BEISBOL 007: Castro

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viernes, 5 de agosto de 2011

ANTONIO, LO PRIMERO ES “LA FAMIGLIA”


Por Andrés Pascual

     A nadie le interesan los nombres que componen la dirigencia de la IBAF; a nadie menos a los cubanos…
     Antonio Castro, hijo del dictador, dueño del beisbol nacional como derecho que tienen todos los familiares y allegados del sátrapa de apropiarse del renglón nacional que quieran, (hasta ahora se salva la Dalia Negra, Alfredo Guevara, porque ninguno ha mostrado inclinación por el cine); o Alicia Alonso, porque a Mariela le gusta más jugar a las hembras “machitos”; entonces le regalaron los homosexuales y las lesbianas…bueno, a Antonio lo eligieron hace varios meses vicepresidente de la desprestigiada Federación Internacional de Beisbol, que no supo representar dignamente al beisbol internacional amateur ante el enemigo del deporte aficionado, la transnacional del consumo, por lo que sucumbió ante la contaminación del Olimpismo de tal forma que ni este existe ni el postulado del Barón Pierre de Coubertein es válido ya.
    Resulta que Antonio era el vice de la Federación de Castro y fue elegido al supuesto alto mando internacional sin tomarse en cuenta para nada al presidente de la instancia en Cuba. Tal vez sea porque ese cargo requiere “mucho avión” y lo que se llama confiar, el hermano prefiere al sobrino para no levantarse un día con una sorpresa desagradable de deserción, que bastante han tenido…
      Ricardo Fraccari, presidente de la Federación Italiana, fue elegido presidente de la FIB, con lo que se rememora la “era Notari” en el beisbol amateur.
      ¿Qué hace Antonio Castro ahí? ¿Qué tan ducho puede ser un “un don nadie” en asuntos del beisbol internacional como para aceptar un cargo que tiene aptitudes diplomáticas incluidas? ¿De cuánto dinero robado del erario por la familia Castro fue necesario disponer para “comprar” el puesto del hijo y sobrino? Ahora, ¿Quería Antonio ese puesto? Tal vez.
      El boricua Israel Jordán vota por cualquier cosa a favor de Castro, ni lee; puede ser capaz de firmar su sentencia de muerte sin saberlo, siempre que sea propuesto desde La Habana…uno a favor.
      Lo demás era cosa de convencer al resto, con poder de voto, de lo necesario de complacer al tirano con su presencia en el foro a través de su hijo. Castro, a fin de cuentas, no es un voto, son todos los de sus aliados que superan con creces a cualquier otro grupo y no solo en el beisbol. Lo otro, puede disponer de un diezmo anual para salvar de la asfixia lo mismo a la Federación que a un torneo…lo hizo antes.
       Ahora, todo debe verse de acuerdo a las circunstancias: sin voluntad para componer un deporte que ya se cayó a pedazos en Cuba, hay que calmar al único público del mundo al cual no se le puede llamar respetable con, quizás, arreglos con la Federación por torneos convocados bajo prohibición de profesionales de ninguna categoría, lo que no podría ocurrir en un evento como el nocivo Clásico, único que quedaría en manos del profesionalismo; si, a fin de cuentas, como que ya el beisbol no es olímpico, pues tienen las manos libres como federación para regresar a los tiempos en que Castro exigía lo que le daba la gana y pagaba árbitros que decidieran a su favor si era necesario, con los estrategas del calendario haciendo estos de tal forma que siempre le beneficiaban.
      Esta es la era de total injerencia y control de la FIB por el tirano, ¿Qué Antonio no está capacitado para la puja política en niveles estelares? ¿Y qué? Ese individuo solo será presencia visible ahí, el cerebro de la gestión estará encima de él, moviéndolo a través de los cordeles del polichinela.
       Las palabras de Ricardo Fraccari después que se le eligió fueron: “La Nostra Deve Essere la Casa di Tute la Federacione”, apuesto a que cualquiera se imagina a Vito Corleone en el discurso ante todos los Capos, condonando deudas por el asesinato de Santino…
      A fin de cuentas, un ex yerno de Raúl es un descendiente creo que de Joe Bonano, uno de los cinco grandes…ya saben cómo moverse en Italia y manejar a cierto tipo de italiano.
     

jueves, 21 de julio de 2011

ORIGEN Y FRUSTRACION DE “LA DIPLOMACIA BEISBOLERA”


