Corazón magallanero

"Para mí el mejor momento de mi carrera ha sido cuando Luis Blasini, Juan José Ávila y Maximiliano Branger fueron a Florida y me dijeron que iba a ser el manager de Magallanes", recordó el nuevo integrante del Salón de la Fama de los Navegantes. "Este equipo significa todo para mí. Todavía tengo mi primer guante, mi primera camisa, la chaqueta del año pasado. Guardo muchas cosas".

Carlos García reconoce que los Navegantes del Magallanes son una organización muy exigente. Sin embargo, se declara soldado del equipo y le da toda su energía VICENTE CORREALE

ANDREINA SALAS GUZMÁN |  EL UNIVERSAL

Carlos García nació para servir a los Navegantes del Magallanes. Primero como jugador y luego como técnico, ese niño que vino al mundo en Ciudad Bolívar el 15 de octubre de 1967 estaba destinado a pasar toda su vida ligado a una de las organizaciones más exitosas del beisbol venezolano.

Durante 30 años se ha entregado en cuerpo y alma al equipo. No en vano es nombrado "El Almirante". Ahora, a sus 48 años, el Magallanes le agradece su entrega al exaltarlo, junto a Álvaro Espinoza y Alfredo Guadarrama, al Salón de la Fama de la novena en un acto que se realizará hoy.

En una entrevista con El Universal, García explica cómo Magallanes está presente en todas las facetas de su vida.

-¿Cómo se siente a la espera de la exaltación?

-Ansioso. Es algo que solo en sueños hubiera imaginado. Que una organización te ponga en un posición en la que todo el mundo te va a recordar, que cuando se hable del equipo tu nombre tenga que estar envuelto en eso, te hace sentir muy orgulloso.

-¿Quién lo acompañará?

-Viene mi familia de Ciudad Bolívar, mis hermanas y hermanos... Todos van a estar ahí y esperemos que disfruten tanto el momento como lo haré yo. Sé que va a ser muy emotivo tanto para ellos como para mí. Espero no llorar (Risas).

-Ha dicho que Magallanes está por encima de todo para usted, pero para su familia ¿qué significa el equipo?

-Mis hijos siempre están en Estados Unidos y por eso no tienen esa conexión con el beisbol venezolano como la tienen mis hermanos, mi tía, mi abuelita... Ellos no pueden apreciar lo que en realidad Magallanes significa y el impacto que tiene en mí y en mi familia aquí en Venezuela. Cuando han tenido la oportunidad de venir y ven el desempeño y la fanaticada se dan cuenta que es algo muy especial y que su papá no es un loco que siente esto tan fuerte por este equipo. Lo comparamos con los Yanquis de Nueva York. Cuando sus amigos preguntan qué hago, ellos dicen "bueno, es el manager del Magallanes, que es una organización como los Yanquis" y de verdad me enorgullece.

-Muchos jóvenes lo conocen solo por su labor de manager, ¿qué puede decir de su carrera como jugador?

-No les contaría lo que hice porque no me gusta individualizar las cosas. Pueden meterse en Internet y ver los videos y los números. Solo diría que tuvimos una etapa exitosa y ganamos campeonatos gracias al esfuerzo de un grupo de jugadores en el que yo fui uno más que dio todo por la franela.

-Va al Salón de la Fama del equipo al que le entregó su vida entera... 

-Correcto. Todos mis primeros pasos, mis mejores años como profesional y el crecimiento que tuve como jugador fueron con Magallanes. Yo solo puedo retribuir lo que ellos me han dado. No siento que estoy haciendo nada en especial sino lo que nací para hacer. Magallanes me ha dado la oportunidad de continuar con el trabajo que hacía como jugador, ahora como manager, que es transmitir a los jóvenes ese sentimiento: cuando vienen a jugar no vienen al beisbol invernal, sino a su segunda casa.

-¿La exaltación cambiará su forma de ver el equipo?

-No creo, siempre he visto a los jugadores como los que protagonizan el evento, los que hacen del juego un espectáculo y no creo que eso vaya a cambiar.

-Siempre pasa frente a la pared de los inmortales. ¿Al lado de quién quiere estar?

-En el centro porque tengo amigos en el lado derecho y el izquierdo (Nuevas risas).

-¿Cuánto le debe a los Navegantes del Magallanes?

-Todo. Mi carrera empezó a cristalizarse con Magallanes. No cristalizó cuando jugué con los Piratas Pittsburgh en las Grandes Ligas, sino por lo que hice aquí. Magallanes me dio la oportunidad de crecer. Me apoyó en todos los sentidos.

-¿A quiénes le agradece?

-A mi madre, Alba Guerrero, por haberme traído al mundo y darme los valores que me dio. A Mi familia por el apoyo incondicional. A Carlos Loreto, que me dio la oportunidad de firmar; a Raúl "Chingo" Ortega, que siempre fue uno de mis mentores. A la organización de Magallanes. Sobre todo, a Dios.

-¿Qué es el Magallanes?

-Magallanes es todo para mí. Decidí poner toda mi energía en hacer esta organización una organización de éxito y te digo que toda mi energía está en eso.

-¿Hasta cuándo?

-Hasta que ellos decidan. Vestiré esta camiseta hasta que decidan que es tiempo de cambiar el rumbo... No veo el final

-Entonces no hay chance de verlo con otro uniforme...

-La respuesta políticamente correcta es que soy un profesional y podría usar otra camiseta; pero es difícil, muy difícil. La gente nunca me va a ver con los Leones o los Tiburones. Yo soy del Magallanes.

"Alfredo fue una persona muy íntegra en el juego de beisbol", lo alabó "El Almirante". "Le dio la vuelta al Magallanes porque estaba decidido a convertirlo en el equipo grande que había sido en años anteriores y por eso se compenetró mucho con el equipo. Vivía el día a día, la experiencia del jugador, los autobuses, los trasnochos, toda la desesperación, los sufrimientos, las alegrías... Él convivía con nosotros en ese día a día y lo veíamos como un segundo padre".

De Espinoza, García resalta su capacidad de liderazgo entre los peloteros. 

"Para mí fue un honor tenerlo como compañero", dijo. "Siempre trataba de ser el mejor y siempre estaba ahí para uno en momentos buenos o malos, te protegía sin importar si tenías razón o no, porque era su equipo. Estoy muy honrado de ser exaltado con ellos".