BEISBOL 007: Beisbol Cubano

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domingo, 29 de julio de 2018

Avalancha de Peloteros Cubanos 1971 en Las Mayores

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Tony Oliva


- America Latina cada expande cada vez mas sus tentaculos en el gran pasatiempo americano, el beisbol de las mayores. Esta peregrinacion comenzo poco a poco y fue para la década de los 70s que el pelotero latino comenzo a ser visto con buenos ojos y su marcha se acelero. Si vamos en retrospeccion podemos ver que ese a la disolucion del deporte profesional bajo el regimen de Fidel Castro, Cuba, siempre se las ha ingeniado para tener  personal latente en el béisbol de las mayores. Para el 1971 los cubanos  fueron la mayoría entre los países de latinoamerica  con jugadores a nivel mayor. Un total de 21 jugadores cubanos asistieron a los entrenamientos de ese año y un total de 12 ocuparon sitio preferencial entre jugadores regulares en las dos ligas.

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Mike Cuellar


Algunos de estso peloteros fureron: Tony Oliva (Mellizos de Minnesota), Miguel Cuellar (Orioles del Baltimore), Tany Perez (Rojos de Cincinati), Leonardo Cardenas (Mellizos de Minnesota), Dagoberto Campaneris (Atleticos de Oakland), Diego Segui (Atleticos de Oakland), Marcelino Lopez (Orioles), Paulino Casanova (Senadores de Washington), Joaquin Azcue y Tony Gonzalez (Angelinos de California), Aurelio Monteagudo y Cookie Rojas (Reales de Kansas City), Luis Tiant y Rogoberto Mendoza (Mellizos de Minnesota), Tony  Taylor (Fillis), Jacinto Hernandez y Jose Martinez (Piratas), Tito Fuentes (Gigantes de San Francisco) y Marty Martinez (Astros de Houston).



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Cookie Rojas


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jueves, 19 de julio de 2018

Jackie Hernandez Beisbol de Cuba 1961

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Jackie Hernandez "El Orgullo de La Central Tinguaro Cuba

Por: Edwin Kako Vazquez - Jacinto Hernandez inicialmente fue firmado por los Indios de Cleveland como agente libre aficionado en el año 1961.  Este nativo de Cuba jugaba en la posición de receptor siendo convertido posteriormente en campo corto.  Participó en las Ligas Menores por un periodo de (7) años antes de debutar en las mayores con los Ángeles de California en el 1965.

A su paso por las menores jugó con el Dubuque (Liga de las Carolinas) (Clase “A”) donde castigó la pelotita blanca al son de (274). En 1962 juega con el Burlington (Liga de las Carolinas) (Clase “A” ) bateando para (221). Es subido a la clasificación “AA” en 1963 con el Charleston bateando (265). Vuelve al Charleston (“AA”) en 1964 obteniendo un promedio de bateo de (260). Abre el (1965) en la clasificación (“AAA” ) con el Pórtland acumulando promedio de (229).
 
Es dejado en libertad por los Indios de Cleveland el 15 de mayo de 1965 firmando ese mismo año como agente libre  con los Ángeles de California. Debuta en la mayores en 1965 con el California donde vio acción en (6) partidos bateando para 333. En 1966 juega con el California nuevamente bateo para (0.43) en 58 juegos a la edad de 23 años.
 
En 1967 el California lo envía a Minnesota donde jugo hasta el 1968 bateando para 176 en 83 juegos. Ese mismo año fue drafteado por los Royales de Kansas City en la ronda 43 del sorteo de expansión para equipos de Grandes Ligas. Con el Kansas City jugo (2) años antes de ser enviado a los Piratas de Pittsburgh de la Liga Nacional equipo con el cual terminó su carrera de (9) años en las mayores.
 
En tres temporada con los Piratas bateo 206, 188 y 247 respectivamente visitando la Serie Mundial en 1971 donde los Piratas resultaron ganadores ante los Orioles del Baltimore. Defensivamente Hernández tenía un rifle como brazo siendo escogido en una ocasión (1965) como el campo corto con el brazo mas fuerte de la Liga de la Costa del Pacifico.
 
A la defensiva jugo en el campo corto un total de (517) juegos, (38) tercera base, (80 segunda, (3) como guardabosque  y (1) como primera base. En un total de 1,325 asistencias cometió (131) errores y (248) dobles jugadas en (568) partidos para un porcentaje de (965).
 
En su paso por las mayores tuvo de compañeros latinos en su equipo a:
  • ANGELES DE CALIFORNIA - José Cardenal (Matanzas, Cuba), Julio Gotay (Fajardo, Puerto Rico, Marcelino López (Habana, Cuba), Willie Montañés (Cataño, Puerto Rico), Minnie Rojas (Remidios, Cuba), Jorge Rubio (Mexicali, México) y Ramón López  (Las Villas, Cuba),
  •  
  • MINNESOTA - Rod Carew (Gatun, Panamá) y Zoilo “El Zorro” Versalles, Tony Oliva (Pinar del Río, Cuba), Cesar Tovar (Caracas, Venezuela), Sandy Valdespino (San José de las Lajas, Cuba), Hank Izquierdo (Matanzas, Cuba)
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  • REALES DE KANSAS CITY - Eliseo Rodríguez (Fajardo, Puerto Rico), Juan “Chito” Ríos (Mayagüez, Puerto Rico, Luis Alcaraz (Humacao, Puerto Rico), Cookie Rojas (Habana, Cuba) y Aurelio Monteagudo (Caibarien, Cuba).
  •  
  • PIRATAS DE PITTSBURGH - Roberto Clemente (Carolina, Puerto Rico), Manny Sanguillen (Colón, Panamá, Vitico Davalillo (Cabimas, Venezuela), José Pagán (Barceloneta, Puerto Rico), Rennie Stenett (Colón, Panamá), Frank Taveras (Las Matas de Santa Cruz, República Dominicana), Ramón “Mon” Hernández (Carolina, Puerto Rico) y Fernándo González (Arecibo, Puerto Rico).
Las estadísticas de Jackie Hernández de por vida en la mayores fueron: 618 partidos, 1,480 partidos, 153 anotadas, 308 hits, 37 dobles, 9 triples, 12 cuadrangulares, 121 impulsadas, 93 bases por bolas, 324 ponches y promedio por vida de 208.


