El emergente
Ignacio Serrano
Pocos aficionados lo recuerdan, pero Junior Guerra fue el mejor pitcher venezolano en 2016. Aunque Francisco Rodríguez salvó 44 juegos para los Tigres, Carlos Carrasco ponchó a 150 rivales en 146.1 episodios con los Indios y Félix Hernández tuvo su undécima temporada consecutiva con al menos 25 aperturas para los Marineros, el guayanés puso los números más notables y se ganó anticipadamente el derecho de abrir el Día Inaugural por los Cerveceros, en 2017.
Es grato ver de regreso a aquel buen monticulista que tanto disfrutamos.
La campaña apenas está empezando y la muestra es muy pequeña. Nada puede ser visto como un hecho conclusivo. Pero las tres aperturas que el guayanés ha realizado en esta zafra ofrecen motivos para el entusiasmo, especialmente tras recordar que Milwaukee prefirió enviarlo a Triple A en el el Spring Training, al no tener cupo arriba y quedarle en su contrato una opción para ser bajado.
Es imposible no sentir empatía con este guerrero, que al menos dos veces estuvo cerca de la recta final en su carrera y hoy forma parte de la rotación de los lupulosos, con 0.56 de efectividad y casi un ponche por inning en 16.0 entradas.
Guerra se convirtió en lanzador en 2006, a los 21 años de edad. Antes era receptor. Y aunque le tocó esperar demasiado tiempo, hasta graduarse en 2015, a los 30 años de nacido, está aprovechando el tiempo que le queda.
No ha permitido jonrones esta zafra. Es una consecuencia de sus envíos hacia el suelo, que han logrado casi 40 por ciento de batazos por el suelo, además de otro 20 por ciento por el aire, pero en el infield, de acuerdo con Fangraphs.
Únicamente van tres salidas, pero es imposible no recordar su primera experiencia con Milwaukee, cuando dejó 2.81 de promedio, marca de 9-3 y casi 9 fusilados por cada 9.0 actos
Aquella vez hizo 21 presentaciones, con 14 comienzos. También empezó en Triple A, aunque fue llamado en mayo. Logró más de dos chocolates por cada pasaporte, nada impresionante, pero se las arregló para aislar los cuadrangulares, al permitir 0,7 por cada 9.0 episodios.
Guerra ha recuperado aquellas tendencias, tras una justa para el olvido, que inició con una lesión el Día Inaugural y que incluyó su regreso a las Menores, en medio de una crisis de inefectividad.
“El problema fue no ser consistente, no lanzar strikes bajito en la zona, ni mantenerse saludable”, comentó el manager Craig Counsell hace poco más o menos una semana, al analizar lo que está haciendo diferente el guayanés. “Esa consistencia que muestra hoy hace que se parezca mucho más a aquel lanzador de antes”.
Pocos boletos, ningún jonrón y muchos roletazos explican el desempeño actual de Guerra, que en su primera justa con su actual novena tuvo una efectividad ajustada de 152, o lo que es igual, 52 por ciento mejor que los pitchers de la Liga Nacional en los estadios donde cada quien jugó.
Ese sigue siendo el punto de referencia para el bolivarense. Únicamente cinco pitchers criollos han cerrado con 152 de efectividad ajustada o más en una campaña, con suficientes innings como para aspirar al liderato de efectividad. Todos han sido figuras: Johan Santana, Félix Hernández, Carlos Carrasco, Aníbal Sánchez y Carlos Zambrano.
Guerra está de vuelta en ese nivel que enseñó entonces. Será divertido verlo en este retorno.
Columna publicada en El Nacional, el martes 24 de abril de 2018.
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