Por Andrés Pascual
Verónica Castro es una buena actriz y cantante mexicana que también oficia como "presentadora", sin embargo, en lo que hace, ni iguala la trayectoria de Leopoldo Fernández ni de Aníbal de Mar en el humorismo.
Estos dos cubanos, y me arriesgo a colocar en su nivel solo a Alberto Garrido y a Federico Piñero nacidos en Cuba, están entre los 10 mejores de Hispanoamérica y España, en la historia del género.
Sin embargo, en Miami existe o existió una "acera de la fama", la manejaba el llamado Latin Quarter, hoy no sé ni si funciona como lugar de reverencia a inmortales.
El caso es que la mexicana logró que colocaran su nombre allí primero que los comediantes que mencioné y no solo ella, varios que no tuvieron la clase de los verdaderos Reyes de la Risa "se reían" de estos, que lo son tanto que han trascendido el tiempo y están casi tan vigentes en muchos países como en Cuba durante el esplendor nacional. Leopoldo entró cuando "recogieron" el billete que costaba la inmortalidad.
Debo hacer una aclaración triste sobre Garrido y Piñero, los mejores que hubo en la Isla hasta 1959, los mejor pagados y los de audiencia más estelar: ¡Nunca estuvieron en la acera miamense ni se les recuerda como lo que fueron, los primeros de su época, sin competencia posible durante la República!
¿Qué es decisivo para asaltar uno de esos sitios que deben mantener la honestidad por sobre todas las cosas, en igual medida que al nombre grandioso y glorioso?
O dinero o relaciones o el cabildeo amistoso de otros que pueden hacer "política" por la inclusión de un atleta.
Por ejemplo, Ron Santo está en Cooperstown y Craig Biggio no pudo entrar en el primer intento, también se dice que Edgar Martínez no hizo méritos porque fue designado, para que el antesalista del club de "la maldición de la chiva" entrara primero, fue necesaria la participación de su amigo Billy Williams, que debe haberse valido de relaciones para imponerlo no injustamente, sino primero que otros con mejores números y con más influencia, porque Santo no pudo llevar a una Serie Mundial a su club a pesar de su juego ¿Qué él solo no podía? Lo sé.
El caso es que ni Billy Williams debió entrar primero que otros tampoco, a estas alturas y sin posibilidades de entrar al recinto está Babe Herman, para quien inventaron de todo cuanto hubiera a mano para eliminarlo de la competencia, comenzando por "su defensa".
Para que eligieran a Tani Pérez hubo hasta que vender tamales en la 12 y la 103 del NW en Hialeah; para que entrara el Inmortal se necesitó a todo el exilio matancero y villareño trabajando para gratificaciones; a Torriente lo exaltaron, luego de dejar a un lado una acusación por la que fue absuelto hace más de 85 años, porque 4 negros, entre ellos Buck O'Neill, dijeron que el cienfueguero era el mejor outfielder en la historia de las Ligas Negras y parece que el Comité de Veteranos "se abochornó", de ese gajo también se agarró Méndez…
Los "pobres" Alejandro Oms y Pancho Coimbre no han tenido el apoyo que merecen sus carreras inmortales, acaso tanto o más que las de muchos en Cooperstown, y que no venga nadie con el cuento de poca o mucha labor, que es circunstancial y de acuerdo a reglas fácilmente contaminantes por capítulos de intereses de grupo que no deberían ser.
¿Por qué no está Miñoso allí? Aunque creo que sus números no asustan, porque su promedio cayó de los .300 por el capricho de jugar una década más cuando ya no podía batear, sin embargo, su juego fue de super-estrella, digno del recinto.
Al modo mío de ver el beisbol, deporte en el cual se debe premiar con la eternidad a quienes contribuyeron positivamente al desarrollo del juego en momentos que lo necesitó, el criollo, al lado de Aparicio y Nellie Fox, rescató el juego rápido e inteligente para las Grandes Ligas, en un momento en que, como hoy, se pensaba que los jonrones podían resolverlo todo y cumplir con el atractivo que merece el pasatiempo, Miñoso es un pelotero digno de Cooperstown.
Sin embargo, el cubano, que recibió de parte de Al López el bautismo de fuego para que fuera rechazado al proponer su cambio a Cleveland por Early Winn en 1958, que le privó de jugar y brillar en el Clásico de Octubre, tampoco se ha dejado manipular como elemento de apoyo en a la política antiamericana por los liberales que, si alguien no lo sabía, copan al Beisbol Organizado con influencia decisiva en Cooperstown, sobre todo de parte de negros influyentes como Hank Aaron o Larry Doby en su momento, incluso el Comisionado Selig o el dueño del Baltimore Angelos.
Esos son los números malos que nunca le abrirán las puertas del Salón a Minnie como se las abrieron a Santo, incluso al propio Billy Williams.
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