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jueves, 5 de julio de 2018

Primer Juego de Beisbol Oficial en Cuba

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Palmar del Junco Stadium 1874




Por Andrés Pascual - El pasado 27 de diciembre se celebró el 134 aniversario del primer juego de pelota oficial en Cuba (Liga General de Baseball, que duró hasta 1900, en el Estadio Palmar de Junco de la ciudad de Matanzas), referente como precursora de la poderosa y “asesinada” Liga Cubana de Beisbol Profesional de Invierno, su nombre verdadero, o “el Champion”, popularmente hablando.
En 1959, con motivo de celebrarse el 82 aniversario del juego que mencioné, por mucho el más “viejo” del área caribeña y solo detrás de los Estados Unidos en antigüedad, el Maestro de Maestros del diarismo deportivo cubano, Eladio Secades, redactó un material casi luctuoso para la sección deportiva de Bohemia, de la que era editor-jefe, por el estado punto menos que deplorable y crítico como veía el juego en Cuba, de acuerdo a la baja asistencia a los estadios y la pérdida de la pasión fanática “estilo antiguo”.

El 1er Campeonato de Beisbol Cubano en 1878 lo jugaron los clubes Habana, Almendares y Matanzas; al año siguiente, Colón, Habana, Almendares y Progreso serían los encargados de la acción sobre el terreno.

En 1881 aparece el club Fe, al decir de Secades, "solitario, romántico y de gallardete amarillo".

El Fe se convirtió en la zona neutra del champion, especie de palco preferencial para quienes rechazaban envolverse en la pugna entre escarlata y añil, que se resistían a ser arrastrados por una marea que, desde aquel momento, consumió toda la pasión y el proselitismo en el beisbol nacional, alterándolo todo, absorbiéndolo todo.

El Fe, según Secades,  "significó la inconformidad, el aislamiento, la misantropía..., especie de equivalente a una secta aislada, exclusiva y casi misteriosa".

En Cuba la gente era educada en la creencia de que el beisbol existía para que los habanistas rabiaran con los triunfos del Almendares o al revés, por lo que, cuando aparecía un héroe con el valor suficiente para proclamarse devoto del Fe, posiblemente despertara más sorpresa que descubrir al primer extraterrestre en el Parque Central habanero.

Según datos de la época, la primera gran alteración del orden recordada en los anales del beisbol cubano fue una victoria 8-7 de los Anacoretas del Fe sobre los Rojos del Habana.

El Habana protestó el resultado y el panel de árbitros escogido por la liga se declaró incompetente, por lo que el juego se anuló, evitando tal decisión que el Fe lograra su primera victoria.

El club perjudicado, a tenor con los años románticos de la sociedad, abandonó el campeonato por semejante ofensa.

Al año siguiente no apareció la enseña amarilla, que reapareció el próximo sin recursos, pero con dignidad suficiente como para lograr un raro éxito de campeón con 2 ganados y uno perdido.

El desarrollo de la preferencia del beisbol contó siempre con la sólida base de la compertencia entre Habana y Almendares.

En 1901, con evidente matiz patriótico, inicia su historia la Liga Cubana, organizando un campeonato con Habana, Almendares, Cubano, San Francisco y Fe.

Ese año comenzó una nueva etapa para el juego, más próspera, más sólida y con el fanatismo más preparado y entendido hacia el beisbol.

La rivalidad entre habanistas y almendaristas tuvo ciclos de locura incontrolable y de dramatismo de novela: balcones adornados en toda Cuba con el color predilecto en el terreno, el Almendares Park asaltado por verdaderas mareas rojas o azules según la ocasión ganadora o la locura inenarrable del público ante los jonrones de Dick Sisler y de Saguita Hernández.

El campeonato 1946-47 fue apoteósico por la rivalidad que alcanzó la serie extra con la yunta Agapito-Lanier como vencedora por el Almendares contra el Habana, que hizo a comentar por radio a René Molina que "quizás en 100 años todavía se recuerde", el pasado febrero cumplió 66.

En aquel material de 1959, Secades hacía votos por la salud del pasatiempo porque, evidente en aquel momento, "a veces juegan los punteros y ni 2,000 asistentes ocupan las tribunas..."

Lo que nunca imaginó el inmortal diarista fue que esa propia instalación de la barriada del Cerro quedaría únicamente como la referencia de la gloria pasada, previa a 1962.

Hoy se puede decir que, por efectos de la influencia política de la horda, por sus intereses nada patrióticos, el beisbol está muerto en Cuba, pendiente y a la espera de la declaración de cadáver.

martes, 3 de julio de 2018

Tony “Haitiano” González, otro destacado avileño en el béisbol

En el día de hoy hay un niño en las gradas
que me está viendo jugar por primera vez
y él merece mi mejor esfuerzo
”.
Lou Gehrig (1903-1941, inicialista de los
Yankees de Nueva York en 1923-39)
Tony Glez. Cinci
 Esteban Romero

