Entonces, Cabrera, de los Tigres de Detroit, dominaba con amplitud los departamento de average y carreras remolcadas, mientras le pisaba los talones a Chris Davis, de los Orioles de Baltimore.
Parecía que todo sería cuestión de que el venezolano, por mucho el mejor bateador de todas las Grandes Ligas en la actualidad, se calentara un poco más para alcanzar a Davis en los bambinazos y repetir sus tres coronas del 2012.
Sin embargo, para Cabrera llegaron lesiones y molestias que limitaron juego y a diez días del final de la contienda parece una utopía pensar en que repita la Triple Corona.
Al mismo tiempo, Davis se despegó en la carrera de los cuadrangulares y con paciencia asiática le dio alcance en las carreras empujadas, recuperando un gran terreno en la pugna del JMV.
Si en definitiva el de los Orioles se apodera de los títulos en jonrones y remolcadas, ¿puede alguien en su sano juicio obviarlo a la hora de decidir el Más Valioso?
Los cuadrangulares y las carreras impulsadas son dos de los acápites estadísticos más importantes del béisbol, incluso hasta más que el promedio de bateo.
Y sí que ha sido valioso Davis. Uno de cada cuatro jonrones de los Orioles le pertenece a él, quien además empujó una de cada cinco carreras anotadas por su equipo hasta los partidos del miércoles 18.
A favor del venezolano, si es que a esta altura de su brillante carrera sea necesario añadirle más méritos para convencer a alguien, vale decir que el Comerica Park, hogar de los Tigres, es mucho menos "amistoso" para los bateadores que el Camden Yards de Baltimore.
Asimismo, el equipo de Detroit ya está prácticamente seguro en la postemporada y los Orioles siguen nadando contra la corriente en busca de un comodín que parece cada vez esquivo en la medida en que se agota el tiempo.
Algunos dirán que no importa, pero para Más Valioso debe tomarse en cuenta también si ese valor se refleja en el avance de su equipo a los playoffs.
No se trata de tomar partido desde ahora por uno o el otro. Ya serán los votantes de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA) quienes decidan el último día de la campaña regular.
Pero tampoco se puede descartar desde ya a Davis y concederle de antemano el premio a Cabrera.
Incluso, dentro de su mismo equipo, el venezolano tiene un rival formidable en la figura del derecho Max Scherzer.
Particularmente no me inclino a que un lanzador reciba el JMV, por aquello de que, en caso de los abridores, trabajan entre 30 y 35 juegos de toda la temporada.
Los pitchers tienen su propio premio, el Cy Young, que este año parece pertenecerle a Scherzer.
Pero en el 2011, el propio Cabrera tuvo cifras muy merecedoras del Más Valioso, galardón que perdió ante su también compañero de equipo, el tirador derecho Justin Verlander.
Con este antecedente, no debería extrañar si el lanzador de un ojo azul y otro oscuro se mete en la carrera por el JMV.
Y no se trata sólo de las 19 victorias que suma hasta el momento, cifra máxima en las Mayores, ni de sus 227 ponches, segundo en todas las Grandes Ligas. O su excelente efectividad de 2.95.
Scherzer tiene un valor añadido que se refleja incluso en encuentros en los que no trabaja.
El serpentinero de Detroit tiene hasta el momento 30 aperturas, de las cuales 23 han sido de calidad, o sea, seis o más episodios y menos de tres limpias permitidas.
En 17 de esas ocasiones en las que Scherzer trabajó seis, siete u ocho episodios, su equipo ganó el día después también, en gran medida porque gracias a su esfuerzo en la jornada anterior, el bullpen no se recargó y llegó fresco al partido siguiente.
Así que la labor de un abridor no hay que verla solamente por el partido en que lanza, sino también por lo que representa para el cuerpo de relevistas en ese mismo encuentro o 24 horas más tarde.
Pero para saber quién se lleva finalmente el JMV habrá que esperar a que termine la Serie Mundial. De momento, el juego sigue abierto, aunque algunos insistan en cerrarlo desde ahora.
Jorge Morejón
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