Por Andrés Pascual
La justificación para escoger al JMV en el Beisbol Organizado es confusa; a partir de que un ganador tuvo la mejor campaña en números y la Asociación de Cronistas se aparecen con el hombre cuyos guarismos tal vez no sean malos, pero distan de otro u otros desechados, complica el veredicto.
Tampoco lo obsequian por la contribución a la victoria, por regla general han respondido a la pregunta con zigzagueos poco serios ¿Quien más brilló dentro del colectivo? depende, no pocas veces han seleccionado a un pelotero de un club con varias “joyas”, mientras que en otras se lo han dado a novenas que, de no haber sido por el jugador escogido, nada meritorio tuvieron durante el calendario. En estos tiempos el fanático relaciona campaña “outstanding o fuera de grupo” con el Premio.
A través de los años he investigado sobre los ganadores y sus promedios, incluso si estuvieron en la Serie Mundial del año o en el Juego de Estrellas, al final, todavía no entiendo la razón por la que un jugador puede ser el más valioso a su club.
Otra vez leí que en nada influye lo que hizo para que su equipo estuviera en el Clásico de Octubre, igual a se echó sobre sus hombros la novena y la condujo hasta puerto seguro.
El galardón que le dan a los pitchers por su actuación en una temporada, el Cy Young, comenzaron a otorgarlo en 1956; hasta 1966 daban uno para ambas ligas, el primero en lograrlo bajo este régimen fue el pitcher derecho del Brookin Don Newcombe y el último Sandy Koufax; pero, hasta que iniciaron la entrega del reconocimiento al pitcher, el serpentinero optaba por el JMV igual que los jugadores de cuadro, por lo que varios peloteros de juego diario se quedaron sin el trofeo. Para muchas figuras la justicia llegó tarde, si cabe la frase. En 1911 comenzaron a entregar el premio al más valioso.
En 1943, 44 y 45 Spud Chandler (1943) y Hal Newhouser (dobló 44 y 45) lo ganaron en el Joven Circuito. En 1933 y 1934 lo obtuvieron consecutivamente Hubbell y Dizzy Dean para los Gigantes y los Cardenales.
En la Americana, desde 1911 hasta 1957, 7 lanzadores obtuvieron el trofeo, similar guarismo en la Nacional durante el período. El Viejo Circuito no premió a nadie como JMV en las campañas 1922, 1923 ni 1930; la Americana tampoco en 1929.
Si entre 1911 y 1961 hubieran seleccionado al ganador del JMV como lo han hecho desde 1990, posiblemente más de 2 hubieran logrado 10, digo, aplicándole la receta Barry Bonds (trabajando el voto al revés, el ex Piratas-Gigantes hubiera obtenido 2 ó 3), sin embargo, durante los 10’s, los 20’s, los 30’s, los 40’s…las Grandes Ligas tenían muchos más peloteros de clase competitiva que desde los 90’s, lo explica que Babe Ruth fue el JMV en 1923 y ni la temporada de 1927, en que dio 60 jonrones, importó para entregárselo, ese año lo obtuvo Columbia Lou, que bateaba detrás del Bambino en la alineación.
El ex manager-inicialista de los Gigantes de Nueva York, Bill Terry, recibió votos para MVP 7 veces en su carrera, nunca obtuvo el preciado galardón, ni cuando bateó .401 en 1930, año que marca el último promedio sobre el guarismo en la Liga Nacional, peor aún, esa temporada a Terry no le dieron ni un solo voto.
En 1965, el JMV de la Liga Americana lo ganó el cubano Zoilo Versalles; a través de los años se han escuchado quejas, porque esa temporada Tony Oliva ganó su segundo campeonato de bateo de forma consecutiva, además de otros liderazgos individuales; sin embargo, el Asesino de Twin Cities, Harmon Killebrew, tuvo la peor de sus campañas en medio de su mejor forma, cuando promedió .269, botó 25 pelotas e impulsó a 75 corredores solamente.
El año que describo y comento, el ídolo de Marianao tuvo un WAR de 7.2, lideró los dobles con 45 y los triples con 12; total de bases alcanzadas con 308; carreras anotadas con 126; veces al bate con 728 y comparecencias oficiales con 666; estuvo en el Juego de Estrellas y ganó el Guante de Oro como shortstop, sus números de interés incluyen promedio de .269, 19 jonrones y 77 empujadas.
Lo que ratificó el valor del criollo durante la temporada fueron las palabras de Cal Griffith jr, dueño del club: “…cuando Versalles quiere jugar nadie es mejor que él…” como si hubiera sido poco, en el Clásico de Octubre el suplente de los Tigres de la Ciudad que Progresa jugó con las mismas ganas y mejores números, incluso fue el único que bateó con autoridad contra Koufax.
En 1944 Stan Musial bateó .347, se embasó para .440, líder; promedió .549 de slugging, líder y totalizó .990, también líder de la liga. Además, conectó 197 hits, con los que también estuvo al frente y 51 dobles, que le sirvieron para encabezar el circuito; además 14 triples, 12 jonrones y 95 carreras impulsadas. Asistió al Juego de Estrellas y su WAR fue de 8.8.
Contribuyó a que los Pájaros Rojos se impusieran al San Luis Browns en la Serie Mundial con .304 de promedio, dos dobles y un jonrón. Aquella campaña el HOMBRE fildeó para .987. Pero NO LO ESCOGIERON COMO EL MVP DE LA LIGA NACIONAL.
La temporada de 1944 jugó el campocorto de los Cardenales un pelotero muy alto para la época (6’4), desgarbado, lo apodaban Mago por lo que alcanzaba desplazándose a ambos lados y hacia delante.
Aquel año, Marty Marion (FOTO) bateó .267, se embasó para .324, bateó con poder para .362 y totalizó .686. No fue líder en ningún departamento y produjo 26 dobles, 2 triples y 6 jonrones, empujó a 63. Estuvo en el Juego de Estrellas y su WAR fue de 4.7; fildeó para .972 y en la Serie Mundial produjo para un anémico .227 con 3 biangulares; sin embargo, MARTY MARION FUE EL MVP DEL VIEJO CIRCUITO en 1944.
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