Por Andrés Pascual
El entrecomillado responde a lo vacío de la frase; a que los tiempos "superiores de hoy" la devaluaron ante los resortes fabricados a la medida del "jinete sin cabeza" que amenaza al pasatiempo.
Lo malo-peor no es Alex Rodríguez, sino los dueños, el Sindicato, la Agencia Libre y ese personaje medio negro, medio gris y medio rosado que funciona como la cara de la muerte en el negocio del juego de pelota: BUD SELIG.
Con el antesalista neoyorquino se pretende impresionar al público en cuanto a lo preocupados que han estado en las Oficinas por el asunto sustancias prohibidas y lo que pueden hacer para detenerlo, después, vender el caso (ya lo hacen), como ejemplarizante contra infracciones de ese tipo.
Pero todo el mundo sabe qué ha estado en juego realmente, que no es la cabeza del pelotero para sanear al beisbol, sino el dinero que le queda en el contrato para REPARTÍRSELO el triunvirato Yankees-MLB-Sindicato.
El caso Alex Rodrígiuez se manifiesta como despiadadamente abusador, porque la imagen del intento de un grupo malhechor por evitar la publicidad de su responsabilidad superior ante el delito es un bochorno, una hediondez político-social y el ex estudiante de Christian el chivo expiatorio de todas las culpas.
Rodríguez es un infractor y debe ser castigado, tal vez merezca que lo separen del beisbol más tiempo que el año que le "recetaron" los médicos de Satanás y nunca debería ser seleccionado a COOPERSTOWN; sin embargo, a cualquiera le hierve la sangre cada vez que conoce una proposición legal, medida individual con intención fraudulenta de sanamiento de la infecto-contagiosa propuesta o decretada por estos pícaros, sin que lea o escuche que Selig y más de otros 10 pillos despertaron una mañana con la petición fiscal a mano de 5-10 años de prisión por el desastre que ocasionaron al permitirlo.
Ahora le dieron los Dodgers 30 millones por campaña a Kershaw (FOTO CON Valenzuela) en un contrato de 7 años, la realidad es que nadie que reconozca al capitalismo, a la libre empresa como única vía de progreso del individuo, como único estado de desarrollo por el premio a su capacidad y laboriosidad, puede descreditarlo. El efecto contrario se conoce y basta mirar 90 millas al Sur de Key West, pero hay detalles…
Hace un tiempo, decían que para salvaguardar la salud del beisbol, en la oficinas se habló de controlar las enormes cantidades de dinero que le pagan a los peloteros, del tope salarial y de otros asuntos relativos; sin embargo, la práctica ha sido inconsecuente con aquellas quejas y amenazas, porque, parece, los picapleitos de la agencia libre y los agentes de jugadores tienen más habilidad para imponerse discutiendo.
A fin de cuentas, desde las leyes hasta el último contrato laboral de un negocio en que los pobres "empleados" son millonarios con derecho a poner a quien deseen, lo mismo en una base del infield que en un puesto de barrendero de oficina; por las concesiones "modernas" de los dueños, bajo presión del intrusismo oportunista de organizaciones parásitas de corte político encubiertas en defensoras del derecho individual, los han puesto contra la pared en varias cosas; a pesar de lo que ingresan y de que la televisión contribuya con un porciento más que generoso al salario de los jugadores de MLB, situación que golpea contundentemente al fanático en el bolsillo y por lo que recibe como espectáculo.
Detrás de cada multimillonario del pasatiempo hay un agente de jugadores cuyos intereses crecerán en espiral en igual medida que aumente un contrato.
Kershaw, por trabajar en el único sistema político-económico que premia la labor, la capacidad y la inteligencia por desarrollar a plenitud sus facultades, merece cualquier dinero razonable; pero el beisbol, con cada uno de estos salaries a "largo plazo", muchos de ellos tramitados desde la posición de agentes libres, pierde clase colectiva y efectividad individual.
Si no lo cree, revise cuántos jugadores han respondido, como se supuso que harían hasta hoy, a los millones que, muchas veces, se robaron para ellos los agentes en las conversaciones salariales.
Mientras, los titulares con la foto de Alex Rodríguez cansan, sobre todo, porque no se habla de otra cosa más seria, más instructiva y más decente, porque cualquiera entiende que, con la gente que tiene "el sartén por el mango", hay más de 10 como él oyendo la conversación…", cosas peores gestándose ¿Y?
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