BEISBOL 007: LA VERDAD DEL CASO GEHRIG COMO PIP SE LO CONTÓ A DAN DANIEL

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martes, 4 de abril de 2017

LA VERDAD DEL CASO GEHRIG COMO PIP SE LO CONTÓ A DAN DANIEL


wally pip


Por Andrés Pascual
El eslabón del récord portentoso “saltó” en mayo de 1939, cuando el Hombre de Hierro del beisbol de casi todo el siglo XX, aquejado por una dolencia cruel e irreversible, no pudo seguir…
Lou Gehrig, “Columbia” porque había estudiado en el centro prestigioso, detuvo la racha de 14 años y 2,130 juegos jugados consecutivamente por un padecimiento tan raro como mortal, que, a partir de aquel momento, se conocería como La Enfermedad de Lou Gehrig.
De todos cuantos han escrito sobre la grandeza y la tragedia del “hombre más efectivo que Babe Ruth”, a los efectos de documentación provechosa para cronistas e historiadores, fue (es) el trabajo que reseñó Dan Daniel para el Telegraph, producto, entre varias fuentes, de una larga conversación sostenida con Wally Pip (foto), el inicialista a quien Lou sustituyó para comenzar su portentoso récord.
Pip le confió a Dan Daniel que, hasta aquel momento de la entrevista (mediados de los 40’s), no había leído una sola historia verídica de cómo aconteció la pérdida de su puesto ante Lou Gehrig, según el ex pelotero, “ni la autobiografía del Caballo de Hierro hacía mención a detalles reales y significativos”.
Durante su etapa colegial, jugando a los discos voladores, un compañero lanzó uno que no pudo detener y lo golpeó encima del ojo izquierdo, el impacto le dañó el nervio óptico, aunque mejoró mucho nunca sanó completamente. Según los oculistas que lo atendieron, perdió un 25 % de la visión.
De aquella dolencia solo conocieron su familia y un par de amigos muy cercanos, por lo que desarrollo su larga carrera en el beisbol prácticamente con un solo ojo, similar al boxeador Harry Greb, que tenía menos de la mitad de la visión por el ojo derecho.
La lesión le dejó como secuela dolores de cabeza arrebatadores; según le confesó a Daniel, el primero de junio de 1925 llegó al clubhouse con la cabeza “queriéndosele partir”, entonces llamó a uno de los coaches y le pidió 2 aspirinas, en lo que se las tomaba, pasó por su lado Miller Huggins, manager de los Mulos.
Pip comprendía que su bateo no era nada de otro mundo en aquel momento, pero hacía su trabajo y fildeaba bien, entonces el director le dijo que, si se sentía mal, era mejor que descansara. Le tiró el brazo por los hombros y, cariñosamente, le dijo: “vamos a ver qué puede hacer el joven Gehrig en tu lugar, pasa el dolor en el banco y mañana regresas a la alineación”.
¡Qué dolor de cabeza tan significativo! Gehrig encantó a todos con el bateo y el fildeo que desplegó. Al día siguiente, Pip regresó al clubhouse confiado en que sería reintegrado en su puesto, pero Miller le dijo que “alargara un poco más el descanso”
Según el jugador, el acontecimiento le demostró lo grande que puede ser un momento en el beisbol, porque, con anterioridad al primero de junio, Lou no lucía en condiciones para que pudiera desplazarlo.
Lou Gehrig era pesimista en el dugout de los Yankees, pensaba que no podría quedarse en el club, incluso Huggins se lo había ofrecido a los Carmelitas de San Luis en una operación de cambio que se frustró.
Según el cronista, en una oportunidad Tris Speaker le dijo que Miller Huggins quería envia a Gehrig a la Asociación Americana porque “no le veía nada”.
Para Pip, según Daniel, Gehrig fue su ídolo después. El joven capaz de aprovechar el par de aspirinas más contraproducentes en la historia del fármaco, un verdadero Caballo de Hierro que, cuando no pudo más, le pidió a Joe McCarthy que lo sustituyera.
Lou Gehrig, coincidieron el cronista y el jugador, tenía músculos de hierro, pero, sobretodo, voluntad férrea, que solo los verdaderos inmortales del juego poseen. Determinación, verguenza y clase profesional que inició una de las más sólidas y brillantes carreras en la historia del pasartiempo.

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