Por Andrés Pascual
¿Qué pasa si usted es un vendedor de Wal-Mart y no cumple con los planes de ventas? y, ¿Si es maestro y el alumnado no aprende? A ver, ¿Qué sucede con un médico que se le mueran dos pacientes y 5,000 quejas y 6 demandas descansen sobre los buróes de las comisiones encargadas de velar por el buen trabajo en el sector de la salud? Si un boxeador pierde más de 3 seguidas no puede boxear en televisión (aunque estos tiempos son de ampanga y cualquiera llega adonde sea sin clase profesional) y pasará a convertirse en un topetón de mala muerte…Son detalles de la vida misma, rutina diaria vivida por cualquier mortal; pero el fin del cuento es: LOS BOTAN, así de sencillo.
Entre “logros laborales”, debilidades del mercado y leyes especiales para proteger a los peloteros, se hunde el beisbol de hoy, ¿La culpa? De todos los involucrados en el negocio, de la propia sociedad que se suicida y el pasatiempo es parte de esa inmolación: el juego de pelota en este país tiene más contemplaciones con sus obreros que un abuelo con un nieto, porque se le permite todo y hasta los mecanismos de “independencia” justifican legalmente el relajo que existe.
Cuando uno dice que los jugadores de hoy no son como los de antes, no es porque no puedan emularlos en circunstancias decentes; sino porque, los que hacen diferente al juego y a los jugadores son los dueños de esta era peligrosa y decadente, capaces de ofender a atletas que se lo tienen merecido por irresponsables, pero solo eso, porque no pueden hacer algo más que resuelva el problema de la pobre contribución al club y que respalde su enorme salario, por la existencia del sindicato poderoso, especie de mafia laboral que protege a “pobres y explotados jornaleros” que, el que debuta, se lleva medio millón como salario inicial, una Asociación Laboral más poderosa que Teamster.
Lo de los Mets de Nueva York es la marca registrada del asunto: Fred Wilpon, el propietario, dijo barbaridades en contra de dos de los peloteros que alguna vez el ineficiente Omar Minaya, artífice del desastre del club de la Gran Manzana, llamó “sus símbolos”: Carlos Beltrán y José Reyes.
Entre lesiones y baja producción, el boricua y el dominicano tienen un evidente buen % de responsabilidad en el ridículo del club durante el tiempo que estuvo el ex General Manager quisqueyano en funciones, por sus contemplaciones, por sus concesiones y por sus “paños calientes” con todo el hispano a su alcance, siempre que no fuera cubano (remember Liván y el Duque); pero, además de gritar, de acusar a diestra y siniestra, ¿Qué más puede hacer el propietario para arreglar un potaje que ellos, por su apatía ante el compromiso con el respetable y por su ambición desmedida capaz de permitirlo todo, han ayudado a corromper? Esos peloteros, como decimos en Cuba, han tirado “un majá” autorizado por la oficina del administrador y quedan secuelas, para evitar que no se produjera desde que Minaya lo inició, ¿Dónde estaba el propietario del club? ¿A qué vienen ese berrinche ahora?
Pie de grabado: Wilpon tiene que callarse primero y ejecutar después…si puede |
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