BRISTOL -- Manejar el cuerpo de relevistas del equipo es una de las asignaciones más exigente que tiene un manager de béisbol, sin importar el nivel de la liga donde juegue o la calidad de sus relevistas. Cuando el manager es novato, el proceso es un poco más complicado y doloroso, como se pudo comprobar durante el primer fin de semana de la temporada de Grandes Ligas del 2018.
Como ya sabemos, seis equipos cambiaron al capataz durante la temporada muerta y cinco de ellos entregaron el mando a hombres que tenían entre poca y ninguna experiencia en cualquier nivel en la pelota de Estados Unidos: Alex Cora, de Medias Rojas de Boston; Aaron Boone, de Yankees de Nueva York; Mickey Callaway, de Mets de Nueva York, y Gabe Kapler, de Filis de Filadelfia).
Solamente los Tigres de Detroit, que nombraron a Ron Gardenhire, apostaron por lo conocido. Gardenhire, de 59 años de edad, dirigió a los Mellizos de Minnesota del 2002 al 2014 y posee 25 años de experiencia como piloto o coach en las ligas mayores.
Cora, cuyo primer trabajo en Grandes Ligas desde que se retiró como jugador en 2011 fue asistir al manager de AJ Hinch, de los campeones Astros de Houston, la temporada pasada, al menos tiene una base sólida para sus nuevas funciones. Por los cuatro inviernos anteriores, Cora fue manager y/o gerente general de los Criollos de Caguas en la liga invernal de Puerto Rico y también el gerente de la selección boricua que estuvo en el pasado Clásico Mundial de Béisbol.
Los Medias Rojas ganaron tres de los cuatro partidos de su serie inaugural contra los Rays de Tampa Bay, pero de no haber sido por la implosión del bullpen en el primer choque, el jueves en Tropicana Field, el capataz puertorriqueño habría comenzado su carrera con 4-0.
Boston entró a la octava entrada ganando 4-0, detrás de seis grandiosas entradas del zurdo Chris Sale y un bateo oportuno de Xander Bogaerts, Rafael Devers y Eduardo Núñez, pero los relevistas Joe Kelly y Carson Smithfracasaron miserablemente en sacar tres outs y llevar el encuentro en ventaja al terreno del cerrador.
Kelly solo pudo retirar a uno de los cinco bateadores que enfrentó, transfirió a tres y permitió cuatro carreras. Smith entró a tratar de apagar el fuego, pero boleó al emergente Brad Miller con las bases llenas y luego permitió un triple que limpió los sacos al jardinero Denard Span y colocó a los Rays en ventaja por primera vez en la tarde.
Aunque el juego se le fue de las manos, no se puede culpar a Cora por usar los dos elementos que están programados para preparar la mesa. Después de todo, ni Cora ni ningún otro manager traería al cerrador, en este caso el estelar Craig Kimbrel, a trabajar desde el octavo acto en el primer juego de una temporada tan larga.
"Nos sentimos cómodos con las decisiones que tomamos, aunque no funcionó. Prepararemos el próximo juego y esperemos que los muchachos ejecuten", dijo Cora a ESPN Digital.
Después que Kimbrel rescató partidos cerrados el viernes y el sábado y básicamente estaba inelegible para el domingo, Cora advirtió a Kelly que debía estar preparado para lanzar en algún momento apremiante al final del choque del domingo.
Kelly no hizo quedar mal a Cora, ponchando a Span con el empate en circulación en la novena entrada para anotarse el primer salvamento de su carrera.
Boone, cuyo único trabajo había sido comentar en ESPN desde su retiro como jugador en 2009, intentó jugar la carta de la confianza con su hombre de la octava entrada y se estrelló contra un risco.
Peor aún, aparentemente el nuevo manager de los Yankees dejó en manos del lanzador Dave Robertson la decisión de a quien prefería en el plato en un momento crucial del último encuentro de su serie inaugural contra los Azulejos de Toronto en el Rogers Centre.
