“En el día de hoy hay un niño en las gradas
que me está viendo jugar por primera vez
y él merece mi mejor esfuerzo”.
Lou Gehrig (1903-1941, inicialista de los
Yankees de Nueva York en 1923-39)
que me está viendo jugar por primera vez
y él merece mi mejor esfuerzo”.
Lou Gehrig (1903-1941, inicialista de los
Yankees de Nueva York en 1923-39)
Esteban Romero
Recordar al Tony “Haitiano” Gonazález es como rememorar un poco de aquel brillo que tenían los equipos de Cienfuegos en la profesional cubana de los años 50. Tony vive en el olvido o en el desconocimiento de las nuevas generaciones de cubanos que saben un poquito de la historia cultural y deportiva de su país en los años anteriores a 1959.
¿Quién es Andrés Antonio “Haitiano” González González? hombre nacido el 28 de agosto de 1936 (este artículo sin proponérmelo, está siendo escrito en el día que Tony cumple 81 años, vaya coincidencia y Felicidades!!) en el Central Cunagua, actual provincia de Ciego de Ávila. Su crianza fue en el seno de una familia humilde. Además de asistir a la escuela en su niñez, su padre lo adentró en el rudo trabajo del azúcar. Tony ayudaba a su padre cargar sacos de yute de 250 libras de peso. Él no fue un niñito de esos que mandaban a estudiar a la Habana a costilla de los pesos del padre adinerado. Mucho saco de azúcar que tuvo que cargar Tony, políticamente hablando, era proletario de verdad. Nunca se ha sabido porque le llamaban Haitiano e incluso el propio Tony nunca ha querido revelar la historia del asunto, sus razones tendrá.
Ese duro trabajo en el azúcar, algo que también hizo Miñoso y otros grandes de la pelota cubana, ayudó a Tony a desarrollar una fuerza extraordinaria y una buena musculatura. Cuentan que el receptor Dutch Dotterer, hombre que jugó con Tony en el Cienfuegos, decía que los brazos del cubano eran como de concreto. Otro compañero de juego, Clay Dalrymple, hizo notar que la fuerza del cubano era enorme desde los dedos hasta el antebrazo.
Su inicio en la pelota debe haber sido en su tierra, o sea jugando las distintas variantes que los cubanos tenemos, desde el taco, las cuatro esquinas y la pelota de manigua. En 1956 jugaba en la invernal amateur y azucarera de la Liga Pedro Betancourt integrando el equipo del Central España.
Se piensa que el gran ejecutivo cubano Bobby Maduro, también oriundo de Morón, provincia de Ciego de Ávila, fue quien le descubrió. Sin embargo, Paul Miller, director de negocios de los Cubans, filial de los Rojos de Cincinnati, afirmó que fue él quien le descubrió en 1956. En su relato dice que él observó al Haitiano en tres-cuatro juegos, en los que conectó un par de jonrones. Tony bateaba a la zurda y lanzaba a la derecha, hombre de 5 pies y 9 pulgadas de estatura.
Tony fue contratado y saltó al profesionalismo para jugar con los Leñadores de Wausau de la Liga Septentrional (Clase C), donde bateó para .342 en los 14 juegos que participó, ya que posteriormente enfermó. Una vez reincorporado pasó a jugar con los patirrojos de Hornell de la Liga Nueva York-Pensilvania (clase D), donde nuevamente se lesionó y perdió buena parte de la temporada. Así y todo, se las arregló para disparar 22 jonrones y promediar .275.
Llegó la temporada invernal cubana de 1957-58, en la cual debutó el Haitianojugando para los Elefantes de Cienfuegos. Aunque este equipo en esta temporada tuvo un desempeño pobre, la experiencia fue positiva para el Haitiano, pues pudo jugar al lado de peloteros de experiencia como fueron el futuro miembro del Salón de la Fama, Brooks Robinson, que cubrió la segunda, los cubanos Rafael Noble, Humberto Fernández, Panchón Herrera y Pedro Ramos entre otros. El jardinero central de este equipo era Ultus Álvarez, por lo que el Haitiano vi más acción en el jardín derecho y ocasionalmente en el central. En esa temporada Tony bateó para escaso promedio de .248 y empujó solo 5 carreras en la temporada, además de un jonrón.
