El Emergente
Ignacio Serrano
¿Quién es el receptor con el mejor promedio de embasado en las Grandes Ligas a partir de 2015? Francisco Cervelli, con .375, contando hasta los juegos del martes.
¿Quién es el catcher con más strikes cantados ante pitcheos que pasaron fuera de la zona de strike desde el año pasado? Cervelli, con casi 11 por ciento de envíos fuera que resultaron sentenciados como buenos por los umpires, gracias a su habilidad con la mascota.
Datos como esos, que pueden encontrarse en Baseball Reference o Stat Corner, explican por qué los Piratas decidieron comprometer 31 millones de dólares adicionales para asegurar la estadía del venezolano en Pittsburgh hasta 2019, cuando menos.
Cervelli es uno de los caretas más subestimados del beisbol. No ha tenido la fortuna de jugar en la Serie Mundial y ganarla, como Salvador Pérez o Yadier Molina, y sus años como suplente de los Yanquis posiblemente contribuyeron a modelarle un perfil discreto.
Pocas mascotas, sin embargo, pueden superar hoy lo que hace este pelotero, nacido en Valencia, hace 30 años.
Se trata del receptor con el segundo mejor average de bateo entre sus colegas, contando desde el inicio de su titularidad con los bucaneros, con .294 puntos. Y eso incluye ambas ligas.
Tiene que valer muchísimo un jugador de tan difícil posición, con un OPS de .763 (lo que sólo superan otros tres catchers) y que, además, posee buena defensa.
Estar todos los días detrás del plato exige el pago de un impuesto desgastante. No es casual que muchas de las estrellas que usaron aperos tuvieron que dejarlos antes de tiempo y probar otra posición, desde Johnny Bench hasta Joe Mauer.
Por eso es tan poco común que un careta batee mucho. Por eso son tan apreciados los intangibles de su oficio, que el nuevo análisis ha permitido evaluar de modo más concreto, como ocurre con la data pura y dura que mide en números el viejo mascoteo, esa habilidad para engañar al umpire, expandiendo la zona de strike en favor de los lanzadores.
En esta campaña ha mejorado su efectividad ante los corredores rivales, llevando a 33 su porcentaje de éxito. Es una de sus asignaturas pendientes, pero en progreso.
Hace unos días, un reportaje de ESPN.com destacó esas habilidades de Cervelli. El carabobeño hablaba allí de su relación con los pitcheos casi en los mismos términos en que un amante se refiere a su pareja.
Hay que tratar la pelota con amor, con suavidad, esa es su máxima. Así espera la bola y así la maneja, cuando le hace creer a los árbitros que la zona es más amplia. Así se relaciona con sus lanzadores, aplicando la vieja enseñanza de que un receptor tiene que saberlo todo de sus pitchers, incluso sus cambios de humor.
En el sitio Players Tribune, donde ha escrito un par de extraordinarios artículos, hablaba nuevamente de ese “amore”, dicho en la lengua de sus ancestros italianos, transpolándolo a Pittsburgh, la ciudad que le ha acogido.
Es un tipo inteligente, Cervelli. Algún día será el manager que entrevieron los Yanquis en 2005, cuando le ofrecieron la oportunidad de dejar la pelota activa y emprender una carrera como coach.
Ese nuevo papel deberá esperar. Por ahora, está ganándose con justicia cada dólar en su contrato, mientras sigue creciendo como uno de los mejores receptores de la MLB.
Publicado en El Nacional, el jueves 19 de mayo de 2016.
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