Los Yankees ganaban 4-3 en el octavo con dos outs y dos corredores en bases. El derecho Robertson transfirió al lastimado bateador derecho Josh Donaldsonpara enfrentar al ambidiestro Justin Smoak, quien conectó jonrón con las bases llenas para decidir el encuentro y empatar 2-2 la serie. Smoak bateó .467 con dos dobles, dos jonrones y ocho carreras impulsadas en el fin de semana contra los Yankees.
"Boone me miró y me dio la opción. Es mi culpa", dijo Robertson, quien había dominado en cinco turnos, incluyendo cuatro ponches, a Smoak, contrario a Donaldson, quien le batea de 8-3 con dos cuadrangulares en su carrera.
Ok, los números del pasado favorecían bolear a Donaldson para lanzarle a Smoak, pero las molestias físicas del tercera base y el bate caliente del inicialista indicaban lo contrario. A veces las corazonadas funcionan, a veces las estadísticas. A cualquier lanzador le dan un batazo.
Pero la parte más curiosa del caso fue que el dirigente Boone dejara al pitcher la decisión de la estrategia.
"Este fue el enfrentamiento que nosotros determinamos que preferíamos. No fue porque él lo decidió. Era el enfrentamiento que preferíamos", dijo Boone, quien fue criticado duramente por los aficionados de los Yankees en las redes sociales.
Afortunadamente para Boone, el juego inaugural de los Yankees en casa, programado para celebrarse el lunes en la tarde, fue pospuesto por mal clima y reprogramado para el martes a las 4 pm. Posiblemente un día descanso de por medio ayude a olvidar a los exigentes aficionados del Bronx su momentáneo malestar con el capataz. O quizás le eche más leña al fuego del tema.
De todos los dirigentes novatos el más aventajado con el tema de manejar el bullpen y el cuerpo de lanzadores de un equipo es Callaway, quien era el coach de pitcheo de los Indios de Cleveland antes de sustituir a Terry Collins como el jefe en Queens.
Callaway, un hombre que viene de la Liga Americana, recibió elogios por hacer correctamente su primer doble cambio, algo típico en la Liga Nacional, donde batea el lanzador, al final de los partidos. En sentido general, el dirigente pasó con buenas notas su estreno con los Mets, que ganaron dos de sus primeros tres partidos.
Martínez, cuyos Nacionales son favoritos incluso para llegar a su primera Serie Mundial, arrancaron ganando sus primeros tres encuentros del año, no generó ningún tipo de controversia.
Y entonces tenemos a Kapler, quien usó el bullpen 18 veces, incluyendo un lanzador que no había calentado, en los primeros tres partidos de su carrera como piloto. En la tercera entrada del partido del sábado contra los Bravos de Atlanta, Kapler salió de la cueva y convocó a Hoby Milner, quien no había calentado y no estaba listo para lanzar.
El jefe de los árbitros de ese partido, Jerry Layne, decidió permitir que Milner calentara en el montículo regular para reducir las probabilidades de que se lesionara por no estar listo. La oficina del comisionado de Grandes Ligas mandó una carta de advertencia a los Filis por el episodio.
"Me responsabilizo por eso. Es una indicación de que necesito hacer un mejor trabajo y lo haré", dijo Kapler.
"Una de las cosas de las que me enorgullezco es ser un excelente comunicador y hacerlo de manera implacable. Continuaré esforzándome por alcanzar la excelencia en ese sentido. Las malas comunicaciones son simplemente inaceptables, no importa donde ocurran", agregó.
Kapler fue tendencia en Filadelfia mucho antes de la metida de pata del sábado. El jueves, en el día de apertura de Grandes Ligas, el capataz sacó al abridor Aaron Nola, quien llevaba una blanqueada de 68 lanzamientos y ganaba 5-0, para traer a Milner, quien permitió un jonrón de dos carreras a Freddie Freeman.
Los Bravos siguieron anotando alegremente contra el resto del bullpen y terminaron ganando el encuentro con un jonrón de Nick Markakis en la novena entrada. Al igual que a Boone, a Kapler se le pospuso su partido del lunes debido al mal tiempo.
Regularmente, crecer suele ser un proceso doloroso, especialmente para un manager de Grandes Ligas.
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