La Convención Anual y las tareas de la LVBP
El emergente
Ignacio Serrano
El beisbol venezolano se reúne en Margarita, para evaluar lo ocurrido en la temporada 2017-2018, proponer ideas y plantear modificaciones a las Condiciones de Campeonato.
La Política Antidopaje será tema fundamental en estos días. Personalidades de nuestra pelota han trabajado desde febrero en un cúmulo de propuestas que posiblemente serán presentadas en la cita oriental. El mandato de las divisas fue fortalecer la lucha contra el uso de las sustancias ilícitas y el escándalo de Cacao Valdez dejó una deuda importante que cubrir.
Ojo con este punto: todavía hay fanáticos que sostienen, sin base, que la LVBP ha sido indolente en el combate contra los esteroides, anfetaminas y otros químicos que potencian artificialmente el rendimiento de los deportistas, poniendo también en riesgo la salud de los transgresores. Por el contrario, este es el único circuito del Caribe que, por iniciativa propia, ha diseñado un programa de controles que ha llevado al castigo de jugadores emblemáticos, como Alex Cabrera y el propio Valdez, a pesar del manejo que inicialmente se le dio a este último caso.
Esa decisión de los clubes refleja preocupación por los peloteros y por el espectáculo. Cuidar la imagen de la pelota profesional y la integridad física y psíquica de los jugadores no es una obligación que impone la Ley del Deporte, es algo cuya ejecutoria responde al Instituto Nacional de Deportes y que los equipos han decidido asumir, para cuidar la liga y sus protagonistas.
Los derechos de transmisión televisiva también tienen que ir a estudio. Si bien el actual contrato con IVC puede verse como un acierto, hay una deuda que sigue sin saldarse: la televisación del ciento por ciento de los encuentros.
Es realmente simbólico que la convención se lleve a cabo en Margarita. Fue esa la plaza con mayor cantidad de ausencias en la grilla televisiva. Los problemas de traslado desde tierra firme en esta Venezuela convulsa y en crisis sirven de justificación para esa falta. Sin embargo, tres asuntos cruciales gravitan alrededor de la promesa de colocar a disposición de la afición la totalidad del calendario.
Primero, es un asunto de equidad. Los Bravos (y cualquier otro conjunto) tiene derecho a gozar de la misma cantidad de transmisiones que el resto de sus pares. Segundo, es un compromiso con los clientes que invierten en el negocio, sean venezolanos que viven en el extranjero y quieren disfrutar de cada choque, o sean patrocinadores que cuentan con la difusión de su marca. Tercero, y no menos importante, está la necesidad de garantizar que todos los juegos tengan posibilidad de revisar las decisiones arbitrales a través de repeticiones de TV.
La lucha contra la violencia en el terreno y las tribunas sigue siendo un tema pendiente. Va desde lo más obvio, combatir las agresiones físicas de peloteros y fanáticos, hasta otras transgresiones, como los graves episodios que hemos visto en el último lustro, con equipos expulsando de sus sillas a directivos de clubes visitantes y mensajes denigrantes a través del sonido interno y las redes sociales.
El beisbol tiene la oportunidad dorada de aportar en la siembra de valores, en medio de la profunda crisis que sufre Venezuela. Esa también es una posibilidad que desde hoy se le presenta a la LVBP.
Columna publicada en El Nacional, el miércoles 16 de mayo de 2018.
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