BEISBOL 007: Spahn

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jueves, 28 de abril de 2011

Tres Verdades / Andres Pascual


MALA SUERTE; MALA COSTUMBRE

Por Andrés Pascual

       Cuando el pitcher cubano de los Filis de Filadelfia, José Ariel Contreras, comenzaba a cuajar como serpentinero de Grandes Ligas, aunque en función de relevista, se molesta el codo del brazo de lanzar. Mala suerte, para él y para el club y un improductivo viaje de 3 ó 4 semanas a la lista de enfermos
       El serpentinero, una vez el mejor del equipo castrista a eventos internacionales, parece que domó sus nervios y adaptó su temperamento a situaciones complicadas en un tipo de beisbol en el cual, la clase y el nivel de competencia, tienen que demostrarse diariamente, entre otras cosas, porque, lo que se recibe en pago por cada actuación de obligado alto perfil, ni son abrazos de dirigentes ni diplomitas al mérito político, sino millones de dólares, contantes y sonantes.
       El pinareño, todo un veterano de 20 campañas en general y más de 35 años de edad, está en una carrera contra el tiempo y, lesionarse, representa un retroceso en el rumbo positivo que llevaba en lo que ya son sus días finales en el beisbol con, tal vez, esta y otra temporada, más o menos productiva.
       Pero da risa y pena que en Filadelfia, por el miedo a perder terreno en la división Este del Viejo Circuito, se busque un chivo expiatorio a quien culpar por la lesión del cubano, claro, el alboroto lo produce que su cerrador, Brad Lidge, esté en la lista de enfermos por problemas en el hombro, sin que se pueda definir, a ciencia cierta, su regreso; mientras, Contreras lo estaba supliendo de tal forma que el dueño de la posición no lo hubiera hecho mejor.
       Charlie Manuel ha tenido que defenderse de acusaciones, como responsable, por la lesión en el brazo del antillano: que si 4 de 5 veces con un día por el medio de descanso, que fue exagerada la utilización del cerrador suplente…Sin embargo, ¿Qué hubiera sucedido si se hubiesen perdido 2 de 5 de esas victorias, porque explotara otro relevo? ¿A quién estuvieran matando hoy?
        Más claro que el agua, le dijo a todo el que quería escucharlo que al club lo dirigía él y que lo hacía para ganar. El respaldo absoluto del General Manager Rubén Amaro jr. tal vez le colocó el chirrín chirrán a la historia que, por si fuera poco, cuestionó también los 130 lanzamientos de Roy Halladay en su último juego.
        Los tiempos, que nadie puede cuestionarlo, están de “ampanga” en las concesiones a los jugadores y en detrimento del pasatiempo…
        La noche del 2 de julio de 1963, en el estadio Candlestick Park, de San Francisco, jugaron un extrainning de 15 entradas los Gigantes y los entonces Bravos de Milwakee, el juego concluyo con victoria 1-0 del club que capitaneaba Willie Mays quien, precisamente, sacó la bola por el leftfield para dejar al campo al equipo de Hank Aaron.
        El jonrón se produjo por una curva que se le quedó alta a Warren Spahn en el que fue su lanzamiento # 201 del encuentro; el pitcher ganador fue el dominicano Juan Marichal, que concluyo la noche con 227 envíos al plato.
       Datos de interés: ese año Spahn cumplió 42 y Marichal, un mes después, 26; el zurdo terminó la campaña con 23 ganados y el quisqueyano con 25.
      Ambos, inmortales con residencia fija en Cooperstown, en 1963 Spahn jugaba su temporada # 20 y Marichal la 4ta.
       Lo mejor, visto a la luz de los acontecimientos del beisbol actual, nadie acusó a los managers por haberlos dejado efectuar la cantidad de lanzamientos que hicieron; porque, por vergüenza, por fortaleza física y por profesionalismo, tampoco a alguien le dolía ni el codo ni el hombro con la sospechosa rutina del tiempo actual.



