IGNACIO SERRANO / EL EMERGENTE
Este 2015 es un año de adioses en el beisbol venezolano.
¿Cuántas veces ha coincidido que ocho grandeligas cuelguen los spikes en un lapso de 12 meses? Puede que ya haya sucedido, porque ¿quién lleva esa cuenta? Y sin embargo, es sorpresa y es nostalgia voltear para encontrarnos con esa fila de antiguas figuras que han preferido dar un paso al costado.
Ya César Izturis había dicho que esta debía ser su última temporada en la LVBP. Ahora hasta le puso fecha a la fiesta despedida: será el 27 de diciembre, en el estadio Antonio Herrera Gutiérrez.
Los problemas físicos y los nuevos proyectos profesionales apuran la marcha del campocorto, cuando todavía no cumple 36 años de edad. Tiene una academia en Barquisimeto, junto con su hermano Máicer, y su hijo César Daniel ya inició el camino para heredarle en los Cardenales.
Izturis es, por ser Guante de Oro y Todos Estrellas de la Liga Nacional, el más prominente de los adioses que veremos en estas semanas. Pero también Carlos Maldonado tomó la decisión. El 3 de enero cumplirá 37 años de nacido y consideró irrenunciable la propuesta para comenzar una carrera como coach en la organización de los Rangers.
Fue la misma disyuntiva que enfrentó otro ex bigleaguer, Ramón Castro, cuando los Reales le ofrecieron ser técnico. Aquello fue en marzo, y ahora también forma parte del staff de Aragua, pero para enseñar.
Texas le planteó algo semejante a Guilder Rodríguez y él lo aceptó. Los vigilantes creen que su capacidad para comunicarse, su ética de trabajo y su amor por el beisbol son los ingredientes que necesita un buen instructor.
Inolvidable fue la despedida que le organizaron en las menores, en septiembre. Después de su último imparable, fue sacado del encuentro entre aplausos, mientras su familia salía a abrazarle y un video con escenas de su carrera se proyectaba en la pantalla gigante del outfield.
Yorvit Torrealba también se va. No jugó en todo 2015, salvo por esta última experiencia con los Leones, y también tiene proyectos personales que atender, incluyendo una academia de beisbol cerca de Guarenas.
El receptor está demostrando que le queda abundante pólvora en la faltriquera. Pero tiene 37 años de edad. Es uno de los más experimentados que se van por estos días, con sus 13 temporadas de roce en las Grandes Ligas.
Ya se fue Víctor Moreno, el único en este grupo que no alcanzó la MLB. A finales de septiembre admitió que no sentía ya la pasión de antes y que era preferible marcharse. Fue uno de los mejores relevistas de su tiempo en Venezuela, líder histórico de los Tigres en victorias sobre el montículo y candidato a ver algún día su número 15 colgando de los postes del outfield en el estadio José Pérez Colmenares.
También se marchó Armando Galarraga, con aún más discreción. Hace un par de semanas avisó desde Estados Unidos que no seguiría. Ya no siente la misma fuerza en el brazo derecho. No cree que valga la pena intentarlo una vez más. Y queda saber si Freddy García también se irá a casa, como ha asomado en los meses pasados, o si intentará seguir por un año más.
La vida está llena de saludos y partidas, de holas y adioses. Vivimos entre la expectativa y la nostalgia. No podía ser diferente en los diamantes.
Nadie nos lo recordó mejor que Tomasito Pérez y Ramón Hernández, figuras indiscutibles de nuestra pelota, que en enero iniciaron este desfile de despedidas que nos trajo 2015.
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