Recordar al Tony “Haitiano” Gonazález es como rememorar un poco de aquel brillo que tenían los equipos de Cienfuegos en la profesional cubana de los años 50. Tony vive en el olvido o en el desconocimiento de las nuevas generaciones de cubanos que saben un poquito de la historia cultural y deportiva de su país en los años anteriores a 1959.
¿Quién es Andrés Antonio “Haitiano” González González? hombre nacido el 28 de agosto de 1936 (este artículo sin proponérmelo, está siendo escrito en el día que Tony cumple 81 años, vaya coincidencia y Felicidades!!) en el Central Cunagua, actual provincia de Ciego de Ávila. Su crianza fue en el seno de una familia humilde. Además de asistir a la escuela en su niñez, su padre lo adentró en el rudo trabajo del azúcar. Tony ayudaba a su padre cargar sacos de yute de 250 libras de peso. Él no fue un niñito de esos que mandaban a estudiar a la Habana a costilla de los pesos del padre adinerado. Mucho saco de azúcar que tuvo que cargar Tony, políticamente hablando, era proletario de verdad. Nunca se ha sabido porque le llamaban Haitiano e incluso el propio Tony nunca ha querido revelar la historia del asunto, sus razones tendrá.
Ese duro trabajo en el azúcar, algo que también hizo Miñoso y otros grandes de la pelota cubana, ayudó a Tony a desarrollar una fuerza extraordinaria y una buena musculatura. Cuentan que el receptor Dutch Dotterer, hombre que jugó con Tony en el Cienfuegos, decía que los brazos del cubano eran como de concreto. Otro compañero de juego, Clay Dalrymple, hizo notar que la fuerza del cubano era enorme desde los dedos hasta el antebrazo.
Su inicio en la pelota debe haber sido en su tierra, o sea jugando las distintas variantes que los cubanos tenemos, desde el taco, las cuatro esquinas y la pelota de manigua. En 1956 jugaba en la invernal amateur y azucarera de la Liga Pedro Betancourt integrando el equipo del Central España.
Se piensa que el gran ejecutivo cubano Bobby Maduro, también oriundo de Morón, provincia de Ciego de Ávila, fue quien le descubrió. Sin embargo, Paul Miller, director de negocios de los Cubans, filial de los Rojos de Cincinnati, afirmó que fue él quien le descubrió en 1956. En su relato dice que él observó al Haitiano en tres-cuatro juegos, en los que conectó un par de jonrones. Tony bateaba a la zurda y lanzaba a la derecha, hombre de 5 pies y 9 pulgadas de estatura.
Tony fue contratado y saltó al profesionalismo para jugar con los Leñadores de Wausau de la Liga Septentrional (Clase C), donde bateó para .342 en los 14 juegos que participó, ya que posteriormente enfermó. Una vez reincorporado pasó a jugar con los patirrojos de Hornell de la Liga Nueva York-Pensilvania (clase D), donde nuevamente se lesionó y perdió buena parte de la temporada. Así y todo, se las arregló para disparar 22 jonrones y promediar .275.
Llegó la temporada invernal cubana de 1957-58, en la cual debutó el Haitianojugando para los Elefantes de Cienfuegos. Aunque este equipo en esta temporada tuvo un desempeño pobre, la experiencia fue positiva para el Haitiano, pues pudo jugar al lado de peloteros de experiencia como fueron el futuro miembro del Salón de la Fama, Brooks Robinson, que cubrió la segunda, los cubanos Rafael Noble, Humberto Fernández, Panchón Herrera y Pedro Ramos entre otros. El jardinero central de este equipo era Ultus Álvarez, por lo que el Haitiano vi más acción en el jardín derecho y ocasionalmente en el central.  En esa temporada Tony bateó para escaso promedio de .248 y empujó solo 5 carreras en la temporada, además de un jonrón.
Ya para la primavera-verano de 1958, Tony saltó a jugar con los Cubans en la Liga Internacional (clase AAA), donde nuevamente jugó el central y el derecho de este equipo. En esta temporada mostró una mejoría sustancial en su bateo, promedió .265 producto de 113 hits en 482 veces al bate, incluido 12 dobles, 7 triples y 11 jonrones, con 47 impulsadas.
Cuban Sugar Kings
Cuban Sugar Kings, equipo campeón de la pequeña serie mundial de 1959. El Haitiano es el sexto en la segunda fila de izq. a der.
En la invernal de 1958-59, Tony bateó para promedio de .235. Realmente mostró avances defensivos, pero no así en el orden ofensivo. En la profesional cubana no todo el mundo era capaz de batear, se trata del torneo invernal más fuerte del Caribe de la época.
Su ascenso se hizo evidente a partir de la temporada de 1959 con los Cubans, en la que este equipo se coronó campeón de la pequeña serie mundial. El Haitiano fue el patrullero del jardín central. Esta vez promedió para .300 exactamente, y logró disparar 31 dobles, 16 triples (nada fácil, líder en la Liga) y 20 jonrones, además de 81 impulsadas. El Haitiano de hecho fue el tercero en el orden al bate de este equipo. Sus batazos resultaron decisivos. Recuerdo uno de ellos en el estadio del Cerro contra los Reales de Montreal. Los Cubans llenaron las bases, el Haitiano al bate y el manager de este equipo, Clay Bryant, decidió traer a lanzar al conocido zurdo Tom Lasorda, que en esa temporada logró ganar 12 y perdió 8. El Haitiano no creyó en los envíos de Lasorda y le conectó un grand slam que sacaba de juego a los Reales. Fue una tarde feliz para los cubanos al ganar el doble juego de esa jornada dominical. En el juego final y decisivo de la pequeña serie mundial, con el juego empatado a dos en la parte baja del noveno inning, Tony vino a batear con un out y el lanzador Raúl “Salivita” Sánchez en segunda. El manager de los Molineros de Minneapolis, Gene Mauch, mandó a pasarlo intencionalmente. Esta jugada, como ya sabemos, la hizo fallar Daniel Morejón con hit por el mismo centro del terreno.
En la invernal de 1959-60 los elefantes venían dispuestos a todo, con un conjunto que no tuvo oposición, y Tony González se ganó  el puesto de tercer bate y jardinero central regular del equipo.  El Haitiano fue un pilar de la victoria del Cienfuegos, se llevó la corona de bateo con promedio de .310, incluido 10 cuadrangulares y 35 impulsadas.  Luego en la Serie del Caribe en Panamá, el Haitiano jugó en cuatro partidos de los seis disputados y ganados por su equipo. Aquí bateó 6 hits en 14 veces al bate, promedio de .429., el cual fue solo superado en su equipo por el gigante George Altman (.432).
En 1960 el equipo de Cincinnati decidió subir al Haitiano a las Mayores, donde jugó 39 partidos con este conjunto como jardinero derecho y bateador emergente. El Cinci decidió canjearlo junto al jardinero e inicialista Lee Walls a los Filis de Filadelfia a cambio de los jardineros Wally Post, Harry Anderson y el inicialista de ligas menores, Frederick Hopke. Al pasar a los Filis, el Haitiano sería dirigido precisamente por Gene Mauch, quien ya le conocía y valoraba positivamente las cualidades del cubano, aunque no siempre se llevaron o se entendieron bien. Al llegar a este equipo se encontraría con otros cubanos que jugaban regular en el equipo, ellos fueron el inicialista Panchón Herrera y el camarero Tony Taylor, además de estar también Rubén Amaro, hijo del cubano Santos Amaro, defendiendo el campo corto de los Filis. El Haitiano jugó esta temporada aquejado de hernia discal. No obstante, si bien bateó para discreto .212  para el Cinci, luego con los Filis elevó su producción a .299 para terminar la temporada con promedio de .274.
Tony Glez. Filis
