LAKE BUENA VISTA, Florida - Luis Salazar está agradecido por el gran apoyo que ha recibido desde aquel accidente en los entrenamientos del 2011 que por poco lo aparta de este mundo y que le costó el ojo izquierdo.
Sin embargo, mientras se prepara para su segunda temporada como manager en el sistema de liga menor de los Bravos, es obvio que el venezolano no quiere que le tengan pena ni que le den un trato especial.
"No tengo malos recuerdos", dijo Salazar. "Todo se siente bien. Es bueno estar de regreso aquí."
Son muchos los que pudieron haber vacilado ante la idea de volver a los entrenamientos de los Bravos, si hubieran vivido la traumática experiencia que alteró la vida de Salazar el 9 de marzo del 2011.
Parado en el dugout de los Bravos durante el primer inning de un partido de pretemporada entre Atlanta y San Luis, Salazar no tuvo tiempo de reaccionar ante una línea conectada por el receptor de los Bravos, Brian McCann. Recibió el impacto del batazo en el ojo izquierdo y perdió el conocimiento antes de caer al piso de la cueva del equipo.
Salazar se mantuvo así durante 14 minutos, antes de ser trasladado a un hospital de esta área vía helicóptero. Todos los presentes tenían motivo para temer que habían sido testigos de una muerte. Sin embargo, para el final del juego todos fueron enterados de que el venezolano había sobrevivido y que no había sufrido daños cerebrales.
"Fue horrible", dijo ese día Chipper Jones. "Una pelota bateada con esa fuerza y a esa corta distancia podría matar a alguien. Estoy tan contento de saber que recobró el conocimiento y que está respirando por su cuenta."
Los médicos no pudieron salvarle el ojo izquierdo. Pero los que han tenido el placer de estar con Salazar han visto que este incidente desafortunado no le ha destruido el espíritu luchador ni su pasión por el béisbol.
"Lo visité unas semanas después de eso y él me hablaba de béisbol", dijo el jardinero de los Bravos y compatriota de Salazar, Martín Prado. "Tenía el ojo vendado y hablaba de béisbol. Fui (al hospital) a hablar (del accidente) y de lo único que quería hablar era béisbol."
Cuando Salazar volvió a los entrenamientos de los Bravos este mes, procuró encontrar a McCann y a algunos de los otros ligamayoristas que había conocido un año antes.
"Vi a (McCann) en el bullpen y estuvimos contentos de vernos", relató Salazar. "Siempre piensas en lo que pasó, pero le dije, 'No te preocupes por eso, ya quedó en el pasado.'"
McCann estuvo bien consternado en las horas después del incidente y se pasó mucho de la semana siguiente visitando a Salazar y a su familia. A través de dichas visitas forjó un lazo bien fuerte con el venezolano, a la vez que se tranquilizó un poco. El cátcher estelar se lo atribuye todo a la actitud positiva que ha exhibido Salazar.
"La forma en que él manejó la situación me hizo saber que yo simplemente estuve en el lugar equivocado en el momento menos indicado", dijo McCann. "La forma en que él y su familia manejaron la situación me tranquilizó a mí y a mi esposa. Pudo haber sido mucho peor."
Después de ser visitado de manera regular por el Dr. Joe Chandler, John Schuerholz y muchos otros integrantes de la organización de los Bravos, Salazar volvió a los entrenamientos de Atlanta dos semanas después del incidente. Poco tiempo después, empezó a manejar muchas de sus responsabilidades normales como manager de Clase-A Avanzado Lynchburg.
"Es un hombre fuerte, físico y mentalmente", dijo Prado.
Cinco semanas después de casi perder la vida, Salazar se unió a su equipo de Lynchburg para su primer juego en casa el 16 de abril. Lleva una parcha para cubrirle el ojo izquierdo y le dijo a sus jugadores que no dejaran que su situación fuera una distracción.
"Lo manejó tan bien como pudiera cualquiera", dijo el prospecto de los Bravos, Todd Cunningham. "Fue bueno ser parte de eso. Fue algo en que alguien demostró mucha valentía. Es una situación difícil. Pero fue especial ser parte de eso."
Salazar recibió un ojo prostético temporal en junio, y luego uno permanente en agosto. Pero durante toda la temporada, hizo un esfuerzo mayor de no dejar que nadie se enfocara en su situación. Tiró prácticas de bateo durante horas interminables. Bateó rodados extras hacia los infielders y fungió como coach de la tercera base.
"Estaba enfocado en otras cosas", dijo el prospecto de los Bravos, Andrelton Simmons. "Mayormente ni siquiera sabíamos nada, porque él anda como si todo fuera normal. Eso fue bueno. Realmente le admiré eso."
Cuando Salazar se unió al cuerpo de coaches del equipo grande por dos semanas en septiembre, no quiso contestar muchas preguntas sobre su condición. En vez de eso, prefirió hablar de Simmons, quien venía de ganar el título de bateo de la Liga de Carolina, y sobre Joey Terdoslavich, quien había puesto un récord de dicha liga con 52 dobles.
Entonces, mientras tanta gente ha continuado expresando preocupaciones por él, Salazar ha seguido manifestando que sus preocupaciones rodean a sus jugadores.
"Tienes que estar con él para ver cómo es", dijo Simmons. "Es un gran personaje. Te mantiene enfocado. Es un gran coach."
Mark Bowman / MLB.com
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