SARASOTA, Florida - Si Manny Machado se sintiera más cómodo en estos entrenamientos primaverales, estaría llevándose una hamaca al terreno.
Seis años después de la última ocasión en la cual jugó al campocorto a tiempo completo (jugando con los Bowie Baysox en Doble-A), Machado está haciendo una transición libre de problemas en su regreso a esta posición. Si sus empleadores, los Orioles de Baltimore, tenían alguna preocupación con respecto a que su concentración en la defensiva hiciera mella en su producción con el madero, la línea estadística de Machado, bateando para .419/.457/.744 en 43 turnos ofensivos en la Liga de la Toronja es una evidencia temprana de lo contrario. Su bate está encendido y listo para la batalla.
Un año de importancia capital le espera a Machado, quien ha sido invitado en tres oportunidades al Juego de Estrellas, se ha h
echo acreedor de par de Guantes de Oro y ha terminado entre los cinco primeros en la votación al premio al Jugador Más Valioso en dos ocasiones en el último lustro. Es uno de dos jugadores de posición más importantes de su generación que se someterá al mercado de la agencia libre en noviembre y ya varios equipos de mercados grandes han recalculado su estatus para someterse al impuesto al lujo en la temporada baja para así prepararse con miras a buscar hacerse con los servicios de Machado o de Bryce Harper (Esos equipos saben bien cuáles son).
Los efectos adversos secundarios producidos por los rumores de cambios, proyecciones de contratos gigantescos y un cambio de posición podrían ser suficientes para acabar con la compostura de una joven estrella. Sin embargo, de Machado, a sus 25 años, emana la tranquilidad de un jugador que ha tomado control de su destino, con la misma fuerza que un bateador tiene sobre su madero al haber aplicado alquitrán encima de sus guantines. Se encuentra en muy buena posición desde ese día de la temporada baja cuando el manager Buck Showalter le llamó y dijo que le cambiaría de la antesala a su posición favorita en el terreno.
"Creo que mucha gente está diciendo: 'Va al campocorto porque quiere más dinero o proyectar mayor valor económico'", indicó Machado a ESPN.com. "No depende del dinero o del valor económico. Ya me he establecido como pelotero. Valgo lo que valgo en estos momentos. No importa si juego en el campocorto o a la tercera. La transición ocurre porque allí es donde se encuentra mi corazón. Eso es lo que estoy haciendo."
Machado, en su adolescencia, despertó comparaciones con Alex Rodríguez, cuando los Orioles invirtieron $5.25 millones para firmarle como tercer seleccionado en el draft de 2010. Pasó a la antesala ya que J.J. Hardy era el paracorto titular, y su transición fue más tranquila de lo que anticipaban los más optimistas. Fue ganador de un Guante de Platino como mejor fildeador de la Liga Americana en 2013 y registró en la esquina caliente un agregado de más-81 en carreras salvadas a la defensiva entre 2012 y 2017.
Ahora, se encuentra tratando de imponer su voluntad en el terreno desde las paradas cortas. Las primeras críticas hechas por los cazatalentos en la Liga de la Toronja han sido positivas.
"Hace cada tiro", expresa un evaluador de talentos de la Liga Americana. "Hace que cada jugada parezca fácil. Debido a su posicionamiento y movimiento, pienso que el rango está siendo sobreestimado hoy en día. Sigue contando con un control de élite sobre su cuerpo y sus manos son tan especiales como siempre lo fueron en la tercera base".
Hardy es un agente libre aún sin conseguir empleo este invierno a sus 35 años. Sin embargo, su influencia aún sigue sintiéndose en el campamento de Baltimore. Showalter ha tomado nota de la forma en la cual Machado asume el inicio de las dobles matanzas, la cual es solvente en sus fundamentos. En vez de buscar el roletazo y utilizar todo su cuerpo para dirigirse a la segunda, Machado se muestra más inclinado a asegurar la pelota con ambas manos, mostrársela a Jonathan Schoop y despacharla de una forma más fácil de atrapar para éste.
Y hay algunas cosas que simplemente no se pueden enseñar o filtrar en ósmosis.
"Manny puede crear mucha velocidad con su brazo desde ángulos distintos, por ende, él no necesita crear ímpetu hacia su objetivo", dice Showalter. "Esa es la razón por la cual logró hacer tantas jugadas en tercera. La fuerza de su brazo que él llegó a mostrar al apartarse de su objetivo también sirve de mucho en el campocorto".
Machado, durante su periodo extenso como antesalista, sentía que una parte de él añoraba la acción constante, el movimiento y las responsabilidades que hacen de un campocorto una especie de policía de tránsito. Ahora, se encuentra totalmente comprometido en lo mental y liberado para así poder utilizar todos los dones físicos a su disposición.
El grupo de apoyo con el que cuenta Machado en Baltimore le ha ayudado a hacer esta transición de forma más expedita. El coach del infield Bobby Dickerson, quien sirvió de tutor a Machado impartiéndole los detalles más sutiles del juego en la tercera base, sigue presente para aportar sus opiniones, apuntes y una gran cantidad de roletazos con los cuales practicar. Además, Machado verá un rostro familiar en el extremo final de sus dobles matanzas. Machado y Schoop fueron compañeros en el medio del cuadro interior en los equipos de Frederick, Delmarva y Bowie en el sistema de Baltimore en 2011 y 2012. Por ello, sintieron una sinergia instantánea inmediata tras llegar al Ed Smith Stadium esta primavera.
