiva en grandes ligas: la base robada, el hit and run o una base más con el batazo conectado.
        Y Vizquel salió de Seattle para hacerle espacio a Alex Rodríguez, un juvenil que prometía un mundo y que ha cumplido con las expectativas; pero al que azotó el delincuente flagelo moderno y nunca podrá escapar al calificativo de “mentiroso”.
        El cambio de club permitió que se desarrollara, más que como estrella como inmortal, a través de Cleveland y San Francisco, la última maravilla del campocorto que, cuando se retire, los alienados que votan controversialmente para el Templo con sede en Cooperstown, le irán a buscar a su casa, porque ese no podrá faltar ni sí, como han hecho otras veces, lo forzaran injustamente estos “padrecitos del voto” de la Asociación de Cronistas.
        Omar Vizquel, tal vez el mejor torpedero de la historia que, cuando concluya, poseerá todos los números importantes de su posición en una carrera realmente larga y, eso, también le hace un virtuoso, es un miembro legítimo y obligado de Cooperstown, que fue capaz de sobreponerse al cambio para el cupo al jovencito que un día también estará ahí; aunque, realidad y decencia de por medio, no debería.





Autor:   Andrés Pascual      /Cronista cubano de beisbol y boxeo del Diario las Americas de Miami