Andrès Pascual
La política anticubana, impuesta por la tiranía castrista para destruir a largo plazo el pasatiempo nacional incluyó, primero, eliminar el profesionalismo; después, borrar la historia, para que las generaciones nacidas a partir de 1959, nunca tuvieran referencias de la única etapa grandiosa del beisbol en la Isla.
No de otra forma se concibe que, durante 49 años, haya sido tabú que podía enviar a cualquiera a la cárcel por “propagador de ideas enemigas”, comentar sobre las grandes figuras del beisbol pre castrista.
Sin embargo, por la omisión que hace lo de los nombres famosos de la Mayor de Las Antillas en ocasiones de importancia, pareciera como si la redacción del periódico más “billetudo” de Miami fuera una extensión de las oficinas de la propaganda política que, en La Habana, trazan, pulgada a pulgada, el triste destino de los cubanos.
Uno de los peloteros “prohibidos” desde hace 50 años es Antonio “Haitiano” González, posiblemente el mejor centerfielder nacido allá de todos los tiempos.
Porque Tony o, como le conocíamos en Cuba, Haitiano, jugó en la liga amateur azucarera de invierno conocida como Pedro Betancourt, con sede en la provincia Matanzas, se confundía su lugar de nacimiento, porque el pelotero vino al mundo en el central Cunagua, provincia Camaguey, en 1936.
Como jugador profesional en Cuba brilló con los Elefantes del Cienfuegos de la Liga Invernal y con los Cubans Sugar Kings, clase Triple A, de la Liga Internacional. Tony custodiaba el centerfield de este club cuando le ganaron a los Millers de Minneapolis la Pequeña Serie Mundial en 1959.
Ascendido a Grandes Ligas por los Rojos de Cincinnatti a mediados de 1960, fue transferido a los Filis de Filadelfia ese propio en un canje que incluyó a Wally Post, Harry Anderson y Fred Hopke.
De 5’9 de estatura y 170 libras en su mejor momento, era un hitter con aceptable poder, capaz de atrasar el swing y dirigir la bola hacia lo profundo del leftcenter con fueza desde su condición de zurdo, para fildear lo hacía a la derecha.
Tony fue el primer jugador latino con etiqueta de estrella en el Filadelfia, ni Tony Taylor, a pesar de que es un All Star del club.
González fue escogido 3 veces entre los 30 MVP de la Nacional, incluyendo la campaña de 1963, que bateó para .306 con .436 de slugging. Con Filadelfia su producción de dobles y triples fue notable y, en 1967, secundó a Roberto Clemente en promedio de bateo en el Viejo Circuito con .337.
Un extraordinario centerfielder en el sentido clásico del termino, con gran velocidad en el desplazamiento hacia cualquier lado, de brazo poderoso y certero, estuvo casi dos temporadas completas (1962 y 1963) sin cometer errores.
Durante su carrera en uniforme Fili, puso out en bases a 10 ó más corredores en cada una que actuó como centerfielder regular.
En Filadelfia le consideran el precursor del juego de Garry Maddox, de Lenny Dykstra y de Shawn Victorino y es tan recordado como el inmortal Richie Ashburn. En sentido general, uno de los 3 mejores de la posición en el club.
Junto a su compatriota Tony Taylor, incluido entre los 100 mejores peloteros de la historia de la novena cuáquera.
Su carrera concluyó antes de tiempo por problemas en la columna vertebral. Después de Filadelfia, tuvo dos buenas temporadas con Atlanta y San Diego en 1969 y 1970. Su último ao fue en 1971, con California, en la Liga Americana.
Para los Filis promedió .295 con 438 carreras impulsadas, 68 bases robadas y .993 de fildeo.
En 12 años de actividad en las Mayores bateó .286, 103 cuadrangulares, 615 carreras impulsadas, 690 anotadas, robo 79 bases y fildeó para .987.
Uno de los jugadores legendarios que, por la tragedia nacional, responsabilidad absoluta de la tiranía, desconocen los fanáticos de la Isla que nacieron o crecieron después de 1959.
Pertenece al Salón de la Fama del Beisbol Profesional Cubano y al Salón de la Fama del Deporte Cubano.
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