Pie de grabado: Ni recuerdos quedan de pitchers como Warren Spahn.

martes, 15 de febrero de 2011

SPAHN, 201; MARICHAL, 227 innings



Por Andrés Pascual

       Estadio Candlestick Park, 2 de julio de 1963. De visita los Bravos de Milwakee a la Costa Oeste, para celebrar una serie de rutina con los Gigantes de San Francisco; 15,921 fanáticos en la instalación, ni siquiera soñaron que esa noche serían testigos de uno de esos juegos en los que la resistencia y la efectividad del pitcheo sería puesta a prueba. Más que rara, ave en extinción aquella demostración de pitcheo y, yo diría que, tan rápido como se extinguió ese tipo de partido, así ha desaparecido la clase de pitchers como los que se enfrentaron esa noche.
        El verdadero significado de “duelo de pitcheo”  lo desarrollaron, aquel 2 de julio de 1963, el zurdo Warren Spahn y el derecho dominicano Juan Marichal: dos de los mejores pitchers de todos los tiempos que, con justicia, pertenecen al Salon de la Fama del Béisbol.
        Durante la campaña, Warren Spahn ganó 23 de los 363 triunfos que obtuvo durante toda su carrera; mientras, Marichal recorría el sendero victorioso en 25 oportunidades de los 243 que muestra su record de por vida.
      Si algo caracterizó a Warren Spahn y a Marichal, fue su espectacularidad en el box y…su control. En el caso de Spahn, se cuenta que una vez dijo que solo necesitaba 12 pulgadas de home para lanzar strikes; imagínese eso en un zurdo, con uno de los mejores cambios de velocidad del pasatiempo, capaz de tirar sliders y curvas, también a muy buena velocidad.
     Ese año Spahn lanzaba en su vigésima temporada en Grandes Ligas  y el dominicano en su 4ta.Warren Spahn gano 20 ó más juegos durante 13 temporadas y el paisano de Joaquín Balaguer lo hizo en 6.
      En 1963, el zurdo del Milwakee celebró su cumpleaños 42 y, tres meses después del juego, el quisqueyano cumplió 26.
       Este año pasado, se cumplieron 47 de la celebración de uno de mas dramáticos e interesantes duelos de pitcheo de la era mododerna.
       La noche del 2 de julio de 1963, los Bravos de Milwakee salieron al terreno del Candlestick Parck  con la siguiente alineación: Lee Maye, CF; Frank Bolling, 2B; Hank Aaron, RF;  Eddie Mathews, 3B; Norman Larker, 1B; Cleon Jones, LF; Del Crandall, C; Roy McMillan, SS y Warren Spahn como pitcher y noveno bate.
      Durante el juego, actuaron como suplentes Denis Menke, de Eddie Mathews y Dillart de Cleon Jones en el leftfield.
       El Milwakee de 1963 era un club de indudable poderío al bate. Solo piense que el un-dos de tercero y cuarto, eran Hank Aaron y Eddie Mathews.
      Por su parte, los Gigantes comenzaron con Harvey Kuenn, 3B; Willie Mays, CF; Willie McCovey, LF; Felipe Alou, RF; Orlando Cepeda, 1B; Bailey, C; Jose Pagan, SS; Hiller, 2B y Juan Marichal, pitcher y noveno al bate…Durante el juego, Jim Davenport bateó de emergente por Pagan y Bowman se quedó jugando el campocorto.
       Aquella noche, el poderío al bate de ambos clubes se vio silenciado por la tremendísima actuación de los dos serpentineros y, al llegar al noveno, la pizarra mostraba un amistoso empate a ceros. Algún jugador de los Gigantes contó años después que, al finalizar la novena, el manager Alvin Dark le quiso aplicar la grúa al quisqueyano; pero el joven se negó a salir con la frase: “…mientras ese viejo este ahí; yo no salgo de aquí…”. En el inning 14, los Gigantes llenaron las bases con dos outs, pero Spahn sacó a Bailey en rolling de frente a Pagan en el campocorto.
       Después del noveno, el dominio fue absoluto por los dos pitchers, salvo la complicación de Spahn que mencioné. Durante las últimas ocho entradas del juego, Marichal permitió 2 hits y retiró a 17 en fila.
