EN ESPERA DE LA PELOTA

Por: Darien Medina Bonilla

De que la pelota cubana ya no es lo que un día fue lo saben todos los
que habitamos en está minúscula isla, son de esas tantos secretos
guardados a voces que circulan por estas tierras, la misma que un día creyó que todo el béisbol del mundo giraba en torno a ella y de pronto
despertó de ese sueño tan dulce y engañoso. Y entre tantos dimes y te
diré que debaten sobre la calidad actual de la pelota cubana hace unos
días fue anunciado que la próxima temporada arrancará el domingo 3 de
noviembre.

Poco más de un mes falta para el inicio de la temporada beisbolera
cubana, esa que un día (no tan lejano) fue la muestra más clara de lo que es Cuba y su gente. Tanto este país como su gente han cambiado, han sido los años del reggaetón, de convertirnos en la tierra más apasionada por el fútbol jamás vista, de cambios, de aperturas que a veces dan esa
rara y extraña sensación de no saber a dónde vamos.

Cuesta trabajo escuchar hablar de pelota por acá, ya no es el tema
omnipresente en casa esquina o en cada barrio, la vida cotidiana por acá
ya no trae pelota, quizás tendremos que esperar que los días traigan a
la Serie Nacional y que la atmósfera beisbolera se valla apoderando de
cada calle y de cada esquina, mientras tanto la pelota por acá no es el
tema diario.

Los años le han borrado el brillo al mayor evento deportivo cubano, del
gran espectáculo se han convertido en ese minúsculo evento que guarda
pasiones a rachas pero que no estremece a este país como un día fue y es
que han llegado otros amores a este pedacito de tierra.

Ha perdido ¨gancho¨ la pelota, ni ese añorado programa de béisbol
internacional que a buchitos se ha metido en las Grandes Ligas ha podido
conseguir que el béisbol vuelva hacer ese cautivador fenómeno de masas y
sinónimo de fiesta.

Aunque sigo creyendo que es imposible borrar tantos años de tradición
nuestra pelota necesita de nuevos aires, de buscarles encantos que
atraigan, que enamoren, que cautiven como un día lo fue y quién sabe si
puede volver hacer.

Mientras tanto sigo en este rincón del mundo medio dormido y medio
despierto enamorándome de los momentos de la vida, una vida que por esta
tierra digan lo digan tiene muchos colores aun cuando puedan ser muchos
más.