Los Astros de Houston acaban de anunciar una extensión contractual con su segunda base venezolano José Altuve por cinco temporadas y 151 millones de dólares.
El nuevo pacto mantendrá a Altuve ligado a la franquicia texana como mínimo hasta el 2024, pues entrará en vigor a partir de la campaña del 2020.
El pequeño gigante ganará seis millones en el 2018, su último año del actual contrato, aunque el equipo tiene una opción sobre el jugador para el 2019, que evidentemente ejercerá.
Con esta movida, la gerencia envía un claro mensaje de sus intenciones de mantener un núcleo en torno a Altuve, convertido en el jugador-franquicia de Houston.
El venezolano cumplirá 28 años el 6 de mayo y tendrá 35 para cuando finalice el nuevo convenio.
Una decisión inteligente que si bien involucra una notable cantidad de dinero, no compromete en tiempo al equipo.
Dada la progresión ascendente del intermedista, posiblemente todavía no hemos visto lo mejor de Altuve, para quien el cielo parece ser el límite y ya muchos lo consideran el mejor pelotero de las Grandes Ligas en la actualidad.
Pero los Astros no se arriesgaron a uno de esos contratos de más de diez años que la historia ha demostrado ser fallidos a la larga.
Ya el tiempo dirá si en el 2024 le dan un nuevo pacto para que Altuve termine su carrera en el único equipo que ha conocido y entre al Salón de la Fama de Cooperstown con la gorra de los Astros, como Craig Biggio y Jeff Bagwell.
Y mientras ya Houston aseguró a su segunda base, la próxima jugada debe ir enfocada hacia el también venezolano Marwin González, el versátil y utilísimo pelotero, capaz de jugar todas las posiciones del cuadro interior y los jardines.
González, de 29 años, será agente libre al concluir la campaña del 2018 y a pesar de su valor intrínseco para el equipo, no debe ser tan caro retenerlo.
Al igual que Altuve, Marwin solamente ha jugado para los Astros y a menos que decida probar el mercado en busca de más plata, es probable que permanezca en Houston con un acuerdo incluso menor en tiempo y dinero similar al que acaban de darle los Rojos de Cincinnati a su compatriota Eugenio Suárez por siete temporadas y 66 millones.
Luego vendría en fila George Springer, firmado hasta el 2019 y elegible a arbitraje en el 2020, antes de llegar a la agencia libre un año más tarde.
Springer, de 28 años, es otra de las figuras claves en la construcción de un equipo duradero, de esos que tienen el material suficiente para establecerse como dinastías.
Y un poco más tarde le tocaría el turno a Carlos Correa, primera selección del draft amateur del 2012 y bajo control del equipo hasta la campaña del 2022.
Si el gerente general Jeff Luhnow consigue retener a largo plazo a este cuarteto, como núcleo similar a aquel de Derek Jeter, Jorge Posada, Mariano Rivera y Andy Pettitte que tuvieron los Yankees de Nueva York, entonces habrá valido la pena la espera de tres campañas seguidas con más de 100 derrotas (2011, 2012 y 2013), cuando el proyecto de los actuales campeones apenas comenzaba a tomar forma.