Por Andrés Pascual

      En 1969, el cubano Pedro “Preston” Gómez fue nombrado manager de la franquicia de expansión de la Liga Nacional Padres de San Diego, el primero en funciones designado “a tiempo completo”, no solo de Cuba, sino de América Latina; incluso, el primero del tan llevado y traído sector “de las minorías” en este país.
      Una vez convertido el piloto cubano en una personalidad de las Grandes Ligas, el tirano no perdió ocasión y comenzó a establecer contactos con el debutante; ni por simpatía personal ni porque dirigió a los Cubans cuando el triunfo de 1959 en la Pequeña Serie Mundial ni, mucho menos, por algo que resultara en beneficio para Cuba; sencillamente, quería tener cerca al nuevo triunfador criollo en Estados Unidos, dándole cumplimiento a su política de “por si mañana me hace falta”.
      Con Preston Gómez tenía un problema o varios: no era un delincuente ni un individuo al que pudiera ofrecerle el plato de decadencia a “lo romano en tiempos de orgía” con mujeres, bebida, homosexuales, mariguana… donde se originan las fotos y películas peligrosas para las víctimas, útiles para el chantaje posterior; en el caso del manager, estaba ante una personalidad real del beisbol americano: decente, pulcro, caballeroso, por lo tanto, respetable.
      Pero Castro tenía en su poder algo preciado para un hombre que, hecho en los moldes de la tradición cubana, consideraba el concepto familiar en el justo nivel de reconocimiento cristiano: su hermano llevaba varios años injustamente preso por circunstancias políticas con una sanción de 20, en las mazmorras criminales del régimen. Luego, como ha hecho durante los 52 tenebrosos años que tiraniza a la población, consideró que Preston Gómez clasificaba como uno de sus rehenes de nuevo tipo con base en Estados Unidos.
      A finales de 1969, vía México, llegó el recién estrenado director de los Padres de San Diego a Cuba…como cubanos que se resistieron a aceptar la maldad manipuladora de Castro, Preston Gómez creyó que lograría la liberación del hermano, sin tener en cuenta que el dictador nunca lo haría, para tenerlo a él, durante el mayor tiempo posible, en sus manos. Además, el oriental podría ser de utilidad en tiempos futuros, una vez que Nixon planteó abiertamente, ese año, el proyecto de pragmatismo político realista, en el que expresaba que “Estados Unidos no utilizaría nunca la fuerza ni la influencia bajo su mandato para deponer un sistema ideológico diferente, aceptado por un país latinoamericano que apoyara el pueblo”, semejante criterio era dirigido a Cuba y Chile fue un ejemplo demoledor, Castro podía dormir tranquilo…”
      A través de Preston Gómez estableció relaciones con el Ingeniero Alejo Peralta, dueño de los Tigres de Méjico de la Liga Mejicana, quien se mantuvo más de 10 anos engañado, creyéndole al dictador la promesa de que sería el único autorizado a firmar jugadores cubanos como profesionales para su club.
      Peralta fue utilizado para otras relaciones necesarias, a la vez que algunos jóvenes, con poder político sobre el beisbol cubano de la época, pasaban 42 días de vacaciones anualmente en Méjico, abasteciéndose de útiles como ropas y electrodomésticos necesarios en una Cuba que, desde 1961, nadie, como no fuera la nomenclatura o ese tipo de elemento protegido, podía disfrutar: Servio Borges, Jorge Fuentes, Martín, Menéndez Miñoso…viajaban rotativamente desde 1971 a la Academia de los Tigres en Pastejé para hacer como que se adiestraban en la doble matanza entre un segunda base y un campocorto, para luego transmitirle “la experiencia laboral” a Félix Isasi y a Rodolfo Puente; o para enseñar a pitchear a Manuel Hurtado, a Julio Rojo o a Roberto Valdés…
      De no haberse constituido en la célula originaria de la decadencia del beisbol nacional, era argumento del mejor sainete posible: hombres que nunca habían jugado pelota, enseñando  los mejores jugadores del momento en la Isla a jugarla.
