BEISBOL 007: Edwin

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lunes, 20 de junio de 2011

ABRUPTA CONCLUSION DEL “SUEÑO BORICUA” EN EL BEISBOL


Por Andrés Pascual

       Bueno, abrupta, aunque esperada. Esta vez la gerencia no utilizó su omnipotencia, que les permite anunciar que el manager había sido despedido y chirrín chirrán. No, dejaron que fuera el propio dirigente quien presentara su renuncia, ¿Negociada para amilanar la mala impresión de otra cesantía? En casos como el de la administración del club de la ciudad, lo lógico es suponer que nunca se sabrá, porque hubiera sido muy difícil responder algunas preguntas engorrosas. Pero Larry Beinfest le estaba dando vueltas al “monigote”.
        Posiblemente Edwin Rodríguez no pudo manejar situaciones de estabilidad emocional dentro del club, porque no supo preverlas: cuando se perdió la primera serie de esta racha que nadie sabe cuándo concluirá, se inició el derrumbe del bateo.
        A estas alturas, la inexplicable salida del equipo de Cody Ross no vale la pena analizarlo; pero le regalaron 7 millones a Javier Vázquez para contentar a… ¿A quién? Bueno, esas cosas podían verse a la distancia como capaces de provocar un problema, porque quedaban en el ánimo colectivo como la enfermedad crónica y residual: para cuando aparecieran los agentes necesarios.
        Claro que un slump colectivo es posible y una mala racha en ganados y perdidos, lo malo es la duración que tenga, que se vaya de las manos y no se pueda manejar, como ahora mismo.
         Para solucionar los graves problemas de los Marlins, que ya afectaron al pitcheo, hay que reconocer que, cuando no existen en la plantilla los jugadores veteranos que puedan ser estabilizadores entre el dugout y el terreno, el problema es, más que preocupante, crítico.
         Edwin Rodríguez no podía escapar a esta sublevación en silencio por varios factores ni, mucho menos, ayudar a resolver los problemas por su inexperiencia y porque, tal vez, los jugadores no lo creyeron capaz de empeños mayores.
         Lo peor que le pudo ocurrir fue que Hanley Ramírez, en el vórtice del huracán, “le depositara todo su apoyo”.
         Si se decidieran por Jack McKeon, que una vez ganó con el club en medio de una racha parecida, aunque  después perdió y decepcionó, estaría bien, porque este individuo sabe manejar a los jóvenes y es especialista en resolver crisis heredadas (y en crear las propias), pero ahora hace falta, con urgencia, el primero. Cualquier selección que efectúen debe ser alguien que pueda manejar a la juventud. Pero, ensayos con otros recién llegados, tan inexpertos como Edwin, no; eso sería más de lo mismo.
         Al modo mío de ver las cosas, esto no es un problema técnico de bateo ni de otros experimentos como cambios constantes del orden ofensivo, sencillamente, es la explosión de la fuerza interior de los inconformes que, por lo que se observa, son la mayoría.
         Tal vez esté equivocado; pero, a la primera oportunidad de cambios, deben deshacerse de Hanley Ramírez, que es un freno al juego alegre y al team work. Pronto, porque todavía vale en el mercado, como reflejo del momento en que fue considerado una promesa.
         Quizás los Yanquis, ante el envejecimiento de Jeter y tan dados a recibir jugadores de ese tipo, estarían dispuestos a soltar un par de buenos peloteros por el quisquellano.






 Sin experiencia no se puede manejar a un club bisoño.