SAN FRANCISCO - A los Mets de Nueva York, campeones reinantes de la Liga Nacional, les queda un arduo camino por recorrer en su intento por volver a la postemporada, pero el retorno del cubano Yoenis Céspedes a la alineación alimenta considerablemente las esperanzas de la novena dirigida por Terry Collins.
Acosado durante varias semanas por una lesión en el cuádriceps derecho que limitaba demasiado su habilidad para hacerle swing a la bola, Céspedes fue finalmente colocado en la lista de inhabilitados, de la cual salió a todo vapor con tres jonrones en poco más de 24 horas ante los Gigantes en San Francisco al cerrarse la tercera semana completa de agosto.
Collins, cuyo equipo deslumbró a sus oponentes en la parte crucial de la pasada temporada gracias fundamentalmente a tremendo pitcheo y el bateo sin piedad de Céspedes, le da la bienvenida a bates como los del cubano y el venezolano Asdrúbal Cabrera para lo que pudiera ser el repunte final de los Mets si acaso aspiran a soñar con los playoffs.
"Creo que lo afectó demasiado", Collins manifestó del percance físico de su productivo artillero cubano, que en el 2015 promedió .291, con 35 jonrones y 105 carreras impulsadas. "Obviamente, la parte baja del cuerpo es utilizada intensamente en todas las fases de este juego y el no poder usarla lo limitaba realmente.
"Habilidad por habilidad, herramienta por herramienta, es el mejor pelotero que yo he dirigido. Puede correr, batear, hacer disparos, fildear, conectar con poder. Significa mucho para nosotros. Cuando jugó lesionado, forcejeamos, no tuvimos a nadie para llenar ese vacío. Es bueno tenerlo de regreso".
La presencia de Céspedes para los Mets no solamente tiene significado cada vez que se para en el cajón de los bateadores, sino también marca diferencias para el resto de sus compañeros.
"Hace que todo sea más fácil para los demás", pronunció Collins. "Le quita presión al resto. Se nutren de su presencia. He tenido grandes jugadores y vi por muchos años a Barry [Bonds] en Pittsburgh, pero la bola le salta [a Céspedes] del bate".
Las palabras de Collins tienen impacto positivo en el resto de los integrantes de la novena que aún tiene aspiraciones de clasificar a la postemporada por lo menos como comodín.
"Disfruto plenamente jugar al lado de Céspedes, un tremendo pelotero", declaró el paracorto Cabrera. "Es uno de los mejores bateadores que hay en la Liga. Es uno de los mejores peloteros con los que he jugado".
"Obviamente, es un jugador clave para el equipo", indicó el también venezolano Wilmer Flores, que en el 2016 ha defendido todas las posiciones del cuadro. "Es de esos peloteros que producen, no importa la situación. Por eso son estrellas en este juego".
"Es el corazón del lineup", elogió el receptor puertorriqueño René Rivera. "Cuando tienes a Céspedes con [Jay] Bruce, eso nos da una fuerza bien grande. Esperamos que siga haciéndole daño [al pitcheo rival] en todo el tiempo que queda".
En otras palabras, el sentimiento generalizado en torno al guardabosques que debutó en la Gran Carpa el 29 de marzo del 2012 es que los Mets bailan al ritmo del madero de Céspedes, algo que agrada al bateador derecho de 30 años de edad, pero no del todo. "Me siento orgulloso por esa parte [el aprecio de sus compañeros], pero quisiera que acabaran de meterse en la cabeza que hay que salir al terreno a divertirse, a dar lo mejor de uno. Cuando uno tiene deseo y entusiasmo, las cosas salen bien. No quiere decir que cuando yo no esté las cosas no van a salir bien".
En poco tiempo, ya Céspedes ha experimentado varios de los espectros que rodean al profesionalismo norteamericano, empezando por canjes e incluyendo el inicio en un mercado relativamente pequeño como lo es el de los Atléticos de Oakland a uno monstruoso como lo es el de la Gran Manzana.
"El año pasado, cuando me cambiaron, ya había jugado como cuatro meses con el equipo de Detroit y fue un poco difícil para mí", confesó el nativo de Granma, Cuba. "Aprendí que éste béisbol es un negocio. Donde quiera que tú vayas lo importante es hacer lo que sabes hacer, que es jugar pelota. Los fanáticos, el equipo, la organización de los Mets, todos me recibieron muy bien".
Jugar en Nueva York suele ser un dolor de cabeza para algunos que no pueden lidiar con la presión, pero eso no le preocupa para nada a este bateador derecho que ha conectado 22 ó más jonrones en cada una de sus primeras cinco campañas en la cumbre del diamante.
"Yo soy un tipo de persona al que esas cosas no le preocupan", precisó Céspedes. "Puedo separar mis problemas, puedo superar las cosas que me pueden distraer. Solamente me enfoco en jugar béisbol".
"Éste Yoenis [del 2016] se debe a varios años en las Grandes Ligas, ya tiene un poco más de experiencia, un poco más de calma, más paciencia en el plato", comparó el ganador de dos Festivales de Jonrones previos al tradicional Juego de Estrellas. "He escuchado a muchos fanáticos que dicen que Oakland me extraña. Es un orgullo para mí saber que aún es así y que tengo muchos fanáticos allí".
Su primer fin de semana luego de salir de la lista de los inhabilitados el 19 de agosto fue tan sobresaliente -incluyendo una tabla a 457 pies del plato conceptuada como el vuelacercas más largo de los Mets en por lo menos dos años- que a lo mejor muchos calculan que el Tren Céspedes ya está al ciento por ciento de sus facultades.
"Tuve un día muy bueno, a lo mejor eso no quiere decir que el 'timing' haya regresado totalmente, pero me sentí muy bien en el plato", precisó de uno de los encuentros enormes hilvanados en su retorno. "Creo que ahora con la pierna al 100 por ciento puedo hacer swing con fuerza".
La reaparición fabulosa de Céspedes vino también acompañada de preguntas sobre aquella jornada de golf con el ex pelotero y hoy comentarista de televisión Kevin Millar. El antillano acentúa que la práctica de aquel deporte no le afecta para nada en el diamante y que inclusive nadie tocó ese tema cuando se daba ese gusto en el 2015 en medio de su extraordinaria recta final con los Mets.
Por cierto que le sacó un jonronazo por el bosque izquierdo a Jeff Samardzija que casi, casi, casi se va totalmente por encima de las tribunas en el AT&T Park - un paraíso más bien para los lanzadores - con un swing que parecía más apropiado para jugar golf.
"Sí, ese lanzamiento no estaba en el medio, estaba bajito, tuve la suerte de darle bien", precisó Céspedes. "A la altura que venía esa bola, tuve que 'golfearla'. Es para que no sigan diciendo que me afecta jugar golf, porque no voy a dejar de jugar, no importa lo que digan.
"La forma de mi swing es diferente, porque la mayoría de los cubanos tiene un swing largo y por eso le podemos pegar a la bola bajita", concluyó "La Potencia".
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