Ya para la primavera-verano de 1958, Tony saltó a jugar con los Cubans en la Liga Internacional (clase AAA), donde nuevamente jugó el central y el derecho de este equipo. En esta temporada mostró una mejoría sustancial en su bateo, promedió .265 producto de 113 hits en 482 veces al bate, incluido 12 dobles, 7 triples y 11 jonrones, con 47 impulsadas.
En la invernal de 1958-59, Tony bateó para promedio de .235. Realmente mostró avances defensivos, pero no así en el orden ofensivo. En la profesional cubana no todo el mundo era capaz de batear, se trata del torneo invernal más fuerte del Caribe de la época.
Su ascenso se hizo evidente a partir de la temporada de 1959 con los Cubans, en la que este equipo se coronó campeón de la pequeña serie mundial. El Haitiano fue el patrullero del jardín central. Esta vez promedió para .300 exactamente, y logró disparar 31 dobles, 16 triples (nada fácil, líder en la Liga) y 20 jonrones, además de 81 impulsadas. El Haitiano de hecho fue el tercero en el orden al bate de este equipo. Sus batazos resultaron decisivos. Recuerdo uno de ellos en el estadio del Cerro contra los Reales de Montreal. Los Cubans llenaron las bases, el Haitiano al bate y el manager de este equipo, Clay Bryant, decidió traer a lanzar al conocido zurdo Tom Lasorda, que en esa temporada logró ganar 12 y perdió 8. El Haitiano no creyó en los envíos de Lasorda y le conectó un grand slam que sacaba de juego a los Reales. Fue una tarde feliz para los cubanos al ganar el doble juego de esa jornada dominical. En el juego final y decisivo de la pequeña serie mundial, con el juego empatado a dos en la parte baja del noveno inning, Tony vino a batear con un out y el lanzador Raúl “Salivita” Sánchez en segunda. El manager de los Molineros de Minneapolis, Gene Mauch, mandó a pasarlo intencionalmente. Esta jugada, como ya sabemos, la hizo fallar Daniel Morejón con hit por el mismo centro del terreno.
En la invernal de 1959-60 los elefantes venían dispuestos a todo, con un conjunto que no tuvo oposición, y Tony González se ganó el puesto de tercer bate y jardinero central regular del equipo. El Haitiano fue un pilar de la victoria del Cienfuegos, se llevó la corona de bateo con promedio de .310, incluido 10 cuadrangulares y 35 impulsadas. Luego en la Serie del Caribe en Panamá, el Haitiano jugó en cuatro partidos de los seis disputados y ganados por su equipo. Aquí bateó 6 hits en 14 veces al bate, promedio de .429., el cual fue solo superado en su equipo por el gigante George Altman (.432).
En 1960 el equipo de Cincinnati decidió subir al Haitiano a las Mayores, donde jugó 39 partidos con este conjunto como jardinero derecho y bateador emergente. El Cinci decidió canjearlo junto al jardinero e inicialista Lee Walls a los Filis de Filadelfia a cambio de los jardineros Wally Post, Harry Anderson y el inicialista de ligas menores, Frederick Hopke. Al pasar a los Filis, el Haitiano sería dirigido precisamente por Gene Mauch, quien ya le conocía y valoraba positivamente las cualidades del cubano, aunque no siempre se llevaron o se entendieron bien. Al llegar a este equipo se encontraría con otros cubanos que jugaban regular en el equipo, ellos fueron el inicialista Panchón Herrera y el camarero Tony Taylor, además de estar también Rubén Amaro, hijo del cubano Santos Amaro, defendiendo el campo corto de los Filis. El Haitiano jugó esta temporada aquejado de hernia discal. No obstante, si bien bateó para discreto .212 para el Cinci, luego con los Filis elevó su producción a .299 para terminar la temporada con promedio de .274.