Terminada esa primera temporada los cubanos fueron a su tierra para jugar nuevamente en la profesional de 1960-61. Nadie se imaginaba que sería la última después de haberse jugado oficialmente desde 1878. El Haitiano fue nuevamente el jardinero central de los Elefantes y su tercer bate en una de las temporadas más reñidas que se recuerden y cuyo juego final fue el que decidió la victoria. Los elefantes, gracias al pitcheo de Pedro Ramos, ganador de 16 juegos, más el aporte ofensivo de sus pilares como Román Mejías, Leonardo Cárdenas y el mismo Haitiano, quien promedió .290 ofensivamente y fue líder en anotadas con 42 carreras, se llevaron el banderín en juego final contra los alacranes de Almendares.
En cuatro temporadas con el Cienfuegos bateó 202 incogibles en 730 veces al bate, incluido 36 dobles, 10 triples y 18 jonrones, además de 102 anotadas y 74 impulsadas.
El pueblo cubano en la isla no vería más a muchos destacados peloteros después de esta temporada final. Uno de ellos fue el Haitiano, el que atravesaba por su mejor momento en el béisbol.
En 1961 jugó casi regular, aunque Mauch gustaba mucho de algo que se ha hecho práctica en muchos equipos de la MLB, platooning, lo que consiste en alternar continuamente los peloteros en el equipo, por lo que el cubano no jugó todo lo que podría haber jugado. Al finalizar la temporada se fue a la invernal puertorriqueña, donde quedó tercero entre los bateadores de esta justa y promedió por encima de .300.
En la temporada regular de 1962 participó en 118 juegos como jardinero central y logró el increíble promedio de fildeo de 1000, o sea no cometió error, primera vez que lo lograba un defensor del central regular en las Mayores. Su promedio ofensivo fue de .302, y entre sus 132 incogibles se incluyen 16 dobles, 4 triples y 20 jonrones, que fue el máximo alcanzado de cuadrangulares en una temporada en las Mayores por él, 15 de ellos se fueron por la banda contraria del jardín izquierdo. Además empujó 63 carreras. Terminada la justa en las Mayores, el Haitiano se sometió a intervención quirúrgica de la hernia discal que le afectaba, lo cual no le impidió estar listo para el día inaugural del campeonato de 1963.
Comenzó esa temporada bateando horrores y con promedio de .329, pero como todo pelotero, cayó en slump, aunque terminó la temporada con .306 ofensivo. El 23 de junio de 1963 quedó su racha interrumpida de juegos sin cometer errores, fueron 205 partidos sin la sombra de una marfilada. Esto es bueno que lo sepan los aficionados cubanos cuando hablan de los mejores jardineros centrales de Cuba mencionando solo aquellos que han visto en las series nacionales, pero desconociendo a otros grandes en circuitos incluso más fuertes de juego. Al finalizar la justa de 1963, el Haitiano fue invitado a jugar en el partido de las selecciones de peloteros latinoamericanos que se desarrolló en el añejo Polo Grounds de Nueva York el 12 de octubre de ese año. Después de ese juego este parque, sede de los Gigantes de Nueva York y de muchos otros eventos deportivos, fue demolido. Los Latinos de la Liga Nacional vencieron 5-2 a los de la Americana. El Haitiano anotó dos carreras en ese juego.
La campaña de 1964 se caracterizó por los pelotazos que le propinaron los lanzadores de los Cachorros de Chicago al Haitiano. Después del primer pelotazo, al cubano le hicieron un casco que cubría su oreja derecha. Aún así pudo promediar .278, y conectar 25 dobles, 4 triples y 5 jonrones. A partir de 1965 a 1967, el Haitiano fue un bateador de alto promedio ofensivo, en 1967 conectó 172 hits, el máximo alcanzado por él en una temporada en las Mayores, con promedio de .339. Por segunda vez quedó entre los candidatos a MVP en esa temporada. Aunque su ofensiva decreció en 1968, no creo que meritara su liberación de los Filis. Los Padres de San Diego le contrataron en 1969, pero luego lo canjearon a los Bravos a cambio de tres peloteros. Con los Bravos el Haitiano tuvo la suerte de jugar por primera y única vez en una post temporada, aunque su equipo fue barrido en 3 partidos por los Mets de Nueva York.
Tony Glez. Bravos
El primer juego de esa serie terminó 9-5 y el cubano alineó como CF y segundo al bate, consiguiendo dos hits, uno de ellos jonrón frente a los envíos del estelar Tom Seaver, en 5 veces al bate, 2 anotadas, 2 empujadas y 1 ponche. Los Mets ganaron 11-6 el segundo juego, en el que el Haitiano se fue de 4-1, una base, 1 anotada y 2 ponches. El tercero terminó 7-4 para los Mets como home club, el cubano disparó 2 hits, incluido doble, anotó 1 y se ponchó una vez. Así que los Bravos perdieron, pero el Haitiano bateó 5 hits en 14 veces al bate para promediar .357.
A finales de la temporada de 1970 los angelinos de California lo adquirieron, donde el Haitiano parecía reverdecer laureles al batear para .304 con este equipo, pero 1971 fue su última temporada en la MLB después de jugar 111 desafíos y promediar al bate para bajo .245.
Tony Glez. Padres
En doce temporadas en las Mayores, el Haitiano bateó 1485 hits en 5195 veces al bate, incluido 238 dobles, 57 triples y 103 jonrones, con 615 empujadas. Se retiró con el muy decente promedio de .286 al bate.
El Haitiano estuvo en las temporadas de 1963, 1967 y 1969 como candidato al MVP de la Liga Nacional. De 1965 a 1968 jugó esencialmente el jardín central o el izquierdo. Como jardinero central fue igualmente el mejor defensivamente en 1964 al lograr promedio de .996 al cometer solo 2 errores. En 1967 fue el jardinero de mejor defensa, promedió .993 con 2 errores jugando el izquierdo, pero ningún error en el CF y en el RF. Tony “Haitiano” González fue lo que se llama un clásico cazador de fly, la perseguía hasta que le llegaba. Su promedio de fildeo en 12 temporadas fue de .987, cometió 39 errores en 2895 lances.
Después de 1961 no pudo asistir a temporadas beisboleras en el Caribe por estarle prohibido debido a una regulación establecida por el comisionado de las Mayores, Ford Frick, la que estipulaba que solo los peloteros latinos podrían jugar en campeonatos invernales de sus países. Al parecer este señor se olvidaba que los cubanos no podían ir a Cuba a jugar. Por suerte, la regulación cambió con el nuevo comisionado William Eckert, aunque no es de ignorar que el ejecutivo cubano Bobby Maduro estuviera detrás de ese cambio. El Haitiano regresó a Puerto Rico, donde jugó en las temporadas de 1967 y 1968, bateando sobre los .300 en ambas justas.
Terminada su carrera en la MLB, Tony González no se dio por vencido y se fue a jugar por la temporada de 1972 con el Hiroshima Toyo Carp de la Liga Central Japonesa, donde al parecer no le fue bien, ya que poco después jugaba con los Charros de Jalisco de la Liga Mexicana (clase AAA). Su último equipo fue los Filis de Reading de la Liga Oriental (clase AA), donde ejerció como pelotero y auxiliar.
El Haitiano solo tuvo acción como director de los Piratas de Tampico en 1968 en la Liga Central Mexicana, donde ganó 71 y perdió 55, para ocupar el cuarto lugar de esa temporada.
Con respecto a Cuba, el Haitiano nunca dejó de preocuparse por el béisbol en su tierra. Cuando los Orioles visitaron la Habana en 1999 para un juego con la selección Cuba, el Haitiano junto a Panchón Herrera se hallaban allí y muy favor de una victoria del equipo cubano. Tony González después de ese juego, dijo que la escuadra cubana había jugado muy bien a pesar de la derrota.
Fuentes consultadas
Baseball-reference.com
Costello Rory y Ramírez José. Tony González. Society for American Baseball Research. http://sabr.org/bioproj/person/859e2b7d
Figueredo Jorge S. Cuban Baseball: A Statistical History 1878-1961 (Jefferson, North Carolina: McFarland & Company, Inc., 2003).
Torres Ángel. 1996. La Leyenda del Béisbol Cubano, 1878-1997. Miami: Review Printers.

