Nunca vamos a escuchar una version sin que sea retada de lo que realmente sucedió el sábado en la tarde entre Jorge Posada y los hombre para quienes él trabaja, porque la frustración, la molestia, el orgullo y las relaciones públicas parecen haber propiciado el surgimiento de tres o cuatro versiones diferentes, como semillas de jardín. Para el momento en que Posada terminó de responder preguntas, sus palabras contradijeron, de una forma u otra, las que dijeron el manager Joe Girardi, el gerente Brian Cashman y su esposa, Laura Posada.Pero en realidad, el juego del "él dijo, ella dijo, él dijo, ella dijo", es irrelevante en esta etapa del juego. El asunto es que Posada tiene 39 años y sin poder ejecutar la última tarea que los tomadores de decisiones de los Yankees pensaron que él podía ejecutar: ser un bateador designado. Lo único que le salvo su trabajo esta mañana fueron sus dos décadas de historia con la franquicia.
Si su nombre fuera
José Canseco o cualquier otro bateador designado empleado por poco tiempo por los Yankees cuando Posada era un receptor Todos Estrellas, ya lo habrían mandado a recoger sus cosas, de acuerdo a su producción. Su porcentaje de embase es de .272 y tiene promedio de bateo de .165, lo que lo ubica último entre los 193 bateadores que califican. La ofensiva de los Yankees ha sido atroz, con una alineación que luce vieja y aletargada, y Girardi está desesperadamente en búsqueda de ayuda. Nada puede ser más fácil que reemplazar al tipo con la peor producción y colocar el nombre de alguien más en el puesto de designado.
Pero esto es algo más complicado que eso. Posada fue parte de lo que muchos consideran el mejor equipo en los últimos 50 años, los Yankees de 1998, y fue Posada quien compartió el abrazo final con
Mariano Rivera al final de la Serie Mundial de 1999, y luego de nuevo en el 2000, y en el 2009. Es un cinco veces Todos Estrellas, un cinco veces ganador del Bate de Plata, y en algún lugar tiene guardados sus cinco anillos de Serie Mundial. Su resumé lo convierte en un posible candidato al Salón de la Fama, e independientemente de si logra llegar a Cooperstown, recibirá muchos aplausos cuando su nombre sea mencionado en el Juego de Estrellas retiradas.
Sin embargo, es importante recordar que su paso por los Yankees no ha sido igual al de Mariano Rivera, que ha sido relativamente suave. Posada es un segunda base convertido a receptor, y le tomó a Joe Torre y al coach de la banca Don Zimmer varios años convencerse de su defensiva detrás del plato; por años, ellos prefirieron a Girardi por encima de Posada, y Posada lo sabía.
A través de los años, algunos lanzadores no han querido trabajar con él, desde
David Conea
A.J. Burnett. Algunos de ellos sentían que él nunca logró abrazar por complete el concepto de que estuviese haciendo lo mejor que pudiera para que el lanzador se mantuviera cómodo, y en cambio, trataba de imponer su opinión sobre lo que debía lanzarse. Algunos lanzadores en el equipo se molestaban, a través de los años, por los argumentos a toda voz de Posada con árbitros por la zona del strike durante sus turnos; es algo generalmente aceptado por los receptores que sus propios turnos al bate son secundarios en importancia al discutir con el oficial del plato a nombre de su propio lanzador.
Generalmente Posada ha sido las cosas correctas de forma pública sobre la decision de los Yankees de quitarle el puesto de receptor titular desde el inicio de los entrenamientos primaverales, pero aún así, se ha mantenido una tensión palpable en el lugar. Posada adora ser receptor, y al día de hoy, él habría preferido mantenerse en ese rol. El hecho es que muchos escuchas rivales y gerentes lo han catalogado, por años, como uno de los peores en su posición, debido a la manera en que recibe la pelota, y su tendencia a dejar caer lanzamientos.
Así que el matrimonio entre Posada y los Yankees ha tenido sus altas y bajas a lo largo de los años, y ambas partes han tenido que poner de su parte para que las cosas funcionaran. Pero ahora la frustración está saliendo a relucir, entre las reuniones y las llamadas telefónicas y las declaraciones a los reporteros el sábado en la noche, todo ello carcomiendo cualquier deferencia que la organización consideraba que le debía a Posada. Incluso si él llegase al Yankee Stadium hoy y se disculpara y pidiera una oportunidad para enmendar las maquinaciones del sábado ante una audiencia nacional en el medio de una serie importante ante los Medias Rojas la permanencia de Posada con el equipo probablemente está basada únicamente en su producción.
