Ahora que el venezolano Miguel Cabrera está de vuelta en Michigan con sus compañeros de equipo, está teniendo el desempeño que todo el mundo espera de él.
Sus problemas en la pretemporada no son todavía cosa del pasado, pero su imparable para ganar el partido del martes fue un recordatorio de por qué es tan importante para los Tigres de Detroit.
Cabrera pegó un sencillo productor con las bases congestionadas en la novena entrada para dejar en el terreno al equipo contrario y llevó a los Tigres a derrotar por 5-4 a los Rangers de Texas.
A casi dos meses de que fue arrestado en la Florida bajo sospecha de conducir su auto en estado de ebriedad, el dominicano parece que tiene una buena racha bateando a la mitad del orden al bate de Detroit.
"El lo hace cada año, viene a jugar y ha trabajado duro, se la pasa en la sala de pesas todos los días. Es todo un profesional y cuando vino con este equipo demostró que es un gran pelotero y se maneja como debe hacerlo", dijo el serpentinero Brad Penny al referirse a Cabrera.
Sin embargo, las noticias no son nada alentadoras para los Rangers, pues pese a que tienen foja de 9-2, ahora podrían sufrir una larga ausencia de dos meses de su bateador Josh Hamilton, quien se ausentará de seis a ocho semanas al fracturarse el brazo derecho.
Hamilton se fracturó al lanzarse con la cabeza por delante al plato en la primera entrada, en una jugada que él mismo calificó de ``estúpida''.
El poseedor vigente del premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana estaba en la tercera base, luego de haber conectado un triple en la primera entrada ante Detroit, cuando su compañero, el dominicano Adrián Beltré elevó la pelota de foul cerca de la caseta de los Tigres.
El tercera base Brandon Inge y el receptor Víctor Martínez persiguieron la pelota y dejaron el plato sin protección. Inge atrapó el elevado, Hamilton hizo la jugada de pisa y corre y entonces Inge lanzó la pelota a Martínez, quien logró regresar a tiempo para sacar a Hamilton.
"Fue una jugada estúpida", dijo Hamilton. "Todo el tiempo que estuvo la pelota en el aire, el entrenador dijo 'corre, no hay nadie en el plato' y pensé 'no quiero hacerlo, algo va a pasar'. Pero escuché a mi entrenador", dijo Hamilton, refiriéndose al entrenador de la tercera base Dave Anderson. "Quizás fui demasiado agresivo, pues ambos no estaban tan cerca de mí, pero tuvieron un ángulo perfecto para sacarme y la única manera de evitar ser tocado era lanzarme con la cabeza por delante", agregó.
En tanto Cabrera, cuyo asunto legal todavía está pendiente, batea para promedio de .385 en esta temporada y encabeza al equipo con cuatro jonrones y 10 carreras producidas.
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