Leyendas olvidadas del beisbol cubano: Tony “Haitiano” González





Andrès Pascual
La política anticubana, impuesta por la tiranía castrista para destruir a largo plazo el pasatiempo nacional incluyó, primero, eliminar el profesionalismo; después, borrar la historia, para que las generaciones nacidas a partir de 1959, nunca tuvieran referencias de la única etapa grandiosa del beisbol en la Isla.
No de otra forma se concibe que, durante 49 años, haya sido tabú que podía enviar a cualquiera a la cárcel por “propagador de ideas enemigas”, comentar sobre las grandes figuras del beisbol pre castrista.
Sin embargo, por la omisión que hace lo de los nombres famosos de la Mayor de Las Antillas en ocasiones de importancia, pareciera como si la redacción del periódico más “billetudo” de Miami fuera una extensión de las oficinas de la propaganda política que, en La Habana, trazan, pulgada a pulgada, el triste destino de los cubanos.
Uno de los peloteros  “prohibidos” desde hace 50 años es Antonio “Haitiano” González, posiblemente el mejor centerfielder nacido allá de todos los tiempos.
Porque Tony o, como le conocíamos en Cuba, Haitiano, jugó en la liga amateur azucarera de invierno conocida como Pedro Betancourt, con sede en la provincia Matanzas, se confundía su lugar de nacimiento, porque el pelotero vino al mundo en el central Cunagua, provincia Camaguey, en 1936.
Como jugador profesional en Cuba brilló con los Elefantes del Cienfuegos de la Liga Invernal y con los Cubans Sugar Kings, clase Triple A, de la Liga Internacional. Tony custodiaba el centerfield de este club cuando le ganaron a los Millers de Minneapolis la Pequeña Serie Mundial en 1959.
Ascendido a Grandes Ligas por los Rojos de Cincinnatti a mediados de 1960, fue transferido a los Filis de Filadelfia ese propio en un canje que incluyó a Wally Post, Harry Anderson y Fred Hopke.
De 5’9 de estatura y 170 libras en su mejor momento, era un hitter con aceptable poder, capaz de atrasar el swing y dirigir la bola hacia lo profundo del leftcenter con fueza desde su condición de zurdo, para fildear lo hacía a la derecha.
Tony fue el primer jugador latino con etiqueta de estrella en el Filadelfia, ni Tony Taylor, a pesar de que es un All Star del club.
González fue escogido 3 veces entre los 30 MVP de la Nacional, incluyendo la campaña de 1963, que bateó para .306 con .436 de slugging. Con Filadelfia su producción de dobles y triples fue notable y, en 1967, secundó a Roberto Clemente en promedio de bateo en el Viejo Circuito con .337.
Un extraordinario centerfielder en el sentido clásico del termino, con gran velocidad en el desplazamiento hacia cualquier lado, de brazo poderoso y certero, estuvo casi dos temporadas completas (1962 y 1963) sin cometer errores.
Durante su carrera en uniforme Fili, puso out en bases a 10 ó más corredores en cada una que actuó como centerfielder regular.
En Filadelfia le consideran el precursor del juego de Garry Maddox, de Lenny Dykstra y de Shawn Victorino y es tan recordado como el inmortal Richie Ashburn. En sentido general, uno de los 3 mejores de la posición en el club.
Junto a su compatriota Tony Taylor, incluido entre los 100 mejores peloteros de la historia de la  novena cuáquera.
Su carrera concluyó antes de tiempo por problemas en la columna vertebral. Después de Filadelfia, tuvo dos buenas temporadas con Atlanta y San Diego en 1969 y 1970. Su último ao fue en 1971, con California, en la Liga Americana.
Para los Filis promedió .295 con 438 carreras impulsadas, 68 bases robadas y .993 de fildeo.
En 12 años de actividad en las Mayores bateó .286, 103 cuadrangulares, 615 carreras impulsadas, 690 anotadas, robo 79 bases y fildeó para .987.
Uno de los jugadores legendarios que, por la tragedia nacional, responsabilidad  absoluta de la tiranía, desconocen los fanáticos de la Isla que nacieron o crecieron después de 1959.
Pertenece al Salón de la Fama del Beisbol Profesional Cubano y al Salón de la Fama del Deporte Cubano.

