Se supone que de los fracasos se aprenden lecciones para corregir el rumbo. Los Dodgers de Los Angeles no se han dado por enterados de la máxima.
Cuando los Dodgers sucumbieron en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional ante los Filis, el gran factor que inclinó la balanza a favor de Filadelfia fue lo evidente que el equipo californiano no tenía un auténtico as en su rotación.
No se está menospreciando a Clayton Kershwaw y Chad Billingsley, pues ambos tienen el talento para avanzar a esa categoría. Pero no lo fueron el año pasado y quizás tampoco lo estarán en 2010. Filadelfia, en cambio, tenía a Cliff Lee, a un Cole Hamels a media máquina y hasta a un Pedro Martínez con algo de batería.
Los Dodgers podrán contar con el quisqueyano Manny Ramírez, Matt Kemp y Andre Ethier en la parte medular de su orden ofensivo, pero la falta de ese pitcher etiquetado como "número uno" se perfila nuevamente como el obstáculo para acceder a la Serie Mundial.
Inclusive se puede argumentar que ni siquiera son los favoritos para repetir como campeones del Oeste de la Nacional, donde los Rockies de Colorado lucen fuertes.
La tarea era conseguir esa clase de lanzador, pero por el contrario decidieron dejar ir a Randy Wolf y Jon Garland sin nada a cambio. Wolf fue el líder de la rotación con sus 34 aperturas y 214 innings y un tercio lanzados, además de redondear 11 victorias con 3.23 de efectividad. Garland llegó de Arizona en un canje y tuvo marca de 3-2 con 2.72 de efectividad en seis aperturas.
Uno se pregunta si los Dodgers están muy confiados con lo que ya tenían o pecan en la desidia. Lo cierto es que el gasto en el club se ha visto en cierta medida afectado por el divorcio de su dueño Frank McCourt y su esposa Jamie, que incide en el manejo debido a que la propiedad está de por medio en el proceso judicial.
Tampoco se ha aclarado cuál será el futuro del piloto Joe Torre, en el tercer y último año de contrato.
Así las cosas, toda la responsabilidad del pitcheo abridor recaerá en Kershaw y Billingsley. Kershaw es un zurdo de 22 años que encabezó al equipo con su efectividad de 2.79 y sus 185 ponches, pero su récord en las mayores es un modesto 13-13. El derecho Billingsley arrancó a todo vapor, pero tras ser seleccionado al Juego de Estrellas se desinfló en la segunda mitad al dispararse su efectividad a 5.20 con foja de 3-7.
Tras ellos estarán Hiroki Kuroda (propenso a las lesiones), el nicaragüense Vicente Padilla (enigma) y alguien con apellido Ortiz (Ramón o Russ).
Kuroda sufrió tres lesiones el año pasado y se perdió 11 salidas, mientras que Padilla destacó al llegar en agosto tras desvincularse de Texas. ¿Cuál será el verdadero Padilla? ¿El de la efectividad de 4.92 con Texas o el de 3.20 con Los Angeles?
En lo que sín andan bien es en el bullpen, en el que Jonathan Broxton (36 rescates, 2.61 efectividad) es el cerrador. El resto incluye a George Sherrill (1.70), el dominicano Ramón Troncoso (2.72) y el venezolano Ron Belisario (2.04).
El cuadro interior es talentoso, pero con la excepción del primera base James Loney (.281 y 90 remolcadas) no infunde mucho temor con los bates.
Rafael Furcal sigue como campocorto y primero al bate, aunque en los últimos dos años su aporte ha sido mínimo. El dominicano registró promedio de .269 con 12 robos y un .335 de embasado. Ahora dice que está completamente sano desde que una lesión en la parte baja de la espalda le obligó pasar por el quirófano.
Se dejó ir al intermedista Orlando Hudson, así que el puesto quedó en manos del dominicano Ronnie Belliard. Hudson superó por 27 puntos a Belliard en porcentaje de embasado. Casey Blake (18 jonrones y 79 producidas) se mantiene en la tercera base.
El catcher Russell Martin viene de un año en el que retrocedió con el madero, apenas con un slugging de .329. La que viene será su cuarta campaña en las mayores y deberá demostrar que puede repetir lo que hizo en su temporada de novato cuando bateó para .293 con 19 jonrones.
En los jardines es donde se concentra la fortaleza y ahí el dominicano Ramírez es el mandamás.
Próximo a cumplir 38 años, Ramírez afronta una temporada vital para su futuro por ser la última de su contrato con Los Angeles, es decir se juega demostrar que puede aspirar a pactos jugosos.
También tratará de sepultar el recuerdo de la suspensión de 50 juegos que purgó por uso de drogas. Había comenzado la campaña a tambor batiente (.348 de promedio y seis jonrones en 27 juegos) hasta que se supo el positivo y al retornar nunca carburó como el Ramírez de siempre al terminar con 19 cuadrangulares y 63 remolcadas.
Los otros son el derecho Ethier (31 jonrones y 60 impulsadas) y Kemp (26 y 101), quienes tuvieron sus mejores temporadas. Fue gracias a ellos que los Dodgers lograron superar la ausencia de Ramírez y quedar cuartos en la Liga Nacional en ofensiva
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