Solo. Corriendo sobre una de las tantas caminadoras que hay en el cuarto de entrenamiento de los Angelinos de Los Ángeles, repleto de blancas y vacías máquinas cardiovasculares, se encuentra Bob Abreu, con su iPod puesto, escuchando salsa.
El venezolano fue el primer pelotero en llegar al estadio de su equipo esa mañana, en Tempe, Arizona, donde se hizo los últimos preparativos antes del inicio de la temporada de 2010.
"Las cosas han comenzado a cambiar, porque ya no soy el mismo chamo que era cuando tenía 20 años. Ahora tengo que trabajar el doble que antes, por eso mi rutina comienza más temprano que la de los demás", cuenta Abreu, el hombre con mayor edad (36) y experiencia entre la nómina de peloteros de los Angelinos.
El jardinero de la novena de Los Ángeles, quien este año desde que se unió al equipo en el spring training se ha sentido con mayor entusiasmo y confianza, respecto a su primera campaña (2009) con la novena.
"Eso es parte de la juventud que todavía le queda a uno. La edad está por dentro. Uno no puede evadir los años, pero como uno se siente por dentro, anímicamente y espiritualmente es lo que lo hace sentir bien y lo mantiene en esto, más allá del trabajo físico", dice Abreu, tras terminar su rutina de ejercicios con algunos pasos de baile que hacen reír a sus compañeros: Juan Rivera y Erick Aybar, quienes se le habían unido hace minutos.
Esa intensa preparación de Abreu, quien antes de los entrenamientos tuvo poco tiempo para trabajar en sus condiciones, por compromisos comerciales; no evitó su lento arranque en los juegos de pretemporada, así en la recién inicia campaña regular. En ocho juegos registra promedio al bate de .265, con dos jonrones, dos dobles, cinco carrera remolcada, tres anotadas, siete ponches y una base por bolas; su porcentaje de embasado (OBP) es de .286.
"Es normal que uno comience un poco lento, porque los músculos ahorita tardan un poco más en ponerse en forma, por eso quizás cuando comience la temporada aún no esté totalmente al cien por ciento. Pero eso no me preocupa, porque poco a poco iré entrando en calor y tendré otro buen año", asegura Abreu, ya sentado en la mesa de camping que está afuera del clubhouse de los Angelinos, al aire libre, y en la que reposa su segunda botella de Gatorade.
De la misma forma que el jardinero venezolano planea ir afinando sus condiciones físicas, espera ir sorteando su mayor obstáculo para batear sobre .300 en las últimas campañas: los ponches.
"Desde hace tiempo no he estado totalmente conforme con mi bateo, porque no he podido batear .300. Estoy trabajando poco a poco para volver a esa promedio. Sé que lo podré lograr si reduzco la cantidad de ponches", asegura Abreu, antes de irse al clubhouse, solo.
Billy Russo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario querido fanatico :