Cubano Tony El Haitano Gonzalez


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Por: Edwin Kako Vazquez - Andrés Antonio González conocido como “El Haitiano”,  natural de la Central Cunagua, Cuba fue un jugador muy hermético defensivamente hablando. En tres ocasiones comandó los  guardabosque  en la tabla defensiva de la Liga Nacional. En 1962  se convirtió en el primer jardinero central de tres en la historia de las Grandes Ligas  en finalizar una temporada con 1000 de average defensivamente.
Abundando más en su hazaña de 1962 encontramos que participó en un  total de 114 juegos,  8 asistencias, 2 dobles jugadas en  276 chances sin cometer pecados. Por vida en 1,447 partidos cometió solamente 39 errores en 2,895 chances, 73 asistencias para un respetable 987 %.
Paso la mayor parte de su carrera la pasó  con los Filis de Filadelfia (1960-68) donde en 1967 terminó segundo en bateo (337) en el más viejo de los circuitos. Ofensivamente González fue un jugador muy aplicado en el cajón de los bateadores, trabajaba muchas bases por bolas, podía batear con poder y conectaba líneas cortas. En 1962 sacó del parque 20 pelotitas blancas, en1963 atinó 36 dobles y 12 triples.
Inicialmente firmó en 1957 con el Cincinati Red Legs como agente libre, en 1969 es drafteado en el sorteo de expansión por los Padres de San Diego en el turno 37. En este equipo se unió a otros latinos como José Arcia (Cuba), Roberto Pena (República Dominicana), Iván Murell (Almirante, Panamá),  Jerry Morales (Yabucoa, Puerto Rico) y Rafael Robles (República Dominicana).
En 1969 es cambiado a os Bravos de Atlanta por Walt Hriniack y Vank Kelly y un jugador de Liga Menor. Fue comprado por el California Angels en 1970 y dejado en libertad en 1971. Durante la temporada de 1962 bateo libremente en 17 partidos, visitó su única postemporada  en 1969 cuando los Bravos de Atlanta se enfrentaron a los Mets de Nueva York.
Su promedio por vida fue  286, 1,559 juegos, 5,195 turnos al bate, 690 anotadas, 1,485 hits, 238 dobles, 57 triples, 103 cuadrangulares, 615 impulsadas, 467 bases por bolas y 706 ponchetes.
Tuvo una gran carrera con el Cienfuegos, durante los últimos cuatro campeonatos de la Liga Profesional Cubana desde 1957-58 hasta 1960-61, especialmente en 1959-60, cuando capturó el liderato de los bateadores con .310 de average, acompañado de 10 jonrones, 14 dobles, 2 triples, 34 anotada, 35 empujadas y 5 bases robadas.
Sus numeritos completos con los Elefantes fueron de .269, el producto de 202 hits en 730 veces al bate, con 102 anotadas, 74 impulsadas, 36 dobles, 10 triples y 18 jonrones.