Terminada esa primera temporada los cubanos fueron a su tierra para jugar nuevamente en la profesional de 1960-61. Nadie se imaginaba que sería la última después de haberse jugado oficialmente desde 1878. El Haitiano fue nuevamente el jardinero central de los Elefantes y su tercer bate en una de las temporadas más reñidas que se recuerden y cuyo juego final fue el que decidió la victoria. Los elefantes, gracias al pitcheo de Pedro Ramos, ganador de 16 juegos, más el aporte ofensivo de sus pilares como Román Mejías, Leonardo Cárdenas y el mismo Haitiano, quien promedió .290 ofensivamente y fue líder en anotadas con 42 carreras, se llevaron el banderín en juego final contra los alacranes de Almendares.
En cuatro temporadas con el Cienfuegos bateó 202 incogibles en 730 veces al bate, incluido 36 dobles, 10 triples y 18 jonrones, además de 102 anotadas y 74 impulsadas.
El pueblo cubano en la isla no vería más a muchos destacados peloteros después de esta temporada final. Uno de ellos fue el Haitiano, el que atravesaba por su mejor momento en el béisbol.
En 1961 jugó casi regular, aunque Mauch gustaba mucho de algo que se ha hecho práctica en muchos equipos de la MLB, platooning, lo que consiste en alternar continuamente los peloteros en el equipo, por lo que el cubano no jugó todo lo que podría haber jugado. Al finalizar la temporada se fue a la invernal puertorriqueña, donde quedó tercero entre los bateadores de esta justa y promedió por encima de .300.
En la temporada regular de 1962 participó en 118 juegos como jardinero central y logró el increíble promedio de fildeo de 1000, o sea no cometió error, primera vez que lo lograba un defensor del central regular en las Mayores. Su promedio ofensivo fue de .302, y entre sus 132 incogibles se incluyen 16 dobles, 4 triples y 20 jonrones, que fue el máximo alcanzado de cuadrangulares en una temporada en las Mayores por él, 15 de ellos se fueron por la banda contraria del jardín izquierdo. Además empujó 63 carreras. Terminada la justa en las Mayores, el Haitiano se sometió a intervención quirúrgica de la hernia discal que le afectaba, lo cual no le impidió estar listo para el día inaugural del campeonato de 1963.
Comenzó esa temporada bateando horrores y con promedio de .329, pero como todo pelotero, cayó en slump, aunque terminó la temporada con .306 ofensivo. El 23 de junio de 1963 quedó su racha interrumpida de juegos sin cometer errores, fueron 205 partidos sin la sombra de una marfilada. Esto es bueno que lo sepan los aficionados cubanos cuando hablan de los mejores jardineros centrales de Cuba mencionando solo aquellos que han visto en las series nacionales, pero desconociendo a otros grandes en circuitos incluso más fuertes de juego. Al finalizar la justa de 1963, el Haitiano fue invitado a jugar en el partido de las selecciones de peloteros latinoamericanos que se desarrolló en el añejo Polo Grounds de Nueva York el 12 de octubre de ese año. Después de ese juego este parque, sede de los Gigantes de Nueva York y de muchos otros eventos deportivos, fue demolido. Los Latinos de la Liga Nacional vencieron 5-2 a los de la Americana. El Haitiano anotó dos carreras en ese juego.
La campaña de 1964 se caracterizó por los pelotazos que le propinaron los lanzadores de los Cachorros de Chicago al Haitiano. Después del primer pelotazo, al cubano le hicieron un casco que cubría su oreja derecha. Aún así pudo promediar .278, y conectar 25 dobles, 4 triples y 5 jonrones. A partir de 1965 a 1967, el Haitiano fue un bateador de alto promedio ofensivo, en 1967 conectó 172 hits, el máximo alcanzado por él en una temporada en las Mayores, con promedio de .339. Por segunda vez quedó entre los candidatos a MVP en esa temporada. Aunque su ofensiva decreció en 1968, no creo que meritara su liberación de los Filis. Los Padres de San Diego le contrataron en 1969, pero luego lo canjearon a los Bravos a cambio de tres peloteros. Con los Bravos el Haitiano tuvo la suerte de jugar por primera y única vez en una post temporada, aunque su equipo fue barrido en 3 partidos por los Mets de Nueva York.