      En 1975, bajo la Administración Ford, Preston Gómez inició lo que se conoció como “la diplomacia del beisbol”, que consistió en la proposición de tres juegos en La Habana entre los Yanquis y los Dodgers en spring trainning, ya en ese momento, el cubano trabajaba para la Organización de los O’Malley; además, los Yanquis celebrarían un juego contra el equipo de Castro. Sin embargo, Bowie Khun, Comisionado de Grandes Ligas en esa época, no aceptó que se enfrentaran a los Yanquis, sino que propuso un Todos Estrellas, lo que no fue aceptado por La Habana, porque el dictador quería pisotear a los Mulos en plena fase de entrenamiento, luego con todos los jugadores fuera de forma. La serie sería en la primavera de 1976.
      La documentación de la intervención mercenaria de Castro en Angola y su posterior aceptación públicamente, llevó a Jimmy Carter, nuevo presidente elegido el año anterior, archiliberal y pusilánime, a suspender los encuentros que muchos creyeron que abrirían una puerta de distensión bilateral y que posibilitaría encuentros capaces de desembocar en el restablecimiento de unas relaciones que al dictador nunca le han interesado; porque ha sido y es la beligerancia contra Estados Unidos no solo la justificación de la incapacidad, de la ineficiencia y de la represión política del régimen, sino la razón de su existencia: no pueden dirigir en paz porque no son administradores competentes, de respeto; entonces lo hacen como el general, desde una cabaña en el teatro de una guerra imaginaria permanente que es contra el pueblo, aunque se justifique con “la amenaza imperialista”
     Hasta finales de los 90, no se produjo otro ensayo de “diplomacia beisbolera”, cuando un cabildero y gran aportador de fondos del partido demócrata, millonario el tipo, Pete Angelos, llevó a La Habana al Baltimore. A muchos de esta gentuza americana no les interesa el pueblo cubano; sino la ideología autoritaria criminal sobre la República, que es vista como incapaz de nada positivo por lo económico, pero excelente para que se comporte como el mayoral de la finca que pretenden; es decir, ellos piensan engullirse a Cuba en inversiones de todo tipo, no para cambiar a Castro y su régimen explotador, sino para solidificar su dictadura: nadie mejor pudiera cuidar de sus propiedades que, además, usaría al ciudadano nacional en total mano de obra esclava sin ningún tipo de reclamación. Aquel viaje fue consentido y apoyado por la administración Clinton y por el desprestigiado gangster del beisbol, Bud Selig.
      Después de ese ensayo diplomático, Castro fusiló tres ciudadanos de raza negra que pretendían escapar del infierno antillano; condenó a sanciones increíbles a casi un centenar de otros por solo opinar diferente; ha enfrentado a la oposición al estilo progromista; le ha pedido más austeridad a una población que, desde hace 50 años, desconoce no la palabra consumo, sino mínimo esencial de vida; reforzó con leyes criminales el código penal contra la oposición pacífica, entre la que se encuentra la traición a la patria bajo aplicación de la ley mordaza y, así…
       Pete Angelos piensa volver con sus Orioles a La Habana para continuar dándole cumplimiento a aquel aborto que inició Preston Gómez hace 40 y según rumores, los Cubs de Chicago también comentaron sobre el particular, sin embargo, nada se ha concretado.
      El hermano del ex manager de los Cubans fue puesto en libertad junto a otros 3,000, bajo condiciones de indulto, después de 19 años preso, en 1979; es decir, Castro no le devolvió el gesto a Preston Gómez.
      El 26 de marzo del 2008, una camioneta golpeó a un anciano en una gasolinera de California mientras abastecía de gasolina a su auto; el 13 de enero del 2009, el beisbol cubano amanecía de luto por la noticia infausta de la muerte del legendario manager cubano Preston Gómez, que nunca se repuso de las graves lesiones del accidente. Su hermano Rafael regresó a vivir a Cuba porque “este país es más injusto que el gobierno de la Isla”.
      Y todavía Castro les mantiene cerrados “los libros diplomáticos” a esta caterva de interesados y oportunistas americanos de ambos partidos, que ven al país como una fruta, sin tener en cuenta que, además de no estar “on sale”, lo que está es envenenada.