domingo, 1 de julio de 2018

Willy Miranda, el mejor torpedero defensivo del béisbol cubano


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Por Ángel Torres
El 24 de mayo de 1926 en Velasco, provincia de Oriente en la Cuba inolvidable del ayer, nació Guillermo “Willie” o “Willy” Miranda Pérez, uno de los mejores jugadores defensivos que han desfilado por las Grandes Ligas y sin excepción el mejor de todos los tiempos entre los nacidos en la ahora Isla esclava.
Su padre según sus propias palabras, le regaló un guante y se preocupó tanto por enseñarlo a fildear en los terrenos del Central Velasco, que nunca pudo aprender a darle en el centro a la pelota, por tanto su mérito es aún mayor, porque se mantuvo durante nueve temporadas en el Gran Circo, solamente por sus grandes dotes de fildeador.
Al respecto en una ocasión cuando fue entrevistado por Joe E. Brown (Bocaza), para un programa radial, el comediante le preguntó: “¿Y tu padre nunca te regaló un bate?”.
Hace años Tom Lasorda y Al Campanis, respectivamente ex manager y ejecutivo de Los Angeles Dodgers y Gene Mauch, ex timonero de varios equipos de Liga Mayor, declararon que Willie había sido “el mejor de todos los torpederos a la defensiva en los anales de las Grandes Ligas”. Posteriormente, Lasorda aclaró que no sabía a quien escoger entre Miranda y Ozzie Smith, el famoso “Mago de Oz”, de quien Lasorda dijo que era más acrobático, aunque reconoció que la potencia en el brazo de Willy era muy superior.
En las Ligas Mayores han participado defensores del campo corto con un potente brazo, como el de Shawon Dunston de los Cachorros de Chicago en la década de los 80 y 90, pero según los expertos no como el de Willie.
Cuando WILLY MIRANDA debutó con los Yanquis de Nueva York en 1954, se convirtió en un magnífico embajador de la pelota cubana, ante el público más exigente del mundo en el Yankee Stadium, entregándole una bandera cubana al torpedero, PHIL RIZZUTO, con quien compartió la defensa del campo corto. (Foto proporcionada por Amaury Pi-González).
En Cuba existieron torpederos más completos porque bateaban mucho más que Willie, pero a la defensiva a pesar de ser astros de la posición no alcanzaron la estatura de Willy, como Silvio García, Luis (Anguilla) Bustamante, Leonardo Cárdenas, Zoilo Versalles, Humberto Fernández, Bert Campaneris, Rey Ordoñez en el deporte de paga y Quilla Valdés en la verdadera pelota amateur.
En el supuesto béisbol de aficionados que se juega ahora en Cuba, el mejor ha sido Germán Mesa, extraordinario a la defensiva, pero según los scouts veteranos que trataron de firmarlo, sin la rapidez en las manos, colocación, fortaleza y precisión en los tiros de Willie.
Desafortunadamente, Mesa al igual que otros jugadores de su época, no pudo probarse en la pelota profesional y mucho menos en un nivel superior como lo constituyen las Ligas Mayores.
Pudiéramos resumirlo, diciendo, que en Cuba han nacido una notable cantidad de cantantes y defensores del campo corto, pero ninguno como Benny Moré, Celia Cruz y Willie.
Miranda, cuyo hermano Fausto Miranda fue un connotado periodista, comenzó a jugar a la pelota en 1940, con el Club Juvenil del Parque José Martí en La Habana, haciéndolo al año siguiente con los Hermanos Maristas. De 1942 a 1947, participó con el Club Teléfonos en la Liga Nacional de Amateurs de Cuba.
Ingresó en la pelota organizada en 1948 con el Sherman de la Big State League, una localidad a menos de 100 millas de Dallas. Los aficionados del lugar no querían dar crédito a sus ojos, cuando vieron fildear a Willie y llegaron a la conclusión que estaba fuera de grupo. En 1949 estuvo con el Chattanooga (Choo Choo) de la Southern League, con idénticos resultados.
Debutó en la ahora extinta Liga Profesional Cubana en 1948-49 con el Almendares, siendo seleccionado el Novato del Año, a pesar de promediar solamente .220 de average, así es que ya saben la impresión que causó con su guante, comparado con otros debutantes que le pegaron más duro a la pelota.
Se inició en la Liga Americana en 1951 con los Senadores de Washington y se mantuvo en las Ligas Mayores por nueve temporadas hasta 1959, vistiendo los uniformes de los Senadores, Medias Blancas de Chicago, Carmelitas de San Luis, Yanquis de Nueva York y Orioles de Baltimore.
En esos nueve años, participó en 821 encuentros y en 1914 veces al bate, conectó 413 hits, acompañado de 50 dobles, 14 triples, 6 jonrones y 132 carreras impulsadas, 13 bases robadas y un average de .221. Y sobre todo retiró a muchos bateadores que conectaban la bola en el hueco entre la tercera base y el campo corto, acudiendo a la potencia de su brazo y al hecho que sacaba tan rápido la pelota de su guante, que nadie en su sano juicio se explicaba como podía hacerlo.
Al respecto, durante una entrevista televisada, el ex dirigente de los Orioles, Paul Richards, declaró: “Cuando el Baltimore adquirió la franquicia de los Cafés de San Luis en 1954, no tenían nada con que interesar a los fanáticos. Pero la suerte nos favoreció y adquirimos a Miranda de los Yanquis en 1955, a quien los Mulos de Manhattan se daban el lujo de pagarle, para jugar los últimos episodios por Phil Rizzuto, con el objeto de prolongar su carrera.
Willie no bateaba… “pero que manera de fildear”. Sus atrapadas eran espectaculares, cubría un terreno enorme, poseía un brazo de privilegio y sacaba la bola del guante con más rapidez que un mago saca la carta de la manga del saco”.
“Los aficionados iban al parque para verlo recoger pelotas”, continuó explicando Richards, “y puedo asegurarles que Willie ayudó a que el cambio de franquicia no fuera un rotundo fracaso. Sin dudas que Rizzuto y Luis Aparicio eran más completos, pero no lograban hacer sobre un terreno de pelota lo que Miranda podía”.
Cuando jugó en Venezuela los fanáticos se asombraron de ver a un defensor del campo corto superior defensivamente al ídolo Aparicio, que era muy superior con el bate y corriendo las bases que Willy, al extremo que al igual que Rizzuto, ingresó al Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown.
Willie jugó 12 años en Cuba con el Almendares, con la excepción de su última campaña en 1959-60, la que dividió vistiendo las franelas de los Alacranes y los Rojos del Habana. En total bateó para un promedio de .236 en los torneos cubanos, el producto de 523 hits en 2214 veces al bate, con 224 anotadas, 145 remolcadas, 57 dobles, 26 triples, tres cuadrangulares y 15 estafas. En sus mejores temporadas bateó para .304 en 1953-54 y .294 en 1950-51.
Ingresó en 1983 al Salón de la Fama de la pelota cubana en el exilio.
Participó en cinco Series del Caribe con el Almendares bajo la dirección de Fermín Guerra en 1949 y 1950, Bobby Bragan (1954 y 1955) y Oscar Rodríguez en 1959.
Miranda falleció el sábado 7 de septiembre de 1996 en Baltimore, de un enfisema pulmonar, como consecuencia en parte a que diez años antes, al salvarle la vida a cuatro de sus vecinos en un incendio, tuvo que ser ingresado en un hospital, por causa de las inhalaciones de humo, lo que afectó su salud por el resto de su vida.
Los servicios fúnebres se realizaron en Rucks Funeral Home, Baltimore, y el entierro el martes 10 de septiembre en el Garden of Faith Cemetery de esa ciudad.
Willy fue “Capitán’ de los Azules en la extinta Liga Cubana de Béisbol y “General” en cualquier terreno a la hora de fildear una pelota.

jueves, 28 de junio de 2018

La Leyenda del Beisbol Cubano


Por Andrés Pascual
El tiempo cambia las cosas o las hace ver desde otra óptica; en unos casos, adecuada a la circunstancia; en otros, francamente fuera de tono…
En 1960, el gobierno de Fidel Castro, que no podría competir nunca con el pasado beisbolero de la República, a partir de la suspensión definitiva del beisbol profesional, utilizó al Inmortal Martín Dihigo para ejecutar una tarea que era un fraude mayúsculo: “lograr la masividad en el beisbol”, eso decían cuando, en el terreno de juego de todas las categorías, actuaban más de 100,000 atletas a todo lo largo y ancho de la Isla, con un campeonato nacional juvenil zonal que, en 1958, convocó a 150 equipos en todo el país, sin incluir el movimiento Los Cubanitos, patrocinado por los Cubans Sugar Kings; asi comenzo el Primer Campeonato Nacional de 1era. Categoría de la dictadura, que marchó independiente y paralelo durante el último año de la Liga Nacional Amateur, ya sin la Unión Atlética detrás. Juan Ealo, ex jugador amateur, ex comentarista radial y ex coach de preparación física de los Azules del Almendares, estuvo a cargo de la organización del evento, con visitas continuadas a los municipios del interior, estimulaba la creación de equipos de localidades para la competencia provincial. En Pinar del Río, por el municipio Los Palacios, jugó Tony Oliva poco antes de ser firmado por Joe Cambria.