Cashman ha demostrado más allá de toda duda que él no solo está dispuesto a ser el instrument de cambio con los jugadores más viejos del equipo, él ve eso como su responsabilidad ante los Steinbrenner. Él estuvo a cargo de la negociación de
Derek Jeter' en el otoño pasado, ofreciendole significativamente menos dinero que lo que pedía el torpedero, y cuando Jeter no estuvo de acuerdo con la propuesta de los Yankees, fue Cashman quien sugirió que Jeter debía irse al mercado a probar su valor. En otras palabras, lo que dijo el gerente fue: No debemos darte más dinero solo porque tú lo quieres, sin importar lo que hayas logrado aquí. Sí Cashman hubiese tenido control total de las negociaciones con Jeter, él no se habría alejado de la primera oferta del equipo.
Fue Cashman quien le dijo a Posada que ya no sería el receptor de los Yankees, y fue Cashman quien se reunion con Posada el sábado en la tarde y lo alentó para que jugara y cuando Posada declinó ser parte de la alineación, Cashman declinó protegerlo de sus propias acciones, diciéndoles a los reporteros que Posada había pedido ser sacado de juego y que no había ninguna lesión involucrada.
Y pueden apostar que en las horas y en los días por venir, a medida que Cashman considera maneras para mejorar su ofensiva y le hace sus recomendaciones a los Steinbrenner, él hará una evaluación dura sobre Posada. Si le preguntasen hoy, la versión sin adorner de Cashman sería algo similar a esto: El jugador en cuestión se encuentra entre los menos productivos en las mayors, no es versátil, no está contento y como se probó el sábado, su presencia es una distracción. Tenemos muchas alternativas, internas y externas.
Los Yankees podrían utilizar el puesto de designado como una manera de descansar veteranos como
Alex Rodríguez, o ellos podrían subir a Jesús Montero; son embargo, ellos quizás prefieran dejarlo en Triple-A para que siga su desarrollo como receptor. Ellos también podrían llamar a otros equipos y preguntar por jugadores como
Carlos Beltrán de los Mets.
Quizás Posada esté en la alineación esta noche, o quizás no, contra el zurdo de Boston
Jon Lester; se ha ido de 24-0 contra los zurdos esta temporada. Quizás esté o quizás no en la alineación del lunes, cuando los Yankees se midan ante
David Price de Tampa Bay. Si juega nuevamente si los Yankees no optan por cortar lazos de forma inmedianta con él, lo que es una opción que es posible que se haya discutido internamente entonces él tendrá que mostrar de inmediato que puede ser un bateador productivo nuevamente.
Independientemente de la versión que ustedes quieran creer de lo sucedido en el drama del sábado la de Posada, o la de Cashman, o la de Laura Posada el episodio completo probablemente acelere su salida de los Yankees.
Lee Singer de ESPN Stats and Info tiene más información acerca de la producción de Posada:
Parte del pobre inicio de Jorge Posada puede ser explicado por su promedio de .164 en Pelotas en juego, lo que es por mucho el más bajo entre los 194 jugadores que califican en esa estadística. Sin embargo, no todo se le puede achacar a la mala suerte, ya que la manera de batear de Posada tampoco lo ha ayudado. Su proporción de líneas bateadas es de apenas 11.4, la sexta más baja entre los jugadores que califican y sería su número más bajo desde que la estadística se hizo disponible en el 2002. Su promedio de pelotas bien bateadas complicado por Inside Edge corrobora esto. Con apenas .193, sería su promedio de este tipo más bajo desde que Inside Edge comenzó a recopilar esto en el 2006.
Quizás como resultado de su declive en la velocidad de su bate, Posada también ha tenido problemas con las rectas en esta temporada, especialmente con aquellas con altas velocidades. Posada tiene cuatro jonrones contra rectas en esta temporada. Y ninguno de ellos fue con un lanzamiento por encima de las 93 mph.
Buster Olney
es escritor senior de ESPN The Magazine. Comenzó cubriendo béisbol en 1989, como reportero del diario Nashville Banner asignado al equipo Triple A Nashville Sounds. Luego, cubrió a los Padres de San Diego (1993-94), Orioles de Baltimore (95-96), Mets de Nueva York (97) y los Yankees (98-2001). Olney se unió a ESPN The Magazine en 2003, luego de haber laborado seis años en el diario New York Times.
Olney colabora además con ESPN.com, ESPN Radio, ESPNEWS, SportsCenter y Baseball Tonight.