Por Andrés Pascual
Antes de que el mejor pelotero de su era, posiblemente el más completo, Craig Biggio (foto), se retirara, escribí esto:
http://www.beisbolmundial.com/926_analisis/1623811_el-nombre-del-team-work-es-craig-biggio.html
Fue mi homenaje a quien no le veo similar durante todos los años que jugó y hablo de valor para un club, de JMV eterno por su contribución al trabajo en equipo, además de los números fabulosos que dejó para la posteridad.
El año pasado no resultó electo, por lo que, si se empeñan los "nuevos miembros de la Asociación", se lo pasan al Comité de Viejos Piñeros después de 10 rondas para que lo desacrediten, como acaban de hacer con 3 ó 4 que merecen que los oficialicen como Inmortales.
Nadie sospechó que se llegara a extremos de pisotear el Salón con el desconocimiento de carreras despampanantes; que cayeran los números históricos, porque, a Bill James, se le ocurrió inventar un librito con números de fantasía que hace cuestionable, por la imposición de la duda, de la sospecha arbitraria que siembra en el fanático, a un jonronero de 600 palos de vuelta completa.
La modernidad, que, desde hace 5 campañas se sabe porque lo demuestran, es un fraude de magnitud infinita, es el más colosal insulto a la inteligencia que se haya visto en el beisbol.
Jim Thome es un guarismo dudoso; Jeff Kent otro y, Mike Mussina, alguien que ganó casi 300 juegos, se retiró con 20 ganados y el reconocimiento de Caballo de Hierro del montículo.
Muchos cronistas le trasladan al público el pobre manejo de la realidad por medio de la estadística del "sabiométrico", que, como se sabe, a fin de cuentas son números, con frecuencia engañosos. En el juego de pelota Pitagorás (al decir de Eladio Secades), también se equivocó.
Un jugador alcanza un récord personal digno de instalarlo en Cooperstown, sin embargo, la imposición de la duda maldita sobre su validez, asoma en la prensa con la justificación "jugó muchos años", cuando jugar "muchos años" en Grandes Ligas, sobre todo ininterrumpidamente, siempre fue un mérito de valor indiscutible.
Quieren a Pete Rose en el Salón, quieren a Bonds en el Salón, quieren a Clemens y a McGwire…quieren, a fin de cuentas, lo que refleja el alma del novísimo tratamiento mediático, porque corrupto, indecente, amoral…ya no es lo que era, reflejo de una sociedad hecha a la medida de la decadencia generalizada, contagio de una época enana en todo y, cuando digo todo, es TODO.
Por eso se cree más en Bill James que en Dan Daniel, que describió como nadie el crecimiento del poderío yankee, la capacidad superlativa de Joe Dimaggio y la etapa de cuando los jugadores de pelota jugaban a matarse para un público al que no podía engañársele con una veintena de jonrones inflados, conectados por hombres corpulentos de tanto consumir sustancias de "crecimiento".
Craig Biggio no ha sido seleccionado al Salón, nadie sabe cuándo lo anunciarán miembro estelar de un recinto que, cada año, un % de los que votan contribuye a empequeñecerlo por circunstancias diferentes, todas antideportivas, empezando en que ciertos cronistas con voto no debían juzgar, a pesar de la credencial.
Suficiente para que el hombre orgullo de los Astros de Houston, lamentablemente sin "angel para la concurrencia", hubiera sido elegido el primer año con todos votando por él: ÚNICO JUGADOR QUE HA BATEADO 3,000 ó MÁS HITS, 250 JONRONES, 600 ó MÁS DOBLES Y MÁS DE 400 ROBOS DE BASES…
Biggio no solo debería estar en Cooperstown desde el primer intento, sino con el 100 % del voto posible. Al modo mío de verlo, por su capacidad de acomodo a la receptoría, al cuadro y a los jardines, que siempre aceptó la movidad de posición que le imponían sin protestar, es el símbolo del JMV a su club desde su año de recluta.
Este hombre discute con Derek Jeter el mejor pelotero de su generación, pero, por su capacidad de comodín superestrella, POR SU VERSATILIDAD sin cuentos, posiblemente supere al neoyorquino recién retirado.
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