Cuando se trata del béisbol, el 2015 será recordado como el año de Bryce Harper. Seguro, se puede argumentar a favor de Jake Arrieta o Alex Anthopolous u otros varios nombres, pero no sería correcto. Nada en contra del lanzador o del recién coronado Ejecutivo del Año, pero desde los entrenamientos primaverales por todo el camino hasta octubre y más allá, tanto con sus acciones en el terreno como con sus palabras fuera del mismo, ningún otro individuo dominó de forma consistente la conversación en el béisbol de la forma que lo hizo Harper. En el proceso, Harper probó que, en un deporte hambriento de superestrellas que trasciendan mientras tiene problemas para mantenerse relevante en un pais joven, él es tanto el presente como el futuro del juego.
"¿Dónde está mi sortija?" Así fue como comenzó el Año de Bruce. No fue una pregunta para molestar, sino una retórica. Dicha por Harper en el mismo día en que se reportó a los entrenamientos primaverales en febrero, la cita - en referencia a lo repleto de talento que estaban los Nacioales de Washington luego de la adición en temporada baja del as de $210 millones Max Scherzer -- impulsando a Harper a los titulares, donde vivió de forma permanente por los siguientes nueve meses.
Por supuesto, no hubo ningún anillo, ya que los Nacionales no pudieron cumplir sus expectativas de llegar a la Serie Mundial y a duras penas terminaron cuatro juegos por encima de los. 500. Pero eso tuvo menos que ver (lease: nada) con Harper y más (lease: todo) con una plaga de lesiones a elementos importantes, un manager sin experiencia, una alineación defectuosa, un bullpen golpeado y un camerino tóxico.
En cuanto a Harper, el ex primer seleccionado y que cumplió 23 años en octubre, todo lo que hizo fue liderar las mayores en porcentaje de embasamiento (.460) y slugging (.649), convirtiéndose en el tercer jugador más joven desde 1900 en lograrlo. ¿Los otros otros? Un par de tipos llamados Cobb y Musial. Además terminó empatado en el liderato de la Liga Nacional en cuadrangulares (42) y tuvo el segundo mejor promedio del más viejo de los circuítos (.330). Y eso cuenta solamente la mitad de la historia: En su primera temporada completa jugando en el jardín derecho, Harper llegó cuarto entre los jardineros derechos de la LN con siete carreras salvadas por la defensiva y fue finalista para el Guante de Oro.
Pongan todo eso en una licuadora de béisbol y el resultado será un WAR de 9.9, el mejor en las mayores y la temporada más valiosa para un jugador de la Liga Nacional desde Barry Bonds en 2004 (10.6). Para todos aquellos que se inclinan a ignorar los números de Bonds, el total de WAR de Harper en el 2015 fue el total más alto en la LN para un jugador de posición desde Joe Morgan en 1975. En un año en el que la juventud se impuso y fenómenos tales como Kris Bryanty Carlos Correa llegaron al circo grande, el juego precoz de Harper hizo muy fácil olvidar lo joven que es el veterano de cuatro temporadas (para el record, Bryant es 286 días más joven que Harper).
¿Cuán bueno fue Harper en 2015? A mediados de noviembre, cuando se entregaron los premios de la temporada, se convirtió en el JMV de la LN más joven en 40 años y el JMV unánime más joven de la historia.
Hablen con todos aquellos que lo conocen bien - compañeros, coaches, rivales - y todos dirán que la mayor diferencia en esta temporada, la razón por la que dio el gran salto al estrellato, fue su disciplina en el plato. Harper impuso un record para la franquicia de los Expos/Nacionales al recibir 124 boletos, cuatro de los cuales llegaron en un juego el 3 de septiembre ante Atlanta, cuando se convirtió en el primer jugador en por lo menos 100 años en anotar cuatro veces y remolcar una carrera sin haber tenido un turno oficial al bate. "Me recuerda a Barry Bonds", dijo el primera base de los Bravos Freddie Freeman. "Obviamente no está bateando 70 jonrones. Pero consigue sus boletos. Entonces recibe un buen pitcheo para batear y lo conecta. Es algo increíble de observar". Pero hablen con el JMV directamente, y él les dará una razón mucho más simple.
"La cosa es que, yo tuve éxito en la secundaria, lo tuve en la Universidad, lo tuvo en cada nivel de las menores. Pero no había tenido salud", dijo Harper, quien participó en 153 partidos en el 2015, cifra máxima en su carrera luego de promediar 119 en sus primeras tres temporadas. "Todo el mundo pregunta lo que hice diferente. Pero la diferencia fue la salud. Este es el tipo de jugador que he sido y ese es el tipo de jugador que quiero ser".
Aunque la histórica temporada de Harper no le trajo un anillo, si le trajo otras cosas: En la octava entrada de un juego en casa a finales de septiembre, el cerrador de los Nacionales Jonathan Papelbon trató de ahorcar a su compañero JMV en un incidente altamente visible en el dugout. La reyerta, que comenzó a gestarse varios días antes cuando Harper cuestionó públicamente el pelotazo intencional de Papelbon hacia el estelar jugador de los Orioles Manny Machado, fue el momento definitorio disfuncional para el programa de telerrealidad que fueron los Nacionales en el 2015. Fue además la imagen singular más indeleble de la sensacional temporada que tuvo Harper, algo sorprendente considerando la incontable cantidad de logros que tuvo en el terreno. Todo esto llevó al despido del manager Matt Williams, sin mencionar el esfuerzo activo de la gerencia de Washington por tratar de salir de Papelbon en esta temporada baja.
En cuanto a la "Persona del Año", Harper no aparenta que vaya a otro lado en el futuro cercano.
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