 Castro puso en ridículo y hasta en duda moral el nombre glorioso de Preston Gómez.








lunes, 18 de julio de 2011

ESA PELOTA TIENE CANCER

Por Andrés Pascual

     
      Los fracasos internacionales del equipo de Castro tienen muy preocupados a sus fanáticos allá y aquí.


Tres pitchers de Industriales, El Duque, Arocha y Lazaro Valle


 
Pedro Chávez jugó con Industriales

         Cuando concluyó el segundo experimento del mal llamado Clásico de Béisbol, fracaso absoluto e indigno de que se continúe, a bombo y platillo se anunciaron dos retiros de “abuelos sempiternos del equipo castrista”: Pedro Luis Lazo y Ariel Pestano, taponero y receptor regular, fueron entrevistados, destacados y, como a un barco sin timonel, despedido desde el puerto que es ese valle de lágrimas y frustraciones mal llamado béisbol cubano.
         Sin embargo, para el venidero campeonato mundial, aparecen en el entrenamiento y, una vez ahí, todo el mundo sabe que lo integrarán oficialmente.
         ¿Qué está ocurriendo en Cuba que no se pueden retirar dos viejos para el juego en un país que sus defensores son capaces de decir que es “un semillero de jugadores”? Sencillamente, que defienden el hoy recostados a la almohada de un ayer de más de medio siglo. En otras palabras, que en Cuba no hay peloteros; así de sencillo…
          Un ejemplo: Napoleón Reyes, el segunda base regular del equipo Cuba durante dos años del período de la Edad de Oro del amateurismo, saltó en 1941; pero Mario Fajo y Leandro Pazos hicieron olvidar al oriental que jugaba para la Universidad.
          Andrés Fleitas no solo era el catcher regular, sino un artillero que se desplazaba entre el tercero y el cuarto en el orden al bate de equipos Cuba, saltó en 1942; pero otros receptores ocuparon su puesto con resultados satisfactorios.
          El zurdo Agapito Mayor concurrió a los Juegos Centroamericanos de 1938, cuando terminaron, cambió el uniforme del 6to. Regimiento de la Liga Interfuerzas Armadas por el color azul del glorioso alacrán, lo mismo ocurrió con Roberto Ortiz.
          Entre 1938 y 1945 saltaron todos los grandes estrellas del pitcheo amateur de Cuba, el mejor del área y material de Grandes Ligas la mayoría: Adrián Zabala, Marrero, Moreno, Limonar, Consuegra, Natilla, Antonio Estrella, Isidoro León, Daniel Parra…Saltaron los shortstops, los outfielders, los intermedistas, los antesalistas…y se seguía ganando.
          Hay un problema, los únicos peloteros negros que engrosaban el equipo verdaderamente cubano y de aficionados, tenían que ser de la Liga Interfuerzas Armadas y eran seleccionados cuando la DGD se encargaba de confeccionarlo; entonces los únicos jugadores sepias fueron Carlos Colás, catcher, Rafael “Villa” Cabrera, catcher y outfielder y los jugadores de cuadro Pedro “Charolito” Orta y Catalino Ramos, los tres últimos de Pinar del Rio por el Regimiento 7mo; en 1945 integró el equipo un mulato muy claro de Regla, Huevito Rodríguez y otro negro, de Ranchuelo, Pablo García.
         Ningún jugador profesional de raza blanca integraba los equipos Cuba ni negro tampoco; así, ni Cocaína García ni Ramón Bragaña ni Brujo Rossell ni Silvio García ni Alejandro Crespo ni Pedro Pagés ni Claro Duany ni Héctor Rodríguez…podían soñar con integrar, por su status, un equipo nacional; tampoco Roberto Estalella ni Gilberto Torres ni Fermín Guerra ni René Monteagudo ni Tomás de la Cruz ni Salvador Hernández ni Santiaguito Ulrico ni Tony Castaño ni muchos blancos más; las estrellas del béisbol cubano profesional no podían ni soñar, en aquella época, con integrar un plantel aficionado para representar a Cuba; pero no se perdía y aún así, el “trabuco” del evento amateur era la selección cubana.
          ¿A qué se debía eso? Al desarrollo, a la masividad ya en la década de los 30’s que, en 1958, ponía sobre el terreno a 100,000 peloteros de todas las categorías en el país; como contrapartida, en 1985 solo 10,800 en toda Cuba y de una sola categoría ajustada: profesional de estado
          El estancamiento es otra cosa; es hacer perder facultades al jugador que las tiene al someterlo a un nivel poco competitivo, en el cual no se esforzará ni hará lo posible por aprender, porque no lo necesita para brillar.
         

