Cleveland Indians’ Bob Feller, one the greatest fastball pitchers in baseball, hurled his third no-hitter July 1, 1950 with a 2-1 win over the Detroit Tigers in opener of a twin bill at Cleveland. Bob’s sizzling delivery is shown in the 1948 World Series sequence when he pitched against the Boston Braves. (AP Photo) |
Por Andrés Pascual
El 16 de agosto de 1947, fechado en Cleveland, el corresponsal de UP Richard L. Dugan, informó que “el confundido” Bob Feller había declarado: “estoy dispuesto a entregarle al Fondo de Pensiones de las Grandes Ligas todo el dinero que me paguen en Cuba…”.
Según Dugan, “la situación de Feller no es clara en este momento”, y la forma como maltrató al pelotero llamándolo “confundido”, demuestra la poca estimación que sentían aquellos cronistas, con excepciones como Dan Daniel o Grantland Rice, por el beisbol criollo.
En conversación telefónica desde San Luis, el Meteoro apuntó: “tengo un contrato con los cubanos (Alacranes del Almendares), que pudiera reportarme hasta 20,000 dólares, no tomaré un centavo de esa suma si se me permite cumplir con una gente que ha actuado de tan buena fe conmigo…”.
El pitcher continuó diciendo que estaba dispuesto a entregarle el dinero al Fondo de Pensiones o a los veteranos que necesitaran ayuda.
El serpentinero habló por teléfono el día 15 con los dirigentes del circuito invernal cubano, quienes le dijeron que se sentían muy molestos por el imprevisto viraje en el compromiso del Comisionado Happy Chandler, quien, con semejante e inexplicable acción, modificó repentina y bruscamente los acuerdos alcanzados entre las Grandes Ligas y la Liga Cubana.
En el acuerdo a que llegaron reciéntemente (para la época), Chandler convino en que algunos bigleaguers y varios jugadores de ligas menores podrían actuar en el torneo 1947-48, pero el día 13 de agosto de ese año le prohibió a los peloteros de los circuitos mayores jugar en Cuba. Entonces nació “la fatiga extrema” para impedirle a un bigleaguer, incluso nativo, jugar en el Caribe en invierno.
Comentando sobre la decisión, Feller dijo: “los jugadores que no ganan grandes sueldos serán más perjudicados que yo.
Aunque admitió que “esta campaña (1947), no ha sido como esperaban (20-11, 2.68, después de 26-15 y 2.18 en 1946)”, rechazó responsabilizar a las exhibiciones en que participó a finales de 1946 por el rendimiento inferior al año anterior. Sin jugar en el invierno en La Habana, Feller tuvo como récord 19-15 y 3.56 en 1948.
“El beisbol es como un juego de azar, explicó Feller, nadie puede garantizar cuántos juegos puede ganar, pero yo creo que todavía puedo llegar a 20 victorias este año (terminó con 20-11 y 2.68)”.
Según el cronista de Prensa Unida, “…se cree que el contrato básico de Feller le garantizará 40,000 dólares con los Indios, y una buena cifra en bonos si alcanza los 750,000 espectadores por actuación durante el año, (pasó de 800,000), en este momento el club supera el millón de fanáticos asistentes al estadio”.
Mientras, las noticias que salían de Cuba demostraban la mala impresión que causó la deslealtad de Chandler hacia el compromiso en la dirigencia de la Liga Invernal Cubana, que se disponía a iniciar la campaña con el pitcher como la máxima atracción de taquilla jamás vista en la historia del circuito antillano.
El asunto fue tan desagradable que muchos cronistas americanos pensaron en una carta abierta al tirano-dictador de las Grandes Ligas, a fin de que remodificara su infame decreto de última hora, por demás racista.
Fue Happy Chandler, elemento bajo que, increíblemente, está en Cooperstown; mismo que no le interesó nunca si comían las familias de los peloteros, incluso el derrotero del juego, y su decisión contra “los renegados” del capítulo mexicano había sido un antecedente claro y abierto de lo que podía hacer con tal de imponerse a lo justo, lógico y humano.
El cable íntegro fue publicado por Diario de la La Marina el 17 de agosto de 1947.
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