El objetivo fue darle la impresión al pueblo de que se harían cosas superiores y mejores que las que se habían hecho por el sistema capitalista; la realidad fue que todos los cubanos de la época lo entendieron como el principio del fin del poderoso béisbol cubano, pero lo callaron y terminaron aceptándolo, por la política de "no selección alterna"; indiscutible porque, el dominio en todos los circuitos y sólo detrás de Estados Unidos en el rentado, nadie podía negarlo: juvenil, amateur y profesional del área, terreno del imperio cubano, que se encargaron de derrumbar con las garras y la mala intención los “innovadores de la destrucción”. Hasta hoy, lo único que han logrado es debilitar al pasatiempo y confundir al publico a base de mentiras sostenidas durante 48 años. Ni más ni menos que el pisoteo de la Leyenda…

Al pueblo se le adiestró en aplaudir a lo único que tenía acceso; es decir, como en el caso del boxeo, de la música, de la televisión…lo aceptaba porque no quedaba otra opción; sería material de cuentos trasnochados pensar que, si el fanático cubano hubiera tenido la posibilidad de ver a Tiant, a Versalles, a Cárdenas, al Haitiano…hubieran preferido a Urbano González o a Aquino Abreu, que gozaron de relativo público como amateurs antes de 1961.

Nunca un pelotero de clase quedó sin descubrirse por un scout; así, el que no jugó profesional fue porque no quiso hacerlo, porque no tuvo la clase exigida por la categoria o porque temía fracasar, incluso porque no deseaba trasladarse a La Habana; aunque, antes de 1945, hubo clubes profesionales en otras provincias.
El amateurismo tenía un matiz diferente, que le impidió al jugador negro actuar
en el campeonato de la Unión Atlética; sin embargo, en el de la Fuerzas Armadas participaba, en Pedro Betancourt desde 1944 o en la Cromo, Quivicán o la liga de Saguita Hernández.

La Liga Inter Fuerzas Armadas le dio oportunidad de exhibir sus condiciones, antes de saltar al beisbol profesional, a muchísimos jugadores negros o blancos de todo el país.

El General Sagua, villareño, uno de los grandes peloteros independientes durante el período 1915-1925, conocido en todos los rincones desde Oriente hasta La Habana, jugó muy poco como profesional; mientras, el pitcher J.J Alvarez, de condiciones notables en Camaguey y Oriente durante los 40’s y los 50’s, decidió no saltar y llegó con más de 40 años al beisbol de Series Nacionales castristas durante su primera etapa.

En la propia Unión Atlética se extinguió el juego brillante y superdotado del mejor pelotero amateur cubano de todos los tiempos, Antonio “Quilla” Valdés que, nadie sabe la razón, cada vez que mencionan a los mejores shortstops cubanos de la historia le dejan fuera y Quilla no solo era una maravilla en el fildeo; sino que está considerado uno de los peloteros más inteligentes que haya jugado en Cuba en cualquier época o circuito. Un pelotero completo y el mejor bateador, durante más de 15 campañas de juego, en la Unión Atlética primero con el Circulo de Artesanos de la Liga Social y, después, con el Hershey unionista. Quilla fue el cuarto bate de todas o casi todas las selecciones cubanas a Series Mundiales o Juegos Centroamericanos a que asistió.

¿De qué procedencia social eran aquellos sensacionales jugadores negros de la era pionera de “la bola muerta” en Cuba, incluso posterior a 1919? Todos, excluyendo tal vez a Dihigo, de la más absoluta pobreza; sin embargo, Mayarí Montalvo, “Bienve” Jiménez, Alejando Oms, Champion Mesa, Méndez, Torriente, Bombín, los Fernández, Chacón, Julio Rojo, Mamelo, Castillo, Padrón, Strike González…son parte de la gran historia del beisbol nacional, a pesar de que la injusta barrera racial les privó de jugar en el beisbol de los blancos americanos y de que fueran limitados en Cuba solo al profesionalismo; porque la Unión Atlética se fundo en 1914 para clubes sociales capitalinos, pero la Inter Fuerzas, que los admitía, inició hostilidades a principios de los 30’s organizadamente.

Hoy se quejan porque los implementos para jugar beisbol escasean, es una de las justificaciones sobre el debilitamiento del juego en el país, cuando se debería mirar hacia el detalle que casi nadie quiere; pero obligatorio por su incidencia en el asunto, el político: nunca habrá beisbol cubano de clase, ni amateur ni profesional, con el régimen allí, es necesario cambiarlo de raíz; pero, si hubiera profesionales con el sistema castrista, de poco serviría como estímulo, una vez que nadie podría impedir que se quedaran viviendo en sus casas de mala muerte durante el receso invernal, siendo robados hasta el último dólar de una y mil formas que inventarían.

Antes de 1950, los jugadores pobres, blancos o negros, mayormente veían un guante para jugar beisbol, o un bate por primera vez, cuando estaban en edad juvenil y zapatos spikes cuando se organizaban como profesionales o en equipos de localidades que el dueño vestía y calzaba completamente.

Esos jugadores de la era de Méndez, del Pájaro Cabrera, de Bebé Royer, de Bustamante hasta Huesito Vargas, Crespo, Agustín Bejerano, los Correa, Miñoso…se hacían peloteros jugando descalzos, con guantillas de lona hechas por ellos y con pelotas caseras confeccionadas por ellos; para batear, cualquier gajo rústico trabajado a mano; pero, de vez en cuando, iban al pueblo a ver a los profesionales y, cuando el dueño de la farmacia hacía su novena para el campeonato municipal en invierno y los invitaba, les acompañaban uno o más de nivel profesional, del pueblo o importados; de esa forma comenzaban a familiarizarse con el nivel de juego superior.

Ninguna justificación ajena a la desaparición del beisbol profesional de Cuba ni a la pérdida absoluta de la clase general de la pelota de la Isla es valida hoy, tienen que cambiar de raíz el sistema que logró poner en ridículo a la llamada Leyenda del Beisbol Cubano…Si no se hacen cambios radicales en el cuadro, en el banco y en el bullpen político de la Isla, el futuro del juego, como todo el pueblo, todavía no es lo negro que promete.