BEISBOL 007: Mundiales de béisbol: pinceladas

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sábado, 30 de julio de 2011

Mundiales de béisbol: pinceladas


Ya se juegan en la vieja Europa las eliminatorias de la XXXVIII Copa de Béisbol del Mundo, retorna la pasión y de un extremo a otro de la Isla la pelota vuelve a adueñarse de peñas deportivas, tertulias de parques, centros de trabajo y paradas de ómnibus, como si el mundo fuera solo eso, un juego de pelota.  
Por esa devoción hacia lo que alguien llamó pasatiempo nacional, estimo oportuno rescatar de los archivos algunos datos de interés respecto a cómo surgieron estos clásicos en los que más que un gallardete ponemos en juego el honor nacional. 
Aunque pudiera causar sorpresa a muchos, les diré que estas Copas del Mundo, inicialmente llamadas Series Mundiales de Béisbol Amateur, tuvieron su sede primera en Inglaterra, año 1938, donde un equipo local venció cuatro juegos por uno a otro de los Estados Unidos de América. 
Un año más tarde, la discriminatoria Unión Atlética Amateur de Cuba (UAAC), en coordinación con el coronel Jaime Mariné, director de deportes en el gobierno del tirano Batista, solicitaron con éxito que la segunda versión de aquellas Series se efectuara en La Habana. A pesar de que solo participaron Cuba, Nicaragua y Estados Unidos, el ventajoso resultado económico de la primera experiencia propició que en el entonces flamante parque La Tropical se jugaran los certámenes comprendidos desde 1940 hasta 1943.
El desafío inaugural, disputado el 12 de agosto de 1939, lo ganó Pedro "Natilla" Jiménez en cerrado duelo con el nica José Luis "Chino" Meléndez; un día después, Conrado Marrero daba a Cuba su primer triunfo frente a Estados Unidos. Se jugó a dos vueltas, todos contra todos, y los cubanos ganaron sus cuatro enfrentamientos, Nicaragua terminó con dos y dos, mientras Estados Unidos se fue en blanco. 

GUSTABA MÁS LA PELOTA AMATEUR 
Por esos días, el béisbol de la UAAC gozaba de más aceptación que la decadente pelota profesional de entonces, condenada a jugarse por las tardes, sin trasmisiones radiales y para colmo de males, en un terreno nada céntrico. Además, los campeonatos carecían de algunas de sus estrellas, que iban a jugar a otros países del área en busca de salarios más altos. 
En ocasión de la II Guerra Mundial fueron muchos los jugadores de Estados Unidos que marcharon al frente y para ocupar sus plazas en los distintos circuitos fueron firmadas nuestras principales figuras del amateurismo, las mismas que luego devolvieron a la Liga Cubana el brillo perdido. A ello contribuyó la construcción del Grand Stadium del Cerro y la llegada de la televisión. 
Diferencias entre Federaciones motivaron que las Series Mundiales de 1946 y 1949 no se jugaran, ni tampoco las de 1954 y 1955. En 1956 la FIBA fue reconocida por el Comité Olímpico Internacional (COI) y se convocó a un campeonato atípico, dividido en tres zonas, cuyos finalistas jugarían entre si para definir el titular. Costa Rica ganó por la zona de Centroamérica; Cuba por el Caribe y Filipinas por Asia tras derrotar a Japón. Cuba venció primero a los boricuas, eliminó a Costa Rica y ganó el derecho a viajar hasta el continente asiático para discutir el oro con los filipinos, viaje que se frustró por razones económicas, quedando el torneo sin campeón. 
En 1957,1958, 1959 y 1960 tampoco hubo campeonatos debido a las mismas discrepancias mencionadas antes. En 1961 se reanudaron los Mundiales, con Costa Rica por sede y victoria para Cuba, precisamente en los días en que mercenarios al servicio del Imperialismo yanqui desembarcaban por Playa Girón, siendo aplastados por el pueblo uniformado en menos de 72 horas. 
GRANDES MOMENTOS  
Pudieran mencionarse muchos momentos grandes de la pelota cubana en citas mundialistas, ya fuera en Series, Campeonatos o Copas del Mundo —que todo es lo mismo- pudieran mencionarse en estas líneas, pero difícil, por no decir imposible, hacer justicia a tantos. 
Habría que recordar el jonrón de Marquetti que dejó al campo a los yanquis en Managua 1972; el de Lourdes Gourriel en Parma, bueno para empatar, y el batazazo de Vargas que decidió un inning después, también frente a Estados Unidos. Otro cuadrangular de espanto, el largado por Antonio Muñoz para decidir frente a Japón en el estadio de Koraken y ese mismo día, la joya de pitcheo regalada por Braudilio Vinent, combinación que nos dio el campeonato. 
Aunque lamentablemente no puedan mencionarse todos los grandes momentos, hay que incluir en este breve recuento al inmenso José Antonio Huelga, "Héroe de Cartagena" al ganarle en dos días consecutivos al equipo de los EEUU. Y qué decir del trabajo de Gaspar "Curro" Pérez al derrotar también dos veces con el brazo, el bate y "lo otro" a los players made in USA, alentado el cubano por una entusiasta multitud que no cesó de corear a todo lo largo del encuentro "yanquis, go home", "yanquis go home".

Por Elio Menéndez

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