JUPITER, Florida - El manager de los Orioles de Baltimore, Buck Showalter, atravesó el estado de la Florida por primera vez hace más de 40 años, en agosto de 1977. Aquel viaje fue de Fort Lauderdale a Tampa.
"Les diré por qué me acuerdo", dijo Showalter desde su oficina en el clubhouse del equipo visitante en el Roger Dean Chevrolet Stadium esta semana, donde los Orioles se iban a enfrentar a los Cardenales. "Cuando me bajé del bus en Tampa, me enteré de que Elvis [Presley] había muerto".
En su más reciente viaje de un lado de la Florida al otro, de lo único que Showalter se había enterado mientras él y el coach de pitcheo Roger McDowell iban de Sarasota a Jupiter fue que durante el juego del miércoles entre los Orioles y los Yankees, Aaron Judge le dijo a Manny Machado que el segundo se vería muy bien vistiendo el uniforme rayado de Nueva York.
"Interesante", dijo Showalter, sonriendo. "No estaba consciente de que [Didi] Gregorius y [Brandon] Drury tenían planes de marcharse. Por lo menos [Judge] no trató de reclutar a nadie de nuestro equipo para defender su puesto en el bosque derecho".
Desde que asumió el cargo de capataz de los Orioles 2010, aun dada la manera en que su pitcheo abridor lo traicionó el año pasado, la labor de Showalter ha sido muy significativa.
Showalter, más que ninguna otra figura, ayudó a devolver a los Orioles a la relevancia. Bajo su mando, hubo un tramo en el que Baltimore ganó más juegos en espacio de cinco años que cualquier club en el Este de la Liga Americana. Entre esos equipos estaban los Yankees y los Medias Rojas, que gastan mucho más dinero en jugadores que los Orioles.
Quien conoce a Showalter sabe que - aun después de las grandes inversiones que han hecho Nueva York y Boston últimamente - el experimentado dirigente va a seguir adelante sin cederle nada a nadie. Showalter siempre ha sido testarudo en ese sentido. No es solamente un buen hombre de béisbol, sino un gran hombre de béisbol que nunca se rinde.
"Estamos escondidos entre la hierba", dijo Showalter, agregando, "lo que no sé es qué tan alta es la hierba".
El pitcheo abridor de los Orioles mejorará esta temporada, simplemente porque no es posible que sea peor que en el 2017. Showalter apostará a un nuevo cerrador después de varios años contando con Zach Britton, quien se consolidó como uno de los mejores taponeros en Grandes Ligas. Britton se desgarró el tendón de Aquiles derecho durante el invierno y fue operado. Estará fuera por mucho tiempo. El plan de Showalter es reemplazarlo con Brad Brach. Si a Showalter le llama la atención Brach, entonces son buenas sus posibilidades de triunfar.
Los Orioles aún tienen a Machado, quien se ha trasladado de la tercera base al campo corto, como su superestrella por una temporada más antes de que el estelar se convierta en agente libre. Tienen a Jonathan Schoop, uno de los mejores jugadores jóvenes en Grandes Ligas de quien no se habla lo suficiente fuera de Baltimore. Aún cuentan con Adam Jones. Aún cuentan con Chris Davis. Y, además, cuentan con Buck Showalter.
"No sé en qué posición estamos supuestos a terminar según la gente", dijo Showalter. "Ni sé, ni me importa. Hay que jugar la temporada".
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