El nivel de juego adecuado a sus condiciones deben llevar a Kendry al estrellato

       ¿Se puede comparar la cantidad de jugadores que han decidido convertirse en profesionales últimamente con todos aquellos que, en Cuba antes de Castro, no podían representar al país por su status profesional? Entonces, ¿Por qué no pueden ganar estos?
        Hay otro detalle: Pedro Ramos, Edmundo Amorós, Orlando Peña y Camilo Pascual, tres de los mejores pitchers cubanos de todos los tiempos y uno de los grandes outfielders, no jugaron amateurs, saltaron del placer o la pelota juvenil directo al profesionalismo, como Cisco Campos y Luis Tiant también.
        Hoy no ganan porque ya no hay cantera, no hay de donde sacar ni cómo hacer una pelota fuerte sin la competencia ni la participación profesional paralela al estilo de antes de 1960 que, como otro elemento de grandeza y superioridad, tiene los resultados en Series del Caribe. Hoy se lleva lo mejor del país y no se puede ganar; si hubiera que rotar un día a los jugadores, ¿Qué pasaría? ¿De dónde saldrían los 20 jugadores con los que tal vez se le pudiera ganar a Sierra Leona si se le ocurriera asistir a un tercer evento?
         En Cuba no hay voluntad ni interés en rescatar la fuerza y la trascendencia histórica del beisbol cubano, sencillamente, no hay como y, posiblemente, el castrocomunismo creó las bases del debilitamiento de la pelota con el fin de decepcionar al fanático para, cuando abandone el estadio en el número que ya deben tener calculado, dar por terminado ese capítulo costoso e ideológicamente peligroso contra el sistema en los tiempos que corren; lo que ya intentó en 5 oportunidades provocando las entregas de juegos por dinero de apostadores; sin embargo, un fanatismo sin otra opción de entretenimiento diurna o nocturna, se mantuvo obligado en el compromiso con el beisbol, a pesar de la corrupción del juego de tantos que nadie sabe cuántos fueron.
         ¿Sabrá algún bloguero, periodista o analista de nueva factura de aquí o de Cuba que en la Liga Cubana existía un club al cual una Organización de Grandes Ligas le enviaba sus jugadores jóvenes para corregirle defectos y que la opinión del dueño-manager decidía si el novato debutaba o no ese año en las Mayores? Incluso si se quedaba como miembro oficial de los  Cardenales de San Luis durante la temporada; o si lo invitaban al entrenamiento, la única opinión  válida era la del ex catcher cubano Miguel Angel González. ¿Conocen qué fue la Liga del Pasillo? ¿Sabrán que esa sección del estadio del Cerro, entre home y tercera, conocida como Liga del Pasillo y bautizada así por el legendario Malayo fue el factor determinante del dominio cubano de todos los torneos profesionales del área?.
          No es que los blogueros o los cronistas sean castro-comunistas ni malas personas, pero algunos sitios como COCO, con una batería de oficialistas que sí son malos y comunistas, están empleando lo que dicen los exiliados en sus blogs para justificar allá; en algunos casos he leído: “tomado de publicaciones amigas”, o “hermanas”.


Lazo y Pestano. Todavía no se van

            Entonces, observando el panorama actual del béisbol cubano, Lazo y Pestano no se podrán retirar sino hasta que Castro quiera; aunque si ganan este torneíto que viene ahora, montarán una fiesta más grande que la del 26 de julio; dirán que se superaron todos los problemas y los analistas, a disposición de la mentira para seguir confundiendo en medio del poco seso para ver las cosas, de un lado; o de su fanatismo por el castro-comunismo, del otro, se unirán a la celebración de plañideras en la cual las alabanzas, por exageradas, son la madre de la ridiculez. ¿Lo peor del caso? Que unos desfasados en cuanto a la historia del beisbol cubano crean, manejen y propagandicen lo que Castro y el Partido quieren que, en cuanto al béisbol, es que todo cubano allá o aquí, facturado y empaquetado por el castrismo, no solo crea que Linares y Marquetti eran mejores que Ted Williams, sino que la pelota la inventó el tirano-dictador hace 48 años. Por lo menos eso es lo que se lee entrelíneas que se pretende imponer…


jueves, 10 de febrero de 2011

¿CUANTO LE QUEDA AL BEISBOL PROFESIONAL VENEZOLANO?


