SEATTLE - Con un hombre en base y un out en la parte baja del noveno inning, el dominicano Robinson Canó fue hasta el montículo para decirle al boricua Edwin Díaz que se relajara. No era la primera vez que Canó hacía eso, pero el 2 de agosto había más de por medio, ya que se trataba del primer partido de Díaz como cerrador.
"A veces bromea conmigo", dijo Díaz acerca de Canó. "Una vez se acercó y me dijo, 'Oye, si no quieres pitchar, dame la bola. Yo pitcho por ti'".
Aquel martes tan crucial, Canó sólo tuvo palabras alentadoras. Luego de que el veterano quisqueyano regresara a su puesto en la segunda base, Díaz ponchó a los dos siguientes bateadores para ponerle fin al juego y apuntarse su primer salvamento.
Así es que Canó, de 33 años de edad, anima a los jóvenes talentosos. Con su forma relajada de jugar, amplia sonrisa y entusiasmo para instruir, el intermedista ha sido muy eficaz como mentor de jugadores jóvenes latinoamericanos como Díaz y el torpedero dominicano Ketel Marte.
Los Yankees convocaron a Canó a las Grandes Ligas en el 2005, en un momento en el que el equipo rebosaba de talento. Como novato, el dominicano fue titular entre figuras como Derek Jeter, los boricuas Jorge Posada y Bernie Williams, Alex Rodríguez, Gary Sheffield y Jason Giambi. Esa temporada, Canó terminó en el segundo lugar en las votaciones para el premio al Novato del Año de la Liga Americana.
"Cuando juegas con todos esos muchachos, a donde quiera que mires, ves superestrellas y futuros miembros del Salón de la Fama", dijo Canó. "Aprecias donde estás. Y agradeces la oportunidad de desarrollarte en una organización en la que puedes hacerle una pregunta a cualquiera y observar a cualquiera en tu lineup para aprender".
Ese ya no era el caso en la última temporada de Canó en Nueva York. En el 2013, el segunda base era una de las pocas estrellas que quedaban en las filas de los Bombarderos y, como tal, se convirtió en el líder de la nueva generación de jugadores.
"Es lo mismo que hicieron por mí en Nueva York", dijo Canó. ¿Por qué no hacer lo mismo por los muchachos jóvenes?"
Cuando los Marineros firmaron a Canó de cara a la temporada del 2014, el veterano llevó ese legado a Seattle. El oriundo de San Pedro de Macorís sabe cómo desacelerar el juego e incluso da la impresión de estar caminando dormido cuando hace una jugada de rutina. Pero cuando necesita dar un batazo a los canales, el veterano de pronto tiene una gran energía.
El juego tiende a acelerarse para los novatos, pero Canó ayudó a Marte a superar eso el año pasado.
"Cada vez que yo hacía una jugada, me decía, 'Mira, tienes que jugar así", dijo Marte acerca de Canó. "Te hace mejor [jugador]".
Cuando Díaz falla, muchas veces es porque se está apresurando, aunque esos momentos pasan con menos frecuencia a medida que el puertorriqueño se adapta al rol de taponero.
"Lo más difícil es cuando te toca cerrar el juego", dijo Canó. "Parece fácil, pero no lo es. Y sé que es difícil cuando te ves en una situación en la que nunca has estado".
Con el apoyo de Canó, Díaz ha sumado cinco rescates y ha permitido apenas una carrera limpia en sus últimas seis presentaciones.
Casi todos los días, antes de ponerse el uniforme, Díaz anda con una camiseta con el logo de Canó, la cual obtuvo después de que el quisqueyano fuese convocado a su séptimo Juego de Estrellas este año.
"Me siento orgulloso de él", dijo Díaz. "Él lo hizo y lo puedo apoyar".
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