Por Andrés Pascual
Debo confesar que me gustan los Cubs de Chicago para ganar la Nacional y, por extrañó que parezca, los Yankees para la Americana, más extraño todavía, por la presencia de Alex Rodríguez.
Tengo la impresión de que, en una temporada en la que nadie espera nada positivo ni relativamente del neoyorquino, que, posiblemente, comience a mencionarse con cierto interés cuando empiece a decidir juegos para los inquilinos del Bronx, vamos a estar ante una campaña en que el antesalista pudiera brillar como no le permitieron la popularidad, la vida farandulera, el público de la novena, el propio club y un contrato, más que fabuloso, fantástico; en resumen, lo aplastaron la fama, la ciudad y lo remató el consumo de sustancias.
Voy a repetir lo que hace tiempo comenté sobre Alex Rodríguez: por como se ha comportado durante su era como ligagrande el jugador, que no fue un dechado de amarguras y sinsabores antes de llegar a Nueva York, cedió su carácter heroico cuando se frustró la idea de que podía hacer grande y famoso a un club que, hasta los bombillos de las luces cuando se funden, tienen por costumbre contribuir a la consolidación de cualquiera, o al sepelio de quien sea; incluso Mantle y Berra lograron el merecido reconocimiento histórico, porque jugaron en el estadio que Ruth ayudó a construir.
Este año va a ser bueno para Alex, es decir, si el pitcheo abridor aguanta 6 ó 7 entradas, van a ganar, con especial contribución del hombre que está pagando los platos rotos de todos los pecadores, cirtcunstancia que ha permitido que Barry Bonds, Sosa o Manny Ramírez se mantengan a la sombra de los buenos árboles que pueden fabricar "caricaturas-héroes" para Coopestown: la Media deportiva o muchos, con honrosas excepciones, que pertenecen al grupo de la Asociación de Escritores sobre Beisbol de Norteamérica, tan coloquialmente de izquierda, tan poco entendida en el negocio que dan pena algunos que dotaron con el derecho al voto y lo utilizan como el gordito de Corea del Norte juega con misiles atómicos; tan liberalmente rancia como la de orden político, en "lo personal, porque "sé que el hombre sabe", acaso junto a Felo y René Cárdenas los últimos legendarios mediáticos del beisbol; sé también que, capacitado para votar, circuito lengua cervantina, son Cárdenas y Juan Vené, porque no es igual correr para una computadora a buscar los jonrones de Bob Allison, o su engarce de leyenda en el jardín izquierdo durante la Serie Mundial de 1965, que haber estado allí, haber entrevistado a mil luminarias verdaderas del juego y, después, escribir libros que hay que atesorar, porque ese tipo de material no abunda, más allá de la sabermetría; perdón el resto, sobre todo de Miami, pero, por una vida en estos trajines casi, desde Cuba, conocí quien era este venezolano ilustre del circuito beisbolero caribeño, o René Cárdenas, o Tito Rondón, o… el cubano de mi edad y más arriba que no conoció a estas leyendas allá, tampoco puede conocer de beisbol ni, mucho menos, ejecutar un voto sólido y serio como exige la ocasión.
El mutismo sobre algunos infieles de las sustancias es el primer escalón al firmamento estelar; estercolero en que se convertirá Cooperstown cuando "suenen las trompetas del Juicio" y aterrice el primer misil contra el recinto y la gran y genuina historia del juego.
Por otro flanco, el ataque de la División Pete Rose, por lo que se ve, compromiso dejado por Selig en las seguras manos de Manfred, que, no podía ser de otra forma, en un país como EUA de hoy.
"El levantamiento del embargo" de Charley Hustle por las Grandes Ligas tiene millones de seguidores, tal vez más que el 76 % de los americanos que apoyan, lo informó la prensa, lo mismo contra las sanciones a la tiranía castrista por ladrones.
Cuando elijan a Rose "por petición popular", también violarán el estatuto que reza: "solo el Comisionado que lo suspendió puede levantar la suspensión..". Todo es cuestión de tiempo, no mucho eh…
Al Chicago Cubs fue a parar Theo Epstein (foto con Maddon), supuesto artífice en el rompimiento de un sortilegio más conocido por el público americano que aquella narración de Hermanos Grimm, que tenía que ver con una bella niña, una reina-bruja que se ponía fea y vieja, un espejo que respondía y el beso de un príncipe…
Epstein parece el príncipe del relato, pero no hay enanitos y los verdaderos herederos a la corona, que se quedan con la beldad mantenida viva en secreto por los 7 piquinines, serán, en primer lugar, el inicialista Anthony Rizzo, de poder descomunal; el campocorto dominicano Starling Castro; el cubano Jorge Soler, jardinero derecho preparado para rendir una temporada extraordinaria de acuerdo a su talento, que inició el camino en el Beisbol Organizado por donde no se debe, pero recapacitó y puso "proa al sol"; es decir, transitó por las Menores y se curtió antes de la primera prueba de fuego, que, supongo, esté preparado como buen bombero para extinguirla sin daños mayores. Soler tuvo una fractura en un pie y sufrió una suspensión por un exabrupto exagerado contra un pitcher, lecciones que, quizás (con esta gente nada es seguro), rindan su fruto. Este jugador cubano se debe seguir desde el inicio, tiene de sobra para desarrollar, leyó bien, PARA DESARROLLAR.
Poseen, en el sistema de sucursales, el # 2 entre los 100 mejores prospectos de BASEBALL AMERICA'S en el tercera base Kris Bryant, que jugó en Triple A y sobrepasó los 40 jonrones y las 100 impulsadas, amén de números de portento en los departamentos fuerza y embasamiento.
Hay cronistas americanos que se han arriesgado a escribir que el talento joven de los Cubs supera el de los Mellizos y el Boston, algunos que viajan de pueblo en pueblo tras el recluta de interés, promisorio, que observan los campamentos y los calendarios de los circuitos menores para mantenerse convencidos de lo que exponen.
Jon Lester puede tener un buen año, sin embargo, ha sido la contratación de Joe Maddon la respuesta a la incapacidad perdedora de los directores de un club que, ni por perder, es abandonado por sus fanáticos.
Epstein trajo a Manny, a Youkilis y pretende cederle un chequecito a Sosa, hay que tener bien claro que una cosa es batear y otra enseñar por qué se hace; el trabajo de un asistente, además de ser un gran amigo, conocido o simpatizante del director o del Administrador General, requiere de la capacidad didáctico-pedagógica natural o intuitiva; eso, lo didáctico, lo pedagógico, lo académico, no se aprende en ningún terreno, se va al colegio o se nace con ella, nada tiene que ver con corregir la mecánica de bateo que se hayan conectado 60 jonrones en tres temporada o que se hayan bateado 500 ó 600 bambinazos o impulsado 1800 carreras de por vida, con esa virtud se nace. No ha sido raro observar , a través del tiempo, el fracaso ruidoso desde el banco de leyendas genuinas de Cooperstown; mientras pobres obreros dentro del terreno, se erigieron en "maestros" en la dirección del juego.
De cualquier forma, la voz de "a jugar"está más cerca que el tiro desde tercera al home en una persecusión suicida; lo que haya sucedido al final de Septiembre, es decir, el tiempo, le dará la calificación a Theo Epstein por capaz de resolver otro maleficio, el Último de los Mohicanos en ese sentido. SIN EMBARGO, LOS MOVIMIENTOS QUE HA HECHO, SON DIGNOS DE TENERSE EN CUENTA.
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