Por Andrés Pascual
Cuando Roger Maris superó por un miserable jonrón sin esteroides el récord de Babe Ruth de 60 por 61, la sociedad americana era básicamente conservadora.
Y a Maris le colocaron un asterisco sobre su marca como equivalente de lo mal hecho, fundamentado en catálogos de justificaciones en contra del zurdo de los Yanquis: 154 juegos contra 162, un juego suspendido en el 5to capítulo y varias cosas más que, viéndolo bien, son ridículas.
Tanto influyó el asunto de la persecución del récord de Ruth en Maris, que necesitó tratamiento para los nervios y sufrió de pérdida prematura de cabello; un manager le colocó al nudillista Hoyt Wilhelm de relevo, no para detener una rebelión, sino para que no bateara el # 61 contra el Baltimore; la prensa de Nueva York, con la honrosa excepción del Más Grande, Dan Daniel, rezando porque no lo diera. Solo sus compañeros, sobre todo Mickey Mantle, le apoyaban en esa difícil causa.
Cuando Mark McGwire rompió el récord de Maris, su acompañante en la carrera por la
marca, Sammy Sosa, podía venir al plato y darle un gran abrazo y un gancho al
estómago como felicitación extraña; dos lesbianas o dos homosexuales hombres se
besaban en cualquier esquina de cualquier ciudad de Estados Unidos con total
inmunidad legal; una pasante le practicaba felacio a un presidente en la
Oficina Oval y los héroes modernos del beisbol, casi todos, llevando a cabo el más soberbio escándalo de la historia del pasatiempo…
marca, Sammy Sosa, podía venir al plato y darle un gran abrazo y un gancho al
estómago como felicitación extraña; dos lesbianas o dos homosexuales hombres se
besaban en cualquier esquina de cualquier ciudad de Estados Unidos con total
inmunidad legal; una pasante le practicaba felacio a un presidente en la
Oficina Oval y los héroes modernos del beisbol, casi todos, llevando a cabo el más soberbio escándalo de la historia del pasatiempo…
Esto no es una sociedad liberal, en realidad nadie sabe lo que es y, en este ambiente putrefacto, se produjo la marca de McGwire, sin asterisco hasta hoy ni tampoco la que impuso otro de los individuo que también pisoteó los parámetros de la honestidad después: Barry Bonds.
También como tratamiento dudoso, que el record de Mantle, con 18 jonrones en
Series Mundiales, se colocara como uno más en la casilla de postemporada… no
existe la mínima diferencia como afrenta entre lo que le hacen a Mickey Mantle
con lo que le hicieron a Roger Maris hace 49 años.
Series Mundiales, se colocara como uno más en la casilla de postemporada… no
existe la mínima diferencia como afrenta entre lo que le hacen a Mickey Mantle
con lo que le hicieron a Roger Maris hace 49 años.
Para complicar más el asunto, en 1961, año en que se rompió el récord de Ruth por primera vez y primera campaña de 162 juegos en los calendarios, Sandy Koufax superó el de ponches para el circuito nacional de Christy Mathewson, impuesto en 1903 y nunca se le puso un asterisco que lo trate con desprecio.