      Entonces llegaron al inning 16, último de un juego que no podía concluir ajeno al drama y la tensión desarrollada por los dos pitchers…
      La entrada la abrió Harvey Kuenn cediendo el primer out en elevado a la tercera base; entonces, al filo de la una de la madrugada, Willie Mays telescopió un lanzamiento de Spahn sacándola contra el aire a 400 pies por todo el left-center del incómodo estadio para bateadores que era Candlestick Park. De esa forma, concluía el gran duelo de Warren Spahn contra el dominicano Juan Marichal…después se dijo que a Spahn se le había quedado alto un screwball en la zona.
        El zurdo concluyo con la barbaridad de 201 lanzamientos y Marichal con 227, ambos guarismos, dos jugos y algunos lanzamientos de la mayoría de los pitchers de hoy que, ni porque lancen solo 100 envíos, están acreditados para realizar semejante faena.
        Fue un juego maratónico de 16 innings y 4 horas diez minutos de actividad en el terreno.
        A Spahn le dieron 9 hits en 15.1 entradas y a Marichal 8 en 16; Marichal, 4 bases por bolas y 10 ponches; Spahn, una base con dos chocolates.
        Los Mejores bateadores del juego fueron Menke, Bolling y Crandall con 2 hits cada uno por los Bravos y por los Gigantes, Cepeda y Bowman con dos hits, además del jonrón decisivo de Willie Mays.
       Hoy no se puede jugar un partido de esa clase; en primer lugar, el Comisionado Bud Selig es capaz de decretar un “blackout” de circunstancias especiales después del inning 12 y llamarlo a empate…Si lo hizo con un Juego de Estrellas, aunque en aquel se acabaron los pitchers; pero, a ciertos efectos, da lo mismo, ¿Quién puede adivinar las ocurrencias de este individuo?
          Lo otro que lo impide, es que no podría continuar el lanzador por lo de los 100 envíos, pero, lo peor, está por llegar: observe su reloj y la pizarra y tenga en cuenta que, muchas veces, en estos tiempos dicen que superiores, cuando transcurren 4 horas, el juego no está aún en el noveno; lo que significa que, posiblemente, se necesiten 3 días y miles de conversaciones de aburridísimos coaches-científicos de esta era, con cada pitcher, para poder terminar un extrainning como aquel que se jugó la noche del 2 de julio de 1963, hace ya la friolera de 47 años, en el Candlestick Park, entre los Bravos de Milwakee y los Gigantes de SanFrancisco.
        Warren Spahn pudo haber debutado en Grandes Ligas en 1941; pero un incidente con el manager de los Bravos, entonces en Boston y apodados Abejas, le devolvió desde el spring trainning a las ligas menores, el incidente consistió en que incumplió la orden de golpear a un bateador en el entrenamiento;  por tal razon, Casey Stengel le mandó de nuevo a una sucursal del club hasta el año siguiente, en que integró el staff.
        Durante sus inicios, Spahn poseía una recta poderosa y le pitcheaba a Stan Musial, el mejor bateador contra él en su carrera, tratando de poncharlo; el tremendo artillero de los Cardenales le bateaba con facilidad. Pero, cuando comenzó a dominar, hacia 1946-47, el screwbal y el cambio de velocidad, al que se refería Branc Rickey como “fantasma”, pues el dominio del pitcher se hizo valer contra el extraordinario bateador zurdo.
     Warren Spahn está, desde 1973, en el Salón de la Fama. Falleció hace 7 años en Oklahoma.
      Juan Marichal lanzaba a 3/4. Así lo hizo en la Primera Serie Mundial Juvenil, celebrada en Ciudad Méjico, en 1956; así le propinó tres ponches de relevo en el octavo a la novena cubana. Pero, en 1959, un manager de Liga Menor le sugirió que lanzara por encima del hombro y, sobre esta forma de entregar la bola, además de su recta tremenda, agregó a su repertorio curvas, cambio…traducido todo en 243 victorias y un nicho en Cooperstown.


Pie de grabado: Warren Spahn fue un fenómeno del pitcheo en Grandes Ligas