Por Andrés Pascual
Johnny Martin, apodado Pimienta, tal vez haya sido el único jugador de Grandes Ligas que, pese a ser un pelotero veloz, multiplicó por 10 esa herramienta por la forma como robó las bases (y la cantidad) en una Serie Mundial.
Según Eladio Secades, “Martin (Foto a la izquierda con Al Simmons en la Serie Mundial de 1931) corría siempre, se burlaba de la astucia del manager contrario, a veces fuera de toda lógica, pero revolucionó al público con aquellas sprintadas”.
La intención de correr sin fuerza humana o divina que pueda contra el instinto, porque no se puede calcular cuándo “saldrá” de acuerdo a la regla no escrita; porque nadie del escuadrón contrario puede interpretar el momento, sino muy locos o muy brutos (ellos mismos), como Víctor Mesa y Lázaro Madera de las series castristas, o como Hiraldo Sablón, cubano del Cienfuegos y del Cincinnatti, que salían sin ningún tipo de seña, a veces en momentos contraindicados, puede hacer exitosa la jugada, a la vez que difículta el plan de contención contra el galgo, cuya tarjeta de presentación es “no me importa la regla, de hecho no juego con ellas”; aunque, si se profundizara en la “sique” de este tipo de corredores, la realidad es que nunca conocen cuándo deben salir de acuerdo al score, ni qué conteo es el bueno… de los cuatro que mencioné sólo Martin trascendió a la inmortalidad por esa manera de juegar en bases o en home, salvando las diferencias entre un beisbol como el de Castro y el PROFESIONAL. Esta clase de pelotero siempre tendrá un público especial para aplaudirlo, incluso olvidadizo ante cayucadas que fueron contribuyentes a la caída de su equipo.
En la primavera de 1931, Pimienta no tenía la mínima esperanza de ser regular en Grandes Ligas con los Cardenales de San Luis, por lo que decidió tomar “el rábano por las hojas” y se dirigió a la oficina del General Manager de los Pájaros Rojos:
- Sr. estoy cansado de vagar como un fantasma por las Menores, si no tiene espacio para mi, cámbieme o véndame, pero haga algo. Entonces Branch Rickey mordió la punta del tabaco y le respondió que estudiaría su caso; esa noche recibió la notificación de que “abriría como regular” del club.
La campaña de 1930 había sido enorme para el outfielder, que bateó .363 con los Alas Rojas de Rochester, pero, si Rickey no hubiera tomado con afecto y actitud positiva la decisión de interpelarlo, todavía no hubiera abierto un juego.
Martin tuvo un aceptable 1931, pero culminó con los honores máximos de postemporada, porque fue el Héroe indiscutible de la Serie Mundial contra los Tigres de Detroit.
En el Clasico de Octubre estuvo frente al San Luis el club más poderoso de ambas ligas, quizás de “todos los tiempos”, los Elefantes Blancos de Filadelfia, completo, la novena ideal, sin máculas ni en el bateo ni en el pitcheo ni en la defensa y con uno de los mejores managers del juego de la histoia, Connie Mack, el Gran Cornelius.
Los Atléticos de Filadelfia eran mejores que los Yankees de Ruth y Gerigh, la dirección de los Cardenales lo sabía, por eso el manager Gabby Street llamó a sus hombres más rápidos, Walkins y Pepper Martin y les dijo:
- Yo no sé qué podremos hacer contra Earnshaw y Grove, con entera franqueza, creo que vamos a batear muy poco, por lo que, cuando ustedes entren en bases, corran todo lo que puedan, vamos a hacer jugadas a ver si…
Y así fue, corriendo siempre, tocando la bola, dejándosela en la mano al catcher Mickey Cochrane unas veces, o siguiendo hasta segunda con hit al left, explotando lo ajeno a la temeridad en el cálculo que estaba Al Simmons, o anotando en pisicorres con lances cortos, jugó Pepper Martin la Serie Mundial.
El Héroe máximo con 5 robadas y 12 hits, entre ellos un jonrón y un juego de 4 empujadas, el 5to partido. Martin estuvo a un sencillo de empatar un récord mundial.
La publicidad que recibió fue enorme, tanto que obtuvo contratos para actuar en shows de teatros de interés, a los que renunció porque “lo mío era jugar pelota, no la actuación”.
Johnny Leonard Roosevelt Martin nació en Temple, Oklahoma, en febrero 29 de 1904 y falleció del corazón el 29 de marzo de 1965 en su estado natal.
Manager de Ligas Menores con el Miami Sun Sox, donde lo suspendieron un año por levantar a un umpire por la solapa y en otra oportunidad arrestado por subir a las gradas a golpear a un fanático. Apodado también El Caballo Salvaje de Osage.
Lideró 3 veces el casillero de robadas y uno de el de anotadas con los Cardenales, bateó .298 en 13 campañas, en las que su embasamiento fue de .358 y su slugging .443 para total de .801, bateó 5 veces sobre trescientos, dos de de estas sin las veces reglamentarias. Estuvo en 4 Juegos de Estrellas.
Pepper Martin visitó varias veces La Habana para enfrentar a los Havana Cubans, nunca fue una personalidad de excesos exéntricos en la capital cubana.
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