Por Andrés Pascual

       Posiblemente Hugo Chávez utilice una coartada especial para descabezar la Liga Venezolana de Beisbol Invernal en relación con la intervención (robo a caja destemplada) de la propiedad privada, que se fundamentaría en “no patrocinadores, no beisbol profesional”; las recientes suspensiones de RCTV y varias estaciones televisivas, además de otras tantas de radio, se ejecutaron según decreto, pero amparado en el incumplimiento de compromisos impositivos con mayor dosis ideológica que otra cosa.
      Ya nadie duda del rumbo de Chávez: “proa al futuro a través de las plácidas aguas del mar de felicidad por las que navega el casco cubano, a punto de encallar contra el iceberg de su propia insuficiencia” Por lo pronto, a pesar de su petróleo, ya los venezolanos deben estar comprando sus lamparitas de kerosene o quinqués, como le decimos en Cuba…
      Hay una similitud extraordinaria entre los casos de Cuba y Venezuela: Castro liquidó la pelota profesional en el momento de mayor esplendor y más productivo como primer deporte y pasatiempo nacional; Chávez va a hacer lo mismo con el venezolano, también en su mejor momento y, el espacio que le está abriendo al balompié. tiene como objetivo, igual que en la Isla Esclava, suplantar el fanatismo nacional de un deporte por otro hasta constituirlo en deporte preferencial.
       ¿Podría ocurrir eso en Venezuela? Por qué no, ocurrió en Cuba y, hasta ahora, el desgobierno venezolano es una copia al papel carbón del castrocomunismo con su partido socialista, la aceptación del marxismo como ideología personal y de obligada imposición masiva del casi dictador y toda esa berraquería estúpida y peligrosa del “movimiento bolivariano”. Eso no lo puede dudar nadie. Lo que interesa saber es cuándo estará “a punto de caramelo” el plumazo que haga públicas y oficiales la guillotina contra el profesionalismo, sobre todo en beisbol y boxeo y, después, culpar al Imperialismo y a los oligarcas “pityyanquis” de la desaparición arbitraria por imposición del deporte rentado que, apuesto lo que sea, se va a justificar con la frase más estúpida y meridianamente mentirosa e hipócrita jamas dicha al efecto, slogan perdedor de Castro en 1962: “Otro triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava”
       Entonces deberán decidir aquellos liga grande de la tierra del Patón Carrasquel entre quedarse en su patria expropiada como entrenadores inoperantes, dirigidos por cubanos “calificados para tratar ideológicamente con un alumnado necesitado de adoctrinamiento; pero alertas para cruzar la frontera a la primera oportunidad”, o continuar jugando en Estados Unidos por algunos millones y en calidad total de “enemigos de su patria” por tan agresivo gesto…
       En ese momento, Chávez tendrá jugadores insignias casi retirados y novatos desconocidos que “darán el paso al frente”; incluso una parte mínima e incompetente de la crónica del sector quedará allí, como dueños absolutos de la difusión en prensa plana y radio-televisiva del nuevo deporte “sin máculas” y un público, “ militante y entusiasta”, llenará a reventar el día inaugural de la Serie Venezolana Amateur I, preparada  para defender su status de “mejor pelota del mundo después de la castrista”.
       El beisbol es un deporte que hace el éxito deportivo, artístico y económico del jugador hispano en Norteamérica y no es del agrado de los comunistas relacionar el éxito de “su gente”, célula originaria de “la masa proletaria y militante” que se persigue, con el mercado “brutal y explotador” del imperialismo yanqui.
      Es necesario que el jugador de pelota venezolano entienda en qué lugar se encuentra la perspectiva a corto plazo de su futuro; que entiendan que esto no es un juego, que cuando más de 30 cubanos ayudaron con su esfuerzo a hacer más fuerte la liga venezolana durante los 60’s y los 70’s, no estaban actuando en La Habana con los equipos tradicionales criollos, sencillamente, porque una fuerza mayor y ajena a los intereses del país, les arrancó su beisbol y su patria.
      ¿Que no puede pasar allí? ¿Qué no ocurre diariamente en Venezuela que no se haya hecho por Castro antes? Quiero una sola razón que me convenza…Solo una.


