BEISBOL 007: Musial

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domingo, 10 de julio de 2011

¿A QUIEN LE IMPORTA ESE JUEGO HOY EN DIA?

Por Andrés Pascual

       El Juego de las Estrellas le importa poco a los jugadores establecidos de hoy, como Dereck Jeter, que no va a estar ahí con sus más de 3,000 hits; o como a Josh Beckett, que el Bostón informó que “está en duda su participación”.
       Alex Rodríguez tiene un desgarramiento en el menisco…en los últimos 20 años, o la Liga Nacional o la Americana, han iniciado sin el pitcher elegido como # 1 alguna vez, ahora mismo, recuerdo a Gregg Madduxx…
       A la hora de hablar de récordes o de actuaciones dignas de tenerse en cuenta como difíciles de romper o de igualar, casi siempre viene al caso la racha de juegos seguidos bateando de hit de Joe Dimaggio o el último promedio de .400 de Ted Williams (ambos en 1941) que, en realidad, son más monumentales e imponentes a medida que pasa el tiempo.
       El Juego de las Estrellas, esa fiesta que algunos llaman Clásico de Verano, tiene más de 75 años de vida: el 1ero. se efectuó en Comiskey Park, Liga Americana, en 1933 y se convirtió en leyenda más que por ser el primero, porque el pitcher de los Gigantes, Carl Hubbell, Rey del Tirabuzón, ponchó consecutivamente a Lou Gerigh, a Babe Ruth, a Jimmie Foxx, a Al Simmons y a Joe Cronin, todos, como el propio lanzador, inquilinos de Cooperstown.
       Antes era un verdadero honor ser elegido y, yo no sé por qué, estaban allí “a la hora señalada”, sin excusas ni pretextos.
       En 1945 se canceló por problemas con el transporte y, en 1961, en Fenway Park, se concluyó empatado por la lluvia en 9 entradas; pero en el 2002, por orden del Comisionado, el encuentro se convirtió en algo sin sentido de la competencia cuando, al vaciarse los bullpens de ambos clubes, se decretó blackout en el onceno.
        Para estimularlo, impusieron desde el 2003 la ventaja como sede de apertura de la Serie Mundial a la liga que gane el juego de estrellas; antes era alternativa.
       Desde 1985  se celebra la competencia de jonrones el día previo al partido.
       Nadie puede dudar que hoy se gastan el dinero en festejos fastuosos; que esos dos ó tres días son parte de la memoria permanente de quien los viva y disfrute…Es la verdadera aplicación del concepto de Bill Veek de que “cada fanático un rey, cada juego un carnaval”.
       Los jugadores bisoños de hoy, de primer año, se fascinan; o aquellos que saben que fue un milagro de la Providencia que estuvieran en racha en junio y se les seleccionara. Antes, para Williams fue un acontecimiento de “niño con juguete nuevo” y para Musial, Aaron, Mays…año tras año.
        En esta era (nadie me puede convencer de que esté equivocado), para los superpeloteros de esteroides y HGH, de mucho dinero y poco alma; de absoluto irrespeto por el público, en especial por los niños que los adoran, el juego de estrellas debe ser como una especie de pesadilla de media temporada; a fin de cuentas, “no da dinero” y hay que lidiar con “ese público antipático” y con la prensa con cara hipócrita de buena gente.
         Revise cuántos jugadores iniciaron la temporada en lista de enfermos y a cuántos han ido adicionando o recayendo en la lesión hasta hoy; a pesar de las dietas, de los sistemas de preparación, de spikes que se “agarran” más al terreno y de terrenos-platos que ni piedras tienen; a pesar de que un outfielder se desliza desde el left hasta el center con el pecho y no se corta ni se hinca; a pesar de que las cercas son más mullidas que un colchón King de jet-set. A pesar de todo se lesionan en cantidades más que sospechosas… ¿Por qué ocurre eso hoy?
         Pero le voy a apostar algo, ¿A que el martes no se lesionará ninguno? Esto, todo, alrededor del Juego de las Estrellas, es un relajo sin forma humana de que se pueda imponer el concepto de responsabilidad individual sobre los jugadores que deben asistir por voto fanático.
         Al principio me referí a los llamados récordes difíciles o inalcanzables que quedan, de 60 ó más años de duración, a los que les incluyo las 191 carreras impulsadas de Hack Wilson en 1930.
          Sin embargo, los 24 juegos de estrellas jugados por Stan Musial y sus 6 jonrones en este tipo de encuentro son, sobre todo la primera, las marcas más difíciles de romper que tiene el beisbol; porque, con el asco que sienten los peloteros modernos por el evento, dudo mucho que ninguno alcance a jugar en 15.





