Entre Bases / John Griswold

De lejos, la llegada del dominicano Ambiorix Burgos a Tigres de Aragua se ha convertido en el tema polémico de la temporada invernal en Venezuela. A priori, luce increíble y hasta descabellado que un lanzador suspendido vitaliciamente en su país a raíz de acusaciones por violencia doméstica, dos asesinatos y robo, tenga vía libre para jugar en el circuito vinotinto. Nadie quita que Aragua, en su afán de profundizar el bullpen haya contratado a un brazo que se probó en las Mayores de 2005 a 2008; empero, adquirir los servicios de un beisbolista prácticamente vetado del deporte por conducta aberrada, va en contra de la moral y los principios éticos. Ya el presidente de la LVBP, José Grasso Vechio, declaró que mientras la Confederación del Caribe lo permita, Burgos accionará con los aragüeños, algo que se dará en cualquier momento debido a que fue insertado en el roster de 34 de esta semana. Como si no bastara con los numerosos peloteros criollos de conductas antiejemplares, para de paso darle trabajo a un extranjero que cometió delitos condenados en cualquier ley católica y humana. Si dicen que todos merecen una segunda oportunidad, pues el quisqueyano ha recibido cuatro y sin mostrar síntomas de mejoraría como persona. Entonces, sería interesante preguntarle a la gerencia felina sobre las razones del fichaje de Burgos. Pocos, muy pocos lo entenderemos.

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El próximo debut de Alexander Cabrera sirve en pro de unos Tiburones de La Guaira que pintan fortalecidos considerablemente en el tramo final de ronda regular. Y es que la presencia del "Samurai" aumentará la cuota productiva de un lineup que ha empujado más carreras que ningún otro en la 2011-2012 (237) y que atraviesa un momento grandioso dentro de una organización que puntea el beisbol venezolano. Es cierto que Cabrera pisa los 40 años (39) y que como es normal, su cuota de cuadrangulares en el beisbol, (japonés) ha mermado, mientras que la posibilidad de decir adiós a la pelota crece con el correr del tiempo; sin embargo, un cuarto bate de estas características siempre es bienvenido, sobre todo recordando que los escualos carecían de un hombre grande natural, pese a las notables campañas del líder bate Héctor Sánchez y de los siempre rendidores Oscar Salazar y César Suárez. Con Gregor Blanco y Eduardo Escobar encabezando la alineación y encendiendo la chispa de Tiburones, la estadía de Cabrera como cuarto permitirá a Salazar, líder remolcador del torneo, ver todavía mejores envíos en plan de tercero e incluso Sánchez y Suárez, quinto y sexto toletero, deben sacar mayor provecho cada vez que el pitcheo opositor le lance difícil a "La Criatura". Más allá que también incorporaron a "El Kid" Rodríguez, La Guaira todavía debe realizar ajustes en su cuerpo de serpentineros, pero teóricamente, el arsenal que ostentan en ofensiva, los seguirá guiando a un Round Robin donde la experiencia adquirida en los recientes ejercicios les otorgará carteles de favoritismo.

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Atrás quedaron los tiempos en los que Carlos Guillén aparecía en rol de estelar campocorto para Tigres de Detroit. Efectivamente, el agente del maracayero, Wilfredo Polidor, arribó a los Winter Meetings (reuniones invernales) en Dallas buscando promover a su cliente con la etiqueta de súper utility de lujo. Lo positivo es que el veterano toletero sabe que sus horas de estelar concluyeron, así que su valor en el mercado puede mantenerse en niveles decentes, considerando su capacidad para defender el cuadro interior casi al completo y el bosque izquierdo, además del respetable madero que aún posee. Con 36 almanaques, un Carlos Guillén jugando una o dos veces a la semana le permitirá a sí mismo tener una mayor durabilidad en Grandes Ligas, objetivo inexorable en beisbolistas de campeonato alguno. Por lo pronto, suenan Mellizos de Minnesota, Reales de Kansas City, Atléticos de Oakland y Marlins de Miami entre los posibles destinos del ambidiestro, siendo los Gemelos y los del sur de la Florida (Marlins) novenas idóneas a fin de hacer nueva vida, basado en que el Target Field de Minneapolis es un parque similar al Comerica Park de Detroit y en el hecho que otro Guillén, Ozzie, es un mánager dado para administrar a sus compatriotas venezolanos.