Pie de grabado: A la pelota profesional venezolana le queda menos que al célebre merengue a la puerta de un colegio

miércoles, 9 de febrero de 2011

MAS DECADENTE QUE PERDER UN CAMPEONATICO


Por Andrés Pascual

       José Ramón Fernández, El Gallego, Zar del deporte castrocomunista, ex instructor de la Escuela Militar de Fulgencio Batista que también mandó en “la rama” de Educación, informó que la instancia profesional del beisbol japonés, sin definir si profesional o semi-pro, le brindaría un par de cursillos a entrenadores castristas en La Habana y en Santiago de Cuba. Debería escribir “sin comentarios”, sin embargo, voy a sacarle “las tiras de pellejo” a esta situación, que no es una más en la larga lucha de la dictadura (el 1ero. de enero se cumplieron 52 años) contra la pelota cubana.
       Según el tipo, 3 entrenadores, enviados desde la tierra de Toshiro Mifune, le impartirían “mínimo técnicos” (expresión que pusieron de moda durante los 60’s con aquella de “lápiz, cartilla, manual, alfabetizar, alfabetizar, venceremos…), sobre el juego de pelota a similares cubanos que, por tal razón, hay que ponerlos en el plano de los soviéticos cuando Castro se empeñó en enseñarlos a jugar pelota y les enviaba entrenadores y a algún que otro equipo de los llamados Castro B (no confundirse, nunca Cuba).
       Bateo, fildeo, corrido de las bases, pensamiento “técnico-táctico”, pitcheo…de la forma como Fernández lo enfocó y por utilizar ciertos recursos de la personalidad del oriental aplicadas al juego como “entrenamiento duro”, pues, que nadie dude que lo religioso debe estar presente en el nuevo modelo de preparación. Cuando perdió contra Japón en el segundo de los mal llamados clásicos, el propio tirano “orientó” en una Reflexión que había que hacer las cosas a lo japonés, por lo que, muchos, estábamos preparados para el cambio y solo faltaba la fecha de lo que será una catastrófe que adelantará la muerte (es lo que buscan), del pasatiempo.
      Detrás queda una huella de magnificencia, de grandeza a la que Japón nunca se le hubiera podido acercar; porque la pelota cubana era una réplica a escala menor del Beisbol Organizado, que hubiera continuado adecuándose al modernismo de los tiempos y manteniendo la misma distancia del resto, Latinoamérica o Japón, a su favor. Pero la llegada del castrismo, que acabó con el país, destruyó y pisoteó tan trascendental deporte en Cuba.
      Olvidada o desconocida está la serie que jugaron los Gigantes de Tokio, en 1956, contra una mezcla de novatos y veteranos de los Cubans, que no le interesó a nadie, porque no tenían nada interesante que ofrecer en el terreno y, con concurrencias inferiores a 2,000 fanáticos, los cubrió la prensa por asignación obligada de cortesía que por otra cosa.
      Lo más peligroso que dijo el “espadón” en la reunión del Comité Olímpico Cubano fue que: “había que elevar el nivel del balompié, de gran popularidad entre los jóvenes del país”, eso se sabe, es la ofensiva final que concluye con el desplazamiento del beisbol por el fútbol. La contribución decisiva al descabezamiento del otrora deporte nacional, de verdadero alto rendimiento por su trascendencia internacional y por sus resultados.
      El individuo repitió lo dicho por el Hermano en Jefe sobre cualquier medida de mejoras a la pelota; sencillamente, no hay, de ahora en adelante, el deporte que recibirá atención es el social, como la educación física generalizada (¿Regresan los Fisminutos?) para que, si a los americanos se les ocurre, como hacen desde 1960, encuentren una población combativa y preparada, capaz de escribir las páginas de la historia trágica que le faltan al libro inconcluso del sátrapa, que no ha podido cerrar porque no se ha concretado su sueño-epílogo: un Sagunto o Numancia de corte tropical en el Mar Caribe.
      De momento, quienes deben leer las entrelíneas (como le sugirió Alonso Quijano a Sancho), es el pueblo. En ellas están escondidas, con respecto al futuro del beisbol cubano, más cosas que en los manuscritos de Nostradamus con respecto al fin del mundo. Y hablo de aquellos a quienes todavía les gusta el juego de pelota en la isla, para ver si no los intercepta Inmigración con los pies mojados y pueden llegar al Sun Light Stadium con las extremidades secas.


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Pie de grabado: Al Gallego Fernández le encargaron que echara, sobre las esperanzas fanáticas, el célebre “cubo de agua fría”