Por Andrés Pascual
El Nuevo Herald ha mantenido durante algunos días una información que no tiene sustancia ni para los venezolanos: "LIGA VENEZOLANA CONFÍA EN ESPECTÁCULO PESE A LAS AUSENCIAS DE GRANDES LIGAS".
http://www.elnuevoherald.com/2013/10/05/1582134/liga-venezolana-confia-en-espectaculo.html
En primer lugar, cumplir un calendario es una cosa y brindar "espectáculo" es otra, pero, cuando es necesario hablar así, es porque la fanaticada quizás dude de la calidad del show, que fue a lo que debió referirse Oscar Prieto (foto con camisa blanca), Presidente de la Liga Venezolana.
Buen espectáculo o insuficiente para complacer al público, porque a jugar van a salir de todas formas y eso es lo que significa cumplir con el compromiso por la prohibición del Beisbol Organizado.
No hay forma humana de resolver los problemas del circuito caribeño, porque no hay confianza ni respeto por la gente de las Mayores hacia los dirigentes del ámbito, hay que verlo así… entonces cualquier trámite de rutina se complica, por lo que el dirigente de la liga venezolana ha dejado escapar un resignado "estamos en un limbo, pero, a pesar…"
Antes, porque siempre habrá que regresar a la era grandiosa ante la mediocridad de hoy, los cronistas del área reflejaban un gran optimismo por la utilización del joven recluta en las ligas invernales (foto Tony Taylor con el Marianao y un muy joven Roberto Clemente con Santurce), que no jugaban en grandes ligas, que quizás ni hubieran visto una foto de Ted Williams nunca ni leído un párrafo escrito por Dan Daniel ni por un miembro del sector nativo, pero se partían el alma en el terreno, disputando cada pulgada de tierra alrededor de la base con el corazón.
Sin embargo, para el público de cualquier época, atractivo, lo que significa gancho para repletar un estadio, siempre fue el nombre grande del jugador de grandes ligas (foto Aníbal Sánchez), eso no puede negarlo nadie, que venía con talante de marqués y un salario muy superior al de la joven figura que tendría al lado, que sabía jugar y que se suponía que podía ser capaz de echarse sobre los hombros al club para depositarlo sobre la raya antes que los demás… si se adaptaban a un beisbol caliente y a un público conforme solo con quien cumpliera el ABC de su cartilla moral.
A veces pudieron y otras no aquellos importados de rimbombancia exagerada, que tenían que probarse con más énfasis que el pelotero novel, nativo o foráneo, que rellenaba la plantilla.
El dilema de hoy del beisbol caribeño, originado en el retraso de la aprobación de los documentos legales entre las Confederación y el Beisbol Organizado, ha puesto a la pelota venezolana en situación crítica por lo menos este año.
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