La gerencia armó un roster de emergencia con lo poco que estaba disponible en el mercado, a pesar de lo cual el manager Joe Girardi ha conseguido la química necesaria para mantener un equipo ganador contra viento y marea.
Curtis Granderson y Mark Teixeira apenas han podido jugar en ocho y 15 partidos, respectivamente; Derek Jeter tuvo una efímera aparición en un solo encuentro y el venezolano Francisco Cervelli, quien se suponía que fuera el catcher titular, se lesionó después de 17 apariciones.
Para colmo, Matt Harvey, el derecho de los Mets que abrió el Juego de Estrellas por el equipo de la Liga Nacional, le cortó la respiración a los fanáticos de los Yankees al golpear feo en la rodilla derecha a Robinson Canó en el primer inning del partido estelar del pasado martes.
Canó ha sido la figura en torno a la cual se han agutinado estos recién llegados como Vernon Well, Lyle Overbay, Travis Hafner y el mexicano Luis Cruz, para aportar cada cual un granito de arena para la franquicia más emblemática de las Grandes Ligas.
Para esta segunda parte después del Juego de las Estrellas, cualquier ayuda es bienvenida, si sirve para dar el empujón final que ponga al equipo en los playoffs, a pesar de estar en la división más competitiva de ambos circuitos.
Pero al parecer, la primera "ayuda" que regresará del grupo de lastimados será Alex Rodríguez, quien podría debutar la próxima semana, cuando los Yankees se midan a losVigilantes de Texas en el Ballpark de Arlington.
A los 37 años y tras operaciones para reparar dolencias en ambas caderas, A-Rod está a años-luz de aquel que una vez fue considerado el mejor jugador del mundo y sus números decrecen vertiginosamente de una temporada a otra
Pero eso es lo de menos. A fin de cuentas, los Yankees han sobrevivido durante su ausencia a pesar del aporte casi nulo de los seis jugadores que se han alternado en la antesala en esta campaña.
La pregunta es si la presencia de Rodríguez ayudará realmente o si se convertirá en una distracción demasiado grande como para desbaratar la química del equipo.
De hecho, sin haberse puesto el uniforme una sola vez este año ya ha sido centro de polémicas, desde el escándalo de esteroides de la clínica Biogénesis, hasta la guerra de twitter y palabras con el gerente general Brian Cashman, a quien le faltó poco para imitar al Rey de España, Juan Carlos I, cuando le dijo a Hugo Chávez "¿Por qué no te callas?".
Y lo peor de todo es que a pesar del alboroto que pueda causar su arribo al equipo, sea objeto de distracciones inútiles y tenga un rendimiento tan pobre como el de los seis antesalistas anteriores, habrá que ponerlo a jugar.
Demasiados millones se le adeudan todavía por un contrato absurdo y disparatado del cual los Yankees no encuentran manera de salir.
Y de la manera en que se mueve el béisbol de estos tiempos, no se le paga tanto dinero a alguien para tenerlo sentado en la banca, aunque su aporte no esté en correspondencia con su salario.
Son las reglas de esta era, bajo las cuales, quizás Lou Gehrig jamás hubiera podido en 1925 sustituir a Wally Pipp por los siguientes 2,130 juegos en la primera base de los Yankees.
Jorge Morejón / ESPN
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