 Ya no hay jugadores ni de la moral ni de la clase de estos

lunes, 13 de junio de 2011

Stan Musial fue mejor que Mays y Aaron


Por Andrés Pascual

           Los jonrones  y una prensa deportiva moderna que se entretiene, muy a menudo, en circunstancias ajenas al juego de pelota, con actitud de evidente contribución en la factura de un tipo especial de fanático, confundido en su apreciación del juego histórico y presente, son los responsables de que se sirvan en bandejas de plata, como campañas de injusta devalorización, las actuaciones superiores de muchos jugadores del pasado de raza blanca con respecto a otros de raza negra, a tal extremo viciosas que, cuando se habla de un supertope de bateadores, nadie le hace justicia a Stan Musial, quien debería mencionarse por encima de Willie Mays y de Hank Aaron; porque, sencillamente, fue mejor bateador que ellos en Grandes Ligas.
          Lo mismo ocurre entre Jackie Robinson y el ex intermedista del Detroit Charles Gheringer o Roger Hornsby, no solo mejores bateadores que el ex Dodger (el cardenal, un 2 triples coronas, 3 por encima de .400 y .340); sino, en el caso del intermedista de los bengaleses, mucho mejor segunda base también. En otro caso, este entre blancos, en el team de los mejores 30 peloteros del siglo, confeccionado en 1999, no solo dejan fuera a Gheringer; sino que Mark McWire fue seleccionado con Lou Gehrig en perjuicio de Jimmy Foxx, milla y media mejor que el ex atlético esteroirizado. Son solo algunos detalles…
          Los Cardenales significaban “joseo” en Grandes Ligas, exponentes máximos de la pimienta en el juego (no por gusto Pepper Martin fue un Cardenal), un club que nunca se daba por vencido: de Gashouse Gang, a quienes el fanático cubano de antes identificaba como la Pandilla del Gasómetro.
          Con orgullo pasean por el firmamento de las Grandes Ligas el mérito de ser el único club que tiene un record ganador en Octubre contra los Yanquis de Nueva York, pues le ganaron 3 Series Mundiales contra una de los inquilinos del Bronx. Notable fue la de 1926 con un grupo de inmortales como Alexander, Hornsby, Bottomley, Franckie Frisch…y más meritoria aún, porque se produjo contra el equipo de Ruth, Gerigh, Meusel, Lazzeri, Combs, Dugan…
         En los Cardenales, que han tenido a través de la historia tantos jugadores de clase y vergüenza profesional, nadie como “El Hombre”, su jugador franquicia histórico y uno de los cinco más importantes a la hora de enumerarlos: Stan Musial.
        “El Polaco” es uno de los cinco mejores bateadores en los anales del pasatiempo y en estos, decadentes y ridículos, no le toman en cuenta con la importancia que merece; porque, por ejemplo, ni Mays, ni Aaron, ni Frank Robinson son superiores a Musial como bateadores. A no ser que la clase profesional de la artillería en el juego de pelota haya sufrido cambios y sea mejor quien tenga desventaja numérica.
         Stan Musial jugó 22 campañas con los Cardenales (1941-63), concurrió 10972 veces a la caja de bateo y fue líder una vez en este departamento; anotó 1949 carreras y encabezó a los anotadores de la Liga Nacional 5 veces; 3630 hits con 6 liderazgos; 8 veces al frente en la Nacional en dobles y su total, 725; 177 triples con 5 veces delante de todo el mundo con 20 en dos temporadas (43 y 46) y 18 en 1948; 475 jonrones; 2 campeonatos en impulsadas y un gran acumulado de 1951; 7 campeonatos de bateo y .331 de promedio de por vida; 6 veces líder en total de bases y 6164 de por vida; 1599 bases por bola con un liderazgo; 6 veces delante en slugging y .559 como acumulado total; 696 ponches consumidos con uno cada 16 veces al bate como promedio y 32 por temporada y fueron 1962 y 1963, sus años finales, en los que más lo poncharon con 46 y 43; 24 Juegos de Estrellas (1959, 60 y 61 se jugaron dos por año); 3 MVP y 4 veces segundo en la votación.
       Willie Mays, considerado por muchos uno de los más completos de todos los tiempos, no puede competir con Musial como bateador ni aunque resuciten los Padres del Béisbol y lo traten de imponer. No hay forma de poder colar esa guayaba entre limones: en 22 temporadas en el Big Show, estuvo 10882 veces en el plato bate en ristre sin liderazgos anuales; anoto 2062 veces con dos temporadas encabezando el Viejo Circuito; 3283 hits con un año delante; 523 dobles sin modo de que pudiera encabezar a los bateadores en biangulares en ninguna temporada; 140 triples y tres liderazgos, uno de ellos con 20 en 1957; 660 cuadrangulares y 4 veces en la punta; 1903 impulsadas con insuficiencia para liderar ningún año; 1464 bases por bolas con un año como líder; un campeonato de bateo con el más alto promedio anual que obtuvo .345 y .302 de por vida; 1526 ponches, con uno cada 7 veces y 69 por temporada; un liderazgo en bases por bolas recibidas y 1464; 3 en total de bases y 6066; 23 Juegos de Estrellas con 2 MVP y dos veces segundo en la votación y 3 en tercero.
       Hank Aaron consumió 12364 turnos oficiales al cajón de bateo, casi 2000 más que Mays y Musial; anotó 2174 veces con 3 delante en el departamento; produjo 3771 hits con dos al frente en la liga; 624 biangulares y 4 liderazgos; 98 triples; 755 jonrones y 4 liderazgos, nunca bateó más de 47; impulsó 2297 con 4 al frente; promedió .305 general y ganó dos títulos de bateo con .328 y con .355 en 1959, el más alto promedio que lograra en un año; 4 campeonatos en slugging y .555 de por vida; 1402 bases por bolas; 6856 total de bases recorridas con sus batazos y ocho liderazgos; 1383 ponches recibidos con 1 cada 9 veces al bate y 60 por temporada como promedio; 24 All Star; un MVP y 4 veces como tercero en la votación. Todo en 23 temporadas en las Mayores.
      Si observa que Musial concluyó con .331, Mays con .302 y Aaron con .305, solo con eso, ni si Dios baja del cielo le pueden imponer a ninguno de los dos como mejores bateadores que el descendiente de polacos… ¿Por qué se hace eso? ¿Quién sabe? Ahora, desde hace rato, son señales de los tiempos injuriosos, decadentes y, sobre todo, muy peligrosos.

Mucho mejor bateador que Mays, Aaron o Frank Robinson