En busca del próximo cerrador venezolano
El emergente
Una segunda oportunidad se ha abierto para Bruce Rondón. Su firma con los Medias Blancas de Chicago significó un nuevo comienzo, un reinicio lejos del sitio donde tantas expectativas creó, y donde dejó mal sabor, al no poder concretar los pronósticos de los scouts y el deseo de la gerencia.
Ignacio Serrano
Edubray Ramos / Zimbio.com |
Rondón llegó tarde a la temporada actual, porque empezó la campaña en Triple A. Cuando finalmente fue subido, llegó a una escuadra que tenía por cerrador al mexicano Joakim Soria, con Nate Jones en la lista de espera.
El domingo, sin embargo, el manager Robin Ventura llamó al venezolano a cerrar el juego ante los Cachorros, en el Wrigley Field. Con una diferencia de dos carreras, el estratega prefirió usar a Jones en el octavo inning y dejó a Soria en la banca.
El carabobeño volvió a acercarse a las 100 millas por hora. Permitió un hit, no dio boletos y ponchó a dos rivales. Al final de la jornada, se marchó con un salvado, apenas su segundo en los últimos tres años, y mejoró a 4.15 su efectividad.
Quizás haya sido una eventualidad. O quizás no. Todos los miembros del bullpen patiblanco tienen efectividad sobre 4.00 y el único que muestra un mejor registro que Rondón es Jones, con 4.11. En medio del pésimo momento que vive su escuadra, el nativo de Valencia pareciera ser una opción aceptable para trabajar en el noveno tramo.
Rondón tiene 16 ponches y 7 boletos en 13 actos. Todavía abanica a los contrarios al ritmo de sus viejos tiempos en Detroit, cuando los Tigres veían en él a su cerrador del futuro.
Aquella vez no pudo con la responsabilidad. El descontrol y el ataque feroz de sus oponentes cuando enfilaba al home, buscando reencontrar la zona de strike, abultaron sus registros y terminaron por sacarle de la organización. Su carrera pareció descarrilarse cuando fue dejado en libertad en el receso entre temporadas. Hoy parece abrirse una nueva oportunidad, en la medida en que sigue tocando con cierta frecuencia las 100 millas por hora.
Edubray Ramos firmó con los Filis de Filadelfia con el sueño de recuperar una carrera que parecía perdida. El caraqueño incluso tuvo que limpiar pisos para ayudar a su familia, luego de ser dejado en libertad por los Cardenales de San Luis. Su ascenso no fue el de un prospecto aclamado en la divisa, fue más bien el triunfo de la persistencia y el trabajo.
Gabe Kapler, manager de los cuáqueros, asomó el marzo que Ramos tenía madera de cerrojo. Es su tercer año arriba y tiene números brillantes, incluyendo 10,7 ponches por cada nueve entradas de labor. Comenzó como el tercero en la línea de batalla en su novena, útil para trabajar el séptimo y eventualmente el octavo, hasta que el domingo fue llamado para terminar la jornada.
El dominicano Héctor Neris es el elegido, usualmente. Pero tiene 5.17 de efectividad y ya una vez perdió su puesto ante el también venezolano Jeanmar Gómez. El capitalino respondió con una entrada en blanco y el primer rescate de su carrera.
Es raro que Venezuela no tenga varios cerradores a la vista. Felipe Vásquez es el único en esta temporada, luego de tres lustros en los que Gómez, Francisco Rodríguez, Kelvim Escobar, Rafael Betancourt, Edward Mujica y Jorge Julio Tapia ejercieron ese rol con distintas novenas. Pero lo del domingo quizás haya sido un aviso. Esperemos.
Columna publicada en El Nacional, el martes 15 de mayo de 2018.
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