El primer juego de esa serie terminó 9-5 y el cubano alineó como CF y segundo al bate, consiguiendo dos hits, uno de ellos jonrón frente a los envíos del estelar Tom Seaver, en 5 veces al bate, 2 anotadas, 2 empujadas y 1 ponche. Los Mets ganaron 11-6 el segundo juego, en el que el Haitiano se fue de 4-1, una base, 1 anotada y 2 ponches. El tercero terminó 7-4 para los Mets como home club, el cubano disparó 2 hits, incluido doble, anotó 1 y se ponchó una vez. Así que los Bravos perdieron, pero el Haitiano bateó 5 hits en 14 veces al bate para promediar .357.
A finales de la temporada de 1970 los angelinos de California lo adquirieron, donde el Haitiano parecía reverdecer laureles al batear para .304 con este equipo, pero 1971 fue su última temporada en la MLB después de jugar 111 desafíos y promediar al bate para bajo .245.
En doce temporadas en las Mayores, el Haitiano bateó 1485 hits en 5195 veces al bate, incluido 238 dobles, 57 triples y 103 jonrones, con 615 empujadas. Se retiró con el muy decente promedio de .286 al bate.
El Haitiano estuvo en las temporadas de 1963, 1967 y 1969 como candidato al MVP de la Liga Nacional. De 1965 a 1968 jugó esencialmente el jardín central o el izquierdo. Como jardinero central fue igualmente el mejor defensivamente en 1964 al lograr promedio de .996 al cometer solo 2 errores. En 1967 fue el jardinero de mejor defensa, promedió .993 con 2 errores jugando el izquierdo, pero ningún error en el CF y en el RF. Tony “Haitiano” González fue lo que se llama un clásico cazador de fly, la perseguía hasta que le llegaba. Su promedio de fildeo en 12 temporadas fue de .987, cometió 39 errores en 2895 lances.
Después de 1961 no pudo asistir a temporadas beisboleras en el Caribe por estarle prohibido debido a una regulación establecida por el comisionado de las Mayores, Ford Frick, la que estipulaba que solo los peloteros latinos podrían jugar en campeonatos invernales de sus países. Al parecer este señor se olvidaba que los cubanos no podían ir a Cuba a jugar. Por suerte, la regulación cambió con el nuevo comisionado William Eckert, aunque no es de ignorar que el ejecutivo cubano Bobby Maduro estuviera detrás de ese cambio. El Haitiano regresó a Puerto Rico, donde jugó en las temporadas de 1967 y 1968, bateando sobre los .300 en ambas justas.
Terminada su carrera en la MLB, Tony González no se dio por vencido y se fue a jugar por la temporada de 1972 con el Hiroshima Toyo Carp de la Liga Central Japonesa, donde al parecer no le fue bien, ya que poco después jugaba con los Charros de Jalisco de la Liga Mexicana (clase AAA). Su último equipo fue los Filis de Reading de la Liga Oriental (clase AA), donde ejerció como pelotero y auxiliar.
El Haitiano solo tuvo acción como director de los Piratas de Tampico en 1968 en la Liga Central Mexicana, donde ganó 71 y perdió 55, para ocupar el cuarto lugar de esa temporada.
Con respecto a Cuba, el Haitiano nunca dejó de preocuparse por el béisbol en su tierra. Cuando los Orioles visitaron la Habana en 1999 para un juego con la selección Cuba, el Haitiano junto a Panchón Herrera se hallaban allí y muy favor de una victoria del equipo cubano. Tony González después de ese juego, dijo que la escuadra cubana había jugado muy bien a pesar de la derrota.
Fuentes consultadas
Baseball-reference.com
Costello Rory y Ramírez José. Tony González. Society for American Baseball Research. http://sabr.org/bioproj/person/859e2b7d
Figueredo Jorge S. Cuban Baseball: A Statistical History 1878-1961 (Jefferson, North Carolina: McFarland & Company, Inc., 2003).
Torres Ángel. 1996. La Leyenda del Béisbol Cubano, 1878-1997. Miami: Review Printers.
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