“Yo llegué a trabajar como personal de mantenimiento en Venezuela”, dijo el pitcher, quien vivió momentos difíciles antes de hacer su estreno en la MLB
NUEVA YORK.- La vida da muchas vueltas. Un día podemos estar en la cima del poder y otro día, simplemente, debemos bajar la cabeza y ser humildes en nuestros quehaceres. Edubray Ramos, relevista de Filis de Filadelfia, es el vivo ejemplo de una historia de superación sobre un muchacho que esta temporada 2016 hizo su estreno en las Grandes Ligas.
Con tan solo 23 años de edad, este joven nativo de Caracas, vio pasar ante sus ojos el tren de la vida e inmediatamente aprovechó una nueva oportunidad en el beisbol profesional. En 2010, firmó con Cardenales de San Luis y luego de 17 entradas lanzadas en la sucursal Rookie, fue dejado en libertad. Vaya golpe para su carrera; sin embargo, como buen venezolano, lo último que perdió fue la esperanza y la fe en sí mismo.
Seis años después, Ramos es el primero en saltar al terreno del Citi Field en Nueva York bajo un sol incandescente y a una temperatura de 38 grados centígrados.
“Desde que me levanto hasta que me acuesto siempre doy el 100 por ciento”, fueron las primeras palabras del derecho al sentarse en el dugout de visitante de la casa de Mets, luego de hacer su rutina de ejercicios previo al último juego de la serie entre Filadelfia y los Metropolitanos.
Muchos dirían que es una rutina común en los lanzadores de Grandes Ligas; sin embargo, Edubray carga consigo años de trabajo intenso que pocos contemplan. “Yo llegué a trabajar como personal de mantenimiento en Venezuela”, afirma el lanzador, quien pasó dos años fuera de la pelota profesional. “Fueron momentos muy difíciles para mí y mi familia, pero esa humildad fue la que me mantuvo en pie todo este tiempo”.
CON UN RUMBO CLARO
Tras esa ausencia en los terrenos de pelota, Ramos no ha dejado de enamorarse más y más por lo que hace. Su coach en Venezuela, Orlis Méndez, fue el principal protagonista para regresar al sistema de la MLB y en 2013 pactó con Filis de Filadelfia, con la misión de alcanzar la gloria.
“Ahora que estoy de nuevo en el sistema, sé lo difícil que es estar sin trabajo y por eso me enfoco en aprender cada día más y en querer lo hago”, agregó.
Mientras se acomodaba la gorra de su equipo y miraba fijamente el campo, Ramos recuerda ese agradecimiento hacia su coach, quien lo mantuvo enfocado y por el buen camino. “Si él no me hubiese dado un voto de confianza, quizás no estaría aquí hablando contigo”, resaltó sin titubeos y con una mente clara en lo que quiere de ahora en adelante, con el equipo que le brindó la oportunidad de cumplir su sueño de jugar en las mayores.
Se enfoca en aprender cada día más | Foto: AP |
NUEVA YORK.- La vida da muchas vueltas. Un día podemos estar en la cima del poder y otro día, simplemente, debemos bajar la cabeza y ser humildes en nuestros quehaceres. Edubray Ramos, relevista de Filis de Filadelfia, es el vivo ejemplo de una historia de superación sobre un muchacho que esta temporada 2016 hizo su estreno en las Grandes Ligas.
Con tan solo 23 años de edad, este joven nativo de Caracas, vio pasar ante sus ojos el tren de la vida e inmediatamente aprovechó una nueva oportunidad en el beisbol profesional. En 2010, firmó con Cardenales de San Luis y luego de 17 entradas lanzadas en la sucursal Rookie, fue dejado en libertad. Vaya golpe para su carrera; sin embargo, como buen venezolano, lo último que perdió fue la esperanza y la fe en sí mismo.
Seis años después, Ramos es el primero en saltar al terreno del Citi Field en Nueva York bajo un sol incandescente y a una temperatura de 38 grados centígrados.
“Desde que me levanto hasta que me acuesto siempre doy el 100 por ciento”, fueron las primeras palabras del derecho al sentarse en el dugout de visitante de la casa de Mets, luego de hacer su rutina de ejercicios previo al último juego de la serie entre Filadelfia y los Metropolitanos.
Muchos dirían que es una rutina común en los lanzadores de Grandes Ligas; sin embargo, Edubray carga consigo años de trabajo intenso que pocos contemplan. “Yo llegué a trabajar como personal de mantenimiento en Venezuela”, afirma el lanzador, quien pasó dos años fuera de la pelota profesional. “Fueron momentos muy difíciles para mí y mi familia, pero esa humildad fue la que me mantuvo en pie todo este tiempo”.
CON UN RUMBO CLARO
Tras esa ausencia en los terrenos de pelota, Ramos no ha dejado de enamorarse más y más por lo que hace. Su coach en Venezuela, Orlis Méndez, fue el principal protagonista para regresar al sistema de la MLB y en 2013 pactó con Filis de Filadelfia, con la misión de alcanzar la gloria.
“Ahora que estoy de nuevo en el sistema, sé lo difícil que es estar sin trabajo y por eso me enfoco en aprender cada día más y en querer lo hago”, agregó.
Mientras se acomodaba la gorra de su equipo y miraba fijamente el campo, Ramos recuerda ese agradecimiento hacia su coach, quien lo mantuvo enfocado y por el buen camino. “Si él no me hubiese dado un voto de confianza, quizás no estaría aquí hablando contigo”, resaltó sin titubeos y con una mente clara en lo que quiere de ahora en adelante, con el equipo que le brindó la oportunidad de cumplir su sueño de jugar en las mayores.
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