En Ligas Menores, siendo adolescentes, Machado y Schoop reservaban sus últimas 10 jugadas de doble play de prácticas previas a los partidos para hacer lanzamientos a ciegas, botes peculiares de la pelota fuera del guante y otras acrobacias dignas de Omar Vizquel y Roberto Alomar. La química entre ambos compañeros es evidente cuando ambos se muestran relajados a la hora de compartir las rutinas y conversan durante momentos en los cuales la acción cerca de las almohadillas se detiene.
"Haremos unas cuantas locuras e impresionaremos a más de uno esta temporada", expresó Machado.
En preparación para la carga que representa el esfuerzo físico de la posición de campocorto, Machado cambió su esquema de entrenamientos en el invierno. Se concentró más en movimientos laterales de lo que acostumbraba cuando jugaba como antesalista, manteniendo su intenso régimen de entrenamiento con pesas. Sin embargo, el mayor cambio fue el concentrarse más en la nutrición.
Machado cambió hábitos de salud, modificó sustancialmente su alimentación y sumó mayor fuerza y definición a su cuerpo en la temporada baja. Llegó al campamento de los Orioles pesando aproximadamente 215 libras, cifra cercana a su peso cuando jugaba el año pasado, reduciendo su índice de grasa corporal de un 14 por ciento a 10-11 por ciento.
Fue algo retador, pero Machado pudo eliminar dos de sus comidas favoritas a través de los años.
"Me encantan la pizza y McDonald's", indica. "Los 'nuggets' de pollo y las papas fritas tamaño grande, eso es lo mío. Hubo un tiempo en el cual pasaba por un McDonald's y me quería detener. Sin embargo, una vez cambias tus hábitos alimenticios y te alimentas de forma apropiada, ni siquiera sientes esa ansiedad".
"¿Le pondrías gasolina barata a un Lamborghini? Siento que soy un Rolls Royce o un Lamborghini, uno de los dos. No importa. Son autos costosos y no vas a darles cosas baratas. Una vez comienzas a alimentarte bien, no miras atrás".
Machado contrató un chef personal que acudía diariamente a su casa para preparar almuerzos y cenas. Entre sus nuevos alimentos fijos: consomé, ajo, maní, almendras y muchísimos productos verdes. Aún sigue merendando con tortillas y salsa, comiendo un dulce ocasional o abriendo una bolsa de patatas sabor a crema agria o cebollas. Sin embargo, esos momentos de debilidad se producen cada vez con menor frecuencia.
"Y sólo horneadas", dijo Machado tras confesar su debilidad por las patatas fritas.
Machado considera que los cambios alimenticios lo beneficiarán por el resto de su vida, no sólo en cuanto a su desempeño en el diamante. A corto plazo, está tomando decisiones pequeñas y sutiles a diario para así poder superar los retos que surgen en una temporada tras la cual se hará agente libre. Contrario a Harper, quien categóricamente rechazó hablar sobre la agencia libre en una rueda de prensa tras llegar al campamento de los Nacionales de Washington, Machado escoge con cuidado sus declaraciones y trata de reducir el ruido a su alrededor.
De la nada, surgió una controversia menor la semana pasada. Luego que el jardinero de los Yankees de Nueva york Aaron Judge le dijo a Machado que se vería bien vistiendo el clásico uniforme a rayas del Bronx, el mundo de las Grandes Ligas se hizo eco. Machado se vio en una posición en la cual fue obligado a responder. Comentó a los periodistas que ese encuentro fue "puesto fuera de toda proporción" y todas las partes involucradas hicieron sus mejores esfuerzos a fin de dejar el episodio atrás.
A pesar de esas controversias ocasionales, Machado cuenta con un plan en pie para 2018. Si todo sale bien, jugará por lo menos en 155 partidos, tal como lo ha hecho durante cuarto de las cinco temporadas más recientes y por ello, los Orioles superarían su proyección PECOTA de 70 victorias. En noviembre, se sentará con su familia y representantes de la agencia MVP Sports Group para evaluar sus opciones de carrera con miras al futuro.
"Sé que soy bendecido", dijo Machado. "Todos trabajan fuertemente para poder llegar a esta situación. Lo que he aprendido es que no podemos controlar el resultado. Sólo puedo controlar el hecho de salir y sumar los mejores números posibles para llevar a mi equipo a los playoffs y ser la mejor persona que puedo ser. Esas son cosas que sí puedo controlar".
La rotación abridora de Baltimore tendrá algo que ver con el récord que ostente el equipo, pero ustedes pueden entender. Al acercarse el fin de los entrenamientos primaverales, el bate de Machado está entrando en calor y él puede aprovechar la visión que tiene desde su nueva antigua posición en el campocorto. Se acerca la hora de sacar al Lamborghini de su garaje.
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